No. 89 - Marzo 1999
CONTROL CIUDADANO 1999
El avance hacia el desarrollo social y la equidad de género
por
Roberto Bissio
Control Ciudadano, un punto de encuentro de ONGs preocupadas por el desarrollo social y la discriminación de género, ocupadas en monitorear las políticas que tienen un impacto directo sobre la desigualdad y las personas que viven en la pobreza, publicó su cuarto informe anual. A continuación incluimos el Prefacio de Control Ciudadano 1999.
El informe de Control Ciudadano 1999 está dedicado a la memoria de Bella Abzug, luchadora infatigable por los derechos de las mujeres y el desarrollo social, quien alentó e inspiró desde los orígenes esta iniciativa con su reclamo permanente por acompañar las palabras, que pocos podrán expresar con tanta energía y convicción, con compromisos y acciones concretas.
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1998 no fue un buen año para el desarrollo social. Ya en febrero, hablando ante la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas en nombre de la coalición de organizaciones de Control Ciudadano, Leonor Briones alertaba sobre las terribles consecuencias sociales de la crisis financiera en el Sudeste asiático. En los meses siguientes, la turbulencia de los mercados financieros se expandió por el mundo, sacudió a Rusia, amenazó a Brasil. Las estadísticas aún no se han consolidado, pero son muchos los testimonios que indican que en pocos meses se pueden haber perdido los avances de una década de lucha contra la pobreza en muchos países.
El rescate de bancos y fondos de inversión privados con dineros públicos y los ajustes fiscales (más impuestos, menos gastos gubernamentales) generalmente afectan recursos que se hubieran destinado a la educación, la salud o la seguridad social. Las restricciones al crédito afectan la generación de empleo. Todo ello afecta directa o indirectamente a los menos favorecidos: "Los 16 países (estudiados por la Red de Conocimiento para la Reducción de la Pobreza, coordinada por el PNUD) en donde el crecimiento fue negativo sufrieron un incremento de la pobreza" establece el informe "Superar la Pobreza Humana".
La justificación habitual es que este paquete de medidas es necesario. Una vez saneada la economía, se recuperará el crecimiento económico. Aun siendo optimistas, si el crecimiento efectivamente vuelve a ocurrir, no es automático que los pobres recuperen las posiciones perdidas. "Ni el crecimiento moderado (hasta el cuatro por ciento per cápita) ni la alta tasa de crecimiento (más del cuatro por ciento) han dado garantía alguna para la reducción de la pobreza", prosigue el informe. "En el caso de crecimiento moderado, 13 en un total de 27 casos mostraron un incremento de la pobreza, y en el caso de alta tasa de crecimiento, dos de los cinco casos también mostraron este incremento.
Erradicar la pobreza del mundo fue uno de los 10 compromisos acordados por los jefes de Estado y de gobierno en la Cumbre Social de Copenhague, tal vez el de mayor trascendencia histórica, no porque la pobreza no hubiera sido antes objeto de atención de la comunidad internacional, sino porque por primera vez se explicitó un compromiso solemne de erradicarla y no sólo de paliarla o disminuirla. Constanza Moreira analiza la pobreza en este número de Control Ciudadano, y su conclusión es que solamente se reducirá sustancialmente donde exista una clara voluntad política y políticas coherentes con este objetivo.
Con las finanzas internacionales como principal factor de influencia de las políticas nacionales en todo el mundo, no se puede hacer un análisis serio de temas concernientes al desarrollo social (o a ningún otro tema relevante al "bien común"). Marina Ponti y Paul H. Dembinsky hacen hincapié en este punto en el primero de los tres artículos sobre finanzas, escritos por organizaciones no gubernamentales (ONG) de reconocida experiencia para este número de Control Ciudadano, Martin Khor explica cómo el control del flujo internacional de capitales se ha vuelto un tema prioritario de la política internacional y Nicola Bullard sostiene que, al contrario de lo que se viene practicando, son las políticas antipobreza las que pueden salvar a la economía internacional y no al revés.
Que el desarrollo social necesita un "ambiente económico favorable" no es un descubrimiento novedoso y el primer compromiso de la Cumbre Social está dedicado a este tema. En 1999 comenzarán las reuniones preparatorias de la evaluación de alto nivel sobre lo acordado en Copenhague, que se realizará en el año 2000. Será imprescindible que esta conferencia aborde con decisión los temas financieros o de lo contrario tendrá muy poco peso todo lo que se diga sobre los grandes temas motivadores: la pobreza, el empleo y la integración social.
El octavo compromiso de los 10 adoptados por la Cumbre Social se refiere a los programas de ajuste estructural y la necesidad de compatibilizarlos con los objetivos del desarrollo social. En un ejercicio novedoso, el Banco Mundial, organizaciones de la sociedad civil y algunos gobiernos han iniciado un proceso de discusión tripartita sobre los efectos del ajuste estructural. Doug Hellinger informa para Control Ciudadano sobre esta iniciativa y sus conclusiones preliminares.
La promoción del pleno empleo es el tercero de los compromisos de la Cumbre Social. Mariana González lo analiza en este informe y Jessica Stern estudia el tema del empleo de las mujeres.
El logro de "igualdad y equidad entre mujeres y hombres" es el quinto compromiso de la Cumbre Social y el tema central de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, que se realizó en Beijing, también en 1995. Sobre él informan cuatro importantes redes internacionales no gubernamentales de mujeres -DAWN, CLADEM, REPEM y WEDO- en los aspectos que tienen que ver con el seguimiento de las conferencias, la salud, la educación y los derechos humanos.
El compromiso nueve de la Cumbre Social promete aumentar los recursos dedicados al desarrollo social y/o utilizar más eficientemente los recursos disponibles. A nivel internacional, como es sabido, no se han encontrado (o no ha habido voluntad política de hacerlo) las "fuentes nuevas y adicionales" de recursos para el desarrollo social, ni se ha avanzado en el cumplimiento del viejo compromiso de los países ricos de destinar el 0,7 por ciento de su producto bruto a la cooperación internacional. Caroline Wildeman analiza en este informe hasta dónde se ha progresado en el esfuerzo por destinar un porcentaje mayor de los recursos existentes (tanto nacionales como provenientes de la ayuda internacional) a los servicios sociales básicos que benefician directamente a los más pobres.
El décimo compromiso de los asumidos por los gobernantes del mundo en Copenhague fue el de lograr una "mejora y fortalecimiento del marco de cooperación para el desarrollo social a través de las Naciones Unidas y de otras instituciones".
Como es sabido, las instituciones claves en el diseño de la globalización de la economía están fuera de la Organización de las Naciones Unidas, como es el caso de la Organización Mundial de Comercio, o se mueven al margen de ella, como sucede con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. El ya precario equilibrio de los organismos de gobernanza internacional trabajosamente construidos en los últimos 50 años se hubiera desvirtuado aún más si prosperaba la propuesta de un Acuerdo Multilateral de Inversiones que se negoció en secreto durante dos años en la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, el selecto club de los 29 países más ricos, con sede en París.
En 1998 esta iniciativa, que hubiera otorgado nuevos derechos a las empresas transnacionales frente a los Estados y reducido la capacidad de los gobiernos nacionales y locales de controlar sus actividades, fue frustrada. El fracaso, tal vez definitivo, de la propuesta, fue atribuido por los analistas a discrepancias entre los negociadores (en particular la oposición de Francia), pero sobre todo a la protesta masiva de la opinión pública, parlamentos y gobiernos locales. También contribuyó sin duda el lúcido análisis realizado por el subcomité the Sub-Commission on Prevention of Discrimination and Protection of Minorities en agosto, al notar con preocupación que el Acuerdo propuesto podía tener "efectos adversos sobre los derechos humanos, el ambiente y el desarrollo sustentable" y exhortar a los Estados a tener en cuenta sus obligaciones con relación a los derechos humanos al considerar este tipo de medidas.
Un acuerdo internacional que sí prosperó en 1998 fue el de la creación de la Corte Penal Internacional, cuyo estatuto fue aprobado en julio en Roma y en enero de 1999 ya había sido firmado por 72 países. La creación de esta Corte fue activamente apoyada por ONG de todo el mundo, en un hecho que debe considerarse un avance en el cumplimiento de los compromiso cuatro (sobre derechos humanos e integración social) y 10 (fortalecimiento de la ONU) de la Cumbre Social.
Entre los mecanismos de cooperación interregional incluidos en este décimo compromiso, la Convención de Lomé es sin duda el mayor y más relevante, por vincular a una gran cantidad de países y por incluir de un lado a la economía europea y, del otro, a las de la mayoría de los países en desarrollo (y casi todos los más pobres). Myrjam van Reisen, de la coalición no gubernamental europea Eurostep, analiza para Control Ciudadano el proceso de renegociación de los términos de la Convención y sus implicancias para el desarrollo social.
En conjunto, estos análisis reflejan el pensamiento y las preocupaciones de una buena parte de las organizaciones y redes internacionales no gubernamentales preocupadas por la "agenda social" de la comunidad internacional. Sin embargo, el protagonismo real del combate a la pobreza y contra la desigualdad de género está a nivel local y la razón de ser de Control Ciudadano está en fortalecer y dar un canal de expresión a los grupos y coaliciones que actúan a nivel local. Esta edición 1999 de Control Ciudadano incluye 32 informes nacionales, con lo que se eleva a 57 el total de países donde hay organizaciones afiliadas que han elaborado informes desde que comenzó esta actividad en 1996.
Control Ciudadano no es un informe de consultores profesionales y no acepta contribuciones que no procedan de organizaciones activas en los países sobre los que informan y originarias de ellos. En algunos casos eso implica la ausencia de informes nacionales, ya sea porque las organizaciones autoras se vieron abrumadas por situaciones de catástrofe (como ocurrió en América Central con el devastador huracán Mitch) o porque se lo impiden la falta de un mínimo necesario de condiciones para reunirse, informarse, debatir y recabar datos o las urgencias cotidianas de sus prioridades nacionales, como en varios países africanos o en el sudeste asiático devastado por otro huracán: el financiero. En compensación merece destacarse que en varios países el número de organizaciones que participan en la elaboración de los informes ha aumentado y las conclusiones que aquí se expresan son frecuentemente el resultado de un largo proceso de consultas con organismos de base y, a su vez, han dado origen a diálogos a nivel local con instituciones estatales y agencias internacionales de cooperación.
Este crecimiento en el número de países involucrados ha obligado, en muchos casos, a editar los informes y reducir su extensión para poder dar cabida a todos en un libro que no puede crecer indefinidamente.
Las versiones íntegras de los informes están disponibles en Internet en: http://www.socwatch.org.uy/
Control Ciudadano en la ONU
El mejor ejemplo
"A medida que progresamos hacia las metas fijadas en la Cumbre sobre Desarrollo Social, no hay quizás mejor ejemplo de un intento de capturar íntegramente y de forma concreta y tangible los esfuerzos realizados y los desafíos que enfrentan los países, que el trabajo producido por la amplia red de organizaciones de la sociedad civil del Sur y del Norte que integran y publican anualmente Control Ciudadano. Hay lecciones para aprender de la iniciativa Control Ciudadano y el PNUD espera que este trabajo sea utilizado, a nivel nacional, regional y global, en los encuentros preparatorios para la revisión de la Asamblea General el año próximo".
Declaración de Eimi Watanabe, administrador asistente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y director del Bureau for Development Policy, dirigida a la Comisión sobre Desarrollo Social de la ONU, el 18 de febrero de 1999. |
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Control Ciudadano/Social Watch
Los gobiernos del mundo se han comprometido solemne y públicamente a erradicar la pobreza y a lograr la igualdad entre hombres y mujeres.
En el año 2000 se reunirán nuevamente para evaluar los progresos alcanzados. ¿Asistiremos a una nueva ronda de discursos altisonantes o a la toma de decisiones concretas a partir de un reconocimiento honesto de la situación?
Los compromisos asumidos en 1995 en Nueva York y Beijing no fueron un intercambio de buenas intenciones entre diplomáticos, sino obligaciones contraídas por los mandatarios ante la gente que los elige y paga sus sueldos. La participación activa de la sociedad civil es imprescindible para que las promesas se cumplan.
Control Ciudadano (Social Watch) es un punto de encuentro de organizaciones no gubernamentales preocupadas por el desarrollo social y la discriminación de género y ocupadas en monitorear las políticas que tienen un impacto directo sobre la desigualdad y sobre las personas que viven en la pobreza. Y se trata de influir sobre estas políticas: ciudadanía es participación y también debate y crítica.
Control Ciudadano estimula el tendido de una red (que es abierta y está en permanente construcción),apoyando a los grupos en el intercambio de sus conclusiones y sus metodologías.
Al publicar su Informe Anual, Control Ciudadano ayuda a construir un sistema de vigilancia sobre la implementación por parte de los gobiernos, las agencias de la ONU y los organismos multilaterales de lo acordado en la Cumbre Mundial de Desarrollo Social y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. Para muchas organizaciones dedicadas a un trabajo concreto en el terreno, el esfuerzo de contribuir a este informe es, también, una oportunidad de ampliar su comprensión de los problemas nacionales, evaluar su propia acción y establecer un diálogo entre, por ejemplo, quienes se dedican a temas de género, de derechos humanos o de desarrollo comunitario.
Estas organizaciones, en muchos casos coaliciones, son la esencia de Control Ciudadano y su esfuerzo no se limita a contribuir a este informe internacional, sino que sus conclusiones son difundidas dentro del país, debatidas en seminarios con otras organizaciones, elevadas a los gobiernos y en varios casos discutidas con estos en instancias de diálogo o mesas redondas, frecuentemente con la participación de las representaciones locales de instituciones intergubernamentales.
Los análisis provenientes de estas organizaciones son, por eso, la base del informe anual del Control Ciudadano y toda la colección de informes locales, nacionales y regionales está a disposición del público a través de Internet.
Porque no se trata de celebrar el milenio en Ginebra y Nueva York con fuegos artificiales de retórica, sino que queremos ver allí en el año 2000 el trabajo práctico de hombres y mujeres con poder, dinero y oportunidades en beneficio de quienes carecen de todos ellos. |
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