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Economía


No. 104 - Junio 2000

Manifestaciones contra el FMI y el Banco Mundial

por Russell Mokhiber y Robert Weissman

Las multitudinarias manifestaciones realizadas en abril en Washington contra el FMI y el Banco Mundial marcaron un nuevo hito en la lucha mundial contra los "gemelos" de Bretton Woods. En momentos en que los manifestantes se nucleaban, su protesta se vio reforzada por las severas críticas contra el FMI pronunciadas por dos destacados académicos estadounidenses, uno de ellos ex vicepresidente del Banco Mundial.

Russell Mokhiber y Robert Weissman son coautores de Corporate Predators: The Hunt for MegaProfits y Attack on Democracy (Monroe, Maine: Prensa Common Courage, 1999, www.corporatedpredators.org). Mokhiber es editor de Corporate Crime Reporter y Weissman es editor de Multinational Monitor y codirector de Essential Action, uno de los auspiciantes de la Movilización por Justicia Mundial, del 16 de abril.

Las protestas del 16 de abril en Washington contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial hicieron historia y marcaron una nueva fase en el intento de detener y revertir los procesos de globalización dirigidos por las empresas transnacionales. Ciudadanos de países en desarrollo protestaron contra las políticas del FMI y el Banco Mundial.

El 16 de abril, por primera vez, los ciudadanos de Estados Unidos llegaron en grandes contingentes para unirse a los reclamos de desmantelar los poderes del FMI y el Banco Mundial. Miles de personas se lanzaron a las calles para denunciar las políticas de ajuste estructural -el paquete de políticas de desregulación que el FMI y el Banco Mundial imponen a país tras país- por el daño que causa a los pobres y por exacerbar la desigualdad económica.

Repercusiones

La verdadera dimensión del impacto de las manifestaciones sólo podrá apreciarse en el futuro, pero ya resulta claro que las manifestaciones -prueba del cada vez más hondo movimiento civil contra la globalización de las empresas- tuvo efectos drásticos. En primer lugar, la opinión pública de Estados Unidos recién se entera de lo que son el FMI y el Banco Mundial, y millones de personas de Estados Unidos han aprendido por primera vez cómo las políticas de las instituciones perjudican a los pueblos de los países pobres.

En anticipación a las protestas, los medios oficiales dieron cierta atención a las políticas de ajuste estructural, tanto transmitiendo los puntos de vista de la Movilización por Justicia Mundial, como, en algunos casos, informando de los efectos del ajuste estructural en países como Haití o Tanzania. Hubo probablemente, mayor cobertura por parte de los medios estadounidenses a los temas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial en dos semanas que en los 20 años anteriores juntos.

La creciente preocupación pública en Estados Unidos por las políticas del FMI y el Banco Mundial es crucial porque si bien el FMI y el Banco no rinden cuentas ante los pueblos del Tercer Mundo a los que supuestamente intentan ayudar, deben responder ante Estados Unidos, el mayor accionista de ambas instituciones y la influencia dominante en el FMI en particular.

El segundo resultado digno de mención en las protestas del 16 de abril fue el papel de los trabajadores organizados de Estados Unidos en las manifestaciones autorizadas. El sindicato AFL-CIO y varias otras centrales sindicales de importancia adhirieron a la manifestación y varias de las centrales enviaron a miembros de alta responsabilidad a asistir a la jornada.

Hace dos años, AFL-CIO dio su apoyo al pedido del gobierno de Bill Clinton de 18.000 millones de dólares en fondos para el FMI. De manera que la nueva voluntad de denunciar con firmeza las políticas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial representan un cambio importante. El AFL-CIO también está empezando a desarrollar una crítica penetrante de la noción de desarrollo orientado a la exportación, uno de los principios básicos del ajuste estructural. En lugar de sumarse a una carrera hacia la baja para producir bienes utilizando mano de obra explotada o normas ambientales laxas, AFL-CIO sugiere que los países deberían concentrarse en desarrollar capacidad productiva para abastecer las necesidades locales.

Un tercer acontecimiento histórico fue la adhesión de miembros del Grupo de los 77 -que reúne a la mayoría de los países en desarrollo del mundo-, de las protestas de Washington y una condena a las políticas de ajuste estructural del FMI y el Banco.

"Yo apoyo a los manifestantes", dijo Arthur Mbanefo, de Nigeria, vocero del Grupo de los 77 durante la cumbre del Sur celebrada en La Habana. "Varios países rechazaron los resultados de diversas iniciativas de política del Banco Mundial y el FMI", expresó, citando la privatización, una negativa a cancelar la deuda y una agenda en materia de ajuste estructural que suponía "un único talle para todos". "Apoyamos las manifestaciones que podrían obligar a manejar todas esas preocupaciones".

Las protestas en Washington parecieron haber ejercido un "efecto Columbus". Al igual que las manifestaciones de Columbus, las protestas de Ohio contra los planes de la administración Clinton de bombardear Irak, llevaron al presidente egipcio Mubarak a comentar que seguramente podría oponerse a los bombardeos si la gente de Columbus lo hacía, las manifestaciones en Washington contra el FMI y el Banco Mundial crearon mayor espacio político para que los países en desarrollo defendieran sus propios intereses.

Un cambio real

Los voceros del FMI y el Banco Mundial se dieron por enterados de las protestas señalando que era imposible ignorarlas. Enfatizaron que están prestando cada vez más atención a la pobreza e intentando dar verdadero poder de decisión a los pobres. Pero se niegan a abandonar su prédica de ajuste estructural, y de hecho utilizar su modesta iniciativa de mitigación de la deuda para obligar a los países pobres a atravesar aún más ajustes estructurales, cuidadosamente monitoreados.

El verdadero cambio en el FMI y el Banco Mundial provendría no de "reformas" voluntarias en sus políticas, sino de fuerzas externas -tales como el Congreso de Estados Unidos o numerosos gobiernos de países en desarrollo que cooperan muy cercanamente- que exijan la reducción de los poderes del FMI y el Banco.

Con la luz que arrojan las protestas del 16 de abril sobre las políticas del FMI y el Banco Mundial, la expansión de la coalición opuesta al ajuste estructural y el descontento del mundo en desarrollo con las políticas del FMI, la perspectiva de un movimiento que reduzca la autoridad y el poder del FMI y el Banco es mayor que en cualquier época de la historia reciente.






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