No. 104 - Junio 2000
CUMBRE DEL SUR
G-77 crea Comisión de Coordinación
Uno de los resultados positivos de la Cumbre del Sur fue la decisión de establecer una Comisión de Coordinación del Sur, con un Coordinador ejecutivo que dirigiera las actividades. La Comisión coordinaría la aplicación del Programa de Acción de la cumbre, así como sus decisiones sobre cooperación entre los países del Sur.
Los jefes políticos de los países en desarrollo decidieron crear un grupo de coordinación para planificar negociaciones en las que intervengan el Sur y el Norte, y para mejorar la cooperación entre países del Sur. Esta decisión fue adoptada en la sesión de clausura de la primera e histórica Cumbre Sur del Grupo de los 77, realizada en La Habana en la noche del 14 de abril.
La nueva organización, denominada Comisión de Coordinación del Sur, será presidida por el Presidente de la Cumbre Sur, el presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, e incluirá al presidente del Movimiento de los Países No Alineados, el presidente sudafricano Thabo Mbeki, y los presidentes de algunas organizaciones regionales con sede en el Sur.
No queda claro cuántas y cuáles serán las agrupaciones regionales que la incluirán, pero en la sesión ya fueron nombradas la ASEAN, el CARICOM y la Organización de Unidad Africana (OUA). Además, el presidente Obasanjo anunció que él mismo, los primeros ministros de Malasia, Mahathir Mohamad, y de Jamaica, P.J. Paterson, y los presidentes del Movimiento de los Países No Alineados, y de la OUA, el presidente argelino Abdelaziz Bouteflika, asumirían la responsabilidad de crear la Comisión.
En la sesión de la Cumbre se propuso, además, que la Comisión tendría un Coordinador ejecutivo. Consiguientemente, en una rueda de prensa del 15 de abril, el presidente Obasanjo anunció que Sridath Ramphal, ex Secretario General de la Commonwealth y ahora adjunto al CARICOM como presidente de su Mecanismo de Negociación Regional, sería el Coordinador. No se han obtenido más detalles sobre esta Comisión de alto nivel, y los participantes se preguntaban cuál sería su ubicación y el alcance de su trabajo.
El presidente Obasanjo señaló que la Comisión coordinaría la aplicación del Programa de Acción de la Cumbre y las decisiones sobre cooperación entre los países del Sur. Eso daría a la Comisión un margen de acción muy amplio, ya que el Programa de Acción abarca una vasta gama de temas y acciones propuestos sobre los temas de globalización, conocimiento y tecnología, relaciones Norte-Sur y cooperación Sur-Sur.
Si bien al momento de clausura de la Cumbre persisten todavía varias interrogantes en cuanto a detalles que siguen sin respuesta, en general los participantes consideraron que la iniciativa concreta adoptada por algunos de los dirigentes políticos -de ponerse en marcha para instrumentar una Comisión de alto nivel- era una medida oportuna. “Indica que algunos dirigentes políticos están demostrando un compromiso personal para inyectar voluntad política a alto nivel y lograr una acción conjunta del Sur”, manifestó uno de los participantes.
Al finalizar la Cumbre se había generado ña expectativa de que esos líderes políticos se encargarían ellos mismos de poner en marcha un mecanismo de aplicación. No obstante, no hay dudas de que la decisión de crear esta Comisión de alto nivel fue el hecho sobresaliente de la Cumbre Sur. En las próximas semanas se verá cómo se creará la comisión y cuánto se hará para traducir el plan de acción en acción misma.
Tres resoluciones adoptadas en la sesión de clausura
El embajador de Malasia, Hasmy Agam, presentó una moción para que la Cumbre encomendara al presidente de la misma y al presidente del NOAL que transmitieran a la próxima Cumbre del Grupo de los Ocho y a otros foros (incluidos los eventos de instituciones financieras y comerciales internacionales) las preocupaciones de los países en desarrollo reflejadas en las deliberaciones. Debían transmitir la firme convicción de que el Sur debía estar representado en todos los foros de deliberación y decisión en materias sociales, económicas o políticas que pudieran afectar negativamente o de cualquier otra forma a nuestros países.
La moción agregaba que el Grupo de los 77 no consideraría ninguna estructura social, económica, financiera o política decidida en instancias en que no hubiera estado representado. Y aún cuando hubiera representación, esos foros no tienen autoridad dentro del derecho internacional como para adoptar decisiones vinculantes que nos afecten.
Otra moción establecía que los dirigentes aceptaban crear un programa de prestación de salud entre países del Sur y aceptaban la oferta de Cuba de aportar 3.000 médicos para tales efectos.
A continuación, el presidente Rawlings, de Ghana, presentó una resolución en forma de apelación de la Cumbre a Estados Unidos para que finalizara el embargo impuesto a Cuba. La resolución establecía que era deber moral y fraternal de los dirigentes de los países del Grupo de los 77 apelar a Estados Unidos a que levantara inmediatamente el embargo impuesto sobre Cuba desde 1960 y lo reemplazara por un diálogo que llevara a una relación de asociación entre ambos países, vinculados geográfica e históricamente.
La Cumbre también adoptó dos largos documentos: una Declaración y un Plan de Acción de La Habana. Por último, varios jefes de gobierno pronunciaron discursos de clausura.
El presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, en representación de la OUA, manifestó que estaba complacido por la elevada calidad del debate, que discutió la grave disfunción de las instituciones económicas internacionales que dividen a la humanidad y socavan la dignidad humana. La globalización la diseñó el Norte para beneficio de sus propios intereses. Dijo que la desigualdad mundial se manifiesta en la pérdida de las condiciones de intercambio del Sur, la desestabilización de las corrientes de capital, el alto endeudamiento y las restricciones a la transferencia de tecnología, todo lo cual tiene impactos negativos en el Sur. La Declaración de la Cumbre es una señal de la conciencia colectiva del Sur acerca de las injusticias de la economía mundial.
Bouteflika añadió que se necesita una democratización del sistema mundial, una redefinición del sistema financiero mundial y de sus instituciones. “Tenemos el derecho y la necesidad de exigírselo al Norte (...) Ellos deben ver que tienen una responsabilidad especial”, afirmó.
El primer ministro de Jamaica, P.J. Paterson, declaró que la Cumbre constituye un momento crucial en la lucha del Sur por una participación más justa en el gobierno mundial, para equiparnos a nivel técnico y también un punto crucial en las decisiones a tomar para coordinar esfuerzos en las discusiones con el Norte. Señaló la importancia de su “decisión como jefes de gobierno y de Estado para intensificar esfuerzos a efectos de revisar el régimen de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de manera que sea más justo y equitativo”. Y añadió: “Cargamos ahora con una gran responsabilidad como dirigentes. Deben ponerse en práctica los planes y declaraciones (realizados en la Cumbre). Si no garantizamos una continuidad efectiva, todos nuestros esfuerzos volverán a cero”.
El presidente de Cuba, Fidel Castro, hablando en su condición de representante del país anfitrión, dijo que había participado en varias reuniones pero que nunca antes había visto tanta conjunción de pensamiento entre los dirigentes del Tercer Mundo. La Cumbre había logrado poner sobre el tapete “la magnitud de la crisis que enfrentamos, la creciente desigualdad y la discriminación que sufrimos”. Castro dijo que los beneficios de la globalización son sólo para un 20 por ciento de la población mundial. Hubo unanimidad en la Cumbre en cuanto a que la ONU y las instituciones financieras internacionales deben sufrir cambios importantes.
Los dirigentes de la Cumbre dejaron de manifiesto que el sistema comercial es injusto, que recarga a las exportaciones del Tercer Mundo a través de varios obstáculos que privan a los países de sus necesidades mínimas con el fin de poder pagar la deuda y mantener andando el desarrollo. En la Cumbre también se oyó el clamor de que la deuda del Sur debe ser reducida sustancialmente o condonada. Los pueblos del Sur han pagado varias veces el valor de esa deuda.
El presidente Obasanjo manifestó: “Podría creerse que no hay humanidad cuando oímos decir que hay millones de personas que reciben menos de un dólar diario para sobrevivir. Ahora oímos decir que hay millones de hambrientos, analfabetos y enfermos, y niños desnutridos o que carecen de escuelas o asistencia médica. Retengamos en nuestra memoria la cifra de 36 millones de personas infectadas de sida, 23 millones de ellas en África. En esta cumbre fuimos a la búsqueda de la unidad para coordinar nuestros esfuerzos. Esta cumbre significa que tenemos la obligación de luchar por nuestros derechos a ser tratados como iguales. En el pasado luchamos por la independencia, y hace poco luchamos para derrotar al apartheid. Ahora también podemos mostrar que no somos inferiores en nuestro coraje y capacidad para luchar por el sagrado derecho de los países pobres, pero también para luchar por los países ricos que no pueden proteger la naturaleza ni gobernarse a sí mismos. Ahora luchamos para preservar la vida de este planeta, para que el barco no se choque contra el iceberg y nos hundamos todos con él”.
En su declaración de clausura como presidente de la Cumbre Obasanjo recordó a los participantes el discurso de apertura de Castro, en el que describió a la globalización como un barco de la desigualdad, con demasiada injusticia a bordo, y que había dicho que el Sur debía unirse o de lo contrario moriría.
La Cumbre mostró la flagrante paradoja de que a pesar de la prosperidad del Norte y las grandes necesidades de los países del Sur, hay un debilitamiento de la cooperación multilateral, por ejemplo la disminución de la ayuda oficial para el desarrollo. Esto hizo más difícil resolver los problemas o mejorar la calidad de vida en los países del Sur. Hubo también una creciente inestabilidad, como quedó de manifiesto con la crisis asiática. Y agregó que las opiniones y propuestas expresadas en la reunión habían iluminado el camino por delante.
Esta Cumbre, expresó, constituye un hito en la historia del Grupo de los 77. “Hemos llegado a un punto sin retorno. De aquí salimos a transformar el orden mundial. De ahora en adelante cumpliremos el papel que nos cabe para construir el orden mundial. Ya es hora de recobrar nuestro espíritu de lucha, infundir cohesión, colmar las expectativas de nuestros pueblos, convertir la cooperación entre los países del Sur en un instrumento potente de progreso en todos nuestros países”, concluyó.
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