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No. 86 - Diciembre 1998

Libres mercados optan por la intervención

por Martin Khor

La introducción de controles de capital en Malasia fue el más duro golpe asestado hasta el momento a la ortodoxia del laissez faire y a la libertad total de los mercados financieros. Mientras Hong Kong y Taiwán reaccionan contra la especulación y el experimento de Rusia con el libre mercado se hace trizas, la corriente se vuelve contra las inflexibles políticas neoliberales. ¿Surgirá un nuevo paradigma?

¿Estará cambiando el rumbo económico mundial en contra del sistema financiero de libre mercado, que ha dominado la economía real de tantos países en los últimos años? En la primera semana de setiembre, Malasia adoptó la iniciativa de imponer severos controles a las transacciones en moneda extranjera y nuevas normas en el mercado de acciones.

Aunque las políticas de Malasia fueron las más radicales y destacadas, otros países introdujeron también medidas destinadas a limitar la exposición de sus mercados a la especulación y los cambios bruscos en el flujo de capitales, entre ellos Hong Kong y Taiwán, que hicieron más estrictas las normas contra la manipulación, y Rusia, que se vio forzada a dejar de pagar los bonos gubernamentales y en determinado momento suspendió todo comercio en rublos.

Cambio de paradigma

Aunque muchos analistas de mercado y observadores internacionales han condenado las intervenciones, algunos economistas influyentes, periodistas occidentales e inversores directos consideraron de manera favorable los intentos de regulación de los mercados financieros. Esto podría representar el comienzo de un cambio de opinión, quizá incluso de un cambio de paradigma, sobre los costos y beneficios netos de permitir que los mercados financieros funcionen al estilo laissez faire.

El nuevo paquete de medidas de Malasia incluyó:

* La fijación oficial del ringgit en 3,8 unidades frente al dólar, eliminando o restringiendo así el papel de las fuerzas del mercado en la determinación de la cotización diaria de la moneda nacional.

* La prohibición a los no residentes que adquieran acciones locales de retirar del país las ganancias derivadas de la venta de dichas acciones por un año a partir de la fecha de compra, con la finalidad de reducir la negociación accionaria especulativa a corto plazo por parte de extranjeros.

* La determinación de que todas las transacciones con valores cotizados en la Bolsa de Kuala Lumpur deben efectuarse mediante una bolsa reconocida por ésta. Esta medida tiene por fin hacer regresar a la bolsa local el comercio off-shore de acciones malasias, hasta ahora realizado principalmente en Singapur.

* Reducción o eliminación del comercio internacional del ringgit, haciendo retornar al país los activos financieros en esa moneda mediante el desconocimiento o la no aceptación de tales activos pasado un mes de su salida. (No obstante, se otorgan permisos en casos excepcionales).

* El pago de las exportaciones debe realizarse en moneda extranjera.

* Medidas tendentes a limitar la extracción o introducción de fondos. Por ejemplo, los viajeros malasios sólo pueden tener consigo 1.000 ringgits al entrar o salir del país, y otros 10.000 en moneda extranjera al salir. Los viajeros no residentes pueden llevarse una cantidad de moneda extranjera equivalente a la que introdujeron. No hay límite a la importación de moneda extranjera.

* Imposición de condiciones a las operaciones y transferencias de fondos en cuentas extranjeras. Por ejemplo, las transferencias de fondos en ringgits entre cuentas extranjeras requieren la aprobación del Banco Central y, luego de un mes, se necesita la misma aprobación para las transferencias a cuentas nacionales.

* Controles más estrictos sobre los pagos de residentes por inversiones en el extranjero, facilidades de crédito en moneda extranjera y valores en ringgits.

Hasta el final de la primera semana de setiembre, todavía existía una considerable incertidumbre sobre los detalles de varias de las medidas, y el Banco Central emitió una segunda declaración interpretando algunas de las normas.

El entonces presidente interino del Banco Central, Zeti Akhtar Aziz, sostuvo que los extranjeros que realizan inversiones directas, en libertad para repatriar sus ganancias, no serían afectados ya que los controles están destinados a contener el impacto del flujo de fondos a corto plazo.

Piedras y flores

Las autoridades de Malasia recibieron duras críticas por este claro alejamiento de la ortodoxia financiera. El Fondo Monetario Internacional (FMI) expresó su asombro y declaró que, en general, "cualquier restricción impuesta al movimiento de capital no conduce a fortalecer la confianza del inversor".

Algunos analistas, especialmente aquellos vinculados a los fondos de inversión que dependen del libre movimiento de capital para obtener ganancias, fueron mordaces en sus críticas. Un observador de Londres afirmó que Malasia sufre actualmente de "una crisis de cociente intelectual", ya que las medidas adoptadas fueron lo más estúpidas posible.

Sin embargo, también hubo muchas respuestas positivas. Sindicatos, grupos de consumidores y de empresas nacionales elogiaron las medidas. La Cámara Internacional de Industria y Comercio de Malasia, que representa a las compañías extranjeras en el país, declaró que los controles monetarios son una buena solución a corto plazo ya que otorgan a la nación cierto espacio para poner la casa en orden. "Los miembros de la Cámara normalmente no aprobarían medidas contrarias a los principios del libre mercado", dijo su presidente, Jorgen Bornhoft, "pero la actual situación es anormal, y dadas las circunstancias, la Cámara espera sinceramente que las medidas logren la estabilidad económica y otorguen tiempo a las organizaciones malasias para reconstruir sus fuerzas".

El director del gigantesco Grupo Estadounidense Internacional, que tiene una filial en Malasia, también expresó su respaldo. Asimismo, el diario The Financial Times declaró que existen razones para el control temporal de capitales en estos tiempos de crisis. Señaló que algunos economistas creen que los controles sobre los fondos de corto plazo deberían formar parte de la política de los mercados emergentes para evitar la desestabilización de la entrada y salida de capitales, que dio origen a la crisis asiática. Dichos controles, agregó, otorgarían a los países afectados por la crisis una mayor flexibilidad monetaria, facilitando la reforma bancaria, mientras las bajas tasas de interés impulsarían el crecimiento. El periódico advirtió, sin embargo, que los controles de capital deberían ser transitorios y utilizarse para ayudar a las reformas económicas, no para evitarlas.

El economista estadounidense Paul Krugman publicó una carta abierta al primer ministro de Malasia, Mahathir Mohammad, expresando su deseo ferviente de que las nuevas medidas tengan buenos resultados. Krugman, quien recientemente se manifestó a favor de los controles de capital como forma de superar la crisis asiática, advirtió sin embargo que dichos controles son riesgosos y no tienen garantía de éxito. Además, señaló cuatro pautas: los controles deben provocar un trastorno mínimo en el comercio, ser transitorios y contribuir a las reformas en lugar de sustituirlas, y la moneda no debe fijarse en un nivel demasiado alto.

Efectos deseados

Las medidas ya tuvieron algunos efectos deseados. En primer lugar, el valor del ringgit se fijó y estabilizó en 3,8 frente al dólar a partir del 2 de setiembre. Hubo leves fluctuaciones con relación a otras divisas, en reflejo de la modificación de sus valores frente al dólar. En segundo lugar, el mercado local de valores tuvo una reacción positiva. Tras caer 13 por ciento el día del anuncio de las medidas (1 de setiembre), el índice compuesto de la Bolsa de Valores de Kuala Lumpur subió 38 por ciento en los tres días siguientes, llegando a 363 puntos el 4 de setiembre. En tercer lugar, las autoridades no perdieron tiempo en reducir las tasas de interés. El Banco Central redujo el 3 de setiembre la tasa de intervención de tres meses de 9,5 a ocho por ciento. Los intereses de los préstamos también se redujeron, aliviando la carga de compañías y consumidores endeudados.

La relajación de la política monetaria se ha convertido en una prioridad para Malasia, y la capacidad de lograrla sin depreciar la moneda fue uno de los principales motivos para la decisión de imponer controles de capital. Antes de los controles, existía un dilema político entre la reducción de las tasas de interés y el mantenimiento del tipo de cambio. Con la introducción de las restricciones se rompió ese vínculo, ya que el valor de la moneda se estabilizó y ahora existe mayor libertad para variar las tasas de interés.

Queda por ver cómo y en qué medida la reducción de las tasas de interés ayudará a la recuperación de la economía. Si tienen éxito, las medidas adoptadas por Malasia serán atractivas para otros países que atraviesen una situación similar.

Hong Kong y Taiwán

Aparte de Malasia, otros dos países asiáticos considerados paladines del libre mercado, Hong Kong y Taiwán, también tomaron medidas para combatir la especulación.

Las autoridades de Hong Kong invirtieron unos 14.000 millones de dólares en la compra de acciones en el mercado local para apuntalar el índice Hang Seng, en un intento por derrotar a aquellos especuladores que habían apostado fuerte a la caída del índice. En la primera semana de setiembre, introdujeron medidas para reducir la venta al descubierto de acciones de Hong Kong, es decir, la venta de dichas acciones por quien no las posee y espera obtenerlas a un precio más bajo antes del día pactado para la entrega. Hubo innumerables protestas de operadores bursátiles, inversores y analistas, que advirtieron que la intervención de las autoridades causaría un tremendo perjuicio a la imagen de Hong Kong como libre mercado. Las autoridades replicaron que la manipulación financiera había alterado el mercado y debía ser contenida.

También en la primera semana de setiembre, las autoridades de Taiwán tomaron medidas para impedir transacciones ilegales con fondos administrados por George Soros, a las que se culpó por causar la caída del mercado local de valores. Un informe publicado en el diario malasio The Star el 29 de agosto decía que se había formado un grupo de trabajo para investigar las transacciones realizadas con fondos de cobertura administrados por Soros mediante cuentas por poder en mercados taiwaneses. A aquellas firmas de valores locales que vendieran fondos de Soros mediante cuentas por poder se les retiraría la licencia y los operadores serían condenados hasta a dos años de prisión, advirtió la Comisión de Valores y Futuros.

El Banco Central de Taiwán también adoptó medidas de control para mantener estable el dólar taiwanés desde que estalló la crisis en la región, el año pasado. Según un artículo publicado en la revista británica The Economist, la institución instruyó a los bancos taiwaneses para que no realizaran préstamos en moneda local a bancos extranjeros. Asimismo, suspendió nuevas emisiones de bonos en moneda local por parte de instituciones multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, demoró la autorización de fondos mutuos en moneda extranjera e impuso trabas administrativas para reducir a la mitad (unos 150 millones de dólares por día) la facturación en el mercado de créditos interbancarios.

Estas medidas fueron diseñadas para impedir la fuga de capitales y mantener la moneda fuera del alcance de los especuladores extranjeros, y tuvieron éxito, destaca The Economist. El nuevo dólar de Taiwán finalmente se ha estabilizado frente al dólar estadounidense. Esto, agrega la revista, es un logro extraordinario, dado que los exportadores locales fueron afectados por la crisis regional y la fuerza de la moneda tanto en la isla como en China continental, donde muchas empresas taiwanesas fabrican sus productos.

La regulación o intervención del Banco Central incluyó: prohibición de los contratos a término sin entrega (principal instrumento de cobertura de las grandes compañías taiwanesas), obligación de informar al Banco Central sobre las transferencias en divisas superiores a un millón de dólares, y exhortación de funcionarios del Banco a tesoreros de empresas para que convirtieran sus ganancias por concepto de exportaciones al nuevo dólar de Taiwán.

"El fracaso de la ortodoxia del FMI, que no pudo impedir el contagio de la crisis en toda Asia, hizo nuevamente de los controles de capital una idea intelectualmente respetable. Los diseñadores de políticas no pueden dejar de reconocer que tanto China como Taiwán tienen controles de capital y ninguna de ellas sucumbió a la crisis de la región", comentó The Asian Wall Street Journal.

Martin Khor es director de la Red del Tercer Mundo.






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