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Nº 165 - mayo/junio 2006

Países latinoamericanos reclaman mayor participación en el FMI

por María José Romero

Durante las Reuniones de Primavera celebradas en abril en Washington, los países latinoamericanos hicieron sentir su preocupación sobre el rol que desempeña el FMI en las economías de la región y presentaron su posición ante el Comité Financiero y Monetario Internacional a través de la ministra de Economía de Argentina, Felisa Miceli.

Cada primavera, el Comité para el Desarrollo compartido por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como el Comité Financiero y Monetario Internacional del FMI, celebran reuniones para discutir el progreso del trabajo de ambos organismos multilaterales. Uno de los puntos presentes en la agenda del FMI para las últimas reuniones era la reforma de la institución a fin de recobrar la legitimidad perdida tanto en América Latina como en Asia. Estos países han reclamado durante años una mayor participación en el FMI, por lo que el tema se encuentra a estudio del Directorio Ejecutivo de la institución, aunque la propuesta definitiva aún no se ha presentado.

Los gobiernos y la sociedad civil habitualmente hacen sentir sus demandas sobre este punto y esta ocasión no fue la excepción.

Desde los gobiernos latinoamericanos

Los países latinoamericanos presentaron sus críticas, comentarios, sugerencias y situaciones particulares ante el Comité Monetario Financiero Internacional a través de la ministra de Economía de Argentina, Felisa Miceli (las declaraciones completas de Miceli y del G-24 se encuentran disponibles en: http://ifis.choike.org/esp).

En su primera oportunidad ante la Asamblea del FMI, Miceli habló en nombre de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay. En su discurso realizó una evaluación de la economía mundial y los mercados financieros e hizo mención de los puntos en debate a lo largo de la Asamblea. Finalmente, destacó las principales líneas de acción de los países latinoamericanos a los cuales representaba, en relación con el crecimiento económico, la inflación y las medidas de ajuste que están en proceso.

En primer lugar, Miceli presentó un desafío para la economía mundial: “Cómo contribuir al crecimiento sostenible de la economía mundial y cómo distribuir mejor sus frutos para que nuestros compatriotas sigan respaldando el proceso” y, más concretamente, “cómo alcanzar un tipo de crecimiento que esté distribuido equitativamente entre todos los países y dentro de cada país”.

A partir de allí señaló algunos puntos críticos en la tarea que desarrolla la institución. “El FMI viene advirtiendo desde hace años que si Estados Unidos no reduce su déficit fiscal y si otros países desarrollados no corrigen otros desequilibrios en la economía mundial, el ajuste terminará viniendo por parte de los mercados, pero en ese caso no será progresivo sino repentino, y provocaría una recesión mundial”.

Miceli dijo que este escenario es muy probable que ocurra, por lo cual consideró crítico que el FMI tenga la capacidad de hacer que los países desarrollados tomen las medidas para corregir estos desequilibrios. “El FMI ha presentado abiertamente a los países miembros análisis adecuados de los desequilibrios cada vez mayores aunque no les ha indicado tan claramente cuál es el paquete de políticas que podría corregirlos”, destacó la ministra argentina.

El paquete por el cual el FMI tiene que presionar debe incluir, indicó la ministra argentina, “un ajuste fiscal en Estados Unidos, medidas para apoyar el consumo interno en China, más inversión y consumo interno en países de Asia y reformas estructurales que promuevan el crecimiento en Europa y Japón”.

Miceli señaló también en forma crítica la “falta de conexión entre los salarios y los incrementos de la productividad”. Según afirmó, “el FMI podría haber empeorado la situación al aconsejar una mayor flexibilidad de la fuerza de trabajo sin considerar en primer lugar si se cumplen las normas laborales básicas reconocidas internacionalmente y si la economía subterránea ya está dando demasiada ‘flexibilidad’ al mercado laboral... Más que formar parte del problema, me gustaría ver que el FMI formara parte de la solución”. La ministra argentina dijo que “es importante que el FMI y el Banco Mundial soliciten la opinión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) antes de brindar asesoramiento de política económica en cuestiones laborales”.

En relación con las cuotas y estructura de representación de los miembros del FMI, Miceli señaló que “se necesitan cambios para dejar reflejada mejor la importancia relativa de los países en desarrollo dentro de la economía mundial. Sin duda alguna, esto contribuiría a realzar la credibilidad y la legitimidad del FMI. Pero dudamos de que sea posible realizar una reforma significativa sin revisar la fórmula de cálculo de las cuotas que se utiliza actualmente”.

Con esto expresó su desaprobación al plan que daría, en una primera etapa, poder de voto adicional a países de rápido desarrollo como China, Corea del Sur, México y Turquía. Según afirmó, realizar estas correcciones sin una revisión de la fórmula “no sería más que una fachada para mantener el statu quo y hacerlo pasar como parte del examen estratégico en curso”.

El G-24, por su parte, al que pertenecen Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, México, Perú, Trinidad y Tobago, y Venezuela en el continente americano, ha reclamado desde hace años un ajuste en la distribución del voto. Esta reforma debería incluir un incremento sustancial de los votos básicos, que se reparten a todos los países por igual, por lo que se beneficiarían las naciones más pobres.

Además, según este Grupo, el FMI debe crear una nueva fórmula para la distribución del resto de los votos que refleje el peso de las economías en base a la paridad de poder de compra, lo que elimina el efecto de distorsión de la diferencia de precios entre países.

La fórmula usada para repartir el voto en 1944, cuando fue fundado el FMI, es una ecuación compleja destinada a dar el mayor poder a los países aliados contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Un efecto derivado de este cálculo, donde pesa especialmente el comercio exterior, es que pequeñas naciones europeas con las fronteras muy abiertas, como Holanda, Finlandia o Suiza, son las que se encuentran más sobrerrepresentadas. Actualmente, los países desarrollados cuentan con el sesenta y dos por ciento del voto dentro del organismo.

Desde la sociedad civil

La posición de la sociedad civil coincide con muchos de los aspectos planteados por la ministra de Economía argentina y el G-24 pero, por otro lado, deja en evidencia todo lo que resta por hacer tanto por parte de los gobiernos nacionales como de las instituciones financieras internacionales (IFIs).

En relación con los gobiernos, es necesario que la recuperación económica de los países de la región se traduzca en una mejor calidad de vida para sus habitantes. En América Latina, la crisis primero y el crecimiento económico después han estado acompañados por una profunda desigualdad en la distribución del ingreso. En este sentido, la aplicación de políticas neoliberales, habitualmente asociada a la participación del FMI, ha contribuido a profundizar esta desigualdad.

En cuanto a las IFIs, las organizaciones de la sociedad civil han denunciado en forma reiterada las consecuencias de su participación en las políticas aplicadas a través de condicionalidades en sus programas. El poder extraordinario que los países desarrollados tienen en el FMI y en el Banco Mundial han convertido a estas instituciones en sus instrumentos a la hora de la aplicación y defensa de sus intereses.

La legitimidad del FMI está cada vez más deteriorada, por lo que una reforma en sus principios de funcionamiento y su estructura de representación es indispensable para su supervivencia, y constituye una demanda que por largo tiempo han expresado los grupos que monitorean la actividad de las IFIs. Por tanto, no resulta posible aceptar una reforma que simplemente “cambie algo para que todo siga igual”. El resultado de estas Reuniones de Primavera parece ser un ejemplo de esto.

----------------- María José Romero es politóloga y editora del Monitor de Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) en América Latina: http://ifis.choike.org






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