Nº 161 - Julio - Setiembre 2005
Organización Mundial de la Salud
¿Protegiendo la salud pública?
Cuando la Asamblea Mundial de la Salud, el máximo órgano de decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se reúne cada año en Ginebra, sus actuaciones reflejan tanto el estado de esa agencia de las Naciones Unidas como el estado de la salud mundial. La reunión de este año, realizada del 16 al 25 de mayo, no fue la excepción. La Asamblea proveyó una plataforma para la manifestación de las preocupaciones de aquellos que intentan hacer realidad el lema de la OMS: “Que todos los pueblos puedan gozar del grado máximo de salud”.
Una de las preocupaciones planteadas fue la del uso irracional de medicamentos, que contribuye a la creciente resistencia de los microbios a los antibióticos. Sin embargo, algunos países industrializados restaron importancia al problema, protegiendo así a las empresas farmacéuticas cuyas estrategias de marketing causan esos abusos.
Otra preocupación se relacionó con las propuestas de un comité asesor de la propia OMS para la ampliación de las investigaciones sobre el virus de la viruela, en lugar de la destrucción de las reservas de ese virus, tantas veces postergada por presión de Estados Unidos y Rusia. Aunque numerosos países se pronunciaron en contra de las recomendaciones del comité y advirtieron sobre sus enormes riesgos, la Secretaría emitió un comunicado de prensa en el que sugería que la Asamblea había aprobado la mayoría de las iniciativas. Muchas ONG temen que las investigaciones propuestas, que incluyen experimentos de ingeniería genética, se realicen de todos modos.
La OMS también fue blanco de críticas por su falta de compromiso con la mejora del acceso a los medicamentos genéricos. Así se lo hizo ver la organización Médicos sin Fronteras.
Un hecho significativo de la Asamblea Mundial de la Salud fue la adopción de un Reglamento Sanitario Internacional revisado, a fin de “prevenir la propagación internacional de enfermedades infecciosas, proteger contra esa propagación, controlarla y darle una respuesta de salud pública”. Esto en el marco de una advertencia sobre una pandemia de influenza. El nuevo Reglamento es una medida de la inquietud de activistas de la salud por lo que consideran el alejamiento de la OMS de los problemas de salud pública y su acercamiento a intereses empresariales y preocupaciones de seguridad de las grandes potencias.
La inquietud de los activistas en ese sentido también quedó demostrada cuando un grupo de países en desarrollo, preocupados por los efectos de los tratados comerciales sobre la salud pública, presentó un proyecto de resolución sobre comercio internacional y salud a una reunión del Consejo Ejecutivo de la OMS. Sin embargo, el Consejo postergó la decisión sobre esa importante moción hasta enero de 2006.
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