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No. 129/130 - Julio/Agosto 2002

La agenda post Doha de la OMC

Un nuevo programa para exprimir al Sur

por Martin Khor

Los países en desarrollo salieron frustrados de la conferencia de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Doha porque sus preocupaciones no se reflejaron en la Declaración Ministerial. Ahora, deben negociar en el marco de un programa de trabajo sesgado a favor de los países industrializados.

1. Resumen de los resultados de la conferencia

La OMC celebró su Cuarta Conferencia Ministerial en Doha (Qatar), del 9 al 14 de noviembre de 2001. La conferencia produjo tres documentos principales: una Declaración Ministerial (OMC 2001 a), una Declaración acerca del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS) y la Salud Pública (OMC 2001 b), y una Decisión relativa a la aplicación (OMC 2000 c). También produjo un documento complementario vinculado al tercero, sobre problemas pendientes de aplicación (OMC 2000 d).

2. La fase preparatoria y el proceso y las decisiones de Doha

Antes de Doha, los países en desarrollo insistían en que los miembros de la OMC debían, en los años siguientes, concentrarse en la resolución de los problemas derivados de las negociaciones de la Ronda Uruguay (que culminó con la fundación de la OMC) y en los problemas institucionales y sistemáticos surgidos en la corta vida de esta importante institución. Esos problemas incluyen:

* la falta de beneficios anticipados para los países en desarrollo, debido principalmente a que los países industrializados no cumplieron en forma adecuada su compromiso de ofrecerles mayor acceso a sus mercados, en especial para los productos agrícolas y textiles;

* las crecientes dificultades que enfrentan los países en desarrollo para el cumplimiento de sus propias obligaciones en virtud de varios acuerdos de la OMC;

* el insatisfactorio sistema interno de toma de decisiones y la falta de transparencia de la OMC;

* otros problemas comerciales de los países en desarrollo sin ser los relacionados con la OMC, en particular la continua caída de los precios de los productos básicos y la incapacidad de muchos países en desarrollo de diversificar o mejorar sus exportaciones debido a limitaciones de la oferta y del acceso a los mercados.

Estos problemas forman parte de los desequilibrios de la OMC y el sistema comercial en su conjunto, y los países en desarrollo quieren mejorar el sistema para poder obtener su justa parte de los beneficios y, quizá más importante, reducir o eliminar sus pérdidas. El progreso hacia la resolución de los problemas también contrarrestaría la creciente desilusión del público y los planificadores de políticas respecto del sistema.

Sin embargo, el Sur en desarrollo enfrenta grandes dificultades para hacer oír su mensaje, porque los socios del Norte industrial, si bien reconocen que existen problemas, no consideran necesario "reequilibrar" las normas y el sistema. Las discusiones se han limitado a una consideración caso por caso de los "problemas de aplicación", y luego de varios años, casi ningún punto de la larga lista de problemas presentados por los países en desarrollo se resolvió, antes de Doha ni en esa conferencia. De este modo, la pretensión de los países en desarrollo de resolver esos problemas antes de introducir nuevos temas de negociación fue ignorada.

En cambio, los países más poderosos presionaron para ampliar el mandato de negociación y elaboración de normas de la OMC, incluso para incorporar nuevos temas, como la inversión, la política de competencia, la contratación pública, y el comercio y el ambiente. La mayoría de los países en desarrollo, incluso agrupaciones regionales, resistieron esa expansión, argumentando que: (a) no estaban listos para empezar negociaciones ni considerar acuerdos sobre esos temas; (b) no entendían bien las implicaciones de los temas propuestos, y (c) les preocupaba que los nuevos acuerdos o normas aumentaran sus ya pesadas obligaciones y restringieran más sus opciones y perspectivas de desarrollo. Por lo tanto, propusieron que esos nuevos temas se siguieran estudiando o discutiendo pero no con el estatuto de "negociaciones", porque eso implicaría el establecimiento de nuevos acuerdos o normas.

Debido a una serie de procedimientos irregulares, la posición de muchos países en desarrollo en áreas y temas clave no se vio reflejada adecuadamente (o para nada) en los borradores de la Declaración Ministerial preparados en Ginebra, en la sede de la OMC, y transmitidos a la conferencia de Doha. Esto aumentó la frustración de esos países, que señalaron la falta de transparencia del proceso de redacción de los borradores y la carencia de representatividad de éstos. Los países en desarrollo habían solicitado que la declaración preliminar a transmitir a Doha contuviera las diferentes posiciones de distintos países o agrupaciones, en lugar de un "borrador limpio" que daría la impresión equivocada de un consenso, o que al menos se dejara constancia de las diferencias en una carta adjunta. Sin embargo, esa solicitud fue rechazada y la base de las negociaciones en Doha fue un "texto limpio" que reflejó únicamente la posición de los proponentes de los "nuevos temas", colocando a los países en desarrollo en gran desventaja.

En Doha se elaboraron dos nuevos borradores. Una vez más, los países en desarrollo lamentaron que sus opiniones no se reflejaran adecuadamente, y que el proceso de negociación y toma de decisiones —que incluyó la convocatoria a un puñado de países para una prolongada reunión de "sala verde"— careciera de transparencia y no reflejara sus posiciones. En especial, esto se aplica a las secciones de la Declaración Ministerial sobre cuestiones ambientales y los "temas de Singapur" (inversión, competencia, transparencia en la contratación pública y facilitación comercial), llamados así porque fueron introducidos por primera vez para su estudio, y no para negociaciones, en la Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Singapur en 1996. La declaración final establece que se llegó a un acuerdo para negociar los temas de Singapur luego de la Quinta Conferencia Ministerial, en 2003, sobre la base de un consenso explícito acerca de "modalidades".

Sin embargo, debido a las objeciones presentadas y a los pedidos de reformulación del texto en la última sesión "informal" celebrada en Doha, el presidente de la conferencia suavizó la Declaración Ministerial en la sesión oficial de clausura con una aclaración según la cual el consenso sería condición sine qua non para que comenzaran las negociaciones, implicando que ese consenso no sería apenas sobre modalidades. Se prevé que la interpretación de la declaración final y de la aclaración del presidente generará un intenso debate en los próximos meses. En todo caso, la declaración sí compromete a los miembros de la OMC a discutir una larga lista de puntos dentro de los temas de Singapur, lo que tendrá importantes consecuencias en cuanto a la posibilidad de alcanzar un consenso, ya sea sobre modalidades o sobre la propia voluntad de negociar nuevos acuerdos relacionados con esos temas en la OMC. Por lo tanto, los países en desarrollo tendrán mucho trabajo que hacer antes de la Quinta Conferencia Ministerial, a celebrarse en México en 2003.

3. El programa de trabajo post Doha: panorama general.

Según algunos expertos, el programa de trabajo es de hecho una agenda de negociaciones multilaterales al menos en 19 áreas, más amplia e invasora de las economías y políticas nacionales que la agenda de la Ronda Uruguay. El programa de trabajo post Doha incluye varios elementos fundamentales, complejos y difíciles, cuya consideración requiere mucho tiempo, recursos humanos y conocimientos técnicos de los cuales los países en desarrollo carecen.

Como señaló B. Lal Das (2002): "Es un programa mucho más pesado que el de las negociaciones multilaterales de comercio de la Ronda Uruguay. Casi todos los temas principales de la Ronda Uruguay, como agricultura, servicios, subsidios, medidas antidumping, acuerdos regionales de comercio, resolución de diferencias, aranceles industriales y algunos aspectos del Acuerdo sobre TRIPS forman parte de las negociaciones del programa de trabajo, además del tema ambiental. Así mismo, se prevé un intenso trabajo en cuanto a los temas de Singapur y al área del comercio electrónico. El corto plazo de tres años para este trabajo lo vuelve particularmente arduo para los países en desarrollo".

Según B. Lal Das, el nuevo programa de trabajo aumenta notablemente el desequilibrio en el sistema de la OMC. "En lugar de eliminar el actual desequilibrio, lo agrava al otorgar tratamiento especial a las áreas de interés de los países más poderosos, ignorando las áreas de interés de los países en desarrollo. Se lanzaron negociaciones sobre una nueva área, la del ambiente, y se intensificó el nivel de trabajo sobre los temas de Singapur y el comercio electrónico. Todas ésas son cuestiones de gran interés para los principales países industrializados, mientras los países en desarrollo resisten su consideración en la OMC. Las principales propuestas de los países en desarrollo fueron las agrupadas como ‘problemas de aplicación’, pero no se hizo prácticamente nada sobre ellas. Y los asuntos de más importancia para muchos de ellos, por ejemplo las normas sobre productos textiles y la balanza de pagos, no figuran en el texto principal del programa de trabajo.

"Ni siquiera la inclusión de los temas finanzas y tecnología es significativa para los países en desarrollo, porque el trabajo previsto en esas áreas es de naturaleza muy general y amplia. Es similar la situación relativa a (la cláusula) sobre trato especial y diferenciado para los países en desarrollo, tendente a hacer más precisas, eficaces y operativas las disposiciones correspondientes contenidas en acuerdos de la OMC. Hay muy pocas disposiciones sobre tratamiento especial y diferencial que reduzcan las enormes obligaciones de los países en desarrollo. Por lo tanto, esta cláusula del programa de trabajo es de escaso beneficio para los países del Sur.

"El nuevo programa de trabajo es un logro para los países más poderosos, pero éstos no han dado nada a cambio a los países en desarrollo. Esto es totalmente contrario al proceso del GATT/OMC, cuyo principio guía de las negociaciones debería ser la reciprocidad. Esta no sólo debe aplicarse a los compromisos asumidos en los acuerdos, sino también a la selección de los temas de trabajo. Lamentablemente, la nueva fase de la OMC ha comenzado con un agravamiento del desequilibrio.

"Paradójicamente, el programa de trabajo ha sido definido como ‘agenda de desarrollo’, lo cual es erróneo (...) La agenda del programa de trabajo fue determinada en su totalidad por los principales países industrializados, guiados por sus propios intereses económicos. La prioridad del desarrollo de los países del Sur no se refleja en ella". (Das 2002).

La siguiente es una descripción de algunos de los problemas del programa de trabajo.

4. Problemas de aplicación

En cuanto a los problemas de aplicación, las decisiones de Doha fueron muy decepcionantes. B. Lal Das (2002) señala que la Decisión Ministerial sobre problemas de aplicación contiene apenas unas pocas decisiones de importancia: (a) aclara que el "período razonable" entre la publicación de una medida o norma y su entrada en vigencia a que se refieren los acuerdos sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias y Obstáculos Técnicos al Comercio no será normalmente inferior a seis meses; (b) aclara que los "plazos más largos para el cumplimiento" mencionados en el Acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias sobre productos de interés para los países en desarrollo tampoco serán normalmente inferiores a seis meses, y (c) concede que, en el Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias, los países con un PIB por habitante inferior a 1.000 dólares al año seguirán incluidos en la lista referente a subsidios hasta que alcancen ese nivel por tres años consecutivos, y que un país excluido de la lista cuyo PIB caiga por debajo de ese nivel podrá ser reincluido en ella.

El resto de la Decisión contiene frases y términos meramente operativos, como "reafirma", (un organismo específico de la OMC) "deberá continuar la consideración", "exhorta a los miembros", "toma nota de", "deberá revisar", "reconoce", "subraya la importancia de", etc. (Das 2002).

Por lo tanto, casi no hubo progreso alguno sobre cuestiones sustanciales, pese a varios años de propuestas concretas de países en desarrollo para corregir las deficiencias y desequilibrios que dieron origen a estos problemas. Se teme que el programa de trabajo post Doha reste importancia a los problemas de aplicación y, en cambio, otorgue prioridad a otros asuntos, en especial los que ya tienen mandato de negociación y los temas de Singapur, que ahora tienen más posibilidades de acercarse a la negociación. El Sur debe mantener su posición anterior, según la cual la máxima prioridad es la resolución de los problemas de aplicación.

5. Agricultura

Las negociaciones sobre agricultura formarán parte de la agenda incorporada a la OMC (determinada en la Ronda Uruguay). La Declaración Ministerial de Doha establece que las negociaciones apuntarán a la reducción de los subsidios a las exportaciones "con miras a eliminarlas gradualmente" y a "reducciones sustanciales" de las medidas de respaldo doméstico que distorsionan el comercio. Esto permitirá a los países en desarrollo exigir que los países industrializados disminuyan sus subsidios. Sin embargo, B. Lal Das (2002) también señala que los países industrializados pueden utilizar el término "distorsión del comercio" para sugerir que la llamada "caja verde" de medidas de apoyo interno enumeradas en el Anexo 2 al Acuerdo sobre Agricultura están exoneradas de los compromisos de reducción de la Ronda Uruguay y, por lo tanto, no se incluirán en las negociaciones sobre reducción. Si esos altos subsidios continúan o aumentan, seguirán dañando a la producción y las perspectivas de exportación de los países en desarrollo.

La Declaración de Doha también establece la intención de permitir que los países del Sur "se hagan cargo con eficacia de sus necesidades de desarrollo, incluso la seguridad alimentaria y el desarrollo rural". El documento especifica que el tratamiento especial y diferencial para los países en desarrollo "será parte integral de todos los elementos de las negociaciones" y debe hacerse "operativamente eficaz" mediante su inclusión en las normas y en los compromisos de los estados miembros. Los países en desarrollo deben aprovechar esto arguyendo que, para que sus pequeños agricultores puedan subsistir, precisan ser exonerados de las medidas de liberalización de importaciones y de la prohibición de subsidios a sus productos alimenticios para consumo doméstico. El sustento de millones de agricultores del Sur ya está amenazado por el aumento de las importaciones de alimentos más baratos, en muchos casos subsidiados. Debe realizarse una completa evaluación y una vigilancia continua de esos efectos. La prioridad de las negociaciones debería ser la rápida aplicación del tratamiento especial y diferencial para los países en desarrollo, con miras a detener la amenaza al sustento de sus pequeños agricultores.

6. Servicios

Las negociaciones sobre servicios como parte de la agenda incorporada a la OMC también forman parte importante del programa post Doha.

El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS) y su aplicación también contienen desequilibrios básicos: mientras los países industrializados poseen una enorme capacidad en el sector de los servicios, la mayoría de los países en desarrollo tienen grandes limitaciones de capacidad y de oferta, y por lo tanto no pueden beneficiarse de las medidas de liberalización. Además, gran parte de la apertura tuvo lugar en áreas y modos de suministro de interés para los países ricos (por ejemplo los servicios financieros y las telecomunicaciones), mientras las áreas y los modos de interés para los países en desarrollo, como el Modo 4 o la exportación de personas físicas, no experimentaron progreso alguno.

Otro problema es la falta de datos sobre el comercio de servicios, que hace imposible cuantificar los costos y beneficios de la liberalización para países individuales o para los países en desarrollo, en su conjunto o por región. Esta carencia también hace muy difícil la evaluación de los resultados de medidas previas de liberalización, como base para opciones futuras. Se prevé que los países en desarrollo serán sometidos a una presión cada vez mayor para que abran más sus mercados, y en más sectores. La reciente publicación de una lista preliminar de solicitudes de la Unión Europea reveló que este organismo solicitará a los países en desarrollo la rápida liberalización de una amplia gama de servicios.

La Declaración de Doha reafirma las pautas para las negociaciones de servicios adoptadas el 28 de marzo de 2001, y también promueve los objetivos de los artículos 4 y 19 del GATS, que contienen disposiciones específicas para los países en desarrollo. El artículo 4 prevé la liberalización del acceso al mercado en sectores y modos de suministro que tienen interés de exportación para los países en desarrollo, mientras que el artículo 19 establece mecanismos de flexibilidad para que estos países liberalicen menos sectores y menos transacciones. Los países en desarrollo cuyos sectores y empresas de servicios sean todavía incapaces de enfrentar la competencia pueden hacer pleno uso de los principios y normas de desarrollo del GATS al responder a solicitudes de socios comerciales, y otros miembros no deberían someterlos a presión para que liberalicen más sus mercados. En cambio, se les debe otorgar plena flexibilidad para elegir si desean abrir sus mercados, en qué áreas, en qué momento y en qué medida. También pueden insistir en el establecimiento de un sistema de datos adecuado y en una evaluación apropiada de acciones previas, que sirva de guía para negociaciones futuras.

7. Productos industriales

La Declaración de Doha también lanzó negociaciones sobre una nueva ronda de reducciones de barreras arancelarias y no arancelarias a los productos industriales, bajo el nombre de "acceso a los mercados para los productos no agrícolas".

El principal interés de los países en desarrollo es que los países industrializados reduzcan la progresividad y los picos arancelarios sobre productos que tienen interés de exportación para el Sur. Algunos países en desarrollo podrían aumentar sus ingresos por exportaciones si los países industrializados les permitieran mayor acceso a sus mercados. Sin embargo, también hay naciones muy pobres que serían incapaces de aprovechar esa apertura debido a su escasa capacidad de abastecimiento.

Por otra parte, el principal interés de los países industrializados en las negociaciones es que los países en desarrollo reduzcan sus aranceles industriales, pero muchos de estos países ya sufrieron el cierre o la disminución de la producción de empresas nacionales y aun de sectores enteros, con la consiguiente pérdida de fuentes de trabajo, como resultado de medidas previas de liberalización, muchas de ellas como condiciones de créditos del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial. Estudios recientes demostraron los efectos negativos de la liberalización demasiado rápida, entre ellos la "desindustrialización".

En las negociaciones, los países en desarrollo -en especial los que tienen una débil base industrial- deben salvaguardar sus intereses y resistir la presión para liberalizar sus mercados a un ritmo o en una secuencia que sus industrias no puedan soportar. La Declaración de Doha establece que las reducciones arancelarias abarcarán "en particular" a los productos que tienen interés de exportación para los países en desarrollo, que las negociaciones "tomarán plenamente en cuenta las necesidades especiales y los intereses de los países en desarrollo y menos adelantados" y que la reciprocidad no será plena en los compromisos de reducción de los países en desarrollo, incluidos los menos adelantados. Las naciones del Sur deben aprovechar al máximo estos tres puntos para minimizar los costos y obtener cierto beneficio de las reducciones arancelarias.

La primera etapa de las negociaciones del programa post Doha será sobre modalidades. El Sur debe definir su posición para esta importante etapa, dado que las modalidades (principios, enfoques y fórmulas) determinarán en gran parte el resultado de las negociaciones. Asimismo, se deben evaluar los efectos de medidas previas de liberalización sobre las empresas nacionales, el empleo y los ingresos de países en desarrollo, como primera etapa del proceso.

8. Comercio y ambiente

Este tema ha estado en discusión en la Comisión de Comercio y Ambiente de la OMC. Sin embargo, la conferencia de Doha tomó la decisión sin precedentes de incluir el tema en la agenda de negociación, lo cual implica que hay intenciones de modificar las normas o establecer otras nuevas. Así, la conferencia de Doha amplió de hecho el mandato de la OMC. Por el momento, sólo algunas áreas han sido designadas para negociaciones, pero esa lista podría ampliarse en el futuro, con resultados imprevisibles.

Algunos aspectos de la cuestión del comercio y el ambiente (contenidos en el párrafo 31 de la Declaración de Doha) serán negociados, mientras otros (párrafo 32) serán discutidos. Las áreas designadas para negociación son: (a) la relación entre las normas de la OMC y obligaciones comerciales específicas de acuerdos ambientales multilaterales; (b) el abatimiento de barreras arancelarias y no arancelarias a los bienes y servicios ambientales, y (c) el procedimiento para el intercambio de información entre las Secretarías de los acuerdos ambientales multilaterales y comisiones de la OMC. Las áreas designadas para discusión incluyen: (a) el efecto de medidas ambientales sobre el acceso a los mercados; (b) las disposiciones pertinentes del Acuerdo sobre TRIPS, y (c) requisitos de etiquetado para fines ambientales.

El primero de los temas de negociación es sumamente complejo. La intención de la Unión Europea es aprobar automáticamente en la OMC las medidas comerciales adoptadas en acuerdos ambientales multilaterales. Actualmente, cualquier aprobación explícita se realiza sobre la base del análisis de los antecedentes, y puede ser impugnada por cualquier miembro de la OMC. Sin embargo, hasta ahora no ha habido ni una impugnación. La preocupación de muchos países en desarrollo es que una aprobación general (mediante un cambio de normas) aumente el potencial y la tentación de utilizar -y aun de establecer- acuerdos ambientales multilaterales con fines de proteccionismo comercial, y no de protección ambiental. Este temor es legítimo y fundado, dado el aumento del sentimiento proteccionista en los países industrializados.

También existe el temor a que algunos países invoquen indebidamente a la OMC o a sus normas y principios de libre comercio en foros ambientales o de política comercial con la finalidad de obstaculizar o debilitar auténticas medidas de protección del ambiente y la salud. Tales intentos dañan la reputación de la OMC y el sistema comercial en su conjunto frente a funcionarios y grupos de ciudadanos involucrados en temas ambientales y sanitarios.

Una preocupación central es, entonces, la necesidad de impedir el mal uso de temas ambientales para fines proteccionistas, y de los llamados "principios de libre comercio" para proscribir medidas legítimas y apropiadas de protección del ambiente, la seguridad y la salud.

En cuanto al segundo tema de negociación, B. Lal Das (2002) señaló que la reducción de las barreras a los bienes y servicios ambientales no debería incluirse bajo el título "ambiente", dado que ya hay negociaciones sobre el acceso a los mercados para productos industriales que abarcarán a los llamados "bienes ambientales". De manera similar, las negociaciones del GATS pueden abarcar los "servicios ambientales". En todo caso, no existe una definición clara de "bienes y servicios ambientales". Si los bienes ambientales se definen como los producidos de forma ambientalmente sustentable, entonces el concepto de diferenciación de los productos según sus "procesos y métodos de producción" se habría infiltrado en las negociaciones comerciales y en el sistema comercial, con el consiguiente riesgo para los países en desarrollo, cuyos estándares ambientales son en general inferiores y por lo tanto pueden colocarlos en una situación de desventaja.

Las tres áreas de discusión también son importantes, porque en el futuro podrían ser temas de negociación. Los países del Sur tienen especial interés en la relación entre el Acuerdo sobre TRIPS, el ambiente y el desarrollo sustentable. Algunos de ellos plantearon problemas ambientales generales ocasionados por el Acuerdo sobre TRIPS, por ejemplo la facilitación de la biopiratería y los obstáculos a la transferencia de tecnología ambientalmente sustentable. Los países en desarrollo deberían participar activamente en las discusiones sobre estas tres áreas.

9. Propiedad intelectual

El Acuerdo sobre TRIPS de la OMC ha generado gran preocupación y controversia. Entre los problemas derivados de él se cuentan el alto precio de los medicamentos y otros productos de consumo; la facilitación de la biopiratería, es decir, la posibilidad de patentar formas de vida como plantas y sus propiedades, que han sido de uso público por largo tiempo; obstáculos a la transferencia y modernización tecnológica debido al monopolio de los propietarios de derechos de propiedad intelectual sobre la tecnología, y la promoción de prácticas y estructuras monopolísticas y anticompetitivas, con sus consiguientes efectos.

En lo relativo al sistema, se ha planteado si un tratado sobre propiedad intelectual debería enmarcarse en una organización de comercio, cuyo propósito es en teoría la promoción del libre comercio y de prácticas competitivas, y si no debería, entonces qué habría que hacer al respecto. Además, aunque la OMC se basa supuestamente en el principio de la reciprocidad, el Acuerdo sobre TRIPS ha probado su desequilibrio inherente y, en la práctica, dado que los países industrializados, con mucha más capacidad tecnológica y de aprovechamiento del sistema de derechos de propiedad intelectual, cosechan la mayor parte de los beneficios, mientras los países en desarrollo cargan con la mayor parte de los costos.

El programa de trabajo post Doha ofrece la oportunidad de resolver muchos problemas surgidos del Acuerdo sobre TRIPS. La Declaración de Doha, en sus tres párrafos referentes a ese acuerdo (17, 18 y 19), menciona los siguientes temas: el Acuerdo sobre TRIPS y los medicamentos, indicaciones geográficas, la relación entre los TRIPS y la Convención sobre Diversidad Biológica, la protección del conocimiento tradicional y el folklore. También hace referencia a la revisión del artículo 27.3b (referente a las patentes de materiales biológicos) y del 71.1, prevista en el Acuerdo sobre TRIPS. La conferencia de Doha adoptó, asimismo, una declaración separada sobre el Acuerdo sobre TRIPS y la Salud Pública, la cual ordena al Consejo de TRIPS de la OMC buscar una solución a los problemas que enfrentan los países con insuficiente capacidad de fabricación de fármacos para aplicar las disposiciones del Acuerdo sobre TRIPS acerca de las licencias obligatorias.

Además, los problemas de aplicación a resolver contienen varios aspectos relacionados con el Acuerdo sobre TRIPS. Los países en desarrollo han afirmado que enfrentan numerosas dificultades para implementar el acuerdo. Por lo tanto, deberían aprovechar plenamente el programa de trabajo post Doha para plantear sus preocupaciones y promover soluciones. Mientras, en la revisión general del propio Acuerdo sobre TRIPS, se deberían plantear y promover soluciones para los graves desequilibrios del tratado y su aplicación, además de cuestionar si es apropiado que dicho Acuerdo se enmarque en la OMC.

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Referencias

Das, Bhagirath Lal (2002). The new WTO work programme. Documento presentado en un foro organizado por la Red del Tercer Mundo en Ginebra, en abril de 2002.

------ (1999). Some suggestions for improvements in the WTO Agreements. Penang, Malasia, Red del Tercer Mundo.

Hong Kong, China (2000). Statement by Hong Kong, China at special session of the WTO General Council on 22 June 2000 on behalf of International Textiles and Clothing Bureau WT/GC/W/405.

Khor, Martin (2002). An analysis of the WTO’s Fourth Ministerial Conference in Doha, 9-14 de noviembre de 2001.

OCDE (2000). Agricultural policies in OECD Countries: Monitoring and evaluation 2000. París, Secretaría de la OCDE.

Red del Tercer Mundo (2001). The multilateral trading system: A development perspective. Informe preparado para el PNUD.

Organización Mundial del Comercio (OMC) (2001 a) Ministerial Declaration, adoptada el 14 de noviembre.

------------(2001 b) Declaration on the TRIPS Agreement and Public Health, adoptada el 14 de noviembre.

-----------(2001 c) Implementation-related issues and concerns. Decisión del 14 de noviembre.

-----------(2001 d) Compilation of outstanding implementation issues raised by Members. Documento del Consejo General JOB(01) 152/Rev.1, de fecha 27 de octubre de 2001.

-----------(2001e) Implementation-related issues and concerns. Documento del Consejo General JOB (01)/14, de fecha 20 de febrero de 2001.

-----------(1999) Preparation for the 1999 Ministerial Conference: Ministerial Text, borrador revisado, 19 de octubre.

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Martin Khor es director de la Red del Tercer Mundo.


La siguiente es una lista de algunas de las áreas de negociación y discusión. Los párrafos de la Declaración Ministerial de Doha correspondientes a cada área figuran entre paréntesis.

Negociaciones por mandato

- Agricultura (párrafos 13-14)

- Servicios (párrafo 15)

Revisiones por mandato

- TRIPS (párrafos 17-19) - TRIMS

Nuevas áreas de negociaciones

- Acceso no agrícola a los mercados (párrafo 16) - Comercio y ambiente (párrafos 31-33) - Aclaración de normas de la OMC (Medidas antidumping, subsidios, medidas compensatorias, subsidios de pesca, acuerdos comerciales regionales. Párrafos 28-29) - Aclaración sobre resolución de disputas (párrafo 30)

Temas de Singapur

- Comercio e inversión (Aclaración de elementos en grupo de trabajo. Párrafos 20-22) - Comercio y política de competencia (Aclaración de elementos en grupo de trabajo. Párrafos 23-25).
- Transparencia en la contratación pública (párrafo 26) - Facilitación comercial (párrafo 27)

Nuevos grupos de trabajo

- Comercio, deuda y finanzas (párrafo 36) - Comercio y transferencia de tecnología (párrafo 37).

Otros temas

- Comercio electrónico (párrafo 34) - Países menos desarrollados (párrafos 42-43) - Tratamiento especial y diferencial (párrafo 44) - Cooperación técnica y capacitación (párrafos 38-41) - Economías pequeñas (párrafo 35)

Las negociaciones serán supervisadas por una Comisión de Negociación Comercial y terminarán antes del 1 de enero de 2005. El resultado será interpretado como parte de un "compromiso único".




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