No. 85 - Noviembre 1998
Chile
RECHIP y las medidas de ajuste
La Red Chile de Acción por una Iniciativa de los Pueblos (RECHIP) señala ante las últimas medidas de ajuste acordadas por el Banco Central, el gobierno y el Parlamento, lo siguiente:
1.- Las crisis en México en 1994 y la crisis asiática de 1997 - que se ha ido expandiendo por el planeta, estando aún en desarrollo-, tienen su explicación en las profundas contradicciones que engendra la aplicación del modelo de libre comercio e inversión no regulada impuesto a nivel mundial por las grandes empresas transnacionales en la última década. En particular, estas crisis tienen una raíz importante en las libertades que se ha concedido al movimiento del capital; es decir, a la ausencia de mecanismos de control y fiscalización a nivel nacional e internacional sobre el capital especulativo.
2.- La economía chilena desde 1990, en el marco del restablecimiento de la democracia política, vio aumentar sustantivamente el flujo de inversión extranjera y los gobiernos de Patricio Aylwin y Eduardo Frei se propusieron acrecentarlo, otorgándole mayores facilidades, en especial mediante la suscripción de múltiples acuerdos comerciales: con México, Venezuela y otros países latinoamericanos, con el MERCOSUR, y el tratado bilateral de libre comercio con Canadá. Como consecuencia de esta estrategia de crecimiento, la economía chilena se hizo enormemente dependiente del flujo de capitales externos y de los ingresos generados por sus exportaciones. El propio proceso de reducción de la inflación se apoyó decisivamente en la sostenida pérdida de valor real del dólar o apreciación del peso, durante los pasados ocho años. La crisis asiática, al afectar sustantivamente el precio y volumen de las exportaciones chilenas, -que ya tendían al estancamiento desde 1995-, precipitó un peligroso déficit en cuenta corriente que ha puesto en riesgo toda la estabilidad macroeconómica en Chile. La posibilidad de cerrar ese déficit, en el marco de mantener el modelo económico neoliberal, pasa por conceder crecientes concesiones al capital transnacional y abandonar los pocos mecanismos de control de capitales aún existentes.
3.- Las autoridades económicas, con el paquete de medidas de ajuste del 16 de septiembre, no han hecho más que profundizar la orientación de enfrentamiento de la crisis que adoptaron ya el pasado 25 de junio. La política económica se alinea cada vez más con los intereses del gran capital y hará recaer todo el peso de la crisis en los trabajadores, en los sectores más pobres de la ciudad y del campo, en los medianos y pequeños productores.
En efecto, la validación por parte del Banco Central de una mayor alza de las tasas de interés está dirigida a reducir drásticamente el gasto, obligando a reducir la actividad, sino a cerrar directamente a un amplio sector de empresarios medianos y pequeños, lo mismo que a sectores fuertemente generadores de empleo, tales como el comercio y la construcción. Se acentúa pues el intento de provocar un efecto recesivo, que traerá aparejado un fuerte crecimiento del desempleo y de las presiones para una rebaja salarial generalizada. A modo de ejemplo, sólo en los últimos 20 meses se ha producido el cierre de más de 60 plantas de pequeña y mediana minería.
Por otra parte, las autoridades de Hacienda, recogiendo las presiones del empresariado, se precipitaron ya a anunciar un crecimiento del gasto público para 1999 de sólo un 2,8 por ciento, un punto menos que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) previsto para ese año (3,8 por ciento). Lejos de calmarse, las ambiciones empresariales se han desatado ante tal anuncio, reclamando directamente un congelamiento del gasto público; que es de temer finalmente se imponga. Ello, sin duda pasará por contener las demandas salariales de los trabajadores del sector público y por volver a acrecentar la deuda social en educación, salud y vivienda que dejara la dictadura militar y que los gobiernos civiles se habían comprometido a resolver.
En cuanto a la política cambiaria, el Banco Central al ampliar la banda del dólar y eliminar por completo el encaje a los créditos externos de corto plazo, ha dado claras señales de estar dispuesto a proceder a una devaluación importante, que seguramente podrá operar en la medida que se produzca previamente una contracción del gasto, de modo que se contrarreste el potencial efecto inflacionario de la devaluación. De allí también lo transitorio del alza de tasas de interés que se ha decretado. En definitiva, estas medidas dejarán a la economía chilena en condiciones de una mayor dependencia del capital extranjero -controlador ya de nuestras principales exportaciones-, y de los flujos externos de carácter especulativo, en un claro retroceso respecto de los márgenes de maniobra que tuvo la política económica en los pasados ocho años.
Tal dependencia del capital extranjero, se profundizará, con las medidas también acordadas ayer por el Banco Central, al dejar sin efecto el "encaje" , mecanismo de control del capital especulativo que había sido introducido como cláusula en el Tratado bilateral de libre comercio de Chile con Canadá; y por el Senado, al acordar por voto de mayoría, la rebaja arancelaria de 11 a seis por ciento en un período de cinco años.
4.- RECHIP lamenta que las autoridades nacionales hayan cedido a las presiones de las grandes transnacionales y a las orientaciones señaladas en la última reunión del FMI, llevando adelante este nuevo paquete de ajuste de la economía.
5.- RECHIP plantea que la respuesta democrática a esta crisis no pasa por seguir castigando a amplios sectores de la sociedad civil y en desmedro de la soberanía nacional. No puede existir una política de embudo: amplias concesiones para las transnacionales, donde se contemplan sus crecientes intereses y privilegios, y estrechez, para la inmensa mayoría del país, a la que se le solicita congelar sus salarios, que no consuma lo básico para vivir y que además, colabore con las medidas antes enunciadas. Sólo faltaría que el gobierno chileno lance una consigna similar a la del gobierno de Corea del Sur: "Da energía a tu esposo", exhortando a las mujeres a absorber anímicamente el impacto de la crisis financiera descargado sobre sus compañeros hombres.
6. RECHIP plantea que Chile necesita un modelo económico y de integración diferente, una integración que refleje las prioridades y la participación de todos los sectores de la sociedad civil; una integración económica, política, social y cultural que realmente beneficie a los pueblos de las Américas y del mundo y no a partir de los marcos comerciales que hasta ahora han dirigido las corporaciones transnacionales y aplicado los gobiernos. Nuestra propuesta de integración tiene como prioridad la democracia participativa, el desarrollo sustentable, la justicia social y la diversidad cultural y étnica.
17 de Setiembre de 1998
Red Chile de Acción por una Iniciativa de los Pueblos (RECHIP)
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