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Control Ciudadano


No. 101/102 - Marzo/Abril 2000

A CINCO AÑOS DE LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE DESARROLLO SOCIAL

¡Vergüenza!

por Roberto Bissio

Control Ciudadano/Social Watch, una iniciativa de más de 50 coaliciones de ONGs de todas partes del mundo comprometidas en el seguimiento de las conferencias de Copenhague y Beijing, presentó Easier said than done (Del dicho al hecho hay un largo trecho) en la 38a. reunión de la Comisión de Desarrollo Social (CDS) de la ONU, celebrada en Nueva York del 7 al 18 de febrero. Esta publicación es un anticipo de la edición 2000 de Control Ciudadano, que se presentará en abril en Nueva York, durante la última reunión del Comité Preparatorio de la Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU (Ginebra 2000). A continuación publicamos el prólogo de Easier said than done y la intervención en la CDS de Patricia Garcé, secretaria ejecutiva de Control Ciudadano.

Muchos de los países más pobres del mundo han logrado avances extraordinarios con respecto a los principales indicadores de desarrollo social, pero el mundo está lejos aún de cumplir las metas acordadas por los gobiernos para el año 2000. Los países desarrollados no han cumplido con su compromiso de contribuir con el desarrollo social de los países más pobres, y los avances registrados en los países de ingreso medio es insuficiente.

Este es el panorama que emerge de las tablas elaboradas por Control Ciudadano, una coalición de organizaciones de la sociedad civil de todas partes del mundo, que se han comprometido a monitorear los progresos alcanzados por sus gobiernos hacia el cumplimiento de las promesas hechas en 1995 en la Cumbre Mundial por el Desarrollo Social (Copenhague) y la Cuarta Conferencia sobre la Mujer (Beijing).

Este folleto es un avance de la sección estadística del informe 2000 de Control Ciudadano, que saldrá publicado en abril, e incluirá también informes de la sociedad civil sobre qué es lo que han hecho los gobiernos a nivel nacional y las principales organizaciones de la comunidad internacional. Las evaluaciones cualitativas realizadas por organizaciones de ciudadanos en cada país son fundamentales para comprender las realidades que nunca logran capturar las estadísticas frías.

Sin embargo, los números son dramáticos de por sí: pocos países han llegado al 2000 con el cumplimiento de las metas prometidas. No es que las metas no fueran realistas, es más, en muchos casos eran sumamente modestas. Es esencial que la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se reunirá en Ginebra en junio para evaluar las acciones cumplidas, reconozca lo insuficiente de los esfuerzos realizados, y apruebe iniciativas completas para compensar el retraso en los primeros años del siglo XXI. No fue mera retórica lo dicho por los jefes de Estado en 1995, cuando anunciaron: "Daremos la más alta prioridad en las políticas y acciones a nivel nacional, regional e internacional, a la promoción del progreso social, la justicia y el mejoramiento de la condición humana, basados en la plena participación de todos".

Monitorear indicadores y comparar hechos con promesas es una forma de participar. Control Ciudadano no cree que todos los que toman decisiones sean cínicos y aspira firmemente a que una buena cantidad de ellos se sientan lo suficientemente abochornados por el hecho de que los mayores avances los hayan logrado algunos de los países más pobres del mundo. Si bien esos logros no son suficientes para permitirles alcanzar las metas acordadas, los esfuerzos de sus pueblos y el compromiso de sus líderes no ha sido lo suficientemente apoyados, si es que lo han sido, y ni siquiera han sido debidamente reconocidos. El momento de empezar a revertir este escándalo es ahora. Para un billón de mujeres y hombres, mañana es demasiado tarde.


Intervención de Patricia Garcé, secretaria ejecutiva de Control Ciudadano, en la 38ª Sesión de la Comisión de Desarrollo Social de la ONU

Nueva York, 8 de febrero de 2000

Me dirijo a la reunión de la Comisión de Desarrollo Social (CDS) en representación de Control Ciudadano, una coalición de más de 50 plataformas de ONGs de todas partes del mundo, comprometidas al seguimiento y monitoreo de la Cumbre Social de Copenhague y la Conferencia sobre la Mujer de Beijing.

Desde 1996, Control Ciudadano ha remitido un informe anual a esta Comisión, conteniendo los resultados obtenidos por las organizaciones que lo integran, y también gráficas e indicadores sobre los avances registrados en el mundo hacia los objetivos de desarrollo social acordados. De acuerdo con nuestros estudios, Sr. Presidente, cinco años después de Copenhague muchos de los países más pobres del mundo han logrado un progreso extraordinario con respecto a los principales indicadores de desarrollo social. Lamento informar, sin embargo, que el mundo está aún muy lejos de llegar a las metas acordadas por los gobiernos para el año 2000. Los países desarrollados no han cumplido con su compromiso de contribuir al desarrollo social de los países más pobres y el progreso registrado en los países de ingresos medios es insuficiente.

Los acuerdos concretados en Copenhague al más alto nivel político no eran poco realistas y en algunos casos eran muy modestos. Como dijo el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, durante la reunión del ECOSOC en julio de 1999, "el costo de proporcionar acceso al alimento, la educación, la salud reproductiva, agua potable y saneamiento para todos significaría unos 40.000 millones de dólares", menos que la cantidad que solicitó el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, para el próximo presupuesto militar, sólo bajo el rubro de "Nuevo armamento".

Señor Presidente, la mitad de la población mundial vive hoy en la pobreza, y trata de sobrevivir con menos de tres dólares diarios. Esta situación escandalosa no se debe a falta de recursos sino más bien a un déficit de voluntad política. Es imperioso que la Asamblea General de las Naciones Unidas que se realizará en junio en Ginebra evalué la implementación de la Cumbre, reconozca con claridad lo insuficiente de los esfuerzos realizados hasta ahora y apruebe nuevas iniciativas para superar las carencias, emprendiendo acciones urgentes en las siguientes áreas prioritarias: * Monitorear y controlar los flujos internacionales de capital, particularmente del capital especulativo.
* Cancelación de la deuda de los países en desarrollo en un marco de cinco años, como lo propuso el delegado de Nigeria, en representación del G–77 y China.
* Establecer una fecha límite para la erradicación de la pobreza, y otra intermedia para llegar a la mitad del número absoluto de personas que viven en la pobreza.
* Aumento de los recursos para el desarrollo hasta por lo menos la mitad del 0,7 por ciento del PIB acordado.
* Asegurar el acceso universal y equitativo a los servicios básicos para todos, con particular atención a la provisión de asistencia a la salud y educación de alta calidad.
* Análisis participativo del impacto de los Planes de Ajuste Estructural y reparación de sus efectos negativos sobre la población.
* Lograr la equidad e igualdad de género en todas las esferas, incluyendo la medición de la contribución de las mujeres a la economía mundial por medio del trabajo no remunerado.
* Creación de puestos de trabajo decentes y dignos, y combate al desempleo, así como la aplicación plena de los Convenios fundamentales de la OIT.
* Establecer metas precisas y con plazos limitados por fechas explícitas, con metas intermedias que contribuyan a estudiar y monitorear los avances futuros.
* Estudiar el impacto de la liberalización del comercio en los países en desarrollo.

En pocas palabras, señor Presidente, nuestra evaluación de la implementación de la Cumbre Social es que del dicho al hecho hay un largo trecho. Sin embargo la culpa no debe repartirse formar igual en para todos. Los más poderosos ricos y deberían sentirse especialmente abochornados por el hecho de que, a pesar del poco apoyo recibido, cuando lo hubo, los mayores avances fueron alcanzados en algunos de los países más pobres del mundo. Aún cuando esos logros no hayan sido suficientes para que pudieran llegar a las metas acordadas, los esfuerzos de esos pueblos y sus líderes no han sido debidamente reconocidos.

Señor Presidente, Ginebra 2000 es muy pronto. El momento para empezar a revertir este escándalo es ahora. Para 3.000 millones de mujeres y hombres, mañana es demasiado tarde.




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