No. 95 - Setiembre 1999
En agosto de 1982, cuando México incumplió en el pago de los intereses de la deuda con los acreedores bancarios, la crisis de la deuda irrumpió en el escenario mundial. A fines de ese año, un total de 20 países en desarrollo se sumaron a las filas de morosos, y cuando al año siguiente ese número aumentó a 30 quedó claro que se estaba ante una crisis considerable.
En agosto de 1982, cuando México incumplió en el pago de los intereses de la deuda con los acreedores bancarios, la crisis de la deuda irrumpió en el escenario mundial. A fines de ese año, un total de 20 países en desarrollo se sumaron a las filas de morosos, y cuando al año siguiente ese número aumentó a 30 quedó claro que se estaba ante una crisis considerable.
El aumento de los precios del petróleo decidida por los países de la OPEP en 1973-74 y 1979-80 no sólo impuso una gran carga financiera a los países en desarrollo no productores de petróleo, sino que generó enormes reservas de efectivo que fueron depositadas en los bancos occidentales e internacionales. Estos bancos se convirtieron en los "impulsores del préstamo", ofreciéndoles a los países en desarrollo generosos préstamos a tasas de interés muy bajas.
Ya totalmente comprometidos con el endeudamiento, un giro repentino de la política monetaria de Estados Unidos en 1979, hacia una mayor restricción y aumento de las tasas de interés, selló su suerte. Una vez que los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) hicieron suya esa política, los países en desarrollo quedaron con el nudo al cuello.
La intervención del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en esa crisis sirvió para empujar a los países endeudados en un abismo económico y financiero. La ayuda de las instituciones de Bretton Woods estuvo condicionada a la aplicación de los Programas de Ajuste Estructural (PAE), de corte neoliberal y destinados a asegurar el pago del servicio de la deuda. Aumento de las tasas de interés, recorte inexorable del gasto social, retiro de subsidios y control de precios, privatización de las empresas estatales, son algunas de las reformas económicas exigidas por los PAE que, sumados a la proporción desmedida del presupuesto nacional destinado al pago del servicio de la deuda, empobreció a los países en desarrollo endeudados sin poner fin a su endeudamiento.
Con el tiempo surgieron movimientos de protesta, acompañados de revueltas, manifestaciones y huelgas que han servido para aumentar la conciencia sobre los horrores de la moderna esclavitud de la deuda. El tema de tapa se centra en la última etapa de la lucha permanente por emanciparnos de la deuda, conocida como la campaña del Jubileo 2000. Lanzada en abril de 1996 en el Reino Unido, pronto creció hasta convertirse en un movimiento internacional que abarca más de 60 países y cuenta con el respaldo de sindicatos, ONGs y organizaciones populares de todo el mundo.
En setiembre de 1996, el Banco Mundial y el FMI lanzaron la Iniciativa para la reducción de la deuda de los países pobres muy endeudados. A pesar de todo el alboroto desplegado, hizo muy poco para reducir efectivamente el pago de la deuda de los 41 países más pobres del mundo, ya que le preocupa más asegurar la sustentabilidad de la deuda que el alivio de la misma.
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