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América Latina


No. 92 - Junio 1999

PRIMER ANIVERSARIO DE LA CUMBRE

Los efectos potenciales del ALCA

por Pascale Bonnefoy

A un año de la Segunda Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América en la que se dio inicio formal a las negociaciones para el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), las organizaciones sociales que impulsaron la Primera Cumbre de los Pueblos de América en esa misma fecha se dieron cita nuevamente en Santiago de Chile, en un seminario internacional, para evaluar el avance y los potenciales efectos del ALCA.

En un seminario organizado por la Alianza Chilena por un Comercio Justo y Responsable el 19 de abril, expositores de Canadá, México, Perú, Brasil y Chile abordaron el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) desde distintos ángulos de la sociedad civil.

Alejandro Jara, Director del Departamento de Asuntos Económicos Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, se encargó de exponer el marco oficial y entusiasta sobre el ALCA, justificando la participación en ese proceso con tradicionales argumentos macroeconómicos y simbólicos. Jara afirmó que los mercados abiertos ofrecen la posibilidad de exportar más productos de mayor valor agregado y permiten sobrevivir crisis políticas o económicas mundiales en mejores condiciones. "Hemos comprobado que frente a la crisis asiática (...) el comercio con los países con los cuales tenemos acuerdos comerciales ha disminuido en una proporción inferior a la caída que ha tenido el comercio con otras áreas del mundo, como por ejemplo el Asia", afirmó.

El "círculo virtuoso del crecimiento"

El "círculo virtuoso del crecimiento" supuestamente impulsado por los acuerdos de libre comercio es una falsedad, según Jacobo Schatán, del Centro de Estudios Nacionales por un Desarrollo Alternativo (CENDA). "Los que se benefician de todo este incremento de la actividad económica, en los distintos países, son grupos muy pequeños nacionales o -como ahora- matrimoniados con las empresas transnacionales", afirmó. Con un tipo de cambio muy bajo y con la eliminación de los aranceles aduaneros, se está demoliendo la capacidad de producción de la pequeña industria nacional, que es la que da mayor empleo, dijo. Los despidos masivos provocados por las fusiones empresariales o el derrumbe de las pequeñas y medianas empresas que no sobreviven la competencia con productos importados baratos van deteriorando el poder adquisitivo de la población, "de manera que no pueden venir a contarnos el cuento de que gracias al libre comercio se puede comprar más barato que antes", señaló Schatán.

Otra elemento de gravedad de acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y ahora el ALCA se refiere a las compras del Estado. Al dar igual oportunidad de licitación a empresas extranjeras, también se eliminan posibles fuentes de ingreso para empresas productivas o de servicios nacionales, agravando la situación. "Con toda probabilidad las licitaciones que se hagan en el futuro van a ser copadas por los excedentes de manufacturas o productos agrícolas que vengan de América del Norte", advirtió Schatán.

Sin embargo, el sector más afectado será la agricultura, afirmó. "Los agricultores de cultivos tradicionales están condenados a desaparecer en el momento en que se liberen totalmente los aranceles y se liberen los excedentes de trigo, maíz, etc. de Estados Unidos o de Canadá. Ahí si que el problema del desempleo se va a tornar mayúsculo, afectando a decenas de miles de campesinos", aseveró.

Trato nacional a inversiones extranjeras

Dorval Brunel, profesor de la Escuela de Sociología de la Universidad de Quebec y Director de la Red Quebequense sobre Integración Continental, indicó que el problema subyacente de la liberalización de las inversiones es que deja a los estados sin capacidad para captar los flujos de inversión y dirigirlos a procesos productivos, o hacia donde se requieren según el plan de desarrollo nacional de cada país. "La globalización de la inversión implica que no podríamos manejar de la misma manera una economía nacional porque perderíamos el control sobre instrumentos esenciales para la profundización de la economía nacional o doméstica", dijo Brunel.

Los flujos de inversión extranjera multiplican los flujos de intercambio de bienes y servicios, llegando a ser "quizás el vehículo de la integración, o mejor dicho de la globalización", como señaló Brunel. Así se explica la creciente incorporación del tema en los acuerdos comerciales, partiendo con el acuerdo entre Estados Unidos e Israel en 1985, y luego a través del Capítulo 11 del TLCAN. "Este capitulo fue una primera delimitación de la nueva filosofía en materia de inversión, que después encontraremos en el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI)".

Uno de los aspectos más cuestionables del Capítulo 11 –que otorga trato nacional a las inversiones extranjeras- es la obligación de resultado que tiene que cumplir el Estado receptor, quien debe asegurar la protección de las inversiones extranjeras, so pena de ser demandado por una empresa si nuevas medidas adoptadas por los gobiernos las afectan negativamente.

Mayor espacio para la acción ciudadana

La globalización de los flujos de capitales ha avanzado mucho más rápido que la globalización de otras áreas, como el fortalecimiento de una gobernabilidad mundial democrática, señaló Ricardo Ffrench-Davis, asesor regional de la Secretaría de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). "Los flujos de capitales especulativos son notablemente más fuertes, por cambios institucionales que se hicieron e innovaciones tecnológicas. No fueron cambios naturales, sino creados. Entonces la globalización se hace, se puede hacer. Hay espacios para actuar y veo ciertos procesos de integración como una manera de tratar de insertarse mejor en la globalización", con más espacios de acción nacional y ciudadana, con más equidad y estabilidad, a través de políticas públicas, afirmó.

El intercambio comercial entre países de América Latina ha sido mucho más intenso que con el resto del mundo, y son productos que tienden a tener mayor valor agregado, más susceptibles de arrastrar hacia arriba al resto de la economía nacional. "Creo que es bueno que avancemos paulatinamente y sistemáticamente, para que estemos más integrados entre nosotros al enfrentar las futuras negociaciones que se realizan en la Organización Mundial del Comercio y las futuras negociaciones en ALCA, con la Unión Europea o con APEC", señaló Ffrench-Davis.

Entre las dificultades del actual proceso de integración, Ffrench-Davis citó la diversidad de acuerdos no siempre complementarios en la región, los cuales deben ser armonizados. Por otra parte, la caída en el comercio intraregional debido a la crisis económica, como en todo el mundo, ha frenado las inversiones, revelando desconfianza en la superación de la crisis. "Ahí comienzan a surgir los peligros, los conflictos, las discusiones, las desconfianzas y una de las cosas que necesitan estos procesos de integración, una de las varias necesidades para un desarrollo con equidad, es que debe haber confianza", indicó.

Hacia un nuevo modelo de integración

Sin embargo, el tema del libre comercio y los acuerdos de integración no pueden estar disociados de los temas sociales, ambientales y laborales, enfatizó el sociólogo brasileño Renato Martins, asesor de política internacional de la Central Unica de Trabajadores (CUT) de Brasil y miembro de la Red Brasileña por la Integración de los Pueblos (REBRIP). "No estamos en contra del libre comercio. Nosotros estamos a favor de un comercio reglamentado, de un comercio que implique una política de desarrollo industrial, de desarrollo agrícola, un proyecto de desarrollo nacional. Existen otras maneras más soberanas de los países del Sur en desarrollo para promover esta integración sin dejar de lado los intereses nacionales, sin abdicar de la necesidad de integrar socialmente a aquellos amplios sectores de nuestras sociedades que están excluidos de cualquier posibilidad de consumo", dijo.

Las organizaciones sindicales y sociales de Brasil, agrupadas en la REBRIP, están luchando en contra de acuerdos como el ALCA por la forma como se está diseñando. "Una de las primeras exigencias que hacer desde el punto de vista social a estos acuerdos de integración comercial es rediseñar, redefinir, el modelo de integración que está en curso. Para nosotros esto significa revertir las implicancias de estos acuerdos que están basados en la idea de que el desarrollo comercial y la expansión de los mercados serán capaces de propiciar por sí solos y automáticamente un crecimiento y un desarrollo social. Nuestra experiencia en Brasil demuestra que esto no es real", dijo Martins.

El crecimiento comercial dentro del Mercosur ha beneficiado principalmente a los centros metropolitanos de Sao Paulo y Buenos Aires, donde están concentradas las mayores industrias, favoreciendo sólo a un segmento de la población. "Es preciso que las empresas que vengan sean sometidas a controles sociales, a controles ambientales, a controles laborales. ¿Por qué tanta libertad para las empresas y tan pocas exigencias sociales?", se interrogó Martins.

La crisis asiática no explica todo

Las ventajas absolutas para las empresas de la liberalización son claras en el caso de la minería en Chile. "Antes se cobraba un derecho por recurso extraído. Ahora, para atraer la inversión extranjera, se ha eliminado. Entonces por un lado los yacimientos son muy ricos y por otro hay incentivos para las empresas porque no pagan nada por el derecho al recurso natural y además, no pagan nada de impuestos", señaló Orlando Caputo, ex director ejecutivo de la empresa cuprífera estatal chilena CODELCO y actual director del Centro de Estudios sobre Transnacionalización, Economía y Sociedad (CETES) e investigador de la Universidad Arcis. Estos incentivos han llevado a una sobreproducción del cobre por parte de empresas privadas, nacionales y extranjeras, lo cual ha provocado una gran caída del precio del mineral en los últimos años.

"La crisis asiática ha servido para explicar muchas cosas en Chile, pero esto no es tan cierto (...). Los precios del cobre comenzaron a caer dos años y medio antes de estallar la crisis", bajando de 140 centavos la libra en 1995, a un promedio de 64 centavos hoy, señaló Caputo.

El tema ambiente, el gran ausente

Similar situación se vive con la explotación forestal en Chile. "Se aplican una serie de subsidios, no sólo el DL701 para plantaciones forestales (que exime de impuestos y subsidia directamente al productor devolviéndole el 75 por ciento de los costos de las plantaciones), sino que subsidios especiales para algunas regiones, por ejemplo el caso Trillium en Tierra del Fuego. En virtud de la ley Navarino y del Plan Austral, Trillium recibe aproximadamente nueve millones de dólares anuales en subsidios, vía excención de impuestos, vía bonificación de mano de obra, excención de impuestos de importaciones aduaneras por maquinarias, etc.", dijo Sara Larraín, Directora del Programa Chile Sustentable.

En cuanto al ALCA y el ambiente, Larraín considera que hay un retroceso aún respecto del TLCAN. En Costa Rica, los gobiernos de la región aprobaron el inicio de las negociaciones para el ALCA sin siquiera constituir un grupo de trabajo sobre temas ambientales, limitándose a los ya tradicionales temas de las negociaciones comerciales: acceso a mercados, inversiones, servicios, compras del Estado, solución de diferencias, etc. "El tema ambiental no aparece por ningún lado y entonces se dio como premio consuelo este famoso comité gubernamental para la participación ciudadana. Decir que va a existir participación ciudadana pero cautelada por el Estado es más o menos lo mismo a que no haya participación", aseveró Larraín.

Los gobiernos de Estados Unidos y Canadá han sido los más sensibles hacia la posibilidad de incluir el tema ambiental dentro de las negociaciones, pero los latinoamericanos se han negado absolutamente, aduciendo temor a barreras no arancelarias, amenazas de dumping ecológico, o la posibilidad que se puedan imponer condiciones ambientales a través del comercio, dijo. Otro motivo para no tocar el tema es el hecho que una de las grandes ventajas comparativas de estos países es justamente el no tener institucionalidad o normas ambientales, y la externalización de los costos ambientales, añadió.

Integración y derechos humanos

La pasividad de los latinoamericanos– con algunas excepciones – a la implantación de políticas estatales que contravienen los derechos de las personas se debe combatir con "una intensa labor de educación pública y de capacitación, para el desarrollo de capacidades en las organizaciones sociales de base para hacer exigibles estos derechos tanto socialmente, jurídicamente, políticamente, nacionalmente, regional e internacionalmente (...) Hay que desarrollar iniciativas y estrategias de exigibilidad", aseveró Javier Mujica, de la Plataforma Sudamericana de Derechos Humanos.

No es posible que se hable de subordinar las lógicas de desarrollo económico, político y social de nuestros países, porque se firman tratados que son contratos que deben cumplirse y al mismo tiempo se ignora que existen otros tratados o convenios internacionales –como las normas sobre derechos humanos- que merecen igual o más respeto que los acuerdos comerciales, agregó. Ni siquiera se han cumplido los objetivos de los programas de ajuste estructural que se impusieron como requisito previo a la integración de la región. "No tenemos políticas macroeconómicas sanas, salvo en ciertos aspectos. Hay control de la inflación, pero a cambio de altísimas tasas de desempleo, de un estancamiento productivo, y de procesos de desindustrialización de nuestras economías", indicó.

"No puede haber integración entre desiguales (...) Los estados tienen un repertorio enorme de obligaciones, cumplimientos y resultados que tienen que ver con la adopción de políticas respecto a la garantía de niveles mínimos de satisfacción de ciertos derechos que pueden ser amenazados por la implantación de un cierto perfil de acuerdos de integración", afirmó Mujica.

Derrotar la impotencia frente a la globalización

Similar línea de acción propuso Alberto Arroyo, de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC), en cuanto a que el paso previo a exigir a los Estados el cumplimiento de sus obligaciones de protección a la ciudadanía es derrotar la sensación de impotencia frente al proceso de globalización. "Lo primero que debemos hacer es convencernos de que sí hay alternativas. La gran derrota que hemos sufrido a lo largo de todo el continente en estos últimos años es que el ciudadano común y corriente está convencido que no hay alternativa, que el modelo está mal pero no hay nada que hacer", señaló.

Arroyo valoró el proceso de la Alianza Social Continental en marcha a partir de la Cumbre de los Pueblos, en abril de 1998, en cuanto abre un foro regional para la elaboración de una propuesta alternativa de globalización desde el punto de vista de los intereses de los pueblos. "Son tan importantes los contenidos de las propuestas como el proceso de construirlas, y tan importantes son los objetivos de la Alianza como el proceso de formación de ella", dijo. Otra característica de la Alianza es que no se trata de formar un frente o un nuevo partido continental, sino una red que funciona por consenso. "El reto es de tal tamaño que no podemos desperdiciar fuerzas porque tenemos diferencias en torno a otros temas", afirmó.

Acuerdos como el ALCA tienden a debilitar la democracia en lugar de fortalecerla, opinó Arroyo. "Estos procesos son un seguro contra la democracia porque las agendas de las grandes corporaciones quieren tener seguros contra los cambios políticos en los países y lo que a ellos les interesa es la gran estrategia. Esto escapa de una legislación nacional si se crea un acuerdo internacional con carácter vinculante y obligatorio. Cualquiera de los acuerdos de libre comercio, si no reciben cumplimiento, entonces hay sanciones, te sabotean la economía, te sacan los capitales del país y te ponen de rodillas al día siguiente",cóncluyó Arroyo.






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