No. 85 - Noviembre 1998
Los bandos en materia del futuro de la producción mundial de alimentos ya están claramente delimitados: de un lado un puñado de empresas gigantes que buscan dominarla con alimentos manipulados genéticamente, y de otro, oponiéndoseles, un amplio movimiento mundial de organizaciones populares.
Los bandos en materia del futuro de la producción mundial de alimentos ya están claramente delimitados: de un lado un puñado de empresas gigantes que buscan dominarla con alimentos manipulados genéticamente, y de otro, oponiéndoseles, un amplio movimiento mundial de organizaciones populares.
Con las patentes que les aseguran la propiedad de sus semillas transgénicas y con una promoción agresiva para su uso, las transnacionales buscan el control monopólico de las existencias mundiales de alimentos. Y un elemento clave en este intento de dominar el alimento del mundo ha sido la creación del sistema genético "Exterminador" por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos y una empresa privada del mismo país. Esta tecnología impide que las semillas germinen en la próxima generación, con lo cual los agricultores ya no podrán guardar semillas para el cultivo de la próxima estación. El que esas semillas se "autodestruyan" después de su uso, le asegura a la empresa sus derechos de patente sin necesidad de una política externa para el titular de la patente.
Esta nueva tecnología es controlada por Monsanto, que merced a una serie de fusiones y adquisiciones, se ha convertido en una de las mayores empresas del mundo. Junto con otras cinco megaempresas (Novartis, AgroEvo, Dupont, Zeneca y Dow), actualmente está en condiciones de controlar el abastecimiento mundial de alimentos.
Enfrentada a esta ofensiva empresarial, la resistencia adopta varias formas, desde "acciones directas" contra los cultivos transgénicos (en Gran Bretaña grupos de genetiX han destruido campos de experimentación, y características similares ha tenido la resistencia en Irlanda y Alemania).
Si bien la "acción directa" ha contribuido en la lucha contra los cultivos biotecnológicos, de crucial importancia es la lucha por informar a la opinión pública sobre los riesgos de los alimentos transgénicos. Organizaciones de base, ONGs, científicos y expertos agrícolas han organizado campañas de propaganda y concienciación para arrojar luz sobre los alimentos transgénicos, así como algunas publicaciones han denunciado los peligros que representan los cultivos manipulados genéticamente para los agricultores, la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
Si bien hay algunas victorias, todavía queda una larga y ardua lucha por delante.
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