Nº 164 - marzo/abril 2006
Ambientalistas de Uruguay y Argentina piden gestos a ambos gobiernos
Plantas de celulosa
El tema de las fábricas de celulosa ha pasado a convertirse en un conflicto binacional en el cual, según el país en el que uno haya nacido, el bueno es Uruguay y el malo es Argentina o viceversa. Esta simplificación ha impedido el necesario debate en ambos países acerca de un modelo de desarrollo socialmente justo y ambientalmente sustentable al que aspira la gente.
Los verdaderos problemas han sido invisibilizados por ambos gobiernos.
En el caso de Argentina, tanto el gobierno nacional como el de Entre Ríos se han vestido con un ropaje ambientalista que les sienta muy mal. En efecto, el presidente Néstor Kirchner es un activo promotor de la actividad minera, que entre los muchos daños que acarrea a la gente y a su entorno, implica el envenenamiento con sustancias químicas tales como el cianuro que se utiliza en las minas de oro. Por otro lado, parece ignorar la existencia de al menos cinco plantas de celulosa muy contaminantes en su territorio. En el caso del gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, aparenta no estar al tanto de que la siembra de más de un millón de hectáreas de soja transgénica en su provincia está implicando graves impactos sobre la salud de la gente y sobre el ambiente por el uso masivo de agrotóxicos.
En el caso de Uruguay, el gobierno asegura que controlará a las dos gigantescas fábricas de celulosa que se pretenden instalar en el país, cuando nada ha hecho por controlar las ya existentes. En el caso concreto de PAMER (Mercedes, departamento de Soriano), organizaciones de la sociedad civil han denunciado un derrame reciente de efluentes tóxicos en el río Negro y hasta el momento no se ha tomado medida alguna al respecto. En el caso de FANAPEL (en Juan Lacaze, departamento de Colonia), la empresa sigue usando el blanqueo con cloro elemental a vista y paciencia de todos. DIROX (Libertad, departamento de San José) continúa contaminando con cromo 6 pese a años de denuncias, clausuras, monitoreos y controles. Las 300.000 hectáreas sembradas con soja transgénica están destruyendo suelos, contaminando aguas y afectando la salud de la gente sin que ello le genere la menor preocupación al gobierno.
En ese contexto, la declaración emitida por la Red Socioambiental de Entre Ríos y Organizaciones Ecologistas de la República Oriental del Uruguay aporta una dosis de realismo, demandando que los gobiernos de Uruguay y Argentina y los gobiernos provinciales argentinos “hagan gestos claros para demostrar su compromiso real con la gente y su ambiente, comprometiéndose a: controlar, modernizar o cerrar las plantas de celulosa contaminantes ya existentes en el territorio de ambos países; impedir la aprobación de nuevos proyectos celulósicos en ambos países; elaborar e implementar planes de gestión ambiental de las cuencas hídricas compartidas y de los proyectos de desarrollo con impactos transfronterizos; crear instancias de consulta, ejecución y evaluación de dichos planes en donde participen las comunidades locales y los distintos sectores afectados”*.
Además, en la declaración se aclara la razón de fondo a la oposición a la instalación de fábricas de celulosa, “tanto en Uruguay como en Argentina”, porque “consolidan y amplían un modelo forestal que está implicando graves impactos sociales y ambientales; incrementan la latifundización y extranjerización de nuestros suelos; promueven la apropiación y destrucción de recursos esenciales para el futuro de nuestra gente por parte de grandes empresas nacionales y extranjeras; destruyen y contaminan nuestros valiosos recursos hídricos y la vida de los seres vivos; destruyen fuentes de trabajo e ingresos ya existentes; implican pérdida de soberanía sobre el uso de nuestros recursos; generan divisiones entre pueblos hermanos”.
En la conflictiva situación actual se requiere más que nunca apelar a la unidad de los pueblos y en ese sentido la declaración es terminante al decir: “Rechazamos todo intento de dividir y enfrentar a los pueblos hermanos de Uruguay y Argentina. La tradicional amistad entre ambos pueblos y la hermandad entre las poblaciones de Entre Ríos y Río Negro no está, ni puede estar, en juego”.
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* El texto completo de la Declaración de Gualeguaychú Por la unidad de los pueblos está disponible en: www.guayubira.org.uy/celulosa/Declaracion_RedSocioAmbiental.htm
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