No. 80 - Junio 1998
Plantaciones forestales y desarrollo sustentable
por
Eduardo Gudynas
El papel del Sur.
Plantaciones forestales en la estrategia papelera internacional.
Ricardo Carrere y Larry Lohmann.
México, Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC) e Instituto del Tercer Mundo (ITeM), 1998, 282 páginas.
Precio: U$S 20.-
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Las plantaciones de pinos y eucaliptos son cada vez más frecuentes en muchos países de América Latina. Detrás de las hileras de árboles, que muchos defienden como una práctica ambientalista, en realidad existen propuestas de desarrollo que poco tienen que ver con la Naturaleza. Estos son los temas que se tratan en El papel del Sur, un libro que es la versión en español del editado poco tiempo atrás en Inglaterra y que ha recibido una calurosa bienvenida.
Su preocupación parte de la expansión de plantaciones forestales como parte de una estrategia de la industria papelera internacional, y para analizar se cubren varios frentes. Desde la base conceptual que se desarrolla en la Parte Primera, como los ejemplos, que se ilustran en la Parte Segunda.
Los primeros capítulos abordan el surgimiento de los monocultivos de árboles a gran escala. Ricardo Carrere y Larry Lohmann advierten que aproximadamente el 70 por ciento de las plantaciones forestales tropicales están compuestas por pinos y eucaliptos, y que seguramente el mismo porcentaje se repite en las zonas templadas del Sur. Esto se debe a que se buscan especies de rápido crecimiento y buen rendimiento maderero. La superficie cubierta es enorme; una de las estimaciones presentadas en el libro trepa a casi 100 millones de hectáreas.
La nueva expansión de los cultivos ha tenido lugar en los países del Sur, y sirve esencialmente para nutrir a la industria de la pulpa y el papel, en especial de empresas de gran capital y alta centralización. Por esa razón su propósito está muy distante de ser una práctica de reforestación con los árboles nativos de cada paraje, sea para atender requerimientos de comunidades locales o circunstancias de los ecosistemas del lugar (como el control de la erosión o el manejo del agua). Los autores califican esta expansión como una forma de "imperialismo forestal", donde las "plantaciones monoespecíficas a gran escala constituyen una forma de respuesta del modelo económico predominante", con la promesa se atender los requirimientos de madera en los países industrializados.
Carrere y Lohmann identifican este proceso como parte de la globalización de un estilo de desarrollo que se apropia de la Naturaleza. Estas elaboraciones se apoyan en una serie de datos precisos, donde es posible enterarse que Estados Unidos, Japón y China son los tres primeros consumidores mundiales de papel, y también están entre los principales productores de pulpa y papel.
El papel del Sur advierte que en este proceso, en la medida de que las empresas de los países industrializados ven mayores limitaciones a utilizar los bosques naturales en sus países, aumenta el incentivo para promover plantaciones en el Sur. Especies de eucaliptos, como advierten los autores, crecen mucho más rápido en el Sur que cualquier otra especie del Norte. Asimismo, las inversiones en la compra de tierras a ser destinadas para las plantaciones es mucho más barata en el Sur, y junto a otros factores, como débiles controles ambientales o el apoyo de la banca internacional, se termina generando un patrón de desarrollo forestal.
Con este tipo de datos, los autores van describiendo la compleja red de la industria forestal. Se ilustran las principales empresas (International Paper, UPM Kymmene, Stone Container, etc.), el papel de apoyo que reciben tanto de las agencias de ayuda internacional como la banca multilateral, y el círculo de dinero que comienza en los países del Norte, para pasar por los planes de desarrollo forestal en el Sur, para en gran medida volver al Norte industrializado.
Esta proliferación de cultivos posee enormes impactos, tanto en la esfera social como en la ambiental. Tanto en la primera parte, como en los estudios de caso de la segunda sección, se ilustran los problemas desencadenados en los ámbitos social y ambiental. A pesar de su imagen "ecológica", en realidad las plantaciones masivas poseen varios impactos ambientales, afectando el ciclo del agua, reduciendo la riqueza en especies animales y vegetales, alterando la regeneración del suelo, y muchos otros problemas. Por supuesto que éstos dependen de las plantaciones en cuestión y los ecosistemas involucrados, pero Carrere y Lohmann advierten acertadamente sobre esas circunstancias.
La revisión de la problemática bucea además en componentes más profundos. Se cuestiona a la ciencia unilateral y sesgada que no analiza estos impactos, lo que se complementa con un marco también unilateral de las políticas de desarrollo. Esto les permite concluir que "los monocultivos industriales a gran escala de árboles, son social y ambientalmente insustentables". Frente a esta situación han surgido diversos movimientos de oposición, y para enfrentarlos el complejo forestal-papelero ha apelado a las más diversas tácticas de publicidad, confusión y desinformación. Este tema, desarrollado con notables ejemplos en el capítulo seis, es más que importante ya que no faltan las declaraciones que defienden estos cultivos apelando a la imagen de una Naturaleza virgen.
La Segunda Parte presenta los estudios de caso para seis países (tres de América Latina, uno de Africa y dos del sudeste de Asia). Para los lectores de la versión castellana serán particularmente informativos los estudios sobre Brasil, Chile y Uruguay.
El papel del Sur posee varias virtudes. Por un lado, el manejo conceptual es acertado y la información que se presenta a nivel global, abundante. Por otro, complementa su abordaje internacional con estudios de caso a nivel nacional. Es justamente esa articulación la que se precisa para abordar la nueva problemática del ambiente y el desarrollo. A ello se suma al amplitud del enfoque, desde los temas ambientales a los sociales, desde la economía a las instituciones. Buena parte de este éxito se debe seguramente a los diferentes orígenes de los autores; Carrere es un técnico forestal uruguayo y Lohmann un estadounidense con amplia experiencia en el sudeste asiático.
Estos atributos hacen que el libro sea bienvenido y posee una gran utilidad. A todo ello se suma que parte de un compromiso, explicitado con claridad desde el inicio, con la defensa del desarrollo sustentable atendiendo a la justicia social y la conservación ambiental. Las prácticas de la industria forestal-papelera enfatiza la producción en cantidad, y la uniformidad en calidad, olvidando esos aspectos ambientales en tanto se pierden los atributos típicos de un bosque natural, como la diversidad de distintas especies de árboles, que a su vez sirven de refugio a una compleja fauna. Pero también contradice la búsqueda de la justicia social en tanto no atiende a las necesidades de los grupos locales o de las mayorías en los países del Sur. Carrere y Lohmann claramente identifican y advierten los problemas subyacentes (un tipo de ciencia, un tipo de economía), y apuntan a las alternativas posibles, tanto a nivel productivo y tecnológico como al papel que deben jugar los movimientos sociales. En este desafío, El papel del Sur es un paso adelante.
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