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No. 128 - Diciembre 1999

Tercera Conferencia Ministerial de la OMC

Una globalización con rostro humano

por Someshwar Singh

En momentos en que se alza un coro de voces de todo el mundo reclamando una globalización con rostro humano, quienes actualmente son los más beneficiados parecen guardar un silencio impávido acerca de distribuir más equitativamente los beneficios del proceso de globalización.

Hay muchas variantes en el lenguaje diplomático para describir la tendencia deshumanizadora de la actual globalización. En esencia, hay coincidencia en que las disparidades económicas entre los países y dentro de ellos se han profundizado y la pobreza ha aumentado, mientras que los ricos se han hecho más ricos. En suma, el orden económico mundial es actualmente más desigual y más injusto.

Muchas veces en el sistema de las Naciones Unidas se ha reclamado una reforma del actual orden económico mundial. Pero lo que dio una veta más interesante a los debates de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de este año en el Segundo Comité (económico y financiero) fue que se reclamó una reforma del sistema multilateral de comercio, aún en momentos en que la Organización Mundial de Comercio (OMC) se encaminaba a Seattle con su agenda "a medio cocinar" hacia un "comercio más libre".

En cierto sentido, los debates de la Asamblea General de la ONU, a fines del siglo XX, ofrecen una evaluación independiente -a diferencia de los desequilibrios señalados por los diplomáticos comerciales- de lo tendencioso que ha sido el manejo del proceso de globalización. Y lo que es más importante, demuestran claramente que la confianza de los países en desarrollo en el sistema multilateral de comercio se vio seriamente conmocionada. Tal vez fue el desánimo de las delegaciones ministeriales de los países en desarrollo -hartas, según dijeron, de las hábiles maniobras del club de los países ricos- lo que produjo una abierta respuesta colectiva contra la presidenta, la Representante Comercial de Estados Unidos, Charlene Barshefsky, en algunas reuniones oficiales de la Conferencia Ministerial de Seattle.

De los debates del Segundo Comité ha quedado bastante claro que si en las futuras conversaciones comerciales de la OMC los países en desarrollo van a tener que estar constantemente a la defensiva, eso no le hará ningún bien ni al multilateralismo ni a una mayor expansión del "libre comercio".

Los temas claves de interés -expresados no sólo por los países en desarrollo- son "equidad" y "equilibrio" en la forma de organizar el comercio mundial y la manera de funcionar el sistema mundial de comercio. Tales preocupaciones no están siendo realmente discutidas por el mundo desarrollado. De hecho, pocos meses antes de la reunión de Seattle, fue Clare Short, la Ministra de Desarrollo del Reino Unido, quien sugirió que la nueva ronda de negociaciones comerciales debería ser una ronda del desarrollo, si bien la utilizó para argumentar a favor de nuevas normas en materia de inversión.

En la Asamblea General de la ONU, y hablando en nombre del Grupo de los 77 países en desarrollo y China, S.R. Insanally, de Guyana, dijo que el desarrollo y los temas de interés de los países en desarrollo deben ser el centro de atención de cualquier nueva ronda de negociaciones comerciales. "Ese centro de interés es esencial para crear un sistema de comercio internacional abierto, cuyos beneficios sean distribuidos equitativamente", expresó. "Dado el impacto desigual de la globalización y los aspectos específicos de varios acuerdos que fueron concluidos en el contexto de la Ronda Uruguay, muchos países en desarrollo siguieron teniendo gran interés en que se hiciera una revisión de las repercusiones de esos acuerdos".

Insanally señaló que "la concentración de las negociaciones comerciales dentro de la OMC también tendió a introducir una preocupación por las normas de comercio internacionales y su aplicación –en lugar de un interés sobre su impacto en el desarrollo y la distribución equitativa de los beneficios económicos derivados del proceso de liberalización comercial". Añadió que había un consenso creciente de que algunos de los enfoques actuales sobre la liberalización del comercio han tenido un impacto negativo en varios países en desarrollo. Esa situación debería ser corregida a través de la adopción de un marco de políticas más balanceado, dijo.

Hablando en nombre de la Unión Europea y de varios otros países vecinos, Richard Syatt, coincidió en que "era necesario asegurar un equilibrio apropiado entre una mayor liberalización del comercio y el fortalecimiento de las normas multilaterales, que contribuyera a la reducción de la pobreza, la protección ambiental, el progreso social y la salud del consumidor. Al tomar en cuenta esos aspectos, la OMC estaría en mejores condiciones de responder a los desafíos resultantes de un cambio económico y tecnológico acelerado y sustancial".

Era importante asegurar que la nueva ronda de negociaciones comerciales respondiera a los intereses y problemas particulares de los países en desarrollo, expresó, y que en todos los sectores de negociación se reflejara una agenda para el desarrollo. "Los países desarrollados deberían estar abiertos a considerar constructivamente, como parte de un programa amplio, las propuestas de los países en desarrollo que apuntan a integrarse más al sistema multilateral de comercio. Eso incluiría propuestas para mejorar el funcionamiento del trato especial y diferenciado y el acceso al mercado en sectores de interés para los países en desarrollo".

Michael Gallagher, de Estados Unidos, observó que "para que el sistema de comercio mundial tenga legitimidad, es necesario ampliar la familia de las naciones que se benefician del comercio". Mayores oportunidades comerciales estimularían el crecimiento económico de los países en desarrollo, expresó. "No obstante, eso sólo no alcanzaría para asegurar que todos los países logren un desarrollo sustentable con respecto al ambiente, o que los beneficios de la economía global se manifiesten internamente. Los gobiernos deben cumplir su papel, creando las condiciones necesarias a través de políticas internas para promover la competencia, alentar la inversión extranjera directa y estimular el sector privado".

Hablando en nombre de la Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), Asda Jayanama, de Tailandia, dijo que había que trabajar mucho para recuperar la fe y la confianza de los países en desarrollo y el sistema multilateral de comercio. Es necesario resolver los desequilibrios existentes en el comercio multilateral y el sistema financiero, que creó asimetrías y tendencias negativas para los países en desarrollo, declaró. Dijo también que la nueva ronda de negociaciones comerciales debía haber abordado adecuadamente las inquietudes de los países en desarrollo por la aplicación efectiva de las disposiciones sobre trato especial y diferenciado de los Acuerdos de la OMC.

Mauricio Escanero, de México, hablando en nombre del Grupo de Río de países latinoamericanos, dijo que un acceso mejorado al mercado era esencial si se quería establecer un sistema de comercio multilateral justo. Recién entonces la nueva ronda verdaderamente haría mérito al nombre de "ronda del desarrollo". Es fundamental, continuó, hacer todos los esfuerzos posibles para cumplir con lo dispuesto por el Comunicado Ministerial, emitido por el Consejo Económico y Social, para mejorar el acceso al mercado de los países en desarrollo. "En particular hay que poner fin a la utilización de crestas arancelarias y progresión arancelaria, que impide el acceso al sector de la agricultura", dijo el representante mexicano".

"Además, para mejorar el acceso a los mercados internacionales por parte de los países en desarrollo, hay que suspender las leyes antidumping, que se usan cada vez más como medidas proteccionistas encubiertas. Especialmente nocivo fue el recurso de los países industrializados de recurrir a las subvenciones, que distorsionan gravemente el libre comercio", añadió.

Sentimientos similares fueron expresados por Kwabena Ocei-Danquah, de Ghana. Su opinión era que parecía que las prescripciones para el libre comercio y el mercado se aplicaban sólo para los países en desarrollo. Por cierto, habían sido esgrimidas con convicción sólo por los países desarrollados en ámbitos en los que dominan la producción y distribución mundial. "La explotación de las ambigüedades y lagunas en el uso de procedimientos antidumping, así como la imposición unilateral de las normas sobre salud y seguridad en los países en desarrollo y países con economías en transición, se sumaron a la falta de equilibrio en el compromiso de las obligaciones comerciales emanadas de la Ronda Uruguay. Pasó lo mismo con la aplicación de cupos y las restricciones voluntarias a las exportaciones. Las disposiciones especiales y diferenciadas de los Acuerdos Multilaterales de Comercio siguieron siendo un compromiso de buenas intenciones, y a menos que se instrumenten, sus beneficios quedarán en gran medida en el papel".

Chandresh Kumari, de India, dijo que varios países en desarrollo estaban hoy en día más comprometidos, en letra y espíritu, con un sistema de comercio multilateral basado en normas que los grandes asociados comerciales desarrollados, para quienes el unilateralismo ha sido siempre una alternativa y una tentación. Las normas y regímenes de la OMC en las nuevas disciplinas, tales como la protección de los Derechos de Propiedad Intelectual, han sido desequilibrados, puntualizó. "Se han premiado las innovaciones industriales y las patentes; muy poco se ha hecho para brindar la misma protección a la biodiversidad y los conocimientos tradicionales e indígenas que constituyen la base de la revolución biotecnológica en la agricultura y la industria farmacéutica. Gran parte de esa tecnología a menudo deriva de los recursos biogenéticos y del conocimiento tradicional indígena de los países en desarrollo".

Jean Maxime Murat, de Haití, observó que el sentido de la vida de la gran ciudad ha permeado la conciencia humana –pero las desigualdades se están tornando escandalosas. El planeta es como un barco con pasajeros de primera clase, segunda clase y los que van en la bodega. Para impedir que el barco se hunda con todos los pasajeros es necesario que existan acciones colectivas, agregó.

Sonia Leonce-Carryl, de Santa Lucia, comentó que debería haber mayor justicia en la OMC. "Si la globalización continúa sin que le pongan freno, el resultado será una mayor pérdida de la soberanía de los estados y de los derechos y libertades de los pueblos, seguido de una inestabilidad y caos mundial. El actual sistema desbalanceado es inherentemente autodestructivo. Sólo puede terminar en la devastación, a menos que haya una participación global y beneficios para todos, a partir de la equidad, la ética, la participación y el desarrollo de todos los pueblos del mundo".

La representante de Santa Lucia agregó que hubo una creciente concentración de ingresos, recursos y riqueza entre un grupo reducido de personas, empresas y países –mientras que más de 80 países todavía tienen ingresos per cápita más bajos que diez años atrás.

Nuno Tomas, de Mozambique, expresó que lejos de llevar a una mayor interdependencia, la globalización ha dado como resultado una sobredependencia de los países en desarrollo con respecto a la ayuda, los mercados y las finanzas de los países desarrollados. "Para que los países en desarrollo puedan desempeñar un protagonismo significativo en el proceso de globalización deberá tenerse adecuadamente en cuenta sus intereses en materia de desarrollo y el acceso al mercado mundial. El azote del subdesarrollo podría sacudir las bases mismas del sistema actual".

La globalización debería ser una vía con muchas sendas, que beneficie a todas las partes, observó el delegado de Bhutan, mientras que el delegado de Omán dijo que si bien es necesario liberalizar los mercados, la liberalización no debería ser una herramienta para arruinar las economías de los países en desarrollo.

La primera reacción de la propia Secretaría de la OMC al fracaso de Seattle vino del director general, Mike Moore, quien dijo que se sentía decepcionado aunque no abatido. ¿Así que tenía cierto temor de que pasara lo que pasó, pero a la vez tenía la esperanza de que no sería de esa forma? No obstante, el mundo sí quedó sorprendido. Así lo evidenciaron los miles de despachos de noticias que intentaban desentrañar qué tenía exactamente de malo hacer algunas normas más para el sistema internacional de comercio.

Queda por ver si la OMC adoptará reformas fundamentales no sólo para cerrar las fisuras dentro de la organización sino para aplacar los reclamos de otros foros internacionales a los que les cabe la responsabilidad de dirigir el desarrollo humano –en una posición opuesta a la de mirar a través del espectro restrictivo y estrecho de los beneficios comerciales.

Si quiere restañar las heridas, los próximos pasos de la OMC deben ser cautelosos, ya que las imágenes de Seattle han hecho dirigir hacia ese organismo la mirada de millones de ojos inquisitivos.




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