No. 109 - Noviembre 2000
ENCUENTRO REGIONAL ASIÁTICO
Algunas propuestas para reformar el sistema financiero internacional
por
Martin Khor
Esta es la declaración presentada por Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, durante el Encuentro Regional Asiático de la Organización de las Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo, que tuvo lugar el 3 de agosto en Yakarta.
Una de las características centrales de la crisis asiática ha sido el protagonismo de la liberalización financiera y la desregulación, que significaron la oportunidad, para las empresas nacionales, de obtener préstamos de corto plazo con mucha facilidad, además de abrir el juego para que actores internacionales manipularan y especularan en el mercado de valores y de divisas de la región. El punto de vista preponderante, según el cual la liberalización produce beneficios y presenta escasos peligros, contó con el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y los países ricos, cuyo deseo consistía en que sus organismos financieros accedieran a los mercados emergentes.
Cuando estalló la crisis, el FMI empeoró las cosas al realizar un diagnóstico erróneo de las causas y promover una mayor liberalización financiera como parte de las condiciones, junto con un paquete de políticas que incluía intereses altos, restricción de dinero y cierre de las entidades financieras nacionales. Así, un problema de financiación de la deuda se transformó en una recesión económica estructural.
Es urgente establecer dos conjuntos de acciones a nivel internacional para responder a los intereses de los países en desarrollo.
El primer grupo responde a la necesidad de evitar nuevas políticas o acuerdos que obliguen a proseguir con la liberalización financiera. Las medidas propuestas son las siguientes:
* El FMI debería dejar de insistir en que se enmienden sus artículos sobre asociación para conseguir un mandato sobre la convertibilidad de las cuentas de capital, ya que esto le permitiría obligar a los países en desarrollo a abrir sus cuentas de capital y sus mercados.
* Los países de la OCDE deberían poner fin a todas sus tentativas de volver a considerar la propuesta de un Acuerdo Multilateral de Inversión, que daría una libertad extrema para movilizar todo tipo de flujo de capitales.
* No debería haber un acuerdo sobre inversión en la OMC, ya que esto significaría una fuerte presión sobre los países del Sur, que se verían obligados a liberalizar sus inversiones.
* Habría que revisar el acuerdo sobre servicios financieros de la OMC de manera de tener en cuenta los nuevos conocimientos y lecciones aprendidos de los efectos negativos de la liberalización financiera, que provocó la última serie de crisis.
El segundo grupo de propuestas tiene que ver con las políticas internacionales y las medidas que habrá que adoptar, e incluye:
* Medidas y líneas directrices para ayudar a los países a evitar la deuda y las crisis financieras.
* Una vez desatada la crisis, habría que contar con medidas para administrarla con eficacia, lo cual incluye acuerdos de suspensión de la deuda y un sistema de pago de la misma por el cual los acreedores compartirían la carga conjuntamente con los deudores. Habría que crear un tribunal que implementara lo establecido por el capítulo 11 de la legislación sobre bancarrota de Estados Unidos.
* Un marco que permita y aliente a los países -en particular los del Sur, más vulnerables que los ricos- a establecer sistemas de control sobre los flujos de capital, especialmente los de naturaleza especulativa.
* Los gobiernos de los países que son fuentes de fondos internacionales móviles deberían tener la obligación de disciplinar y regular a sus entidades y actores financieros para evitar que provoquen volatilidad y especulación en el exterior.
* Se necesita una regulación internacional para las actividades de los fondos de cobertura, los bancos de inversión y otras instituciones con alto nivel de endeudamiento, las agencias extraterritoriales, los mercados de divisas y el comercio de derivados.
* También habría que considerar la posibilidad de crear un régimen internacional de monedas estables, incluso quizá un regreso al viejo sistema de tipos de cambio fijos o móviles sólo dentro de una banda angosta.
* Habría que reformar el sistema de toma de decisiones de los organismos internacionales como el FMI, a fin de que los países en desarrollo tengan una participación justa en las políticas y procedimientos de instituciones que determinan el curso de sus economías y sociedades.
* Finalmente, habría que cambiar la lista de condiciones -conocida como “políticas de ajuste estructural”- que acompaña a los créditos del FMI-Banco Mundial, para que los países receptores puedan elegir entre varias opciones de política financiera, monetaria, fiscal, macroeconómica, comercial y sobre la propiedad, entre otras del ámbito económico y social.
Dada la ausencia de tales medidas internacionales, los países en desarrollo deberían establecer reglamentaciones nacionales para protegerse. En particular, deberían contar con normas para controlar los créditos extranjeros que se otorgan a su sector público y privado, restringiendo la aceptación a aquellos proyectos que tienen la capacidad de pagar el préstamo en moneda extranjera; prohibir la manipulación de su moneda y mercado de valores; y seleccionar la inversión extranjera directa que conviene recibir sin correr el peligro de generar deuda externa.
El conjunto de instrumentos de política nacional debería incluir controles selectivos de capital y la fijación o estabilización de las monedas nacionales. De ese modo, los países en desarrollo tendrían más libertad para aplicar políticas macroeconómicas contra la recesión -tales como tasas de interés más bajas o expansión del presupuesto- y se reduciría el peligro de volatilidad de las tasas de cambio y del flujo excesivo de fondos.
También habría que analizar la adecuación de las políticas en otros sectores, tales como la liberalización comercial. Si ésta se hace en forma inapropiada, puede causar o empeorar las crisis financieras. Por ejemplo, cuando un país liberaliza sus importaciones antes de que sus sectores nacionales estén preparados para competir y además no puede incrementar los ingresos procedentes de la exportación, el déficit comercial y de balanza de pagos puede empeorar de manera significativa, lo cual significa un agregado más a las presiones de la deuda.
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