No. 82 - Agosto 1998
El libre comercio está en problemas. Ese fue uno de los mensajes más claros de la Segunda Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) celebrada del 18 al 20 de mayo en Ginebra. Pero no fue eso lo que dijo el mensaje oficial. La declaración final de los ministros preparara el terreno para que los embajadores de la OMC inicien negociaciones más importantes en los próximos 18 meses, conducentes a una mayor liberalización y a la inclusión de temas nuevos.
El libre comercio está en problemas. Ese fue uno de los mensajes más claros de la Segunda Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) celebrada del 18 al 20 de mayo en Ginebra. Pero no fue eso lo que dijo el mensaje oficial. La declaración final de los ministros preparara el terreno para que los embajadores de la OMC inicien negociaciones más importantes en los próximos 18 meses, conducentes a una mayor liberalización y a la inclusión de temas nuevos.
Este resultado coincide mucho más con los planes de los países del Norte, impulsores de la liberalización comercial. Mientras éstos festejaban el quincuagésimo aniversario del sistema multilateral de comercio y discutían a puertas cerradas, en la calle la gente protestaba contra la OMC, el libre comercio y la globalización. Una gran manifestación de 10.000 personas la víspera de la conferencia culminó con vidrieras y automóviles rotos. A partir de ese día, barricadas de policías custodiaban el ingreso al edificio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se realizaba la conferencia, así como otras partes de la ciudad, ya que durante esos tres días las calles de Ginebra fueron escenario de variadas manifestaciones.
Mientras los capitanes de la OMC hablaban de los grandes beneficios que el sistema de comercio había traído a los pueblos del mundo, éstos, a través de representantes de movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales de todo el mundo, rechazaban la desestabilización y las consecuencias a menudo nefastas de la globalización y la liberalización.
Desde los países pobres hasta los países ricos, pasando por las economías emergentes de Asia oriental -otrora exitosas y hoy sumergidas en la crisis financiera que fue precedida de su liberalización financiera-, todos salimos perdiendo.
Pero a pesar del descontento general, el poderoso bloque del Norte finalmente se salió con la suya. Es necesario que la opinión pública esté alerta a la evolución de la OMC y continúe con sus reclamos para que este organismo rinda cuenta de sus actos, revea sus normas y no incluya temas nuevos.
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