No. 81 - Julio 1998
América Latina
Crisis asiática afecta a la minería
La caída de los precios internacionales de los metales y la merma de la demanda en Asia afectaron a la minería en países de América Latina, como Chile, principal productor mundial de cobre, y Argentina, donde esta actividad es incipiente. Además, se han condenado los efectos ambientales de la actividad.
La crisis de la minería de Chile, principal productor mundial de cobre, causada en parte por la fuerte baja del precio internacional del cobre y el oro, ha provocado cerca de 30.000 despidos en el sector. La crisis financiera originada en Asia, un exceso de producción de cobre, la caída del precio internacional de los dos metales y, de acuerdo con los exportadores, la baja cotización del dólar son las causas de la presente crisis minera en Chile. "La situación es caótica. Es la peor crisis de todas las que hemos vivido", dijo Luis Palleres, presidente del Sindicato de Pirquineros (mineros artesanales) de Andacollo, comuna del centronorte de Chile.
La Sociedad Nacional de Minería (Sonami), que reúne a los empresarios privados del sector, registró el cierre del 70 por ciento de yacimientos de pequeño porte en las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, en el norte del país. De 500 productores existentes antes de la crisis, solo operan 200, de los cuales varios podrían cerrar a corto plazo, según Sonami. De 25.000 desempleados a fines de enero, la cifra aumentó a 30.000 a mediados de febrero, afectando fundamentalmente a medianas y pequeñas empresas, agregó la organización.
La situación es compleja porque los desempleados viven en comunas donde la gente "por generaciones se ha dedicado a lo mismo" y a la vez otorga trabajo indirecto a otras personas, señaló Manuel Cereceda, gerente general de Sonami. "La solución para las medianas empresas es simple. Paran las faenas y echan la gente a la calle", acusa Palleres, quien además de dirigente gremial es concejal en su comuna. Para hacer frente al desempleo, los mineros se alejan de Andacollo, hacia el norte, pero eso genera "otras crisis como la destrucción de hogares, la drogadicción y el alcoholismo".
La crisis, sin embargo, afectó no solo a pequeños y medianos productores sino también a grandes empresas, como la canadiense Barrick, que anunció el cierre de dos importantes yacimientos de oro. El Indio y Tambo, situados en la zona cordillerana de la región de Coquimbo, serán clausurados a fines de este año y del próximo respectivamente, pero los despidos de cientos de trabajadores se iniciaron en 1997.
El precio del cobre que llegó, en sus mejores momentos, a un dólar la libra en la Bolsa de Valores de Londres, se cotizó el jueves a 74,3 centavos, por debajo de las proyecciones oficiales chilenas. A pesar de la crisis, se prevé que la producción de cobre de Chile aumentará 12,9 por ciento en este año.
La caída de los precios internacionales y la merma de la demanda en Asia afectan también a la joven minería de Argentina, pero las autoridades creen poder superar la crisis. El sector tiene margen aún para bajar costos y podría salir fortalecido, ya que compite con ventajas con naciones del Norte industrial que han tenido que cerrar yacimientos, señaló el subsecretario de Minería, Daniel Meilán.
La actividad minera fue casi inexistente en Argentina hasta la década del 80, cuando se hallaba bajo control del Estado, pero una docena de leyes aprobadas en esta década liberaron la actividad y produjeron el despegue del sector. Las nuevas normas garantizaron las inversiones, permitieron la importación sin aranceles de equipos para la exploración y pusieron un techo de tres por ciento a las regalías que los concesionarios privados deben pagar al Estado. De esa manera, la cantidad de empresas privadas en el área pasó de 17 en 1992 a 64 en 1996, sin contar a otro medio centenar de compañías que, sin radicarse en el país, estudian proyectos de inversión. La producción pasó en el mismo lapso de 0,2 por ciento a tres por ciento del producto interno bruto y se prevé que en el 2000 ya se hable de un verdadero boom.
Meilán informó que en 1997 la producción total fue de 700 millones de dólares, mientras que para este año se prevé que llegue a 1.754 millones. Las expectativas mayores están concentradas en el yacimiento Bajo La Alumbrera, una mina en la que empresas de Australia y Canadá llevan invertidos más de 1.200 millones de dólares y cuya producción comenzó a exportarse a Japón a fines de 1997. Bajo La Alumbrera, ubicada en la noroccidental provincia de Catamarca, alcanzará en 1999 su pico de producción, con 700.000 toneladas anuales de concentrado, del que se extraerán 180.000 toneladas de cobre y 10.000 kilogramos de oro.
Meilán admitió que habrá algunas dificultades para cumplir con el cronograma de inversiones, sobre todo por el retraso del financiamiento de proyectos. A esta dificultad hay que agregar la caída del precio del oro, que pasó de 400 a 290 dólares la onza luego que algunos bancos centrales decidieran no tenerlo más como respaldo monetario. El funcionario recordó, sin embargo, que la minería no es una actividad protagónica en la economía argentina, que depende en gran medida de los cereales y las oleaginosas.
La mayoría de los inversores mineros en Argentina son grandes compañías extranjeras, que realizan explotaciones a cielo abierto, más viables que las galerías subterráneas, y cuyo equipamiento tecnológico de avanzada reduce costos. Respecto de la competencia internacional, Meilán observó que los principales países productores tienen una larga tradición minera, por lo cual deben destinar un alto porcentaje de sus ganancias a mitigar daños ambientales causados en varios siglos de actividad. En cambio, la minería es nueva en este país, y la legislación ordena proteger el ambiente hacia el futuro, sin necesidad de invertir en daños anteriores, lo que es una ventaja importante sobre los experimentados competidores, dijo Meilán.
La producción nacional también se ve beneficiada por el bajo precio de la energía, que consume 25 por ciento de los costos, y por la concentración de infraestructura en el lugar del yacimiento. Además, Argentina comparte con Chile un beneficioso acuerdo minero que garantiza las inversiones que se realicen en la cordillera de los Andes, que divide a ambos países.
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