No. 104 - Junio 2000
CUMBRE DEL SUR
G-77 critica la globalización
por
Martín Khor
La primera Cumbre del Grupo de los 77, que reunió en La Habana a representantes de alto nivel de 69 países del Sur del 10 al 14 de abril, no fue sólo una ocasión histórica sino también una expresión de la lucha del Sur por una participación más justa en el gobierno mundial. Los gobernantes del mundo en desarrollo concluyeron la cumbre decididos a "convertir a la cooperación Sur-Sur en un poderoso instrumento de progreso".
Los gobernantes de los países que integran el Grupo de los 77 (G-77) cerraron la primera cumbre de su historia -que tuvo lugar del 10 al 14 de abril en La Habana- decididos a trabajar juntos para construir un nuevo orden mundial basado en la igualdad y la justicia.
El G-77, cuyo nombre refiere a la alianza entre los 77 países en desarrollo que participaron en la primera reunión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en 1964, se ocupa de resolver asuntos económicos y sociales.
La Cumbre del Sur, que cerró con declaraciones de varios jefes de gobierno, adoptó una declaración, un plan de acción y tres resoluciones sobre seguimiento, además de establecer una Comisión de Coordinación del Sur.
Discusiones de alto nivel
El presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, representante de la Organización de la Unidad Africana (OUA), expresó su satisfacción por el buen nivel de las discusiones, donde se puso al descubierto el mal funcionamiento de las instituciones económicas internacionales que socavan la dignidad humana y generan divisiones entre los pueblos. La globalización fue concebida por el Norte industrializado para beneficiar sus intereses, concluyeron los dirigentes del Sur. "¿Cómo podrían justificar, por ejemplo, la exclusión de los productos del Sur en desarrollo, donde tenemos ventajas comparativas?", cuestionó Bouteflika.
La desigualdad internacional, que tuvo un impacto negativo en el Sur, es evidente para esta parte del mundo en términos de comercio, desestabilización del flujo de capitales, elevado endeudamiento y escasa transferencia de tecnología, en particular en el área de la salud. La declaración de la Cumbre es una señal de que todos los países en desarrollo son conscientes de las injusticias imperantes en la economía global.
Bouteflika agregó: "necesitamos una democratización del sistema global y una redefinición del sistema financiero mundial y de sus instituciones. Tenemos el derecho y la necesidad de plantearle exigencias al Norte; sus actitudes nos dan una idea de cuál es su voluntad de ser asociados. Deben darse cuenta de que tienen una responsabilidad especial".
Bouteflika declaró que África sufrió injusticias y desigualdades debido a la caída del precio de los productos básicos y los programas de ajuste estructural que malograron los planes de ayuda social, lo cual afectó a cientos de millones de personas. "África está satisfecha con los resultados de esta cumbre, que evidencia la necesidad de asumir una acción colectiva", declaró.
Bouteflika agradeció también al presidente de Cuba, Fidel Castro, por estar presente, y a la propia Cuba por haber inspirado a África con su ayuda técnica y política.
El primer ministro de Jamaica, P.J. Patterson, sostuvo que "la cumbre es clave para el Sur en lo que respecta a su lucha por participar en el gobierno mundial, porque se trata de un momento clave para equiparnos mejor técnicamente y para tomar la decisión de coordinar nuestros esfuerzos a fin de discutir con el Norte". También recalcó la importancia de la decisión, como jefes de gobierno y de Estado, de intensificar sus esfuerzos para revisar el régimen de la Organización Mundial de Comercio (OMC) a fin de volverla más justa y equitativa.
"Deberíamos insistir en esta exigencia de salir del callejón sin salida al que se llegó en Seattle (durante la III Conferencia Ministerial de la OMC, que fracasó en Estados Unidos a fines del año pasado). Es importante para nosotros encontrar un sistema que nos incluya. Ahora, como gobernantes, tenemos una gran responsabilidad sobre los hombros. Habrá que implementar los planes y las declaraciones (que se hicieron en la cumbre). Si no hacemos un seguimiento efectivo, todos nuestros esfuerzos habrán sido vanos", subrayó Patterson. "Al partir lo hacemos con la noción clara de que estamos ante un peligro colectivo. Esto nos llevó a decidir coordinar mejor nuestros esfuerzos", concluyó.
Por su parte Castro agradeció a los gobernantes la resolución adoptada sobre Cuba y aseguró que nunca antes había visto tal unidad de pensamiento entre los dirigentes del mundo en desarrollo. Según Castro, la claridad de las ideas y el acuerdo entre todos muestra la experiencia ganada en los 40 años del Movimiento de los Países No Alineados y del G-77.
"La cumbre se centró en la gran crisis que vivimos, la desigualdad que va en aumento y la discriminación que sufrimos. Ni un solo orador se olvidó de mencionar la deuda que impide nuestro desarrollo de mil maneras", señaló el presidente cubano.
Unanimidad
Castro aseguró que la globalización benefició sólo al 20 por ciento de la población mundial. Hubo unanimidad de criterios en la cumbre en cuanto a que las instituciones financieras internacionales y la Organización de las Naciones Unidas deben sufrir grandes cambios. Cada delegación dijo, a su manera, que el sistema de comercio es injusto y que dificulta la exportación de los países en desarrollo mediante la imposición de una serie de barreras que privan al Sur de lo mínimo necesario para pagar su deuda y continuar con el desarrollo.
"El desarrollo científico está fuera de nuestro alcance porque el Norte controla los centros de investigación y es dueño de casi todas las patentes. Unos pocos gobernantes nos recordaron algo que no se encuentra en los libros de texto del neoliberalismo, y es que el mundo industrializado roba cerebros del Sur, dado que no tenemos suficientes laboratorios ni salarios altos", agregó Castro.
Sólo cuatro de los países menos desarrollados lograron que se les aliviara la deuda, según se supo en la cumbre. "Hemos escuchado el reclamo de una reducción o condonación de la deuda del Sur. Los pueblos del Sur ya pagaron esa deuda varias veces. Es necesario cobrar un impuesto a las actividades especulativas para financiar el desarrollo. Cuba cree que cobrar el uno por ciento a las actividades de especulación sería suficiente para lograr ese fin. Con recursos técnicos, imponer dicho arancel es totalmente posible", sostuvo Castro.
"Uno debería pensar que es inhumano que miles de millones de personas cuenten con menos de un dólar por día para sobrevivir. Oímos hablar ahora de millones de adultos hambrientos, analfabetos y enfermos, y de similares cifras de niños desnutridos, no escolarizados o sin cobertura de salud. Los 36 millones de personas con Sida, de los cuales 23 viven en África, constituyen una cifra que nuestra memoria debe retener", insistió el gobernante cubano.
"Casi todos hablaron sobre las grandes expectativas que despertó esta cumbre. Nunca vi este grado de conciencia. Debemos ser conscientes de la fuerza de nuestra unión. En el futuro se hablará de `antes y después´ de la primera cumbre del Sur. Un mundo donde 4.000 millones de personas no tienen derecho a la vida, la educación, el agua, la vivienda, el empleo y la esperanza, es un mundo de apartheid", condenó Castro. "A este ritmo, también nos quitarán el aire que respiramos. Miren los desastres naturales de América Central, Mozambique, Venezuela, todos ocurridos en 18 meses. Nunca antes habían ocurrido cosas así y son consecuencia del cambio climático y de la destrucción de la naturaleza".
"Nos hemos reunido para luchar por justicia y preservar la vida en este planeta. El mundo rico pretende que olvidemos la esclavitud, el colonialismo y los siglos de sometimiento. Nos ven como pueblos inferiores, con ineptitudes propias de africanos, asiáticos, latinoamericanos, negros, indios, personas de piel amarilla y mestizos, que carecemos de la capacidad para gobernarnos a nosotros mismos, como si no fueran ellos los que trajeron sus vicios", protestó Castro. Olvidan que en China y otros lugares del Sur existían civilizaciones con escritura mucho antes de que los europeos supieran leer. Los mayas y los incas habían llegado a ciertos conocimientos que aún hoy asombran al mundo entero, siguió enumerando.
El actual orden económico no sólo es cruel e inhumano sino que además contiene una visión racista del mundo, similar a la que, en su momento, inspiró a los nazis a crear sus campos de concentración. La misma postura dio origen al apartheid.
"En esta cumbre buscamos la unidad y tácticas para coordinar nuestros esfuerzos. Esta cumbre significa que estamos obligados a luchar por nuestro derecho a ser tratados como iguales. En el pasado luchamos por independencia, hace poco peleamos contra el apartheid; ahora podemos mostrar que no sólo tenemos coraje y capacidad para luchar por el derecho sagrado de los países pobres sino también contra los países ricos que no pueden proteger a la naturaleza o gobernarse a sí mismos", insistió Castro. "Luchamos por preservar la vida en este planeta, (para que) el barco no choque contra el iceberg y nos hundamos todos en él. Sólo así podemos esperar seguir con vida", concluyó.
El presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, también presidente de la cumbre, recordó en su discurso de clausura que Castro, en sus palabras de apertura, había comparado a la globalización con un recipiente lleno de desigualdad e injusticias y había asegurado que el Sur debía unirse para no morir.
La cumbre concluyó que la reducción de la cooperación multilateral se puede ver, por ejemplo, en la disminución de la ayuda oficial para el desarrollo, a pesar de la prosperidad del Norte y de las grandes necesidades de los países del Sur. Así, el mundo en desarrollo tiene enormes dificultades para mejorar la calidad de vida de sus pueblos. Obasanjo indicó que también aumentó la inestabilidad, como se pudo ver en la crisis asiática, pero aseguró que esta cumbre echó luz sobre el camino a seguir en adelante.
La cumbre resultó ser un momento decisivo en la historia del G-77, fue la conclusión de Obasanjo. "Llegamos a un punto sin retorno. Desde aquí avanzaremos para introducir cambios en el orden mundial. De ahora en adelante participaremos en la construcción de ese orden mundial. Es el momento de recuperar nuestro espíritu de lucha, de infundir cohesión, de cumplir con las expectativas de nuestros pueblos, de hacer de la cooperación Sur-Sur un poderoso instrumento de progreso en todos nuestros países".
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