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No. 147 - Julio 2001

Iniciativa "Todo menos armas" de la Unión Europea

Un regalo con trampa

por Raoul Marc Jennar

Tras una imagen de generosidad, con la iniciativa de la Unión Europea de "Todo menos armas" acecha una realidad mucho menos benigna. Según el autor, esta propuesta es sólo un medio para conseguir el apoyo de los países menos adelantados para lanzar una nueva ronda de negociaciones en la Organización Mundial de Comercio (OMC), ofreciéndoles un plan de acceso a los mercados que parece beneficiarlos y que, sin embargo, reforzará su dependencia de Europa.

La apertura de los mercados europeos a los productos de los países del Sur es uno de las factores más elementales de un orden justo de intercambio mundial basado en el libre comercio. Hace años que los países del Sur esperan que sus vecinos industrializados del Norte, que constantemente los presionan para que abran sus mercados, hagan lo propio. La última propuesta de la Unión Europea se presenta como una respuesta positiva a esta expectativa. Sin embargo, más allá de las apariencias y luego de examinar de cerca la iniciativa, sus modalidades y sus consecuencias, lo que queda es una sensación de gran fraude.

Es importante recordar el contexto en el que surgió esta iniciativa, es decir, los preparativos para la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que tendrá lugar en Doha en noviembre. Desde la última que se hizo en Seattle, el comisario europeo de comercio, Pascal Lamy, ha hecho campaña para influir a los países en desarrollo con la esperanza de lograr que se unan al pedido europeo de lanzar una gran ronda de negociaciones de comercio multilateral cuyo objetivo es imponer una mayor liberalización en los sectores económico, social y cultural.

Lamy ha presentado una serie de propuestas con la finalidad de convencer a los representantes del Sur. La más espectacular es la llamada "Todo menos armas" y fue adoptada por los ministros de Europa el 26 de febrero. Esta iniciativa permitirá el libre acceso –sin cuotas ni impuestos- de "todos" los productos que puedan exportarse de los 48 países menos adelantados (1), a excepción de armas y municiones (2). Esto significa que todos los productos agrícolas y sus derivados producidos en los países más pobres del mundo -39 de los cuales pertenecen al grupo África, Caribe y Pacífico (3)- accederán libremente a los mercados europeos. Esta iniciativa ha sido presentada como señal del deseo europeo de contribuir al desarrollo económico de dichos países. Parece una gran muestra de generosidad.

Mecanismos de seducción

Un análisis en profundidad de la iniciativa y una evaluación del impacto que tendría en el sector agrícola de los países menos adelantados confirma que se trata tan solo de una fachada. El impacto positivo será muy limitado en los países del Sur, mientras que las consecuencias a largo plazo implicarán una profundización de su dependencia.

El único objetivo de la propuesta es seducir. Seducir a los sectores de la opinión pública europea que exigen que los países ricos hagan verdaderos esfuerzos para corregir los desequilibrios que se registran en el planeta. Seducir a los países menos adelantados para que se rindan en la OMC y abandonen la resistencia que han mantenido durante casi dos años al lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones antes de evaluar y cambiar los acuerdos actuales de la OMC y antes también de que se reforme dicho organismo comercial.

La presidencia sueca de la Unión Europea ni siquiera ha intentado ocultar las verdaderas intenciones de Europa y ha indicado que la iniciativa es "una importante señal para los países menos adelantados en vista de las próximas negociaciones de la OMC" (4). La pregunta es: ¿qué significa esta señal? La hipocresía europea, sin duda. Pero detrás de esta fachada de generosidad acecha una realidad bastante diferente. Primero, la propuesta será implementada en etapas progresivas y todo el proceso se extenderá hasta 2009. Se han incluido modalidades particulares para el banano –para el cual el mercado europeo se abrirá entre 2002 y 2006-, así como para el arroz y el azúcar, que entrarán por etapas, de 2006 a 2009. Se exhorta a los países menos adelantados a apoyar la iniciativa de la Unión Europea en la OMC a partir de este año a fin de recibir un premio, si es que se le puede llamar así, por el grueso de sus exportaciones, dentro de apenas ¡ocho años!

La iniciativa de Lamy surge de una opción fundamental, que es la del libre intercambio por encima del desarrollo sustentable.

Una iniciativa peligrosa

La propuesta "Todo menos armas" invalida instrumentos de regulación del mercado tales como el sistema de contingentes y precios. Así, los precios disminuirán y los países más pobres perderán sus ventajas comparativas. Las víctimas de esta liberalización son los productores. Quiénes sacarán provecho son los comerciantes y, hasta cierto punto y durante un período limitado, los consumidores. Este sistema inducirá a una concentración e industrialización del sector productivo que, en el largo plazo, será perjudicial también para los consumidores.

La Unión Europea no aprendió nada de los graves errores de su política de hiperproductividad agrícola. Para los tres productos que tienen que esperar más la apertura del mercado, la iniciativa de la Unión Europea anula el mecanismo de acuerdos establecido con los países de Asia, Caribe y Pacífico. El mecanismo ofrecía una garantía de los precios que pagaría Europa por los productos de esas regiones. La Unión Europea ya ha transgredido los acuerdos de Cotonou, firmados hace sólo ocho meses. En nombre del desarrollo, este organismo sustituirá las importaciones procedentes de los países de Asia, Caribe y Pacífico, que tienen un precio garantizado, por importaciones cuyos precios no tienen garantía. Es decir, esos países venderán sus productos más baratos, por la misma cantidad. En resumen, perderán dinero.

La iniciativa "Todos menos armas" invalida el protocolo del azúcar, único instrumento de regulación del mercado para este producto. El azúcar, al igual que otros productos agrícolas, no puede quedar librado a las fluctuaciones erráticas –pero en absoluto inocentes- del mercado si el objetivo es proteger los ingresos de los productores agrícolas en lugar de los de los comerciantes que, en realidad, son los únicos beneficiarios de la propuesta europea. Al eliminar los contingentes, la producción queda sin un marco de contención. La sobreproducción lleva a una caída de precios que hará que los países productores pierdan sus ventajas comparativas.

El precio en el mercado mundial para un producto como el azúcar es sumamente inestable y, en promedio, inferior al costo de producción de todos los países. Esto significa que, si no existe un mecanismo de control por parte de quienes suministran el producto –cuya contraparte es un precio garantizado-, la única ley que se puede aplicar es la de un libre comercio austero, cuya consecuencia es un colapso de los precios. Los agricultores de todas partes, tanto los de los países menos adelantados como los de Europa, perderán dinero. El único que gana con esto es el dogma del libre comercio.

Los países menos adelantados serán alentados a exportar productos agrícolas a pérdida sólo para reimportarlos luego del mercado global. Esto es exactamente lo contrario de lo que se supone es el desarrollo sustentable y significa una mayor dependencia de Europa. El colonialismo persigue los mismos objetivos utilizando diferentes métodos. Ese objetivo es la explotación de los países del Sur.

Existe una alternativa

Una apertura sincera y justa de los mercados europeos para los productores del Sur, algo que realmente contribuya al desarrollo, sólo sería posible si la Comisión Europea abandonara su dogmatismo neoliberal. Se requiere la creación de un marco para regular el mercado y la apertura de contingentes de importación preferencial libres de aranceles e impuestos, además de la fijación de precios garantizados.

Inspirada en el protocolo de Lomé, esta alternativa es más flexible que la propuesta irreversible de Lamy, puesto que ofrece la posibilidad de revisión. Permite que se hagan ciertos cambios y pronósticos, por ejemplo, en cuanto a la posibilidad de revisar regularmente los contingentes. Además, esta alternativa brinda precios garantizados para los países más pobres. Esta fórmula es, por lejos, preferible a la negociación de precios que resultaría de la iniciativa de "Todo menos armas", que vuelve dependientes de Europa a estos países y que implica regular los precios entre los de la Unión Europea y los del mercado mundial. Finalmente, la alternativa no es discriminatoria puesto que se puede aplicar a todos los miembros, mientras que la iniciativa de la Unión Europea impone un régimen de acceso al mercado válido para algunos pero no para otros.

Prioridad para la nueva ronda de negociaciones

La iniciativa "Todo menos armas" ha sido tomada sin previa consulta a los ministros de Agricultura del Consejo Europeo ni tampoco al Parlamento Europeo. Dicha propuesta obliga a los países menos adelantados a ceder en la OMC, y ese es su único objetivo.

Según el diario francés Le Monde, un alto funcionario europeo declaró que "en este tipo de situaciones, los gobernantes prestan menos atención a los números que a los hechos políticos" (5). No debería sorprender que la propuesta cuente con un fuerte apoyo en la sede central de la OMC en Ginebra. Allí es donde la voluntad europea de lanzar una nueva ronda de negociaciones tiene su más firme soporte, contra la opinión de la mayoría de los países miembros.

Los comentarios del director general de la OMC, Mike Moore, no dejan dudas en cuanto a las verdaderas intenciones de la Unión Europea: "El señor Moore felicitó al señor Pascal Lamy, comisario de comercio de la Unión Europea, por su contribución al comercio mundial y por poner la política comercial de la Unión al servicio del desarrollo. También elogió la decisión de demostrar las buenas intenciones de dicha entidad en el contexto de los preparativos para una nueva ronda de negociaciones comerciales de la OMC" (6).

Notas

1 La expresión "países menos adelantados" comprende a los 48 países más pobres del mundo. ¡La hipocresía de dicha expresión merece una explicación!

2. ¿Es posible no preguntarse cuál de estos países fabrica armas y municiones?

3. Se trata de los países de África, Caribe y Pacífico que han establecido relaciones con la Unión Europea a través de los acuerdos de Yaounde, Lomé y, últimamente, Cotonou.

4. Unión Europea, Consejo de Ministros, Asuntos Generales, informe de prensa de la presidencia sueca, 26 de febrero 2001.

5. Lemaitre, Philippe, "L'Europe s'ouvre aux agriculteurs du tiers-monde" (Europa se abre a los agricultores del Tercer Mundo), Le Monde, 7 de marzo 2001.

6. OMC, informe de prensa de Mike Moore, director general de la OMC, 27 de febrero 2001.

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Raoul Marc Jennar es miembro de Research, Training and Information Unit on Globalization (URFIG). Una versión de este artículo fue publicada en el diario belga Le Soir (30 de marzo 2001) y otra se publicará en la revista trismestral francesa L´Ecologiste.




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