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   No. 125 - Setiembre 1999
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No. 125 - Setiembre 1999

Tercera Conferencia Ministerial de la OMC

Propuestas de aplicación en Seattle

por Chakravarthi Raghavan

Aun cuando la dura batalla por la dirección de la Organización Mundial de Comercio (OMC) haya ocupado los titulares de la prensa, el proceso preparatorio para la organización de la Tercera Conferencia Ministerial, a realizarse este año en Seattle, continuó su marcha. Ya hay propuestas formuladas y posiciones esbozadas en diversos temas, pero esta vez los países en desarrollo están sopesando algunas propuestas específicas por su lado.

Es posible que en los últimos meses los titulares de la prensa y la atención pública hayan estado dedicados a los conflictos en torno a la selección de un Director General en la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero en el ínterin, los negociadores comerciales han estado formulando diversas propuestas para su consideración en la tercera reunión ministerial de la OMC, que tendrá lugar en Seattle del 28 de noviembre al 3 de diciembre próximos.

A diferencia de las diversas rondas de negociaciones comerciales realizadas en el marco del GATT, incluida la Ronda Uruguay que culminó en el establecimiento de la OMC y sus acuerdos, los países en desarrollo han prestado especial atención a problemas específicos surgidos dentro de determinados acuerdos, problemas de aplicación y no aplicación, y a la formulación de ideas y propuestas concretas. No será fácil para el mundo industrializado ignorar estos temas, como lo hiciera en el pasado, tanto en los viejos días del GATT como en los inicios de la OMC, cuando todos aceptaban sin cuestionamientos el dogma de la liberalización y sus beneficios.

En términos de los cronogramas acordados, el Consejo General de la OMC debió haber recibido las propuestas en julio y haberlas discutido en reuniones informales. Las delegaciones utilizarán el receso de agosto para considerarlas en sus respectivas capitales y regresar en setiembre para las negociaciones y la planificación de los ejercicios.

Estados Unidos parece haber tirado abajo las propuestas de la Unión Europea en materia de política de competencia y, del mismo modo, Japón y otros países han dejado en claro que desean que figuren las prácticas anticompetitivas de algunos gobiernos, incluso el uso de instrumentos tales como las medidas antidumping así como también prácticas de grupos privados y reglamentaciones y puesta en práctica del gobierno.

Aplicación y otros temas

Los problemas de aplicación del Acuerdo de Marrakech fueron prácticamente ignorados en la Conferencia Ministerial de Singapur de diciembre de 1996, aun cuando algunos ministros habían planteado su discusión en las sesiones plenarias. Durante la preparación de la Conferencia Ministerial de Ginebra, e incluso durante su realización, en 1998, se intentó también ignorarlos, y se buscó eliminar los problemas presentados por los países en desarrollo mencionando la prestación de "asistencia técnica" para la aplicación de los acuerdos.

Pero el párrafo 9 (a) de la Declaración Ministerial adoptada en la Conferencia de Ginebra instruyó específicamente al Consejo General a establecer un programa de trabajo y hacer recomendaciones para la Conferencia Ministerial de Seattle sobre: (i) los temas relacionados con la aplicación de los acuerdos y decisiones existentes; (ii) las negociaciones ya encomendadas en Marrakech, para asegurar que comiencen en la fecha prevista; y (iii) el trabajo futuro ya previsto en el marco de los acuerdos existentes y las decisiones adoptadas en Marrakech. La Conferencia también introdujo algunos temas nuevos y exhortó al Consejo General a realizar recomendaciones sobre: el trabajo futuro en función del programa de trabajo iniciado en Singapur; el seguimiento de la reunión de alto nivel sobre los países menos adelantados; y otros asuntos propuestos y acordados por los miembros con relación a sus relaciones comerciales multilaterales.

En términos de la agenda de Singapur, la Unión Europea y Japón han estado procurando realizar negociaciones en materia de inversión; la Unión Europea, sobre política de competencia; y la Unión Europea, Japón y Estados Unidos en materia de promoción del comercio y contratación pública. En términos de la agenda de Ginebra, Estados Unidos, la Unión Europea y Japón plantearon el tema de las negociaciones sobre aranceles industriales, buscando una terminación del statu quo sobre los aranceles aplicados, a menudo mucho más bajos en los países en desarrollo que los aranceles consolidados, y para llevar abruptamente los aranceles a niveles bajos.

Estados Unidos y la Unión Europea también desean introducir temas de normas ambientales y laborales. Las propuestas en el marco de la "promoción del comercio", supuestamente para reducir la burocracia aduanera y el despacho de las mercaderías, en algunos aspectos parecen ser las presentadas por los países industrializados durante la Ronda de Tokio y posteriormente en la Ronda Uruguay. En cuanto a la contratación pública, si bien se habla de "transparencia", la Unión Europea y Estados Unidos dejaron muy pocas dudas de que esto es sólo el comienzo. Pero en tanto los grupos de trabajo establecidos por la agenda de Singapur -sobre temas de inversión y competencia- no pueden concluir su trabajo, las propuestas sobre temas de inversión y competencia también han sido presentados en otros titulares de la declaración de Ginebra.

Propuestas específicas

En una serie de reuniones formales e informales del Consejo General, los países en desarrollo, individualmente y en grupos pequeños, formularon propuestas específicas que abarcaban toda la gama de acuerdos de la OMC, y explicaron las propuestas así como sus expectativas. Dichas propuestas incluyen las que están relacionadas con los acuerdos en materia de medidas antidumping, subvenciones y medidas compensatorias, medidas sanitarias y fitosanitarias, aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (TRIPs, por su sigla en inglés) y medidas de inversión relacionadas con el comercio (TRIMs). Tanto en los TRIPs como en los TRIMs, las propuestas de los países en desarrollo exigen un segundo análisis de algunas disposiciones que afectan las áreas de desarrollo, industrialización y salud pública.

Con relación a las negociaciones comprendidas en el mandato, en el sector agricultura, las opiniones e ideas esbozadas sugieren que la próxima ronda de negociaciones sobre agricultura no serán solamente entre Estados Unidos y el Grupo Cairns por un lado, y Europa y Japón por el otro, en que el primero impulsa la "liberalización" y los dos últimos intentan proteger la agricultura nacional. Ahora hay varios países en desarrollo que han planteado su inquietud con relación a su propio desarrollo agrícola y a las políticas necesarias para aumentar la productividad agrícola, así como a los problemas de los agricultores de subsistencia y de la mano de obra agrícola, que todavía representa una proporción importante del empleo.

Entre las otras revisiones y negociaciones comprendidas en el mandato están las relacionadas con el Entendimiento de Solución de Diferencias (ESD), y la revisión de las disposiciones del Acuerdo sobre TRIPs del Art. 27.3 (b) relativas a plantas y animales que no son microorganismos. Si bien los países industrializados pretenden que la última revisión quede confinada a la "aplicación" de las disposiciones en lugar de a las disposiciones en sí mismas, la sociedad civil, tanto del Norte como del Sur, apunta cada vez más a que se haga una revisión de las disposiciones relacionadas con la ingeniería genética y de la amplia variedad de políticas públicas así como de temas ambientales y de salud que derivan de ella. La idea de los países en desarrollo y de otros de que la OMC y el ESD permiten eludir el unilateralismo de Estados Unidos, no se ha confirmado.

Servicios

En el sector servicios, a pesar de los acuerdos de la Ronda Uruguay, falta una base estadística clara que permita a los países evaluar las "direcciones del comercio de servicios" y las ganancias y pérdidas de las concesiones negociadas. Los datos en materia de servicios todavía se basan fundamentalmente en los datos de balanzas de pagos del FMI. Varios países en desarrollo también han dado importancia al tema de la "prestación" de servicios a través del movimiento de personas naturales, pero no hay señales de que los países industrializados sean serios en esto.

Entre otros temas importantes del comercio de servicios que requieren ser abordados en términos de normas, figuran los relacionados con llevar a la práctica los conceptos del Artículo IV del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios para aumentar la participación de los países en desarrollo en el comercio mundial de servicios, mejorando su acceso a los canales de distribución y las redes de información, y la liberalización del acceso al mercado en sectores y modos de suministro de interés para las exportaciones de los países en desarrollo. También deben formularse normas sobre salvaguardias de emergencia.

Tanto en las negociaciones conducentes a Marrakech como en las negociaciones posteriores sobre servicios, pocos cuestionaron la opinión de que los países en desarrollo se beneficiarían de liberalizar sus sectores de servicios y permitir el ingreso de abastecedores extranjeros de servicios. Ahora hay cada vez más pruebas de que la liberalización de los servicios financieros, que permite a los bancos extranjeros realizar operaciones, no necesariamente aumenta la capacidad de la industria y el comercio nacional de tener acceso en condiciones más baratas. De hecho, el proceso de liberalización así como la aplicación de las directrices de Basilea en los bancos y sus requisitos en materia de capital, provocan, tanto en el mundo industrializado como en el mundo en desarrollo, un aumento considerable del costo de lo que solía considerarse servicios bancarios tradicionales.

Si bien todos hablan de alentar el espíritu empresarial y apoyar a las pequeñas y medianas empresas, el costo de los servicios bancarios tanto para ese sector como para las familias y prestatarios individuales, en los hechos aumentó. Hasta ahora, los países industrializados más importantes no han reaccionado específicamente a las propuestas individuales y a los documentos formulados por los países en desarrollo, ni se han zambullido en un diálogo, si bien han estado hablando vagamente que es necesario abordar esos problemas.

En privado parecen creer que esto puede resolverse a través de "exenciones" para casos individuales o por determinado periodo. Al mismo tiempo, los países industrializados están buscando ciertas "compensaciones" en sectores nuevos, como el precio que cobran por cumplir obligaciones que ya asumieron -ya sea la eliminación de restricciones discriminatorias sobre el comercio de textiles y vestido, como por mayores reducciones en los subsidios nacionales y a la exportación en materia de agricultura y aranceles agropecuarios.




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