No. 93/94 - Julio/Agosto 1999
Resistencia, reclamo y respuesta
por
Santander Tristán Donoso
Los días 11 y 12 de junio se celebró en la ciudad de Panamá el Taller Internacional sobre Pueblos Indígenas y Banca Multilateral, convocado por la Red de Bancos, el Instituto del Tercer Mundo (ITeM), el Instituto Latinoamericana Servicios Alternativos (ILSA) y el Centro de Asistencia Legal Popular (CEALP). Organizaciones indígenas y ONGs examinaron los proyectos impulsados en América Latina por la Banca Multilateral que afectan a pueblos indígenas.
Los pueblos indígenas en Abia Yala (América) han pasado de la resistencia y reclamo a proponer, desde su dimensión cultural y ética, su visión de desarrollo, donde lo sostenible no se mide con el crecimiento económico, sino con la calidad de vida en lo democrático, lo social, lo cultural y el respeto a la naturaleza. Eso no significa que en el pasado tales formulaciones no fueran hechas por los pueblos indígenas, sino que fueron invisibilizadas.
Nuevos espacios en los escenarios nacionales e internacionales han sido reclamados y otros construidos por los pueblos indígenas. Una nueva normatividad internacional que avanza hacia la Declaración Universal de los Pueblos Indígenas indica la fuerza de la razón histórica y la sensatez de aquellos que en el pasado, mucho antes del Holocausto judío, practicaron el holocausto indígena de América. El tiempo no es para permanecer anclados al pasado, como dijo José Carlos Mariátegui, sin erguirnos ante la injusticia, el exterminio y la angustia, y construir un proyecto donde el paradigma de la solidaridad sea el fundamento salvítico del planeta.
En estos nuevos caminos, las políticas y proyectos de la Banca Multilateral de Desarrollo han reconstruido conceptos y lineamientos donde se hace viable la institucionalidad tradicional y cultural de los pueblos indígenas. Tales cambios todavía no son suficientes, como lo señalaron congresos, movimientos y organizaciones indígenas y no indígenas en la Ciudad de Panamá en el Taller Pueblos Indígenas y Banca Multilateral de Desarrollo, realizado los días 11 y 12 de junio de 1999.
Resulta indudable que tales cambios no han sido fáciles ni gratuitos, pero aún queda mucho por recorrer. La directriz operacional 4.20 sobre el objetivo general del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en relación con los pueblos indígenas expresa un marco procedimental donde la dignidad, los derechos humanos y la singularidad cultural son bases consustanciales al diseño, elaboración y ejecución de cualquier política o proyecto o financiamiento de la Banca Multilateral. Tal base conceptual en los procesos de negociación entre la banca y los gobiernos no parece cumplirse cabalmente. De igual forma, las prioridades y estrategias económicas de las grandes corporaciones imponen limitaciones a tales concepciones, se desvirtúa el sentido de la participación y todo queda sumergido en una multiplicidad de procedimientos, reglamentaciones, tecnicismos que enmascaran una lógica de poder transnacional.
Frente a ello, los participantes del Taller de Panamá han enunciado la necesidad de contar con un marco jurídico continental que regule el papel de la Banca Multilateral y establezca claramente su responsabilidad en las infracciones y omisiones, que signifique perjuicio y afectación a los pueblos indígenas.
Las voces de los ancianos presentes en el Taller reclamaron las historias de falsas promesas, de violaciones a la Pacha Mama, a la impunidad en el daño ecológico, social y cultural. Sin embargo, había que seguir luchando por la democratización de las políticas y proyectos de financiamiento de la Banca Multilateral, pues si estos bancos son de nuestros estados, deben actuar entonces en función de nuestras necesidades y prioridades como pueblos y naciones.
Un valor del Taller fue el examen de diferentes proyectos del Banco Mundial y del BID, donde se puede medir claramente el desarrollo de los conceptos de participación, transparencia y prioridades de los pueblos.
El caso de las centrales hidroeléctricas en la región del Bío-Bío, en Chile, donde la presión popular logró que la Banca Multilateral se retirara del proyecto, pero sin corregir ni detener las violaciones a los derechos de los pueblos indígenas pehuenches, fue uno de ellos. El caso de la Hidrovía, donde de igual forma la Banca Multilateral acepta la insustentabilidad del proyecto, luego de una gran lucha, pero éste continúa en detrimento de los pueblos y la naturaleza, fue otro.
Se analizaron también casos en Ecuador, Honduras, Colombia, México, Bolivia y Panamá. En este último caso, los congresos indígenas y organizaciones panameñas destacaron las enormes insuficiencias y debilidades del Proyecto Sostenible del Darién, considerado por el BID como un proyecto modelo para América, señalando la ausencia de equipos técnicos independientes nombrados por los pueblos indígenas, procesos de consulta maratónicos (se realizaron 45 talleres en pocos meses), problemas en el acceso de manera oportuna a la información (documentos previos, contratos, planes operacionales, etc.).
Finalmente, las organizaciones reunidas en el Taller Pueblos Indígenas y Banca Multilateral, rescatando ese ideal de justicia, culminaron su labor emitiendo una Declaración Internacional de los Pueblos Indígenas y Organizaciones No Gubernamentales, asumiendo el compromiso de exigir la participación, la transparencia y el respeto a los derechos de los pueblos indígenas en el marco de las políticas y proyectos de la Banca Multilateral, y subrayando que éstos deben responder inevitablemente a la resistencia, el reclamo y a las respuestas de los pueblos.
Santander Tristán es director ejecutivo del Centro de Asistencia Legal Popular (CEALP) de Panamá.
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