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Tema de tapa


No. 79 - Mayo 1998

ALCA

Avances comerciales, retrocesos ambientales

por Eduardo Gudynas

Un estudio que evalúa el riesgo de la apertura comercial fue presentado por el Centro Latino Americano de Ecología Social de Uruguay durante la Cumbre de los Pueblos de América, celebrada del 15 al 18 de abril en Santiago.
Se estableció un índice a partir de 14 variables, que sirven como indicadoras de la proporción de productos primarios en las exportaciones, el volumen y poder de compra, la presión sobre los recursos naturales, la superficie protegida de cada país y el nivel de amenaza sobre su biodiversidad.

La II Cumbre de las Américas dejó pendiente una vez más la posibilidad de un desarrollo en escala humana y ecológica. El motivo original de la cita -el lanzamiento de las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) tal como se había prometido en la Cumbre de Miami de 1994-, se cumplió a medias. Si bien los gobiernos latinoamericanos habían acordado semanas antes en San José de Costa Rica un cronograma y procedimientos para negociar el ALCA, factores como la debilidad negociadora del gobierno de Estados Unidos o la resistencia de Brasil, cabalgando sobre el Mercosur, dejan abiertas preguntas sobre el ritmo y la dirección del proceso.

Pero lo cierto es que el ALCA en su estructura actual no posee mecanismos que permitan atender adecuadamente los temas ambientales y laborales. En realidad, ese esfuerzo de liberalización está muy lejos de asegurar que se pueda promover el desarrollo sustentable en el continente. En efecto, los temas ambientales están ausentes tanto en la estructura de las negociaciones (donde no existen grupos en esas materias), como incluso en la declaración final de los presidentes en la Cumbre de Santiago.

En el terreno ecológico, la ausencia de mecanismos para evitar los impactos ambientales es más que grave. El patrón de exportación de América Latina sigue sesgado sobre los productos primarios, lo que significa que son recursos naturales sin ninguna modificación o con grados bajos de manufacturación. Al menos el 67 por ciento de las exportaciones totales son primarias.

Un conjunto de países (Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Bolivia, Perú, Chile, Venezuela, Ecuador y Paraguay) llevan esta tendencia a un extremo, superando un 70 por ciento sus exportaciones basadas en productos primarios. Posiblemente el nivel de exportaciones primarias sea mayor o se deban agregar otros países, ya que algunas manufacturas en realidad representan recursos naturales con bajo grado de procesamiento.

Además, en muchos países el sector exportador representa un componente de enorme importancia en las economías nacionales. En efecto, la participación de las exportaciones en el Producto Interno Bruto (PIB) regional ha crecido paulatinamente: de 10 por ciento en 1980 a 20 por ciento en 1995 (En Estados Unidos están en el orden del 10 por ciento). El peso de las exportaciones es muy alto en al menos siete países, representando más del 30 por ciento del PIB en Costa Rica, Panamá, México, Venezuela, Ecuador, Chile y Paraguay.

Finalmente, el dinero que se recibe por esas exportaciones sigue bajando. Los términos de intercambio han caído para la región, en especial para las materias primas como minerales y algunos alimentos. Considerando los 23 principales productos de exportación de la región, se detectaron caídas en al menos 13 -entre ellos petróleo, azúcar, carne vacuna, maíz y tabaco- respecto de los precios de 1980. Por otra parte, la demanda y necesidad de ciertos productos está cayendo en el mercado mundial, como ocurre con minerales como bauxita y cobre.

Esto hace que buena parte de los países de América Latina sean muy sensibles a las condiciones externas y en tanto sus exportaciones son sobre todo primarias, reciben enormes impactos ambientales. Para aumentar o mantener el ingreso de divisas por exportación, los volúmenes extraídos deben aumentar sin cesar y, con ello, los impactos ambientales.

Existe amplia evidencia de que el desarrollo de un sector exportador ha generado gran deterioro ambiental. En el sector minero exportador se suceden los problemas de contaminación por petróleo y manejo de minerales. La extracción maderera genera, en países como Chile, Paraguay y Bolivia, impactos negativos en la biodiversidad. Los cultivos de exportación, como sorgo, soja y arroz, van de la mano con destrucción de biodiversidad, contaminación por agroquímicos, erosión, etc. La demanda de camarones ha promovido estaciones de cría en Honduras y Ecuador, con una gran destrucción de manglares costeros. Incluso sectores novedosos, como la exportación de flores a Estados Unidos, ha desencadenado su producción intensiva en Colombia, donde se repiten denuncias de trabajadores intoxicados por el uso de agroquímicos.

Si a este panorama se le agregan los datos de las manufacturas de exportación el cuadro se agrava todavía más. Buena parte de las industrias de maquila de México, orientadas a la exportación a Estados Unidos, generan altos niveles de contaminación y acumulación de residuos.

Además, este patrón de desarrollo basado en recursos primarios genera poco empleo y con ello se explica los niveles de desempleo de la región (ocho por ciento), pero en especial la precariedad. Un 84 por ciento de los nuevos empleos generados entre 1990 y 1995 se dieron en el sector informal, representando 13,6 millones de puestos de trabajo. Incluso allí donde las estadísticas oficiales señalan reducidos problemas de empleo, lo que se observa es un elevado índice de hogares bajo la línea de pobreza. El número absoluto de pobres es hoy más alto que nunca, alcanzando los 210 millones de latinoamericanos.

La propuesta del ALCA en su formulación actual sólo sirve a este patrón de desarrollo basado en la exportación, en especial de recursos primarios. Pero ni siquiera posee mecanismos claros que sirvan para remontar la pobreza y la desigualdad, en tanto se espera que se solucionen de manera automática con el crecimiento económico.

Sin embargo, el ALCA puede agravar todavía más la situación de deterioro socioambiental actual. En efecto, en varios países un paso más en la liberalización comercial puede acentuar el flujo exportador de bienes primarios y con ello se incrementarían los impactos ambientales.

El índice no indica la situación actual de cada país ni en un sentido ambiental ni en otro comercial, y tampoco establece una ordenación absoluta, sino que sirve para comparar países.

Los países con los mayores riesgos de impactos debidos al comercio externo son Panamá, Costa Rica y Chile, mientras que el menor se registró en Uruguay. Considerando estos índices y otra información disponible, por lo menos nueve países enfrentan altos riesgos de impactos sociales y ambientales desencadenados por la apertura externa: Panamá, Costa Rica, Chile, Ecuador, Perú, Nicaragua, Paraguay, Colombia y Venezuela. Varios de estos países dependen de tres o menos productos de exportación para alcanzar la mitad o más de sus ingresos, una situación que les da gran fragilidad y que es propia de casi todos los países de Africa, y algunos de Asia.

En esta primera evaluación, el índice está limitado por la ausencia de información básica que permitiera evaluar los impactos ambientales debidos a la exportación de manufacturas. Si se tomara en cuenta esos impactos, seguramente se incrementarían los valores del riesgo para países como Argentina, Brasil y especialmente México, donde la maquila genera fuertes impactos ambientales.

Para enfrentar estos riesgos son indispensables medidas que amortigüen y rectifiquen los impactos de la apertura comercial. Estas medidas deben realizarse al menos en dos frentes. En el externo, deben manejarse esos problemas al nivel de un grupo de negociación específico en el ALCA. Esa posibilidad ha sido rechazada por los gobiernos, con lo que se hace indispensable la revisión del marco de negociación. Otro tanto sucede con los temas laborales. En los hechos, la cita presidencial de Santiago significó un retroceso en algunos de los espacios ganados durante la negociación del ALCA y frente a los compromisos de la Agenda 21 o de la reunión de Santa Cruz sobre desarrollo sustentable en el continente.

En el ámbito interno, es fundamental fortalecer el monitoreo de los impactos ambientales debido a los sectores exportadores, se debe vigorizar la aplicación de las leyes nacionales y, en especial, buscar nuevos papeles para el Poder Judicial en la atención de los reclamos. Todas estas modificaciones aguardan su implementación y cambiarán de manera radical cualquier negociación futura de integración.

Eduardo Gudynas es investigador en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES).
Casilla de Correo 13125, Montevideo 11700, Uruguay.
Correo electrónico: claes@adinet.com.uy


INDICE DE RIESGO DE LA APERTURA COMERCIAL
 

Puesto País Indice
1. Panamá 0.452
2. Costa Rica 0.404
3. Chile 0.390
4. Ecuador 0.376
5. Perú 0.359
6. Nicaragua 0.356
7. Paraguay 0.346
8. Colombia 0.342
9. Venezuela 0.338
10. Guatemala 0.337
11. Argentina 0.332
12. Brasil 0.328
13. Bolivia 0.321
14. México 0.302
15. Uruguay 0.274




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