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Derechos Humanos


No. 92 - Junio 1999

CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO

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por Eduardo Tamayo G.

La comunidad internacional y los movimientos de derechos humanos tienen en la mira, actualmente, la I Conferencia Mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia e intolerancia relacionada, prevista para el último semestre del año 2001, en un país aún por definir. Previamente se realizarán dos eventos preparatorios, en los años 2000 y 2001.

El fantasma del racismo recorre el mundo. Recientemente, en España, un empresario fue condenado por la Justicia por negarse a vender un coche a un negro. "Yo no atiendo a morenos como tú, ni a gitanos ni a moros", habría dicho el enfurecido vendedor para quien, cosa rara en ésta época, el odio racial pesó más que la ambición por el "Dios dinero, poderoso caballero".

Casi 60 años más tarde de que Hitler y sus aliados iniciaran la segunda guerra mundial para hacer prevalecer la superioridad de la raza aria, los prejuicios y las prácticas racistas están lejos de esfumarse, y con sorpresa leemos que uno de cada cinco alemanes se declara antisemita, resultando que los más antisemitas son los mayores de 64 años (El País, 15-10-98). Más todavía, en Londres ya no sólo se trata de prejuicios, sino que los seguidores del Führer pasan a la acción y atacan con bombas cargadas de clavos a los sitios frecuentados por judíos, asiáticos, negros y gays, provocando pánico, muerte y dolor. Los grupos de la ultraderecha vuelven a atizar la llama de la xenofobia, es decir el odio a todo lo que huela a extranjero, en circunstancias en que también Europa está amenazada por la recesión y el desempleo.

Por desgracia, el virus de la intolerancia no solo afecta al Viejo Continente, sino que se está convirtiendo en una verdadera pandemia que se extiende por el mundo entero: desde la ex Yugoslavia hasta Estados Unidos, desde Ruanda hasta América Latina. La reciente matanza en la Columbia High School de Estados Unidos, perpetrada el 21 de abril, día del cumpleaños de Hitler, a manos de dos jóvenes neonazis, no viene sino a confirmar que este país todavía está a años luz de haber desterrado el racismo y la xenofobia. En Estados Unidos son frecuentes los abusos de sus policías contra los inmigrantes y los negros, en tanto que se mantienen las desigualdades económicas y sociales respecto a estos últimos. En efecto, aunque se ha avanzado en el reconocimiento de los derechos civiles, sin embargo los negros "todavía padecen el doble de desocupación que los blancos, y frecuentan más las cárceles que las universidades", escribe el uruguayo Eduardo Galeano, quien agrega que uno de cada cuatro negros norteamericanos ha pasado por la cárcel o vive en ella.

América Latina no se queda atrás. La palabra "indio", luego de cinco siglos de colonización y neocolonización, se sigue usando como insulto. En Argentina, por ejemplo, tener rasgos "aindiados" puede ser motivo suficiente para ser molestado e incluso detenido por los policías que buscan indocumentados paraguayos, bolivianos o peruanos. Pese a que las constituciones nacionales proclaman la igualdad ante la ley y generalmente prohiben toda clase de discriminaciones por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, filiación política y otros, estas disposiciones todavía constituyen una aspiración. El problema es más complejo, cuando los prejuicios racistas se encuentran muy arraigados en las poblaciones, y se reproducen en la vida cotidiana. El negro, por ejemplo, siente el peso de la discriminación al momento de buscar un empleo, inscribir un niño en la escuela o simplemente transitar por la calle. Muchas veces los estados asumen una actitud contemplativa o de complicidad frente a las diversas formas de discriminación, a tal punto que los movimientos afroamericanos e indígenas hablan de que en muchos países el apartheid aún no ha sido desterrado.

En los medios de información y últimamente en Internet se puede encontrar imágenes, mensajes y lenguajes cargados de odio y xenofobia. Los migrantes, por lo general, son presentados como causa del incremento de la violencia y la delincuencia. Quienes controlan y monopolizan la información a nivel mundial han creado ciertos estereotipos mediante los cuales ser palestino o seguidor del Islam es sinónimo de terrorista.

Múltiples respuestas

Esta racha discriminatoria, junto a la exclusión social, la profundización de las desigualdades, la mundialización de la pobreza y la globalización del crimen, aparecen como uno de los rasgos fundamentales del "totalitarismo" neoliberal. Sin embargo, en este contexto también se multiplican y crecen las iniciativas y acciones ciudadanas que proclaman la solidaridad, la tolerancia y el respeto al otro. Y aquí valga mencionar, por ejemplo, las masivas manifestaciones de Londres en respuesta a los ataques del autodenominado grupo ultraderechista Los Lobos Blancos. En España, igualmente, las asociaciones humanitarias se ha movilizado para extender la mano a los inmigrantes y a los refugiados. Las propuestas más avanzadas plantean que "la solución para la inmigración ilegal es la ayuda para el Desarrollo", en tanto que 50 organizaciones no gubernamentales se unieron, el año pasado, en una campaña denominada "Papeles para todos y todas, ningún ser humano es ilegal".

En el ámbito de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el racismo figuró en la agenda del 55° periodo de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos llevada a cabo desde mediados de marzo hasta finales de abril, en Ginebra. La Comisión adoptó una resolución en la que pide a todos los estados revisar, y de ser necesario, modificar las políticas de inmigración incompatibles con los instrumentos y las normas internacionales relativas a los derechos humanos, con miras a eliminar todas las medidas y prácticas discriminatorias en contra de los inmigrantes. Así mismo solicitó a los estados que den prioridad a la educación como el principal medio para prevenir y eliminar el racismo y la discriminación racial, y sensibilizar a la población.

Hacia la Conferencia Mundial

La comunidad internacional y los movimientos de derechos humanos tienen en la mira, actualmente, la I Conferencia Mundial contra el "racismo, la discriminación racial, la xenofobia e intolerancia relacionada", que se prevé se realizará en el último semestre del año 2001, en un país que aún está por definirse. Previamente se realizarán dos eventos preparatorios en los años 2000 y 2001.

Esta Conferencia, por desgracia, no ha tenido la misma repercusión que otras similares de la ONU, como las de la mujer, derechos humanos, población o desarrollo social. De ahí que la Comisión de Derechos Humanos recomendó un mayor involucramiento tanto en las reuniones del Comité preparatorio como en la Conferencia misma. Estos eventos estarán abiertos a todos los estados miembros de la ONU, a todos las organizaciones y comisiones regionales, a los representantes de organizaciones de observadores e instituciones especializadas, a todos los organismos y programas de la ONU. Las ONGs que trabajan el tema del racismo han recomendado que también debe fomentarse la participación de la sociedad civil, y particularmente de organizaciones indígenas, grupos minoritarios y organizaciones de migrantes.

La Comisión solicitó también a la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Mary Robinson, elaborar y poner en marcha una campaña de información destinada a movilizar y conseguir la adhesión del mundo político, económico y cultural hacia los objetivos de la Conferencia mundial. Para ello, recomendó abrir una página Web destinada a promoverla y difundirla.

Existen instrumentos jurídicos que enmarcan la Conferencia mundial contra el racismo, y que merecen ser recordados. Uno de ellos, y quizá el más importante, es la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, que entro en vigor en enero de 1969, y que hasta 1990 había logrado la adhesión de 128 estados. En esta Convención se estipula que "toda doctrina de superioridad basada en la diferenciación racial es científicamente falsa, moralmente condenable y socialmente injusta y peligrosa", y que "la discriminación entre seres humanos por motivos de raza, color u origen étnico constituye un obstáculo a las relaciones amistosas y pacificas entre las naciones y puede perturbar la paz y la seguridad entre los pueblos, así como la convivencia de las personas aun dentro de un mismo estado".

Con esta Convención, los estados se comprometieron a adoptar políticas y medidas concretas destinadas a eliminar la discriminación racial y promover el entendimiento entre las razas, medidas que, por lo que se puede observar, no siempre se han cumplido. Así mismo, mediante este instrumento jurídico se creó un Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, compuesto por 18 especialistas, entre cuyas funciones está la de examinar los informes presentados por los gobiernos en esta materia, receptar denuncias y formular recomendaciones.

Sin embargo este "comité enfrenta dos problemas que perturban su labor y dificultan el desempeño de su mandato": el primero es que los estados no siempre presentan sus informes o lo hacen tarde, y el segundo es de orden financiero, pues los estados incumplen con sus contribuciones, a pesar de que son pequeñas.

Así mismo, cabe indicar que nos encontramos en el Tercer Decenio de la Lucha Contra el Racismo y la Discriminación Racial (1993-2003), proclamado por la Asamblea General de la ONU en 1993 para luchar contra las nuevas formas de racismo, mediante leyes, medidas administrativas, la educación y la información.

ONGs en estado consultivo con ECOSOC (movimientos contra el racismo, iglesias, organizaciones de mujeres, entre otras) que vienen trabajando el tema del racismo, han propuesto que la Conferencia contra el racismo profundice el concepto de que la humanidad es una sola y fomente el respeto a la diversidad étnica, cultural y religiosa, porque nos enriquece a todos y todas.

Así mismo, señalan que la Conferencia debe promover la prevención y los mecanismos de solución y remedio, incluyendo los mecanismos nacionales para la lucha contra la discriminación racial y el racismo. Agregan finalmente que la Conferencia debe ayudar a crear un modelo de legislación antidiscriminatoria para ser aplicado en cada país y poner énfasis en los programas educativos.

(ALAI)






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