No. 101/102 - Marzo/Abril 2000
El racismo navega por Internet
La comunidad internacional se apresta a celebrar la primera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, que se realizará en Sudáfrica en 2001, sin haber encontrado aún fórmulas para afrontar la difusión de invocaciones al odio racial por Internet que no alteren el libre acceso a ese medio ni amordacen la libertad de expresión.
Las principales divergencias surgen entre los países del Sur y del Norte y también con relación a Estados Unidos, y giran en torno a "las diferentes sensibilidades nacionales en cuanto a la naturaleza absoluta o relativa de la libertad de expresión", estimó Joel Sambuc, vicepresidente de la Comisión Federal Suiza contra el Racismo, en un seminario preparatorio de la Conferencia celebrado en febrero en Ginebra. Esas discrepancias han impedido un acuerdo mínimo en cuanto a algún control del contenido de Internet y de los procedimientos internacionales para ponerlo en práctica.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Mary Robinson, pidió a los expertos participantes del seminario que para la conferencia de Sudáfrica preparen un diagnóstico preciso que incluya las nuevas formas emergentes de racismo, xenofobia e intolerancia conexa. Entre esos fenómenos citó las nuevas formas de tecnologías de las comunicaciones, como Internet, usadas para diseminar el odio racial, y la situación de los inmigrantes, acosados por formas crecientes de racismo y xenofobia.
El documento base presentado por la Secretaría del seminario opina que la utilización de medios técnicos como Internet debe ser objeto preferente de cooperación internacional. Para combatir eficazmente el racismo más allá de las fronteras es necesaria una cooperación policial y judicial en el plano represivo, dictaminó.
Pero el funcionario suizo dijo que la represión de los delitos racistas en Internet choca contra serios obstáculos, fundados en razones técnicas y motivos de política jurídica propios de cada país. Ante la existencia en Estados Unidos de sitios Web que exaltan el odio y la supremacía racial, la acción punitiva de otras naciones resulta bloqueada debido a la concepción de la libertad de opinión fundada en la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense.
Ante los desafíos que se le presentan a Internet, Sambuc se declaró partidario de "realizar una nueva lectura" de las convenciones internacionales que garantizan la promoción y la defensa de los derechos humanos. En contraste, las organizaciones no gubernamentales rechazan en su mayoría cualquier idea de ingerencia en Internet, ante el temor de soportar la censura de regímenes antidemocráticos y la posibilidad de verse privadas de una herramienta valiosa para la educación de los derechos humanos.
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