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No. 149/150 - Marzo-Abril 2004

En 2004, con los ojos puestos en Estados Unidos

por Martin Khor

Empieza el nuevo año y surge la pregunta: ¿qué podemos esperar en 2004? Los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos tendrán una repercusión que será fundamental para la formulación o reformulación del mundo.

Ahora que hemos dejado atrás el año 2003, ¿qué nos depara el nuevo año? En primer lugar, el mundo estará observando muy de cerca las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Y con razón, ya que el resultado de esta pugna tendrá grandes consecuencias en Estados Unidos, pero quizás más aún en el mundo entero.
En general antes se creía que verdaderamente no importa mucho quién es electo presidente de Estados Unidos, ya que no hay gran diferencia entre republicanos y demócratas, y cualquiera sea el presidente o la presidenta al final terminará aplicando los mismos programas que sus oponentes, predecesores y sucesores.
Pero la Presidencia de George W. Bush ha cambiado esta visión tradicional. Bush y su estrecho círculo de aliados neoconservadores por cierto que han marcado una diferencia en los tres años que hace que están en el poder.
Si Al Gore hubiera sido el presidente, tal vez su respuesta al 11 de setiembre hubiera sido diferente. Quizás Estados Unidos no se hubiera embarcado en un ataque a Irak sin contar antes con una sanción de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Quizás no hubiera adoptado la doctrina del golpe anticipado, en el cual Estados Unidos puede atacar o invadir otro país y cambiar su régimen y todo su sistema con el argumento de que el país tiene el potencial de ser una amenaza a la seguridad. Los Estados Unidos de Gore tal vez hubieran sido más respetuosos de la ONU y de las opiniones de otros países.
Con Bush, la política y las prácticas económicas también cambiaron drásticamente. Hubo grandes recortes fiscales que beneficiaron a los ricos, un aumento abrupto del gasto militar y una ampliación increíble del déficit fiscal. Igualmente significativo (muchos dirían ultrajante) fueron las actividades de Bush, que llevaron el capitalismo amiguista corrupto a nuevas dimensiones, con la concesión de contratos multimillonarios a compañías asociadas con el vicepresidente Dick Cheney y con otros miembros del gabinete y asesores, en especial como resultado de las guerras de Afganistán e Irak.
Las políticas de Bush sobre medio ambiente también son consideradas un desastre, en la medida que los intereses pro-empresariales han apartado al gobierno de la reglamentación ambiental tanto en lo interno como en el exterior, como en el caso de la posición asumida con respecto al cambio climático, en que Estados Unidos se retiró del Protocolo de Kioto.
Incluso destacadas figuras del mundo empresarial, como George Soros, consideran que las políticas de Bush son un desastre tanto para Estados Unidos como para el mundo. Soros está ayudando a financiar una campaña electoral en contra de Bush.
En muchos países se teme que otros cinco años de Presidencia de Bush (2004 más un nuevo periodo) podrían aumentar aún más la prepotencia de Estados Unidos en el mundo, apretando su garra hegemónica y terminando en una ley de la selva a escala mundial, en la que los más fuertes se apoderen impunemente de los territorios y propiedades de los más débiles.
Así, la pregunta que más abruma en 2004 es si habrá un “cambio de régimen” en Estados Unidos a través de las elecciones presidenciales, o si tendremos más de Bush, con todas las consecuencias que esto implica.
El crecimiento económico parece estar recobrándose en Estados Unidos. Con Saddam Hussein capturado, Estados Unidos tiene su trofeo de guerra, de manera que muchos estadounidenses tal vez puedan obviar la incómoda pregunta de por qué invadieron Irak, en primer lugar porque todavía no hay pruebas de la existencia de armas de destrucción masiva.
Pero la carrera electoral acaba de comenzar y todavía pueden ocurrir muchas cosas que alteren la campaña de Bush. Tal vez surja un líder demócrata convincente. Quizás la resistencia iraquí a la ocupación y el aumento de víctimas estadounidenses consternen el estado de ánimo del país.
E igualmente importante, ¿la confianza en el dólar estadounidense seguirá cayendo, provocando turbulencias en los mercados de divisas y una contracción del flujo de los fondos dirigidos hacia Estados Unidos? ¿Podría haber una nueva crisis financiera, esta vez en Estados Unidos? ¿Tendría eso un impacto en las elecciones? Si de la carrera electoral de 2004 surge un nuevo presidente estadounidense, entonces muchas personas en todo el mundo tendrán la ferviente esperanza de que Estados Unidos dará un giro que lo haga volver a la cooperación internacional, a una forma más inteligente y efectiva de combatir el terrorismo luchando contra las injusticias y desigualdades mundiales, y poniendo fin a la corruptela de la actual economía estadounidense.
También es interesante observar en 2004 si los países europeos pueden actuar juntos y ser un contrapeso más efectivo a Estados Unidos. Alemania y Francia ansían tener una Europa más fuerte, incluso con más capacidad militar autónoma, de tal forma que Europa no tenga que depender de Estados Unidos y estar a su servicio.
Pero muchos otros países -entre ellos Gran Bretaña pero de manera especial las naciones de Europa del Este que pronto se unirán a la Unión Europea- están más propensos a aceptar el predominio de Estados Unidos y desean seguir bajo su sombra.
Los países en desarrollo también han comenzado a moverse más eficazmente como bloque, por lo menos en las cuestiones comerciales. Falta ver si los diversos grupos que se formaron a fines de 2003 sobrevivirán y se fortalecerán en 2004 para tener una repercusión real.
En la Organización Mundial de Comercio (OMC) surgieron varias formaciones nuevas. Algunas de ellas son el Grupo de los 20 (que incluye a China, Sudáfrica, Nigeria e Indonesia, en torno al tema agrícola), el Grupo Básico sobre los Temas de Singapur, y el Grupo de los 90, una gran alianza de la Unión Africana, el Grupo ACP (África, Caribe y el Pacífico) y los Países Menos Adelantados.
En 2004, ¿podrán lograr tener mayor influencia, pasando de una posición de reacción que bloquee propuestas malas de los países ricos, a una posición proactiva que plantee su propia agenda positiva? Si pueden, y el mundo rico finalmente los escucha, existe esperanzas de que haya una reforma del sistema. Por el contrario, si los países desarrollados se vuelven más hostiles al ascenso del mundo en desarrollo, entonces la OMC se estancará y los poderosos tratarán de salirse con la suya por otros medios, tales como tratados bilaterales y condiciones de política vinculadas a la prestación de ayuda.
También hay bastantes posibilidades de que se produzcan choques e incluso crisis en el ámbito financiero para el año 2004. Se prevé que haya mayores fraudes financieros y malversaciones de empresas, tal como se está revelando con la empresa italiana Parmalat, en la que falta una suma que llega a los 10.000 millones de dólares.
Es dudoso que el dólar estadounidense pueda evitar una crisis del tipo de la que sufrieron otros países. En caso de que ésta ocurra, ¿habrá por lo menos algún intento de reformar el sistema financiero mundial, que se parece demasiado a un casino? En 2004, China seguirá siendo el motor de crecimiento más acelerado del mundo, aunque India no le va demasiado a la zaga y los países del sudeste asiático esperan beneficiarse comercialmente con esto.
Habrá avances hacia acuerdos económicos y comerciales regionales en la ASEAN (la Asociación de las naciones del sudeste asiático) y en Asia. Pero los países en desarrollo asiáticos que se muevan en esta dirección deben prepararse bien para las negociaciones, a efectos de evitar problemas futuros tales como una excesiva competencia en las importaciones, que desplace a las industrias nacionales.
Habrá más alarmas ambientales y de salud en 2004. El nuevo año podría presenciar un retorno de la atención pública a esos temas, en la medida que diversos aspectos de la salud y el ambiente han llegado a situaciones de crisis.
En febrero se realizaron en Malasia las grandes reuniones internacionales del Convenio de Biodiversidad y su Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad. Fue una ocasión importante para evaluar el deterioro del estado de la biodiversidad mundial y para comprometerse a actuar de manera de revertir esta tendencia, así como para promover formas sustentables de producir alimentos y utilizar y conservar los bosques, los manglares y los mares.
La forma en que los gobiernos enfrenten el Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS), el VIH-Sida y otras enfermedades que puedan surgir en 2004, probablemente determinará, más que cualquier otra cosa, el futuro bienestar de los pueblos.
Sin embargo, no hay escapatoria al hecho de que 2004 será otro año dominado por la política y las relaciones internacionales.
Todo el mundo estará observando si se mantiene la resistencia iraquí y si Estados Unidos transferirá el poder a los iraquíes y cómo lo harán. Si volverá a estallar la violencia en Afganistán. Si los palestinos podrán avanzar siquiera un poco en su lucha por la instalación de un Estado palestino y la desocupación de las fuerzas israelíes, y si otros países, especialmente Estados Unidos, los ayudarán finalmente en lugar de darle a Israel un cheque en blanco para hacer lo que le plazca.

----------- Martín Khor es director de la Red del Tercer Mundo.






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