Nº 175 - enero-febrero 2008
Lo que viene después de Bali
por
Martin Khor
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático concluyó exitosamente el sábado en Bali, un día más tarde de lo provisto, luego de una dramática jornada de ánimos caldeados hasta que el secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon, y el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, intervinieron directamente para pedirles a los países que llegaran a un acuerdo final y Estados Unidos cedió en un último punto importante.
La conferencia acordó finalmente iniciar un “proceso amplio” para abordar una larga lista de temas, entre ellos cómo mitigar (adoptar medidas preventivas) el cambio climático y adaptarse a él, a la vez de prestar recursos financieros y tecnología a los países en desarrollo para que puedan hacerlo.
La cita de Bali marca el hecho de que todos los gobiernos presentes aceptaron los resultados científicos de que el calentamiento global es “inequívoco” y que cualquier demora en la reducción de emisiones aumenta el riesgo de que el cambio climático tenga impactos más severos. En reuniones previas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático algunos gobiernos habían discutido en torno a si el cambio climático estaba ocurriendo realmente o cuán grave era.
El resultado más importante de Bali fue la creación de un grupo de trabajo sobre una acción cooperativa a largo plazo que discutirá una amplia gama de temas dentro de los cuatro “bloques constitutivos” de mitigación, adaptación, financiamiento e inversión, y transferencia de tecnología.
Por ahora han quedado sin resolver al menos tres cuestiones controvertidas porque no hubo consenso, pero seguramente reaparecerán cuando el grupo de trabajo comience su tarea: si se incluirán otros temas fuera de los bloques constitutivos en la agenda del grupo; si el proceso conducirá a un nuevo acuerdo “amplio” o fortalecerá la aplicación de los tratados existentes que rigen el cambio climático (la Convención Marco de las Naciones Unidas y su Protocolo de Kyoto); y finalmente el documento de Bali no establece una meta mundial para la reducción de los gases de efecto invernadero.
Muchos países desarrollados habían propuesto temas como nuevos compromisos de los países en desarrollo, un campo de juego parejo para la competitividad económica y seguridad energética, pero numerosas naciones del Sur se opusieron por considerar que estaban fuera del mandato del Convenio Marco o no estaban lo suficientemente “maduros” como para entrar en negociaciones. En la primera reunión del grupo en marzo próximo, que establecerá su programa de trabajo, esos temas volverán a plantearse a través de las propuestas de los países desarrollados.
Los países desarrollados dejaron en claro que quieren cambiar radicalmente o reemplazar el Protocolo de Kyoto e incluso partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas. Los países en desarrollo tienen grandes sospechas sobre esa intención, ya que los dos tratados son relativamente amigables para ellos.
Por estos tratados actuales, los países en desarrollo también se comprometen a adoptar medidas para combatir el cambio climático pero no están obligados a asumir metas de reducción de emisiones jurídicamente vinculantes, y sus esfuerzos están condicionados a la medida en que los países desarrollados les brinden financiación y tecnología.
En las conversaciones realizadas durante dos semanas en Bali, Estados Unidos, Japón, Canadá, la Unión Europea y Rusia presionaron continuamente a los países en desarrollo a que adoptaran compromisos vinculantes o no vinculantes. En el resultado final no se mencionó que el grupo de trabajo presentaría un nuevo “acuerdo”, pero seguramente se reanudarán las presiones para alterar algunos de los principios básicos de los tratados existentes.
En tercer lugar, un éxito del último día de la conferencia fue que Estados Unidos aceptara adoptar -o al menos discutir- su propio compromiso de reducción de emisiones dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, si bien no había adherido el Protocolo de Kyoto.
El resultado de Bali establece que todos los países desarrollados deben adoptar compromisos o realizar acciones de mitigación -incluso objetivos de reducción de emisiones-, a la vez de asegurar esfuerzos comparables entre ellos.
Otro resultado importante consiste en que los países en desarrollo han aceptado adoptar acciones de mitigación que sean apropiadas a escala nacional en el contexto del desarrollo sustentable, que estén apoyadas por la tecnología y habilitadas por el financiamiento de una manera de la que pueda darse cuenta y sea pasible de medición y verificación.
Es la primera vez que los países en desarrollo han realizado este compromiso, como declaró un ministro en la clausura. Sin embargo, insistieron en incluir que sus esfuerzos deben estar acompañados de ayuda financiera y tecnológica de los países desarrollados, y que esto -junto con las acciones de mitigación de los países en desarrollo- también sea pasible de medición y verificación.
Esos dos párrafos fueron tan problemáticos que la reunión de Bali tuvo que extenderse un día más. La objeción de Estados Unidos a un cambio propuesto por India y el Grupo de los 77 y China, que aclaraba que la prestación financiera y tecnológica también debía ser pasible de medición y verificación, demoró la sesión final.
El reclamo de numerosos países a Estados Unidos quedó representado por Papua Nueva Guinea, cuando dijo a la delegación estadounidense: “¡Lideren o apártense del camino!”
Al final, Estados Unidos cedió y la conferencia pudo llegar a su fin con relativo éxito. Ningún país obtuvo en Bali lo que realmente quería, pero ninguno fue obligado a aceptar algo que consideraba inaceptable.
Muchas de las batallas que se libraron allí quedaron sin resolver y la pelota está ahora en la cancha del nuevo grupo de trabajo, que se reunirá en marzo y abril de 2008, otras tres veces más el próximo año y su trabajo culminará en 2009.
Martin Khor es director de Third World Network (TWN).
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