No. 99/100 - Enero/Febrero 2000
LAS ONG SE PRONUNCIAN EN SEATTLE
Declaración de la sociedad civil
Seattle será recordada por las protestas, las manifestaciones y las voces de cientos de ONGs y movimientos sociales. Su presencia se hizo sentir en las movilizaciones callejeras que acapararon la atención mundial, en los numerosos talleres, sesiones de "aprendizaje" y de estrategia que organizaron paralelamente a la Conferencia oficial, y en la propia Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), donde manifestaron sus inquietudes a los delegados y realizaron conferencias de prensa espontáneas. Se reproducen extractos de declaraciones y otros documentos de algunas ONG que dan un pantallazo de las opiniones expresadas por la sociedad civil en Seattle.
"No a una nueva ronda con temas nuevos. Sí a una nueva OMC". Ese fue el mensaje central de una declaración conjunta de más de 2.000 ONG y movimientos sociales. La declaración fue el punto común de la campaña mundial de diversos grupos cívicos y fue presentada en el Simposio sobre Comercio, organizado por la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Seattle para las organizaciones no gubernamentales (ONG), el día previo al comienzo de la conferencia Ministerial.
Los gobiernos del mundo se reúnen en Seattle para la Tercera Conferencia Ministerial de la OMC. Nosotros, los abajo firmantes, miembros de la sociedad civil internacional, nos oponemos a los intentos de ampliar los poderes de la OMC a través de una ronda amplia de liberalización comercial. En su lugar, los gobiernos deberían evaluar y rectificar las deficiencias del sistema y el propio régimen de la OMC. Se anunció que los Acuerdos de la Ronda Uruguay y el establecimiento de la OMC serían una forma de incrementar la creación de riqueza y prosperidad mundial y de promover el bienestar de los pueblos de todos los estados miembros. No obstante, la realidad es que en los últimos cinco años la OMC contribuyó a la concentración de riqueza en las manos de unos pocos ricos, aumentando la pobreza para la mayoría de la población mundial así como la proliferación de modelos de producción y consumo insustentables.
Los Acuerdos de la Ronda Uruguay funcionaron principalmente para conseguir la apertura de mercados para beneficio de las empresas transnacionales y a costa de las economías nacionales, los trabajadores, los agricultores y otros sectores, además del ambiente. Por otra parte, el sistema, las normas y los procedimientos de la OMC son antidemocráticos, carentes de transparencia, no rinden cuentas de sus actos y han actuado para marginar a la mayoría de los pueblos del mundo. Todo esto ha ocurrido en el contexto de una creciente inestabilidad económica mundial, de la crisis de las economías nacionales, de una creciente desigualdad tanto entre los países como dentro de ellos, y de una creciente degradación ambiental y social como resultado de la aceleración del proceso de globalización.
Los gobiernos que dominan a la OMC y las empresas transnacionales que se beneficiaron del sistema de la OMC, se negaron a reconocer y resolver esos problemas. Por el contrario, están impulsando una mayor liberalización a través de la introducción de temas nuevos para su adopción en la OMC. Esto llevará a la exacerbación de la crisis, asociada con el proceso de globalización y la OMC. Nos oponemos a nuevas negociaciones que impliquen una mayor liberalización de los mercados, especialmente la inclusión de sectores nuevos dentro del régimen de la OMC, tales como inversión, política de competencia y contratación pública.
Nos comprometemos a movilizarnos para rechazar esas propuestas. También nos oponemos al Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (TRIPs).
Exhortamos a establecer una moratoria sobre temas nuevos o a negociaciones que amplíen el ámbito de aplicación y el poder de la OMC. Durante esa moratoria debe haber una evaluación amplia y profunda de los acuerdos existentes. Deben adoptarse medidas efectivas para cambiar los acuerdos. Una evaluación de ese tipo debería dar respuesta al impacto de la OMC en las comunidades marginadas, en el desarrollo, la democracia, el ambiente, la salud, los derechos humanos, los derechos laborales y los derechos de mujeres y niños.
La evaluación debe ser llevada a cabo con la plena participación de la sociedad civil.
El fracaso del Acuerdo Multilateral de Inversión (AMI) impulsado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) demuestra una amplia oposición pública a la desregulación de la economía mundial, al creciente dominio de las transnacionales, a un uso cada vez mayor de los recursos y a una degradación ambiental en aumento. La revisión del sistema dará a la sociedad la oportunidad de cambiar el curso de los acontecimientos y crear un sistema internacional de relaciones comerciales y de inversión, alternativo, humano y sustentable.
RESPUESTA DE LOS AMBIENTALISTAS AL FRACASO DE LA OMC
Matthew Stilwell, abogado gerente de la oficina en Ginebra del Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL), afirmó: "Esto marca el punto crucial en la corta vida de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y de la formulación de políticas económicas globales. Ya no más los entendidos en comercio podrán controlar las decisiones que tengan consecuencias de importancia mundial. Los gobiernos del mundo deben ahora tener en cuenta las inquietudes de sus ciudadanos".
Andrea Durbin, director del programa internacional de Amigos de la Tierra, manifestó: "La falta de democracia y transparencia llevó a la liquidación de estas conversaciones. Es claro que la OMC nunca será otra vez la misma. Tiene que abrirse, ser más democrática e incluir la plena participación de la sociedad civil y los países en desarrollo. Las normas comerciales deben beneficiar a la gente y el ambiente, no sólo a los intereses comerciales. |
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