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   No. 127/128 - Mayo/Junio 2002
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No. 127/128 - Mayo/Junio 2002

Diez años después de Río

por Martin Khor

La primera sesión del diálogo entre actores principales de la segunda reunión preparatoria para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable se llevó a cabo durante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 29 de enero. Este diálogo fue introducido en el sistema de la ONU por la Comisión sobre Desarrollo Sustentable para que los principales grupos de la sociedad pudieran interactuar tanto entre sí, como con los gobiernos, con el objetivo de generar ideas y debates que nutran las negociaciones intergubernamentales para implementar políticas de desarrollo sustentable. Dichos grupos principales, definidos en la Agenda 21, son: las mujeres, los jóvenes, los pueblos indígenas, las ONG, las autoridades locales, los sindicatos, el comercio y la industria, la comunidad científica y tecnológica, y los productores agrícolas. Los representantes de los nueve grupos principales presentaron su evaluación de los logros obtenidos en la década transcurrida desde la realización en 1992 en Río de Janeiro de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD). A continuación se publica el discurso de apertura del director de la Red del Tercer Mundo.

1. Evaluación de los 10 años transcurridos desde Río

a) Positivo: Río elaboró el vínculo conceptual y político entre ambiente y desarrollo, además de construir la base para un nuevo "trato" posible entre el Norte y el Sur. El nuevo concepto de "desarrollo sustentable", surgido en esa ocasión, incluye las ideas de igualdad, derecho de las personas a cubrir sus necesidades y las de generaciones futuras, ambiente y desarrollo. Este nuevo ideal pide que se modifiquen los patrones de consumo y producción. Esta simple declaración es muy revolucionaria. Varios grupos entraron en acción a partir de ella, integrando los derechos del ambiente y del desarrollo.

b) Deficiencias: Río no estableció un programa para regular a las empresas en general y a las transnacionales, que son las principales fuentes de problemas ambientales. No logró resolver el tema de la gobernanza mundial para el desarrollo y utilizó un marco político sustituto inadecuado (recursos financieros y transferencia de tecnología). Tampoco contó con un plan claro de implementación o cumplimiento. Y, además, su mecanismo de seguimiento resultó débil en relación a la tarea.

c) Diez años más tarde, la situación del desarrollo y el ambiente han empeorado. Hay una mayor deforestación y han aumentado las emisiones de gases de efecto invernadero; el suministro de agua potable está en peligro y cada vez se explotan más recursos naturales. La pobreza, la desigualdad y el número de enfermos de sida, así como de otras enfermedades infecciosas, han aumentado significativamente. El volumen de ayuda ha disminuido. La transferencia de tecnología empezó a revertirse debido a los estrictos regímenes de derechos de propiedad intelectual establecidos en el Acuerdo sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS) de la Organización Mundial de Comercio (OMC). El medio ambiente quedó al final de la agenda política. Y lo mismo ocurrió con el desarrollo, cuyos principios son discutidos ahora por los países industrializados en diversos foros internacionales.

Una de las razones principales de este deterioro es el ascenso de la globalización como política, práctica y ley, que se transmite por medio del aumento de poder de las grandes empresas mientras los gobiernos desregulan y privatizan. Simultáneamente, el poder del Fondo Monetario Internacional (FMI) se expandió hacia más países, de modo que sus políticas macroeconómicas restrictivas, combinadas con una liberalización externa de las políticas financieras, comerciales y de inversiones, fueron erróneamente aplicadas incluso en los países en desarrollo que, hasta el momento, tenían éxito. Lo más importante es que la aparición de la OMC, con sus normas, ha significado la institucionalización de la globalización. Pero mientras los países en desarrollo fueron presionados a abrir sus mercados, con resultados devastadores para las pequeñas industrias y establecimientos rurales, los países ricos han seguido protegiendo sus mercados mediante aranceles, subsidios y regímenes de derechos de propiedad intelectual. Muchas comunidades y familias se han visto muy empobrecidas, mientras unos pocos se han ido enriqueciendo. El ambiente se ha deteriorado, ya que la expansión del mercado no lo contempla como algo a proteger. A pesar del fin de la Guerra Fría, han aumentado los conflictos dentro y entre los países. Los presupuestos militares aumentan rápidamente. El presupuesto militar de Estados Unidos alcanzaría para financiar las necesidades del desarrollo sustentable. Por lo tanto, en los tres aspectos de la sustentabilidad (ambiental, social y económico), la situación es peor que hace 10 años. Se crearon algunos organismos para el desarrollo sustentable, en particular la Comisión sobre Desarrollo Sustentable, pero los mismos han resultado muy débiles frente a las fuerzas de la globalización.

2. La visión que se necesita

Para resolver esta situación, Johannesburgo necesita diseñar un panorama de cambios estructurales para el futuro. Con dicha esquema, que habrá que ir esbozando en ésta y las futuras reuniones de preparación, podremos elaborar una declaración política y un plan de acción acordes; de lo contrario, tendremos documentos demasiado generales o meramente técnicos, sin un marco definido. El panorama que elaboremos debería basarse en: construir a partir de los buenos resultados de Río; el vínculo entre ambiente y desarrollo; la asociación Norte-Sur; el diálogo entre el gobierno y todos los otros actores; la igualdad dentro y entre países, para las generaciones actuales y futuras; y la ampliación de los derechos de las comunidades y los pueblos –tanto el derecho humano de cubrir necesidades básicas y de desarrollo, como el de vivir en un ambiente limpio y seguro. Necesitamos instituciones fuertes para convertir esta visión en un plan y el plan en algo implementado. Necesitamos un programa de implementación.

3. Algunas propuestas

a) El principio de "responsabilidad compartida pero diferenciada" debería operar en todas las áreas y todos los temas; debería contar con un plan de acción en todos los sectores. (Habría que crear un ejercicio similar al utilizado por la OMC para vigilar y reforzar el principio de trato especial y diferenciado, pero aplicable al ambiente y el desarrollo).

b) El ambiente y las personas deben estar en armonía.

c) Habría que recomponer el fallido compacto Norte-Sur iniciado en Río. Las necesidades claves de desarrollo del Sur deberían tenerse en cuenta, para lo cual habría que lanzar un programa de ayuda, alivio de la deuda, términos comerciales, evaluación y transferencia de tecnología, regímenes de derechos de propiedad intelectual acordes al desarrollo, etc. Habría que llegar a un acuerdo sobre desarrollo social (salud, educación, información y cultura) en el cual se detallen necesidades, objetivos y modo de implementación. También habría que elaborar una agenda de imperativos ambientales, con una lista de prioridades absolutas, junto con un plan detallado de implementación, objetivos y compromisos.

d) El Norte debe llevar la delantera: primero, elaborando un plan para cambiar su modo de producción y de consumo insustentables, de modo de dar el ejemplo al mundo (las tentativas europeas, aunque todavía en ciernes, hacia la producción orgánica de alimentos deben ser aplaudidas y alentadas); segundo, ayudando al Sur en su transición hacia una modalidad sustentable; y tercero, iniciando reformas a la política y gobernanza mundiales.

e) El Sur debe tomar en serio el enfoque del desarrollo sustentable dando prioridad a la agenda social y ambiental, que hasta ahora ha sido poco o mal llevada a la práctica en varios países. Habría que dar prioridad al principio de precaución respecto de la Convención sobre Diversidad Biológica.

f) Las fuerzas de la globalización deben ser contrarrestadas mediante un esfuerzo colectivo de los gobiernos, que deberían: regular a las empresas mediante un marco de convenciones sobre responsabilidad empresarial y no a través del Compacto Mundial; regular los mercados financieros y restringir el libre flujo de los capitales especulativos; revisar las políticas añejas de las instituciones de Bretton Woods; reformar los principios y normas de la OMC de manera que los mismos se adecuen a las necesidades de los países y las comunidades en desarrollo. Hay que reconocer que el resultado de Doha, a pesar de los esfuerzos por asegurar que fue favorable al desarrollo, puede ser "favorable a todo menos al desarrollo". Habría que detener la iniciativa de poner en marcha los "temas de Singapur" (inversión, competencia, contratación pública y facilitación del comercio), junto con el camino que ha tomado la negociación de nuevos acuerdos, de lo contrario el desarrollo sustentable no podrá recuperarse jamás del golpe recibido. Quizá el principal logro que se puede esperar de la CNUMAD sea revertir la nueva tendencia de la OMC, lanzada en Doha.

g) Tenemos que revisar el tema de la gobernanza mundial. Necesitamos cambios en las instituciones que tienen el poder. Debemos construir rápidamente una arquitectura mundial de desarrollo sustentable, cuyos tres puntos de apoyo –social, ambiental y económico- puedan desarrollarse con fuerza y celeridad. Fortalecer a la Comisión sobre Desarrollo Sustentable parece una respuesta obvia, pero habrá que discutir en esta reunión preparatoria sobre el mejor modo de reforzar y estructurar dicha Comisión, siguiendo el modelo en el cual se basa la ONU, así como sobre la mejor manera de financiarla y gobernarla.

h) Finalmente, tenemos que reconocer el valor, la contribución y los derechos de la gente común, las comunidades locales, los pueblos indígenas, los héroes del ambiente y el desarrollo, los pobres, las organizaciones y movimientos sociales, y las ONG que luchan a favor de todo esto, así como de la justicia, la igualdad y el equilibrio dentro y entre los países, dentro y entre las clases sociales, dentro y entre hombres y mujeres, las personas y la naturaleza. Así, los derechos de los individuos, la naturaleza, las comunidades y los grupos que luchan por esta causa, la causa del desarrollo sustentable y la justicia, debe ser reconocida y expandirse, y la CNUMAD debe acelerar este movimiento a favor de los derechos. En sustancia y en procedimiento, las ONG que participamos en este proceso somos componentes muy importantes y, además, incrementaremos nuestra participación: esperamos que todos hagan lo mismo.






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