No. 149/150 - Marzo-Abril 2004
Las gigantescas empresas de biotecnología Syngenta y Monsanto lanzaron una fuerte campaña de relaciones públicas en América Latina para promover la adopción y aceptación de los cultivos transgénicos, mientras crece la inquietud de pequeños agricultores, científicos y ONGs respecto de esos productos.
Las gigantescas empresas de biotecnología Syngenta y Monsanto lanzaron una fuerte campaña de relaciones públicas en América Latina para promover la adopción y aceptación de los cultivos transgénicos, mientras crece la inquietud de pequeños agricultores, científicos y ONGs respecto de esos productos. La agricultura de gran escala con uso intensivo de agroquímicos, el desplazamiento de pequeños agricultores, la concentración de la tierra en un pequeño grupo de terratenientes y las barreras que enfrentan los cultivos de exportación en los países industrializados han provocado graves problemas. El advenimiento de los cultivos transgénicos agrava las tensiones socioeconómicas y añade riesgos ambientales y de salud.
Recientes informes de Argentina y Brasil revelaron que las agroempresas multinacionales promueven a los cultivos transgénicos como productos benignos para el ambiente que contribuyen a la seguridad alimentaria. Un aviso de Syngenta en un diario argentino exhibía un mapa de América del Sur con una región transfronteriza denominada “República Unida de la Soja”. Monsanto también publicó avisos cargados de un lenguaje emotivo en distintos medios de Brasil.
Pero detrás de las afirmaciones infundadas y la propaganda hay una realidad completamente diferente: los cultivos transgénicos amenazan el sustento de los campesinos, cuyas tierras les son arrebatadas, además de provocar la devastación de bosques, la muerte de ganado y cultivos, y poner en riesgo la salud de las personas mediante la fumigación. No existen pruebas de que los organismos modificados genéticamente beneficien a la naturaleza, el aire o el agua, como sostienen esas empresas. Por el contrario, esas plantas tienden a necesitar mayor cantidad de herbicidas, que también matan insectos beneficiosos, por lo que agravan la contaminación del ambiente y alteran su equilibrio.
A continuación publicamos artículos que nos presentan un panorama real de lo que ocurre en el terreno.
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