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Foro Social Mundial


Nº 164 - marzo/abril 2006

De Bamako a Caracas

Social Watch en el FSM 2006

por Cecilia Alemany

En enero tuvieron lugar los Foros Sociales Mundiales Policéntricos en las ciudades de Bamako (Malí) y Caracas (Venezuela). Social Watch estuvo presente en esta nueva etapa del Foro con dos delegaciones.

Este año el Foro Social Mundial (FSM) se realizó de forma policéntrica en Caracas (Venezuela) y Bamako (Mali). Se estima que a Caracas llegaron unos diez mil participantes del exterior y que asistieron varias decenas de miles de venezolanos y que en Bamako se concentraron unos unos treinta mil participantes africanos y europeos provenientes de 217 países. Social Watch estuvo presente tanto en Caracas (del 24 al 29 de enero) como en Bamako (del 19 al 23 de enero), y si bien las experiencias fueron casi simultáneas y en el marco del FSM cada contexto tuvo su particularidad. En Caracas se destaca la participación de watchers (miembros de Social Watch) de Brasil y México, y en Bamako de Benin, Kenia y Tanzania.

En Caracas se organizaron tres talleres y tuvo lugar el lanzamiento del Informe 2005 de Social Watch, y se participó de la Marcha de apertura del Foro junto a las redes de mujeres REPEM (Red de Educación Popular entre Mujeres) y Dawn llevando las premisas de “educación para la inclusión”. En Bamako también se participó de la gran marcha inicial donde se destacaban consignas tales como la agricultura africana precisa una protección eficaz; valoricemos la medicina tradicional; consumamos lo que producimos; no al dictamen del Banco Mundial y el Fondo Monetario; la anulación de la deuda puede resolver efectivamente el problema de la pobreza.

El 21 de enero en el Memorial Modibo Keita tuvo lugar el Taller de Social Watch en Bamako que discutió sobre “el Control Ciudadano y la Acción Pública en África”, desarrollando especialmente el caso de las organizaciones de la sociedad civil de Benin. En el mismo, la delegación de Social Watch exhortó a los participantes a desarrollar procesos de Control Ciudadano de Acción Pública en sus respectivos países.
El 26 de enero se llevó a cabo el taller “El uso de indicadores sociales: la experiencia de Social Watch”. En el taller, que se realizó en la Escuela de Administración de la Universidad Central de Venezuela y fue coordinado por Daniel Macadar y Mariana Cabrera (investigadores del Equipo de Ciencias Sociales de Social Watch), participaron unas cincuenta personas provenientes de diversos países, fundamentalmente de América Latina pero también de Europa y Asia. El debate se centró en la utilidad del uso de indicadores sociales y de los dilemas que se enfrenta en relación a las definiciones y criterios técnicos que se deben de tener en cuenta ante la elección y elaboración de los mismos. En este sentido, se compartió la experiencia de Social Watch en la construcción de sistemas de indicadores alternativos y la pertinencia del enfoque de Derechos Económicos Sociales y Culturales (DESC) en la elaboración de los informes anuales de Social Watch.
Se compartieron las discusiones y pasos previos de la elaboración de los índices de Social Watch, es decir el Índice de Capacidades Básicas y el de Equidad de Género (ICB e IEG). Estos índices están en sus primeras etapas de desarrollo, aportan una mirada complementaria para evaluar los logros de los países en términos de desarrollo social a la luz de los compromisos asumidos con sus ciudadanos en la erradicación de la pobreza y el cumplimiento de los derechos humanos. La discusión en el taller fue enriquecedora y útil para determinar los límites y potenciales de estos índices. En el análisis del campo de las discriminaciones y las inequidades que afectan a las sociedades latinoamericanas, los participantes plantearon la importancia de que en el futuro Social Watch pueda desarrollar índices relacionados además con la equidad racial y étnica, aspectos relevantes al menos para América Latina.
El mismo día, Social Watch-Brasil organizó un taller sobre “Campaña contra el racismo”, coordinado por Fernanda Carvalho y que tuvo lugar en Parque Central de Caracas. En este taller se compartió la experiencia de la Campaña contra el racismo que se está llevando a cabo en Brasil y se contó con la participación de unas ochenta personas que debatieron sobre la problemática a nivel regional.

El 27 de enero, Social Watch llevó a cabo en Caracas el taller sobre “Pobreza y Derechos Humanos”, junto a REPEM y Dawn. Las tres redes consideraron como una de las prioridades de su agenda el análisis de la pobreza desde una perspectiva de derechos humanos, especialmente desde el marco que brindan los DESC. El objetivo de este taller fue explorar participativamente el fenómeno de la pobreza más allá de la falta de ingresos, como un fenómeno multidimensional, complejo y en muchos casos como la consecuencia de vacíos estructurales de los gobiernos y el no cumplimento de sus obligaciones en materia de derechos humanos (tratados internacionales así como leyes nacionales) y acuerdos internacionales.
Este taller contó con varias expositoras y se dividió en dos sesiones. Durante la primera sesión, Areli Sandoval (Equipo Pueblo, México, y punto focal de Social Watch en México) y Graciela Dede (Equipo de Investigación de Ciencias Sociales del Secretariado Internacional de Social Watch, Uruguay) presentaron en grandes rasgos las distintas metodologías utilizadas para medir y evaluar la pobreza como un estado de situación de los grupos sociales o comunidades. Entre ellas se destaca las Líneas de Pobreza del Banco Mundial, el Método de las Necesidades Básicas y los aportes realizados por Amartya Sen. A su vez, esta exposición intentó presentar a la pobreza como el resultado de violaciones de derechos humanos y la falta del cumplimiento de las obligaciones en esta materia por parte de los estados.

En la segunda sesión del taller se contó con la presentación de Iara Pietricovsky (INESC, Brasil, y Punto Focal de Social Watch en Brasil) sobre las implicancias de los modelos de desarrollo de los países, la comunidad internacional y el comercio como uno de los paradigmas de desarrollo y la vinculación directa que existe con el no cumplimiento y respeto de los derechos humanos por parte de las grandes corporaciones transnacionales. Finalmente, Iliana Pereyra, de REPEM, presentó a la discriminación como una de las causas de las distintas situaciones de la pobreza. Se manejó el concepto de la suma o sobreposición de estas discriminaciones como potenciador de la pobreza. Otro concepto que resultó de la exposición fue el de “ciudadanía restringida”, por ejemplo en el caso de las mujeres que muy habitualmente sufren discriminaciones que no les permiten desarrollar sus potencialidades ni disfrutar sus libertades o una vida digna.

Luego de estas exposiciones se abrió la discusión a los participantes para que todas y todos pudieran aportar sus conocimientos, experiencias y enfoques con respecto a la pobreza. Para Social Watch resultó muy positiva esta discusión ya que hubo una presencia muy numerosa de participantes y redes cuyos aportes colaboraron en la construcción de un mapa complejo de las causas, afectaciones y consecuencias de la pobreza. A propuesta de REPEM se rescató fuertemente el concepto de interseccionalidad de las agendas de los diferentes movimientos y redes como una estrategia que necesariamente deberá potenciarse y desarrollarse más allá de los encuentros del Foro Social Mundial u otros foros de la sociedad civil. Entre las redes y organizaciones presentes se puede mencionar a HIC-América Latina, Amnistía Internacional-Sección Uruguay, PROVEA, ILSA, INESC, Fórum Estadual Mulheres Negras de Brasil, PIDHDD, UNMP-R Mujer Habitat-Brasil. Esta exploración, investigación y discusión es fundamental para reconceptualizar los criterios que definen la pobreza y, por lo tanto, tener en cuenta el análisis de todas estas dimensiones a la hora de incidir en las políticas sociales que llevan a cabo los gobiernos para la erradicación de la pobreza.

El 28 de enero tuvo lugar el lanzamiento del Informe 2005 de Social Watch en el Hotel Caracas Milton, en el que participaron miembros del Secretariado Internacional de Social Watch e integrantes de los grupos nacionales de Social Watch de Brasil y México, y al que asistieron unas ciento cincuenta personas.
El Informe 2005, titulado “Rugidos y Murmullos. Género y Pobreza: más promesas que acciones”, es un instrumento de contralor que pretende reinterpretar datos de la situación social y dar así otra lectura de la “realidad”. Integra nuevos indicadores sociales, releva los avances y retrasos de los gobiernos en relación a los compromisos internacionales. Es importante resaltar que integra la perspectiva de derechos humanos en su análisis y la elaboración de indicadores como el Índice de Capacidades Básicas (ICB) y el Índice de Equidad de Género (IEG) permite la comparación entre los países y da la posibilidad de rankearlos. El ICB propone ir más allá de la dimensión única del ingreso y evaluar varios indicadores de las distintas capacidades de la población en los ámbitos esenciales de la salud y la educación asociadas con el desarrollo social y para las cuales se fijaron objetivos internacionales. El ICB fue originalmente desarrollado por Social Watch-Filipinas para vigilar a los gobiernos locales y se basa en tres indicadores: el número de partos atendidos por profesionales de la salud, la mortalidad de niños menores de cinco años y la cantidad de niños que permanecen en el sistema escolar hasta quinto grado. Al fusionar en un único número estos tres indicadores de fácil acceso en todos los países, el ICB hace posible comparar situaciones y sacar conclusiones globales. Es compatible con los sistemas estadísticos nacionales e internacionales y puede obtenerse mediante cálculos sencillos.
El IEG permite medir el grado de equidad de género en los distintos países, sin conexión alguna con el promedio de desarrollo socioeconómico de la población. Por su parte, el Índice de Desarrollo relativo al Género (IDG) creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) utiliza las dimensiones del Índice de Desarrollo Humano al tiempo que incorpora las diferencias entre varones y mujeres en cada una de las variables y dimensiones que lo componen: salud, educación e ingreso.
Las diferencias entre el IEG y el IDG hacen que algunos países puedan estar clasificados de forma muy disímil según uno u otro. El IEG incluye la dimensión de empoderamiento, que en el caso de PNUD se presenta a través de un índice específico, el Índice de Potenciación de Género.

El problema de la exclusión de las mujeres en América Latina es multidimensional y se ve agravado por el efecto multiplicador de la desigualdad que actualmente es una de las mayores problemáticas sociales en el continente. Ser mujer, de provincia y descendiente de poblaciones originarias o afro suelen ser aspectos que agravan la situación de las mujeres latinoamericanas, que aunque han mejorado su acceso a la educación recientemente esto no se traduce en un mejor acceso al mercado de trabajo ni a un mayor acceso a los centros de toma de decisión (o sea al ámbito político). Michelle Bachelet, recientemente elegida presidenta de Chile, es en todo el sentido del término una excepción a la regla.

El Informe 2005 de Social Watch deja en evidencia que la exclusión de las mujeres es muy visible en el ámbito político. A pesar de ser más de la mitad de la población mundial en promedio, sólo quince por ciento de los parlamentarios del mundo son mujeres.

Este Informe pretende ser un instrumento que las organizaciones de la sociedad civil pueden usar para incidir en las políticas públicas a nivel nacional y local, así como en los espacios de toma de decisiones globales como las Naciones Unidas. En resumen, es un informe alternativo con perspectiva de género y de derechos, y pretende empoderar a las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales en sus esfuerzos por contribuir a otro mundo.
El de 2005 es el décimo Informe de Social Watch y el concepto esencial no ha variado: nuestros gobiernos asumieron compromisos y ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho y la responsabilidad de exigirles mayor transparencia, rendición de cuentas de sus promesas y generar espacios de participación de la sociedad civil para la discusión y definición de las políticas públicas. Lo que sí varió en esta décima edición del Informe son las herramientas que se utilizan y la amplitud de la red. En base a las conclusiones que arrojan los análisis de los Índices de Social Watch y de los Informes Nacionales de los Grupos de Social Watch, podemos afirmar que: • Las promesas siguen en gran medida sin cumplirse.
• Las metas al 2015 (ODM) no sólo son light, ya que plantean metas mínimas y no apuntan a los factores estructurales del desarrollo, sino que además no se cumplirán en América Latina hasta que haya cambios drásticos en las políticas.
• América Latina es el continente más desigual del planeta y, lo que es peor, las desigualdades se potencian entre sí.
En este sentido, las siguientes son algunas de las recomendaciones que propone Social Watch en el Informe*: 1. Los gobiernos deberían asumir el compromiso de erradicar la pobreza y conquistar la justicia social. Esto requiere:  que reafirmen la convicción de que es posible erradicar la pobreza, como lo hicieron hace diez años en Copenhague;  el compromiso de erradicar la pobreza en todos los países para 2025, siendo la pobreza definida dentro de cada país en base a las diferentes realidades nacionales;  el compromiso de que las estrategias nacionales para erradicar la pobreza se definan en cada país para 2007, elaboradas a partir de un proceso transparente y consultivo, en el cual participen activamente los pobres;  la implementación de políticas para reducir las desigualdades, incluyendo el acceso universal a los servicios sociales públicos fundamentales y de calidad; políticas impositivas redistributivas; el respeto por las normas laborales fundamentales;  el cese de las políticas de privatización y “liberalización” que conducen a la concentración de los recursos públicos en un número cada vez menor de personas, a menudo extranjeras;  el fortalecimiento de los requisitos de información y revisión del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales para asegurar revisiones más frecuentes y completas del cumplimiento, por parte de los estados, de las obligaciones en materia de derechos humanos que tienen ante sus ciudadanos.
2. Los gobiernos deberían promover estrategias de desarrollo basadas en las necesidades y la experiencia de la gente. Esto requiere:  que fortalezcan el proceso de elaboración;  transparencia en el proceso para establecer estrategias nacionales de desarrollo;  la efectiva participación de la sociedad civil y la rendición de cuentas ante los parlamentos nacionales;  reformas agrarias y aguarias para asegurar que los agricultores, pescadores y otras comunidades rurales tengan el acceso, el control, la propiedad y la gestión de los recursos productivos. Se debe prestar especial atención a que las mujeres puedan mantener el control y el acceso sobre los recursos.
3. Los gobiernos deberían reconocer plenamente la centralidad de la igualdad o la equidad de género para que toda estrategia de desarrollo pueda prosperar.
4. Los gobiernos deberían garantizar un aumento sustancial de los niveles de ayuda para que las estrategias de desarrollo adoptadas puedan implementarse. Esto requiere al menos el compromiso de cada gobierno donante de brindar al menos el 0,7 por ciento del INB, para 2015 a más tardar.
5. Los gobiernos deberían adoptar medidas que, de una vez por todas, eliminen los niveles insustentables de deuda a todos los países en desarrollo de bajos y medianos ingresos. La sustentabilidad de la deuda debe ser medida, entre otros elementos, frente a las necesidades de los países endeudados para alcanzar los ODM.
Las recomendaciones sobre los temas de deuda y comercio del Informe de Social Watch fueron presentadas por Iara Pietricovsky (INESC, Brasil) quien desarrolló un amplio y crítico análisis sobre la situación de los gobiernos progresistas en América del Sur y un detallado informe sobre la situación de los procesos de integración y el estado de transferencias netas de recursos por parte de los países latinoamericanos.
En cuanto a Bamako, Huguette Akplagan-Dossa (Social Watch-Benin) resalta que una de las particularidades fue la participación masiva de organizaciones de mujeres provenientes de todas las regiones de África y de otros continentes.
Por otra parte, la delegación de Social Watch en Bamako recomendó en ocasión del encuentro con el economista Jeffrey Sachs que se incluyera a la sociedad civil en la puesta en práctica del proyecto Pueblos del Milenio (Villages du Millénaire) que afecta a diez pueblos africanos y alertaron sobre el riesgo de la entrada de los organismos genéticamente modificados en el continente en el marco de los aportes de semillas que podría hacer este tipo de proyectos. También se hizo entrega del Informe de Social Watch de Benin al que Sachs respondió instando a Social Watch a presionar a los gobiernos europeos y de Estados Unidos para financiar el cumplimiento de los ODM. En este sentido, el Informe 2005 de Social Watch levanta las metas del Milenio y propone una serie de recomendaciones que va más allá de los objetivos trazados por los gobiernos en las Naciones Unidas.

En Caracas, una característica fue la fuerte impronta “chavista” dada tanto por muchos de los participantes como por el propio presidente de Venezuela, Hugo Chávez, al participar activamente en el FSM. Desde las primeras ediciones del FSM, Luiz Inacio Lula da Silva fue el icono político por excelencia y era esperado en Porto Alegre con entusiasmo por la mayor parte de los participantes. Los primeros en plantear resistencias a las conferencias de Lula en el V FSM fueron los propios activistas brasileños que ya acumulaban frustraciones, después de las expectativas iniciales. Actualmente, Lula ha sido “satanizado” por ser el icono de las frustraciones de las corrientes de izquierda de la región. Y en el VI FSM y II Foro de las Américas de Caracas, el único icono político fue Chávez, que aunque había dado conferencias en Foros anteriores no había capitalizado todo el protagonismo político de este espacio. El FSM por naturaleza es político y por su propia definición en la Carta de Principios es apartidario e independiente de los gobiernos. Desde la propia consigna “Otro Mundo es Posible” su posicionamiento es político. Los actores que conforman este espacio y los que organizan actividades autogestionadas son actores no estatales, pero al ser actores sociales son políticos por definición.

Un tema común entre los Foros de Caracas y de Bamako fue la dificultad de poder participar en varias actividades por día, ya que la dispersión de lugares de reunión y la magnitud de las distancias dificultaban la movilidad. Es por esta razón que cualquier nota sobre Bamako o Caracas es por definición parcial, ya que la propia territorialidad del FSM hace que cualquier mirada sea limitada.

Aunque las debilidades estructurales de este espacio no son pocas, el potencial del FSM se mantiene. Esperamos que Nairobi 2007 sea la consolidación del FSM como un actor político conformado por organizaciones y movimientos sociales que se encuentran en un espacio global para hacer oír las voces de descontento sobre el modelo actual y de búsqueda de alternativas para un mundo más inclusivo y con menos injusticia social.

* Véanse las Recomendaciones del Informe 2005 en: www.socialwatch.org/es/informeImpreso/index.htm

------------- Este artículo fue elaborado por Cecilia Alemany en base a los aportes de Graciela Dede, Daniel Macadar y Mariana Cabrera (Caracas) y de Huguette Akplogan Dossa, Innocentia Guedegbe y Kivi Bonaventure (Bamako). No representa la posición de Social Watch en relación al FSM 2006 sino que recoge impresiones de participantes miembros de la red.






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