Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
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No. 109 - Noviembre 2000
Convención sobre cambio climático: todavía a tiempo de cambiar el rumbo
La Sexta Conferencia de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático tendrá lugar en La Haya, Holanda, en noviembre próximo. La mayoría de la opinión pública, cada vez más preocupada por los efectos actuales y futuros del cambio climático, puede esperar como algo obvio que sus respectivos gobiernos tengan el tino de emprender acciones constructivas para resolver el problema. Para quienes hemos estado participando de este proceso internacional, sin embargo, las expectativas son algo diferentes.
El hecho es que la Convención está tomando aparentemente un rumbo equivocado y muchos de los que participan parecen estar contentos con esto. En realidad, se ha convertido en una negociación donde la mayor preocupación reside en cuánto dinero cada país piensa que podría ahorrar o conseguir en el corto plazo, en lugar de en encontrar reales soluciones a un verdadero problema.
¿Cortar o no cortar las emisiones? Por sorprendente que parezca, ésta no parece ser la pregunta. Para todos resulta claro que disminuir las emisiones constituye una necesidad. No obstante, la mayor parte de los países emisores y los productores de petróleo están tratando de encontrar la forma de evitar hacer lo que ellos saben que tienen que hacer, diciéndose a si mismos que de alguna manera esto los ayudará a ahorrar dinero.
La expectativa de conseguir dinero a corto plazo es también un factor cada vez más importante para muchas delegaciones del Sur. Hace tres años, antes de la reunión de Kioto en 1997, un negociador sobre cambio climático de un país africano le dijo enojado a un representante de un país del Norte: "¡Nuestros países no son inodoros para sus emisiones!" Sin embargo hoy en día muchos países del Sur están en realidad, ofreciéndose como "inodoros" para ganar unos pocos dólares, arrendando o vendiendo la tierra y los bosques de sus países para que actúen como supuestos sumideros de carbono de las emisiones que los países del Norte seguirán liberando a la atmósfera. Raramente se menciona que este curioso sistema de "alcantarillado" no habrá de funcionar y que el cambio climático está teniendo serios y cada vez mayores efectos sobre sus pueblos, ecosistemas y economías.
Lo que resulta de esto es que la actual ronda de negociaciones sobre el clima está centrada en los sumideros de carbono y no en la reducción de las emisiones de carbono, los derechos igualitarios a la atmósfera y la adopción de energías renovables, limpias y de bajo impacto, que es de lo que se debería estar hablando.
Los delegados gubernamentales, hechizados por falsos cálculos económicos, como era de esperarse, están respaldados por el mundo de los negocios. La Convención sobre el clima tiene la peculiaridad de contar con una serie de activos participantes que hacen lobby bajo el nombre de "ONGs empresariales". Créase o no, es éste el cartel que hay a la entrada del salón donde se reúnen. Entre otras, la "comunidad empresarial" de la energía nuclear participa activamente en las conversaciones, procurando vender su energía "limpia" para salvar el Planeta. De manera más inesperada, incluso algunas ONGs parecen haber entrado en el juego de los sumideros, deseosas de recibir dinero proveniente de la conservación y rehabilitación de los bosques para almacenar carbono.
Como aspecto positivo, hay una gran cantidad de ONGs y organizaciones de pueblos indígenas intentando hacer que los gobiernos cambien de rumbo en La Haya. Esto podría efectivamente suceder si la gente en todos los países del mundo ejerciera la suficiente presión sobre sus gobiernos y los delegados a la conferencia. Ello significa hacer que la gente sea consciente de lo que está pasando, organizando la presión sobre los gobiernos y ejerciéndola también en La Haya. Sin esta presión, resulta demasiado claro cuál será el resultado de la conferencia de noviembre.
Argentina: un caso "sur-realista" de sumidero de carbono
Hay veces que me escucho denunciar barbaridades como la que está ocurriendo desde hace años en la Reserva Forestal Epuyén y me pregunto qué pensará la gente: ¿Será que creen todo lo que estoy contando o imaginarán que son excesos de un fanático amante del bosque que no puede adaptarse a este mundo globalizado, donde la presión económica prevalece sobre cualquier otro concepto? Perdonen la introducción pero lo que voy a contarles esta vez tiene ribetes tan grotescos -o como suelo decir tan "sur-realistas"- que si no hubiera tenido la ocasión de leer detenidamente los documentos a los que tuve acceso, ni hubiera visto con mis propios ojos los mapas que acabo de ver, les juro que hasta a mi me surgirían dudas.
Hace un tiempo atrás, un grupo de empresarios con excelentes vinculaciones gubernamentales adquirieron del señor Morán 7.800 hectáreas a ambos lados de la Ruta 258 en la zona de El Foyel, linderas con el Parque Nacional Nahuel Huapi. Una propiedad muy valiosa y tapizada de bosque nativo de Ciprés, Ñire, Maitén, Lenga etc., que por lógica debería haber sido parte de la extensión del Area Natural Protegida Río Azul (ampliación propuesta por un Diputado del Frepaso luego del "alboroto" surgido por la compra del famoso Mr. Lewis, pero bochada en la Legislatura debido a fuertes presiones político empresariales nunca del todo esclarecidas).
La cabeza visible de esa compra, que se hace a nombre de "Foyel S.A." y a través de la inmobiliaria (a veces disfrazada de Consultora Ambiental) de los Ings, Ciarlo y Pérez Castelli de El Bolsón, es el señor Jaime Sánchez de la Puente, y quien figura como la persona a cargo de ese emprendimiento es el Sr. Héctor Gomis, un reconocido Ingeniero Agrónomo, autor de varios tratados sobre la desertificación de los bosques andino-patagónicos y quien fuera el primer Director del Servicio Forestal Andino (SFA), o sea el contralor de toda actividad forestal dentro de esa Provincia patagónica y quien debería tener bajo su cuidado la protección y utilización racional de los escasos bosques que no han sido aun depredados. La cuestión es que los recientes propietarios del campo pidieron en febrero la autorización al SFA de El Bolsón para abrir y rehabilitar varios kms. de caminos dentro del bosque y talar "aproximadamente" 300 hectáreas de bosque nativo mixto y reemplazarlos por un monocultivo de pinos Oregón.
Como el tramite se demoró por lo delicado del caso (necesidad de inspección, papeleo etc.), en el mes de mayo sus empleados arremetieron igual y comenzaron a talar y abrir picadas sin más trámites, motivo por el cual el SFA labra un acta por una "flagrante infracción al código forestal" detallando la tala de un centenar de cipreses y otro tanto de ñires, maitenes etc. Sin embargo, como ocurre a menudo, ésta era simplemente la puntita visible del "iceberg", mientras, por abajo se cocinaban las reales intenciones de Gomis y De La Puente. Intenciones que acaban de aterrizar sobre la mesa de la Dirección de Bosques Provincial pidiendo su aprobación urgente: La idea sería ya no conformarse con arrasar 280 hectáreas de bosque nativo, sino elevar la "apuesta" y reemplazar de esa forma "más de la mitad de la propiedad".
Para ser más precisos y para que todos los que lean esta nota entiendan la dimensión de la que estamos hablando: lo que pretende esta gente es talar 4.400 hectáreas de bosque nativo y reforestar esa superficie con pino Oregón. ¿Me explico? A ver si nos entendemos: estamos hablando del Ingeniero que creó el SFA, estamos hablando de "tala rasa" de bosque nativo, estamos hablando de reemplazar 4.400 hectáreas de biodiversidad andino-patagónica por un monocultivo de pinos y estamos hablando de una propiedad lindera con el Parque Nacional Nahuel Huapi y muy cercana al Area Natural Río Azul.
Obviamente no me alcanzan las palabras para definir tamaña barbaridad, cuyo único objetivo es netamente comercial y basado en varias patas visibles: 1) Arrasar miles de hectáreas de ñires, maitenes y cipreses para transformarlos en leña y madera (un "negocio menor", pero que paga con creces "el esfuerzo"). 2) Remplazar esas 4400 hectáreas de un ecosistema en perfecto equilibrio natural con una plantación comercial de una sola especie exótica, aprovechando de los famosos subsidios estatales, vale a decir, sin gastar plata de sus bolsillos. 3) Y aquí va la frutilla del postre: la idea subyaciente es la de "canjear" los famosos "bonos verdes" que supuestamente van a comenzar a comercializarse en los próximos años y agregarle un alto valor adicional a esa forestación por un período de 50 años, al cabo de los cuales "Foyel S.A." podría o renegociar los bonos por otra cantidad de años o simplemente voltear esos miles de hectáreas y comenzar todo de vuelta.
El único "problemita" para esta gente sería que como bien sabe todo rionegrino la "tala rasa" y el reemplazo de tantos miles de hectáreas de bosque nativo ya no está ni bien visto ni permitido en esta Provincia y afortunadamente existe un Consejo de Ecología y Medio Ambiente a cargo del Sr José Eduardo Carvalho que vela por la integridad de los bienes naturales de la región y aclara en los medios (Diario Río Negro del 14 de Agosto) que: "El Gobierno tomó la decisión estricta de penalizar a los infractores de la Ley de Bosques, dado que existe una "grave afectación" de los recursos naturales en la región cordillerana, producto del grave descalabro de los últimos diez años". Declaraciones que nos dejaría tranquilos a no ser por la Resolución Nº 32 del expediente 6236-Codema-2000 del 8 de agosto de este mismo año, en la cual Don Carvalho contradice las buenas intenciones esgrimidas en público y autoriza sin más trámites todo el "plan" de destrucción y reemplazo de la firma "Foyel S.A.", dándole el visto bueno a tamaña barrabasada sin siquiera pedir o escuchar los informes negativos del SFA de El Bolsón y las recomendaciones de Parques Nacionales en contra de una nueva invasión de exóticas lindera con el Parque Nacional Nahuel Huapi.
La trama de este negociado entonces pasa de turbia a oscura, malintencionada y llena de posibilidades de que en este emprendimiento "anti-natura" haya involucrados varios funcionarios públicos, razón por la que se harían pasibles de investigaciones y/o sanciones gravísimas, por no hablar de la eventualidad de problemas legales en los que habrían incursionado quienes tienen a su cargo áreas tan delicadas como el "Codema".
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Tomado del Boletín "Hoja por Hoja" Nro. 3 Año 2000 lemu@elbolson.com
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