Nº 161 - Julio - Setiembre 2005
Medicamentos mal utilizados se vuelven inútiles
por
Martin Khor
La Asamblea Mundial de la Salud destacó un grave problema sanitario: muchos medicamentos se están volviendo ineficaces debido a su abuso o mal uso. Gérmenes potencialmente fatales se han vuelto resistentes a antibióticos y otras drogas. Es urgente tomar medidas para detener ese uso irracional, pero hasta ahora no se ha hecho mucho.
La prescripción y el uso inadecuados de medicamentos están contribuyendo a aumentar la resistencia de bacterias y virus que causan enfermedades infecciosas. Tanto el uso irracional de medicamentos como la resistencia de los microbios han alcanzado proporciones alarmantes. Estos problemas interrelacionados fueron uno de los temas más interesantes planteados del 16 al 25 de mayo en Ginebra, en la Asamblea Mundial de la Salud, a la que asistieron ministros de Salud y funcionarios de todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la resistencia a antibióticos es una de las mayores amenazas a la salud pública de la actualidad. Una de las principales causas es el mal uso de medicamentos.
Aunque la Asamblea discutió estos temas conexos, restó importancia a las medidas para controlar el uso irracional de medicamentos, porque algunos de los principales países industrializados quisieron evitar que se pusiera el foco sobre las tácticas de marketing de las empresas farmacéuticas. Ante la insistencia de esos países, se excluyeron de un proyecto de resolución algunas propuestas para controlar la venta de medicamentos como agentes que promueven el crecimiento en animales para consumo humano.
En todo el mundo, más de 50 por ciento de los medicamentos se prescriben, dispensan o venden de manera inadecuada, y 50 por ciento de los pacientes los toman incorrectamente. Funcionarios de la OMS presentaron estas cifras sorprendentes en una sesión informativa para participantes de la Asamblea, sobre el tema “El uso irracional de medicamentos daña la salud y derrocha recursos”.
Kathleen Holloway, del Departamento de Política Farmacológica de la OMS, señaló: “Sólo dos tercios de la población mundial tiene acceso regular a medicamentos, y de esa proporción, más de la mitad reciben prescripciones incorrectas. Y entre las personas que reciben prescripciones de fármacos, la mitad no los toma de manera apropiada”. Eso significa que menos de un cuarto de los medicamentos prescriptos se usan de manera correcta.
Holloway también ofreció algunos datos sobre las consecuencias adversas del uso irracional de fármacos:
* Entre 2,3 y 4,7 millones de nuevos casos de hepatitis B y C y 160.000 nuevos casos de VIH al año son resultado de 15.000 millones de inyecciones anuales, la mitad de ellas no estériles.
* Entre cuatro y diez por ciento de pacientes internados en hospitales sufren reacciones adversas a medicamentos en países industrializados. Ésta es entre la cuarta y la sexta causa de muerte en Estados Unidos, y cuesta 130.000 millones de dólares al año en ese país y 466 millones de libras en Gran Bretaña.
* Hay una resistencia de hasta 70 a 90 por ciento a los antibióticos originales de primera línea para el tratamiento de la disentería (shigella), neumonía (neumococo), gonorrea e infecciones hospitalarias (estafilococo dorado).
“El uso irracional de medicamentos es un problema de salud pública muy grave y se precisa mucha más acción a nivel nacional”, exhortó Holloway.
En la sesión de preguntas y respuestas, un integrante de una organización asiática de consumidores destacó que una de las principales causas de ese uso irracional en los países en desarrollo es la promoción no ética de fármacos por parte de los grandes laboratorios, que aplican dobles normas de comercialización y etiquetado en el Norte y en el Sur, y ofrecen incentivos a los médicos para inducirlos a prescribir más medicamentos.Agregó que una gran proporción de los antibióticos producidos se venden incluidos en el forraje para engordar al ganado, y que en los países en desarrollo hay muy poco control de este fenómeno, que ha contribuido a crear resistencia de bacterias y virus en los animales. A su vez, esto se traduce en resistencia de microbios que afectan a seres humanos. Asimismo, expresó preocupación por la eliminación de parte de un proyecto de resolución de la Asamblea sobre resistencia a antibióticos que se refería a la necesidad de regular el uso de fármacos en la alimentación animal.
Hans Hogerzeil, del Departamento de Medicamentos Esenciales de la OMS, replicó que la promoción de las empresas farmacéuticas logra influir en la decisión de los médicos sobre la prescripción de medicamentos. Para lograr una promoción más responsable, la medida más eficaz es la regulación, dijo.
En cuanto al uso de medicamentos en animales, Hogerzeil explicó que el equipo de redacción de la resolución de la Asamblea había decidido que la resolución sólo debía referirse al problema en el área médica, y que otras agencias internacionales debían ocuparse del uso de fármacos en animales.
Otto Cars, director del Programa Sueco para el Uso Racional de Agentes Antimicrobianos, estuvo de acuerdo en que las normas éticas de las empresas farmacéuticas son muy importantes y que se debe regular la promoción de las ventas. En cuanto al uso de fármacos en la alimentación animal, aceptó que es un gran problema, y señaló que la Unión Europea planea prohibir el uso de medicamentos para promover el crecimiento animal a partir de 2006.
La discusión reveló grandes diferencias sobre cómo la OMS debería abordar el problema del uso irracional de medicamentos. Algunos países industrializados pretendieron restringir el tema a la resistencia antimicrobiana, en lugar de abarcar el uso irracional de medicamentos. También se opusieron a discutir las tácticas de marketing de los grandes laboratorios.
En las discusiones sobre resistencia antimicrobiana, algunos países propusieron que los gobiernos controlen el uso de antibióticos a fin de promover el crecimiento de animales para consumo humano, dado que esa práctica se considera peligrosa desde la década del setenta. Sin embargo, la propuesta fue eliminada por insistencia de un país industrializado.
Un documento de la OMS sobre “Contención de la resistencia antimicrobiana” señala que muchos de los microbios causantes de enfermedades infecciosas ya no responden a fármacos antimicrobianos comunes, como antibióticos, antivirales y antiprotozoarios. “El problema es tan grave que, a menos que se adopten medidas concertadas en todo el mundo, corremos el riesgo de volver a la era previa a los antibióticos, cuando muchos más niños morían de enfermedades infecciosas y la cirugía mayor era imposible debido al riesgo de infección”, dice el documento.
Datos de 2002 y 2003 de la OMS revelaron el grado de prevalencia mundial de la resistencia antimicrobiana en las siguientes enfermedades: malaria (resistencia a la cloroquina en 81 de 92 países); tuberculosis (de cero a 17 por ciento de resistencia primaria a múltiples drogas); VIH/sida (de cero a 25 por ciento de resistencia primaria al menos a una droga antirretroviral); gonorrea (de cinco a 98 por ciento de resistencia a la penicilina); neumonía y meningitis bacterianas (de cero a 70 por ciento de resistencia a la penicilina en casos de neumonía por estreptococo); diarrea por sigelosis (10 a 90 por ciento de resistencia a la ampicilina; cinco a 95 por ciento de resistencia al cotrimoxazol), e infecciones hospitalarias (cero a 70 por ciento de resistencia del estafilococo dorado a todas las penicilinas y cefalosporinas).
Otro documento de la OMS señala que el uso irracional de medicinas incluye la utilización de más medicamentos de los clínicamente necesarios, el uso inapropiado de agentes antibióticos para infecciones no bacterianas; la elección inadecuada o dosis incorrectas de antibióticos para infecciones bacterianas; el uso excesivo de inyectables cuando las fórmulas orales son más apropiadas; la infracción de normas clínicas en la prescripción; y la automedicación. “El mal uso extendido de agentes microbianos hace que bacterias patógenas se vuelvan resistentes y por tanto el tratamiento sea ineficaz”, dice el documento. “La rápida y alarmante propagación de la resistencia antimicrobiana en todo el mundo no ha sido acompañada de una respuesta fuerte y concertada de salud pública”, añade.
El documento de la OMS cita una serie de medidas que los gobiernos pueden adoptar, incluso relacionadas con la promoción de ventas de medicamentos. “La promoción farmacéutica suele tener efectos negativos sobre la prescripción y la elección de los consumidores”, advirtió e instó: “Los países deben considerar la regulación y el control de la calidad de la propaganda de medicamentos y de las prácticas promocionales de la industria farmacéutica, y hacer cumplir las sanciones a los infractores”.
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