No. 84 - Octubre 1998
El viaje abortado de Vasco da Gama
por
Claude Alvares
La decisión de Portugal de festejar el "descubrimiento" de Asia en una celebración triunfalista del viaje inaugural de Vasco da Gama, hace 500 años, agitó las aguas de aquel lado del mar de Arabia, obligando al intrépido navegante a quedarse en casa esta vez.
Hace sólo 37 años que los portugueses fueron obligados a abandonar sus tres pequeñas colonias en la costa occidental de India: Goa, Daman y Diu. En 1961, tropas indias y combatientes por la libertad de Goa lograron expulsar a las últimas administraciones portuguesas de esos enclaves.
Durante los 450 años de ocupación colonial -iniciada con la conquista de Goa por Alfonso de Albuquerque, en 1510-, los portugueses intentaron drásticos cambios en el estilo de vida de la población de Goa. Quizá la palabra "drásticos" no sea lo suficientemente drástica para describir lo que hicieron. Los portugueses comenzaron su larga ocupación, marcada por una singular intolerancia religiosa, encerrando a los musulmanes -sus enemigos ancestrales- en sus numerosas mezquitas y prendiéndoles fuego. Las esposas de los hombres así asesinados eran entregadas a las tropas portuguesas. Luego destruyeron los aún más numerosos templos hindúes. En lugar de éstos y de las mezquitas erigieron iglesias católicas y forzaron a los hindúes a llevar sus ídolos e iconos religiosos a lugares más seguros en el interior.
Durante casi tres siglos, los colonizadores aplicaron la temida Inquisición, obligando a emigrar de la región a cientos de familias hindúes que sufrían abusos físicos, privaciones y persecución por su renuencia a convertirse al Cristianismo. Aquellos conversos a la fuerza que reincidían en sus costumbres hindúes eran quemados en la hoguera.
Quizá sea posible soportar el terror durante unas pocas horas o unos pocos días. ¿Pero cómo se hace para soportarlo durante 300 años? El régimen colonial portugués dividió al medio la sociedad de Goa, terminó con la armonía social y religiosa, y sembró semillas de hostilidad que hasta hoy dan sus amargos frutos.
Propensión a la violencia
Contrariamente a lo que sucede en Goa, el recuerdo de Vasco da Gama y sus sucesores portugueses en la ciudad de Calicut (actualmente Kozhicoda, situada en Kerala, el estado más austral de India) casi se extinguió y fue sustituido por mitos, cuentos e historias. El conquistador portugués llegó a Calicut el 28 de mayo de 1498. Para los habitantes de la ciudad, él no fue menos brutal que cualquiera de sus sucesores, incluido Albuquerque. En realidad, fue el primero en exhibir a Asia la propensión de Europa a la violencia sin sentido, el sadismo y el genocidio.
Pero todo esto parece haberse olvidado en el estado de Kerala, principalmente porque los portugueses fueron expulsados de la región en 1565. Por esta razón, no es sorprendente que en 1976, probablemente para explotar su potencial turístico, el gobierno estadual de Kerala decidiera erigir en la playa de Kappad un obelisco con una pequeña placa de mármol en memoria del desembarco de Vasco da Gama en ese lugar, en 1498.
La placa no dice nada más. No informa al público que el rajá Samudri de Calicut, quien inicialmente dio la bienvenida a los europeos como comerciantes, posteriormente debió repudiar a Vasco da Gama debido a sus acciones ofensivas, ni que el navegante portugués disparó los cañones de sus barcos sobre la ciudad para enseñar una lección a sus díscolos ciudadanos y a su rey, ni que, durante su segundo viaje, capturó un barco que regresaba a Calicut desde La Meca y mató a todos los hombres, mujeres y niños que encontró a bordo.
Vasco da Gama era un pirata que llegó a Asia para cometer saqueos. En este sentido no era original, ya que representaba a una sociedad de saqueadores. El historiador indio Dharampal demostró que el saqueo era una forma oficial de comercio para Europa y estaba aprobado políticamente como un medio legítimo de obtener riqueza personal, ya que las autoridades recibían un porcentaje del botín. No sorprende entonces que sus sucesores idearan poco después el "cartaz", un impuesto que cobraban a todos los navegantes que cruzaban el océano Indico -sobre el cual los portugueses habían establecido su control- como un precio oficial para no ser molestados.
No hay, por tanto, ninguna razón o justificación, histórica o de otro tipo, para festejar la llegada de un pirata a una playa, mucho menos con un obelisco. Sin embargo, sí hay necesidad de señalar el desembarco de Vasco de Gama en Kappad como un hecho histórico. y por tanto como algo que no puede negarse. Entonces debería dejarse constancia en la placa de sus atroces acciones.
El gobierno de la India independiente, sea a nivel federal en Nueva Delhi o a nivel estadual, como en Kerala, sigue siendo una institución profundamente colonial, no sólo en su forma exterior y organización, sino también en espíritu. En setiembre de 1996, P. Chidambaram, entonces ministro de Finanzas y niño mimado de Occidente por sus políticas liberales, dijo en una conferencia de líderes empresariales celebrada en Washington: "A aquellos de ustedes que deseen ir a India, les digo que vayan por largo tiempo. La última vez que fueron a echar un vistazo, se quedaron 200 años. Esta vez, si van, deben estar preparados para quedarse otros 200 años".
La respuesta de Nueva Delhi al 500 aniversario de la llegada de Vasco da Gama a India fue aún más chocante: aceptó ciegamente una propuesta del gobierno portugués para que India y Portugal "celebraran" juntas el quinto centenario. Los portugueses también propusieron establecer un comité conjunto indo-portugués para supervisar la organización del evento, e India accedió a formar parte.
Al mismo tiempo, la prensa india anunció que una agencia de viajes española estaba preparando la fabricación de réplicas de los tres barcos en que Vasco Da Gama llegó a India, con el objetivo de reproducir su primer viaje.
Indignación
Cuando estos hechos llegaron al conocimiento público, la reacción fue de indignación instantánea. Azadi Bachao Andolan, una organización con sede en Allahabad, convocó reuniones de inmediato y movilizó a legisladores para organizar una discusión en el parlamento en la que denunciaron las medidas del gobierno. Intelectuales de la capital organizaron una manifestación de protesta y se opusieron enérgicamente a las propuestas. Una coalición de ONGs se reunió en Ahmedabad y decidió que se tomarían medidas para impedir en las orillas de India cualquier celebración relacionada con el quinto centenario. Miembros de la Asociación de Combatientes por la Libertad de Goa, muchos de los cuales aún pueden recordar su lucha para expulsar a los portugueses, manifestaron estupor al ser convocados a "celebrar" la inauguración del régimen colonial portugués.
La combinación de protestas logró turbar al gobierno. De hecho, éste estaba ya en una débil posición, como quedó probado poco después, cuando se derrumbó. La primera reunión del comité conjunto indo-portugués, prevista para el 20 de enero de 1997, debió posponerse hasta marzo porque Nueva Delhi arguyó alguna razón para ausentarse, y en la segunda ocasión ocurrió lo mismo.
Mientras, grupos políticos de Goa estaban cada vez más activos. Se formó una nueva organización, Deshpremi Samiti, para oponerse a las celebraciones. Samiti estaba integrada por la Asociación de Combatientes por la Libertad de Goa, y pronto envió una severa carta al primer ministro criticando los festejos propuestos. En abril de 1997, el nuevo primer ministro I.K. Gujral, en reconocimiento del sentir público, escribió oficialmente a Deshpremi Samiti que Nueva Delhi no colaboraría con el gobierno de Portugal en ninguna celebración relacionada con la llegada de Vasco da Gama a India. Eso significó el entierro definitivo del comité conjunto.
Inconsciente de esta situación, el gobierno de Kerala prosiguió con sus preparativos y anunció en noviembre de 1997, en ocasión del discurso del gobernador al parlamento estadual, que su departamento de turismo estaba listo para festejar la llegada de Vasco da Gama a Calicut en colaboración con una agencia alemana de promoción turística. La propuesta incluía una representación del desembarco del expedicionario, en la que un habitante local se vestiría como el Rajá Samudri y daría la bienvenida a los turistas a medida que descendieran de los barcos de madera. En una semana, sin embargo, se produjo una masiva movilización en Kerala contra estos planes, que incluyó una gran marcha de protesta dentro de la capital del estado, Thiruvananthapuram. Ante esta oposición espontánea, el gobierno estadual decidió desechar su propuesta.
En Goa, las autoridades también intentaron complacer subrepticiamente a los portugueses con algunos cambios "cosméticos": aceptaron cambiar el nombre del Instituto Menezes Braganza por el original Instituto Vasco da Gama, fundado en el siglo XIX por los portugueses. La propuesta también generó masivas protestas en cuanto se hizo pública y debió ser descartada.
En tiempos pasados, tales celebraciones se realizaban con naturalidad y aplomo. Los festejos de los 400 años, por ejemplo, se realizaron también en las colonias. Sin embargo, Portugal olvidó o decidió ignorar el importante cambio que separaba al cuarto del quinto centenario: la libertad política de Asia. Pero un pueblo como el de India, que pasó por una lucha tan intensa y violenta por esa libertad, no aceptó tan tontamente como sus líderes la celebración conjunta de la llegada de Vasco da Gama. Nadie en su sano juicio esperaría que un pueblo celebre el comienzo de su esclavitud y explotación. Antes de los portugueses, muchos otros invasores se apoderaron de India y la gobernaron. ¿Deberíamos celebrar también el comienzo de esas conquistas?
Una nota necrológica sobre Vasco da Gama lo describía así: "Este Conde, D. Vasco da Gama, hijo de Estevao da Gama, era un hombre de estatura mediana, grueso y de hombros amplios, de gran caballerosidad, muy resuelto en su consejo y osado en la ejecución de cualquier acción, inflexible en sus órdenes y muy temible cuando se enojaba. Sufrió muchos tormentos y era muy justo al impartir justicia, un gran ejecutor de sus castigos".
Este, pues, es el magro sustrato de la leyenda del Gran Argonauta. La extrema banalidad de su carácter se corresponde con la extrema banalidad de la sociedad que representaba. El primer viaje por mar rodeando el cabo de Buena Esperanza hacia India no fue el resultado de una gran inventiva humana ni de ninguna genialidad portuguesa, natural o adquirida. Las rutas marítimas existían previamente y es un hecho admitido que sin la ayuda de un piloto de la costa occidental de Africa, Vasco da Gama nunca habría llegado a India. Además, nuestro aventurero ni siquiera pudo ofrecer una prueba de su alto grado de civilización a su llegada a Kozhikode, no porque las hubiera dejado en Portugal, sino porque escaseaban en ese país. Los obsequios de oropel que trajo consigo en su carabela eran propios de una pobre civilización, y poco impresionaron al Rajá Samudri de Calicut y sus asesores, aunque igualmente lo trataron con cortesía.
Dadas estas circunstancias, era realmente necesario crear una leyenda e inventar un mito. Incapaces de verse asociados a ningún otro proyecto significativo, los portugueses naturalmente consideraron a Vasco da Gama y su inauguración de la ruta marítima hacia India como su contribución singular y única al mundo tal como lo conocemos hoy. Ellos se empeñan en convertir ese acontecimiento en el centro de su historia y en la definición de su propio valor. Así lo han hecho en los últimos cinco siglos. De hecho, los portugueses conmemoran religiosamente el viaje expedicionario cada 100 años. En la última conmemoración, los artefactos exhibidos en Portugal fueron los mismos expuestos durante las celebraciones del cuarto centenario. En este contexto, los portugueses intentaron también conmemorar otros viajes del mismo período, con el mismo desapego de la realidad.
En su biografía La carrera y la leyenda de Vasco da Gama, Sanjay Subrahmanyam relata una interesante historia que tuvo lugar en 1987, cuando el gobierno portugués se propuso conmemorar el viaje de Bartolomé Días. Como de costumbre, se construyó una réplica del barco en que viajó Días, para que desembarcara en la costa de Sudáfrica en el mismo lugar que lo hizo el expedicionario en 1487. Subrahmanyam continúa: "Los navegantes portugueses debían ser recibidos por nativos semidesnudos, en interés, naturalmente, de la veracidad histórica. Sin embargo, se suscitó un problema, porque el área donde Días había desembarcado era en ese entonces una playa ‘sólo para blancos’ (eran los últimos años del apartheid). Finalmente se encontró una solución: blancos pintados de negro recibieron al moderno Días. Así, el apartheid se mantuvo y la ‘autenticidad’ histórica fue respetada".
Para las actuales celebraciones del quinto centenario del viaje de Vasco da Gama, Portugal estableció un Comité de Descubrimientos. Se concentró gran energía en la organización de una enorme exhibición que incluyó la Expo Marina 1998, en honor al navegante y su viaje. De esta forma, los portugueses intentaron valientemente ser protagonistas dentro de Europa, aunque fuera sólo por unos momentos. En cuanto al resto del mundo, Portugal apenas esperaba que la acompañara y se uniera al espectáculo. Así, Portugal simplemente dio por sentado que esa parte del mundo continúa perteneciéndole. Después de todo, ¿no es cierto que una bula papal y el Tratado de Tordesillas entre Portugal y España, firmado justo cuando Vasco da Gama iniciaba su viaje, sancionaron la división del mundo en dos esferas y otorgaron a Portugal la mitad que incluye a Asia, con todas sus tierras y habitantes, para que hiciera con ella su voluntad?
Es en realidad increíble que un gobierno moderno pueda cometer tamaño error, pero lo hizo, y las consecuencias son irreparables. Pero la oposición fue implacable, y a medida que las propuestas de celebraciones conjuntas fueron cayendo una a una, el gobierno de Portugal y sus partidarios se sumieron en una gran depresión, pues ¿de qué sirven las grandes celebraciones en Europa si no hay participación de Asia? Lo que es peor, el propio viaje de Vasco da Gama corre peligro de perder todo su significado: ¿de qué sirvió su expedición si, 500 años después, el pueblo en el otro extremo no desea ser visto en su compañía ni sentarse a su mesa?
La respuesta inicial de Portugal consistió en cambiar la palabra "celebración" por "conmemoración", pero este cambio de nomenclatura no convenció, porque Lisboa no ofreció pruebas de su disociación del "síndrome de Vasco da Gama": el equipaje mental que trajo el expedicionario a India y que hoy continúa manifestándose en la negativa de Portugal a disculparse por la imposición de su arrogancia, arbitrariedad y violencia, por su destrucción y persecución de otras culturas, y por su obstinación en mantener a Vasco da Gama en la categoría de héroe. Estas actitudes han sido la fuerza motriz de la Comisión de Descubrimientos.
De hecho, una vez que se evidenció el fracaso de los intentos de conciliación y diálogo para convencer a los indios de asociarse a las celebraciones, se manifestó el verdadero grado de chauvinismo de los portugueses. Los periódicos de Lisboa publicaron, uno tras otro, artículos y editoriales que demonizaban a la oposición de India. Algunos llegaron a insultar a los opositores al llamarlos "hijos de soldados portugueses". El presidente de la Asociación de Combatientes por la Libertad de Goa recibió un llamado telefónico amenazante de alguien que exigía saber por qué se oponía a las celebraciones.
Estos hechos sólo constituyeron nuevas pruebas de que la arrogancia de Europa no disminuyó un ápice desde los días en que Vasco da Gama se presentó ante la corte del Rajá Samudri. Tras 500 años de soberanía colonial, Europa continúa suponiendo que puede salirse con la suya, y que nadie, mucho menos de las antiguas colonias, debe osar oponerse a sus proyectos.
Portugal no tiene ninguna razón válida por la cual India debiera participar en su vacía demostración de triunfalismo. Es obvio ahora que el objetivo de Portugal al organizar las celebraciones no consistía en demostrar su afecto hacia India, sino su orgullo y autocomplacencia. Si fuera de otra forma, los portugueses no habrían intentado imponer su punto de vista.
Mohamed Idris, presidente de la Red del Tercer Mundo, describió este desenlace sucintamente en su discurso inaugural de la Referencia India sobre los 500 Años de Vasco da Gama, celebrada en Calicut el 26 de mayo: "Normalmente, cuando dos amigos recuerdan su primer encuentro, hay gran alegría y calidez de ambas partes. En cambio, hoy tenemos todas las manifestaciones de una tragedia humana. En lugar de cálidas memorias del encuentro entre Asia y Europa, sólo hay enojo y rabia. Los asiáticos recuerdan con gran amargura sus encuentros con Europa".
Los historiadores europeos han continuado en cierto modo el viaje de Vasco da Gama durante los últimos 500 años porque tuvo una enorme importancia para Europa. Si los barcos pueden usarse como símbolos, significa que pueden mantenerse a flote con sus mitos también. El resultado es una historia falseada, cuya enseñanza sólo daña las mentes de quienes la aprenden. Lo peor es cuando uno se encuentra con profesores de historia asiáticos que incorporaron esos mitos a su visión del mundo. La empresa europea resultó tan exitosa que incluso una reciente publicación del Consejo Nacional de India para la Investigación y la Capacitación Educativa sobre Vasco da Gama, en idioma hindi, de hecho acepta y propaga muchos de los mitos eurocéntricos que rodean al navegante portugués. La pregunta es: ¿cuánto tiempo más debemos continuar viviendo nuestras vidas de acuerdo con los mitos de Europa?
Los que estudiamos en las décadas de 1950 y 1960 recordamos haber aprendido que, en 1498, fuimos descubiertos por un aventurero portugués llamado Vasco da Gama. El libro de historia que recuerdo haber estudiado estaba escrito por un jesuita que había llegado a India como misionero cristiano, y lograba transmitir la idea de que la vida en esta parte del mundo sólo comenzó a tener sentido desde su descubrimiento por los europeos.
Europa consideró el "descubrimiento" de Asia por Vasco Da Gama (y el de América por Cristóbal Colón) como brillantes acontecimientos que cambiaron la historia del mundo. Muchos analistas sostienen que los viajes expedicionarios no sólo inauguraron el comercio mundial, sino que enseñaron el libre comercio y permitieron un intercambio de vegetales sin precedentes en la historia de la humanidad: Africa recibió la mandioca, mientras India recibió además la papa, el ají, el anacardo, el maíz y muchos otros cultivos que no sólo transformaron los hábitos alimenticios, sino también su economía.
Al comienzo había sólo una historia oficial. Ahora, por suerte, hay muchas. La de Asia se encarga de desmentir la afirmación de que los viajes expedicionarios inauguraron el comercio mundial. En realidad, antes ya existía un floreciente comercio que se extendía de Africa a China, además de un próspero comercio intraasiático. También se comerciaban especies y productos textiles entre India y Europa, pero esto era a través de la ruta terrestre controlada por los musulmanes. Incluso la afirmación de que Vasco da Gama fue el primer europeo en pisar Asia es falsa: ya había europeos en Kerala cuando él llegó, que lo acompañaron durante su estancia. En cuanto al "intercambio" de plantas, vale señalar que los cultivos introducidos en Asia fueron obtenidos por los europeos en América, donde los indígenas se ocuparon por siglos de mantener la biodiversidad.
En cambio, los viajes de Colón y Da Gama sí fueron de invalorable importancia para Europa, porque le permitieron reducir su gran ignorancia acerca del resto del mundo y enriquecerse mediante el saqueo sistemático, además de imponer su propia versión del libre comercio, la cultura y la civilización a los pueblos conquistados.
Registros históricos de los siglos XV y XVI no sugieren que los habitantes de Calicut se sintieran "descubiertos" de modo alguno. Por el contrario, los recién llegados fueron vistos como unos viajeros más procedentes de tierras lejanas. Sólo mediante la invención de mitos y su imposición a través del sistema educativo comenzamos a aceptar el hecho como un hallazgo en lugar de lo que realmente fue. Es por eso que hoy rechazamos la celebración de nuestro "descubrimiento", al cual consideramos, desde nuestra propia perspectiva, como el comienzo del colonialismo y la esclavitud.
Claude Alvares es sociólogo y periodista indio.
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