No. 147/148 - Enero/Febrero 2004
Un análisis de la promesa digital
por
C. P. Chandrasekhar
Los países en desarrollo se ven urgidos ahora de invertir en el desarrollo de la tecnología de la información, la biotecnología y la nanotecnología, a fin de garantizar una rápida transición para pasar a formar parte del mundo industrializado. Pero, ¿hay buenos motivos para afirmar que las nuevas tecnologías le ofrecen al mundo en desarrollo una vía rápida para el desarrollo? El autor examina el potencial de desarrollo de la tecnología de la información, en base al caso de India.
Entre los diversos debates que han influido en el discurso sobre el desarrollo de los últimos años, está el que trata sobre las consecuencias de la trayectoria tecnológica de la información y la industria de la biotecnología con fines desarrollistas para los países del mundo en desarrollo. En particular, el rápido crecimiento de la industria de las tecnologías de la información en países como India se considera una contradicción con las ideas convencionales respecto de cuáles son las limitaciones al desarrollo establecidas por la desigualdad internacional. La promesa de que la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) significaría el desarrollo de los países pobres adopta tres formas principales. Primero, se espera que genere un crecimiento y una diversificación del propio sector de TIC, lo cual llevaría a un veloz aumento de la producción y el empleo en la fabricación de insumos de TIC que ya están disponibles, así como de una miríada de nuevos productos derivados de dichas tecnologías. Segundo, se cree que el uso de las TIC en los sectores de la agricultura, la fabricación de insumos en general y los servicios transforme radicalmente la naturaleza de la producción en dichos sectores y que ello tenga consecuencias notables sobre todo en cuanto a la productividad, el crecimiento y el empleo. Tercero, se espera que la penetración de las TIC en actividades que no sean productivas darán un nuevo perfil a la manera de organizar el trabajo, los mercados y el ocio, así como a la forma en la que individuos y comunidades podrán comerciar y acceder a la información y los servicios, lo cual generará cambios en la estructura de los mercados, mejorará la calidad de vida, hará de la democracia un sistema aún más arraigado y obrará grandes progresos en cuanto a los indicadores de desarrollo humano.
No es necesario decir que cada una de las vías por las cuales se espera que las TIC generen desarrollo depende de un determinado grado de difusión de la tecnología en todo el país. La primera supone un proceso de difusión entre países, gracias al cual las tecnologías e industrias que conforman al sector se trasladan de manos de los primeros que las adquirieron, a manos de otros receptores. Es en este sentido que el éxito de India es notorio, por dos razones. Para empezar, el ritmo de crecimiento de las TIC ha sido veloz, a pesar de que el punto de partida era muy básico. Por eso, se ha hablado de un dinamismo típico de dicha industria y captado por la a menudo mencionada Ley 1 de Moore. Así, según la información que brinda Dataquest, en un período de 12 años (entre 1990-91 y 2001-02), la tasa de crecimiento anual de la producción fue de 37,4 por ciento. Es decir, el crecimiento se duplicó cada 2,2 años. Segundo, este rápido crecimiento es el resultado, esencialmente, de la rápida expansión de las exportaciones. Durante el período mencionado, las exportaciones crecieron 54 por ciento anual, o se duplicaron cada 18-24 meses. Ha habido un cambio en la tendencia de la tasa de expansión del sector de producción de TIC en 1996-97, dirigido por las exportaciones. Mientras que la tendencia de crecimiento en dólares pasó de 23,7 por ciento entre 1990-91 y 1996-97, a 29,8 por ciento entre 1995-96 y 2001-02, la tasa de crecimiento de exportaciones aumentó de 32,5 por ciento a 46,6 por ciento en esos dos períodos. En consecuencia, la cantidad de exportaciones de productos de la industria de TIC, que pasó de 20 por ciento entre 1990-91 y 1995-96, llegó a 61 por ciento en 2001-02. El resultado neto ha sido que la participación del sector de las TIC en el PIB aumentó de O,38 por ciento en 1991-92 a 1,88 por ciento en 1999-2000 y a tres por ciento en 2001-02.
La segunda vía por la cual se espera que las TIC ejerzan un impacto sobre el crecimiento y el desarrollo es un proceso de difusión horizontal dentro de cada país, a partir del cual se empiezan a usar las TIC: i) en el proceso de producción, transformando así dicho proceso y las estructuras de organización de las empresas, con lo cual aumentan la productividad, las inversiones, el crecimiento y el empleo; y ii) en el sector de los servicios, con lo cual cambia la estructura de los mercados y el alcance y facilidad de acceso, al igual que la oferta de servicios. Es en esto que el progreso de India ha sido limitado, casi desdeñable. Pero eso no debería sorprender porque, incluso en los países industrializados -hasta Estados Unidos-, la penetración de las TIC en otros sectores ha sido gradual y poco satisfactoria. La mejor captación de este fenómeno es la observación de Robert Solow, según el cual la era de las computadoras fue notoria en todas partes (dentro de Estados Unidos), a excepción de las estadísticas de productividad.
La tercera vía por la cual se supone que las TIC tendrán un impacto de desarrollo depende sobre todo del proceso de difusión vertical, dentro de cada país, que resultará en un mayor acceso a los beneficios de la tecnología para las comunidades y los individuos. Eso afecta el desarrollo humano porque transforma a las TIC en medios para ofrecer servicios, en modos de garantizar transparencia y de aumentar la participación.
El optimismo respecto de la realización de esta promesa de las TIC se basa en el supuesto de que las barreras tecnológicas para la entrada de las pequeñas empresas, así como la participación de estas últimas en los países en desarrollo, son escasas. Esta idea de que las nuevas oportunidades no están limitadas por el grado de desigualdad que hay ahora entre empresas y entre países se basa en la percepción de que, a diferencia de las tecnologías “rutinizadas” que dominaron la industria durante los años de la posguerra, las nuevas tecnologías “de emprendimiento” -típicas del sector de las TIC- tienen características que favorecen su rápida difusión nacional e internacional.
Las tecnologías rutinizadas, tales como las de la “vieja” industria química y siderúrgica, eran parte de las plantas de proceso continuo que requerían mucha inversión en innovación, comercialización, construcción de capacidades y adquisición de mercado. Esto implicaba la necesidad de un importante capital para la entrada, lo cual significaba que sólo podían participar los grandes empresarios de los países industrializados. Las innovaciones radicales en estos sectores eran pocas y distantes una de otra; la mayor parte del desarrollo tecnológico consistía en cambios marginales acumulativos, más que en cambios puntuales y significativos. Los acumulativos, por su parte, solían ser estimulados por el conocimiento adquirido durante la producción, lo cual llevaba a realizar ejercicios de investigación y desarrollo muy costosos que generaban nuevo conocimiento de utilidad comercial. Así, estas industrias no sólo generaban grandes inversiones, sino que además, buena parte del cambio tecnológico que ocurría en la industria se originaba como resultado de la actividad de las propias empresas.
La entrada de nuevas empresas al sector era rara, sobre todo si se trataba de pequeños empresarios. La competencia se restringía a la que había entre los principales oligopolios nacionales y mundiales. En la medida en que el cambio tecnológico podía oficiar como disparador de competencia externa a la industria, éste era sobre todo resultado de la emergencia de productos sustitutos o de nuevas industrias que volvían irrelevantes a las más viejas.
En comparación, el sector de TIC se caracteriza por tener un bajo costo de entrada y un acceso fácil, así como una base de conocimiento más o menos universal para la innovación. En el segmento del hardware, la producción de una franja de productos que varían desde componentes como tableros impresos de circuito, hasta periféricos como los módems, por un lado, y el ensamblaje de los computadores personales, por otro, no requiere grandes inversiones para la entrada. La lógica del ingreso fácil es aún más cierta para el sector de software, donde el conocimiento se adquiere fácilmente y las innovaciones se duplican también con facilidad; además, se trata de un sector que requiere mano de obra calificada y numerosa, y de una inversión de capital bastante baja. No es sorprendente que, con el paso del tiempo, el segmento de software del sector de las TIC haya pasado a ser dominante en la industria de India.
La otra área en la que la revolución de las TIC ha generado nuevas oportunidades para los países en desarrollo es el sector de los servicios. Antes de la transformación operada por la revolución digital en el servicio, el suministro de la mayoría de los mismos implicaba la presencia de un proveedor en el lugar de entrega de cada servicio. Pero la revolución digital ha modificado todo el sistema. Ahora, varios servicios están a cargo de proveedores que se encuentran en un país diferente al del lugar donde está el cliente, que recibe lo que necesita por redes de información, o gracias a las telecomunicaciones.
El rango posible de servicios que posibilitan las TIC en un entorno donde el papel del sector de servicios crece en todo el planeta, es enorme. Las razones de dicho cambio de ubicación son obvias. Se reduce radicalmente el costo al que se pueden obtener o brindar dichos servicios y, si se elige un lugar adecuado en cuanto a la disponibilidad de mano de obra especializada (es decir, que tenga un manejo básico de inglés e informática), también se puede garantizar la calidad y eficiencia del servicio.
La National Association of Software and Service Companies (NASSCOM) de India estima que los ingresos por concepto de servicios habilitados por las TIC aumentaron de 24.000 millones de rupias en 1999-2000, a 41.000 millones en 2000-01, y a 71.000 millones en 2001-02, lo cual significa un incremento de la proporción de dichos ingresos en el total de los dividendos de todo el sector de las TIC: de 10,2 y 6,8 por ciento en 1998-99, a 11,3 y 7,5 por ciento en 2000-01, y 16,2 y 11,4 por ciento en 2001-02. Respecto de las exportaciones, NASSCOM calcula que la contribución de los servicios habilitados por las TIC aumentó de 14 por ciento en 1999-2000 a 14,5 por ciento en 2000-01, y a 19 por ciento en 2001-02. Se calcula que en 2002-03, dicho porcentaje seguirá en aumento.
La rápida multiplicación de los réditos por concepto de hardware de TIC, software de TIC y telecomunicaciones parece la realización de la promesa de un cambio sustancial en la naturaleza de la actividad económica, el ritmo y el perfil de crecimiento en países en desarrollo como India. Al disparar la difusión de las tecnologías de la información dentro y entre los países, se espera que este cambio altere también la posición de los países del Sur dentro del orden económico mundial.
Difusión de las TIC
A pesar del optimismo generado por estos factores, existen muchos obstáculos para la realización de los supuestos usos de las TIC para el desarrollo. La realización de las mejoras potenciales y directas que representan las TIC para el desarrollo humano implica, como ya se dijo, una difusión bastante amplia de la tecnología a través de un proceso vertical y en varios niveles que brinda acceso a las comunidades y los individuos. La conectividad es clave para que ocurra dicha difusión. Pero, lamentablemente, la infraestructura de comunicaciones de India aún es muy limitada en tamaño y alcance, y aunque hubo un rápido crecimiento en los últimos años, el mismo es mucho menor que el de China, por ejemplo, que tiene el propósito de realizar enormes inversiones públicas.
Una simple medida utilizada para examinar el grado de difusión es la densidad telefónica, o número de teléfonos disponibles cada 100 habitantes en el país. Según este parámetro, India puede estar en camino a la realización del ideal de difusión de las telecomunicaciones, aunque a un ritmo lento (con perspectiva de acelerarse). Las últimas cifras que se conocen indican que la densidad telefónica llegó a cinco teléfonos para 100 habitantes el 31 de marzo de 2003; en marzo de 1994, dicha cifra era de 1,39 teléfonos cada 100 habitantes, lo cual marca un cambio y el inicio de una política de telecomunicaciones más liberal.
El problema es que, si se examinan los datos de cerca, se ve que la densidad de la red telefónica no es un buen indicador de la difusión. Para empezar, la cifra total no da cuenta de la escasa penetración de las telecomunicaciones y del alto grado de concentración urbana y regional. La densidad de las telecomunicaciones en la zona rural de India, en 1999, era de apenas 0,4 líneas cada 100 personas; en 2000, pasó a ser de un teléfono cada 100 personas, y en 2003, de 1,49, mientras que la densidad urbana era de 15,49 teléfonos cada 100 personas. Las variaciones entre las regiones también son significativas. El 31 de marzo de 2003, la densidad telefónica de Delhi era de 26,85, y la de Bihar, de apenas 1,32.
Incluso, las cifras parecen todavía influidas por el crecimiento reciente del sector de la telefonía móvil. A fines de marzo de 2002, las empresas del sector público brindaban 37,9 millones de líneas de intercambio directo (VSNL y MTNL) y las compañías del sector privado brindaban medio millón de líneas del mismo tipo. Mientras tanto, el número de abonados a teléfonos celulares era de 6,4 millones de personas, o 16 por ciento del total de las líneas telefónicas de comunicación directa. Dado que una gran parte de los abonados al servicio de celulares coincidía con el de los abonados al servicio además de tener una línea terrestre, el crecimiento de la densidad de la telefonía como resultado del incremento de comunicaciones de teléfono celular no se puede tomar como un indicador de la difusión de las telecomunicaciones entre quienes hasta ese momento estaban marginados del servicio.
Conectividad a Internet
Aun cuando se haya establecido la conectividad en forma de lazo de comunicación, eso no es garantía de que pueda extenderse en forma viable para conectar a la amplia y dispersa población de India mediante Internet. El país se encuentra hoy lejos de muchos países en desarrollo en cuanto al ancho de banda necesario para que las personas puedan acceder en forma simultánea al flujo de información de Internet. En 2001, la International Telecommunications Union calculó que el ancho de banda disponible en India era de 1.475 megabits por segundo, mientras que en Singapur era de 2.639, en Corea del Sur de 5.432, en Hong Kong de 6.308 y en China de 7.598.
Esto no era problemático porque también es limitado el alcance de Internet. Según la International Telecommunications Union, en 2001, India tenía un total de 3,2 millones de abonados a Internet y siete millones de usuarios de la red. La disponibilidad de Internet o el número de usuarios cada 100 habitantes era 0,7 en India, que está detrás de China (2,6 usuarios cada 100 personas), y muy lejos de Hong Kong (38,5 usuarios), Corea del Sur (52,1) y Singapur (36,3). Sin embargo, los usuarios están muy concentrados. En agosto de 2000, cuando se calculaba 1,6 millones de abonados y 4,8 millones de usuarios, (0,37 por ciento del total de la población del país), más de tres cuartos (77 por ciento) de los mismos eran de Nueva Delhi y las capitales de los estados indios. Dos ciudades, Delhi y Mumbai, concentraban a más de un tercio de los usuarios.
El estado de Maharashtra, con 453.000 usuarios, representaba 28 por ciento del total. Por otro lado, dos de los estados más poblados de India -Uttar Pradesh y Bihar-, sólo tenían 20.000 y 8.000 usuarios, respectivamente.
Está claro que la mala distribución de la conectividad, los beneficios que se perciben por dicha conectividad y el costo al cual la misma está disponible atentan contra una rápida difusión de Internet. De modo que el uso de la nueva tecnología aún es muy limitado en este país. Por ahora, los beneficios que implica se concentran en manos de unos pocos usuarios finales. Así, el crecimiento de las TIC puede adoptar la forma de enclaves, con lo cual se reducen notablemente los beneficios que podría generar.
¿Se puede sustentar el crecimiento?
Existen buenas razones para creer que el crecimiento del sector de las TIC no es autosustentable. Tres características de la estructura de la industria de TIC son relevantes para entender esto: la predominancia del sector privado en cuanto a la inversión y el gasto en TIC; de las exportaciones sobre los ingresos de TIC; y del sector de software sobre los ingresos de las TIC.
La predominancia del sector privado en el gasto e inversión en TIC indica que la naturaleza de la reserva y la infraestructura generada, así como la fijación de precios de la mayoría de los servicios que se ofrecen, dependerán sobre todo de consideraciones sobre el rédito. Eso significa que es poco probable que se cree infraestructura para la gobernanza de Internet y se suministren servicios sociales de acceso a las TIC ya que, para que eso ocurra, se requeriría la intervención del Estado. Pero, como el Estado enfrenta un grave problema de recursos y el sector privado de producción de TIC cuenta con enormes beneficios impositivos, es realmente muy poco probable que el gobierno intervenga.
El estancamiento de la difusión interna es aún mayor porque el crecimiento del sector que produce TIC en India se ha caracterizado por el predominio de los ingresos procedentes de la exportación. Esto hace que el desarrollo del sector se caracterice por un desarrollo en forma de enclaves, con efectos internos restringidos, cuando no desdeñables. No sólo ocurre que las exportaciones representan más de 60 por ciento de los ingresos procedentes del sector de TIC hoy, sino que además, las exportaciones de los parques tecnológicos de software representan 70 por ciento de las exportaciones de software del país. Eso indicaría que el gasto en TIC se concentre en pocos lugares, con lo cual los efectos de difusión del crecimiento de las TIC son muy discretos.
Finalmente, la difusión también se ve limitada porque el crecimiento del sector de TIC en India está siendo dominado cada vez más por los ingresos procedentes del software. No sólo estas ganancias han mostrado una tendencia a crecer más rápido que los réditos por concepto de hardware, sino que además, la liberalización del comercio de los equipos que ha servido de apoyo al veloz crecimiento del desarrollo de software ha generado una forma perversa de la enfermedad holandesa. En 1999-2000, la mitad de las 15 principales marcas de PC de India eran conocidas internacionalmente, pero sólo existían dos grandes actores del mercado interno que vendían más de 50.000 computadores por año y no competían con los fabricantes transnacionales. Según Dataquest: “Estos ya no son los tiempos de PCL, DCM y ECI; los héroes del mercado interno de TIC desaparecieron hace tiempo o quedaron relegados a los libros de historia. El mercado interno hoy está en manos de empresas multinacionales. Si uno observa cualquiera de los segmentos de TIC, lo más probable es que vea que India y los principales productores son multinacionales”. Estos proveedores transnacionales generan una mayor importación. El goteo resultante de, al menos, parte de los dividendos procedentes de la exportación de software y los servicios que habilitan las TIC indica que tanto el resultado como el empleo generados por el rápido aumento de la producción interna de hardware, serán mucho menores que las cifras de los ingresos en bruto.
La historia del software
Si es cierto que India puede convertirse en un generador de TIC e invadir los mercados industrializados, además de poner en jaque a los actores del sector de los países ricos, esto sólo se aplica al segmento de producción de software. En cuanto a los servicios de TIC, el que provee la verdadera oportunidad es el mercado de exportación. Los ingresos por concepto de servicios en el mercado interno son cercanos hoy a la quinta parte de los relativos a la exportación, y la relación entre los ingresos nacionales y los de la exportación cayó de 42 a 22 por ciento entre 1998-99 y 2001-02. En el mercado interno, los ingresos por servicios de software, en 2001-02 equivalían sólo a una vez y media los ingresos combinados de hardware y servicios de capacitación. Es decir, no sólo los ingresos por concepto de servicios internos eran bajos, sino que además, los ingresos procedentes de áreas tales como mantenimiento y formación básica para el uso de las TIC generaron 70 por ciento del ingreso obtenido de la producción de software de TIC. Esto es importante porque un gran mercado interno de servicios de software genera empleo para capacitar a personal de software y constituye la base para la creación de las aptitudes necesarias para cubrir las demandas aún mayores del mercado de exportación, así como para cumplir con los requisitos para ascender un peldaño en la cadena de valores de software. Esa base es esencial porque se sabe que una parte muy importante de los ingresos procedentes de los servicios de capacitación en relación a las TIC incrementa la cantidad de centros de enseñanza que no desarrollan aptitudes adecuadas en los estudiantes. Por lo tanto, una creciente desproporción entre el mercado interno y el de exportación de software limita la capacidad del sistema para generar demanda en cuanto al personal necesario para el mercado de exportación. Este es el primer factor a tener en cuenta a la hora de juzgar el potencial de India como exportadora de servicios de software.
En segundo lugar, como es de esperar, los servicios de software y de TIC representan más de 99 por ciento de las exportaciones en ese sector. Es aquí donde se registran mejoras, tanto en los ingresos como en la tasa de empleo, tal como lo indica el hecho de que tales exportaciones crecieron casi 50 por ciento en 1999-2000. Para que este potencial se desarrolle, tienen que cumplirse tres requisitos. Primero, los exportadores de software de India tienen que diversificar tanto sus fuentes como sus destinos. De las 1.250 empresas que exportaron servicios de software en el período mencionado, sólo 37 operaron por más de 22,5 millones de dólares. Los 25 mayores exportadores generaron 61 por ciento de los dividendos. Y el mercado de Estados Unidos fue el destino predominante, con 62 por ciento de las exportaciones, mientras que a Europa sólo fue 23,5 por ciento de las mismas. Segundo, los proveedores de software de India deberían ser capaces de mantener la calidad de sus servicios haciendo que el personal calificado y entrenado diseñe sistemas, en lugar de simplemente escribir códigos. Tercero, las empresas indias deberían ser capaces de ascender en la cadena de valor, a fin de asegurarse una porción mayor del mercado, así como para entrar en segmentos que ofrecen un valor más alto por empleado.
En todas estas áreas, la disponibilidad de personal puede llegar a ser una limitación. Ya se ha mencionado la baja calidad de la capacitación y formación, consecuencia de la proliferación de centros de enseñanza demasiado ávidos de ganancias y con equipos docentes mediocres. El resultado es que India sigue siendo proveedora de software no especializado y de servicios de TIC. A diferencia de lo que sucede en el mercado interno, el desarrollo de software para uso de los clientes y la generación de códigos para sistemas especificados por dichos clientes dominan el mercado de exportación de servicios de software.
Tal como ya se ha destacado, esto suele implicar la compra de cerebros, ya que significa la exportación temporaria de profesionales de la producción de software para realizar tareas específicas en los grandes proyectos diseñados y ejecutados en Occidente.
Lo interesante es que incluso los grandes exportadores han obtenido pocos ingresos procedentes de los productos de software de primera línea, o de servicios de consultoría sobre software de alta generación. India tendrá que pensar muy bien si quiere ser un lugar de desarrollo de software de calidad, o si sería mejor concentrarse en la cantidad. La estructura típica de los servicios de TIC que ofrece cualquiera de las empresas del mundo consiste en cinco niveles, en orden ascendente de calidad, que son: outsourcing, desarrollo de software, desarrollo de tecnología, servicios de red y, finalmente, consultoría de TIC. A medida que se asciende, aparecen pagos mayores, mayores ingresos, márgenes de ganancia más amplios, y, por lo tanto, mayor rentabilidad porque aumenta la complejidad de la transacción.
Gente de la industria, como Narayana Murthy de Infosys, consideran que este movimiento ascendente ocurre poco y no es la prioridad de India. Murthy dijo en una entrevista que la pericia de India en software para servicio de clientes aún tiene un largo camino por delante, tanto en cantidad como en calidad, antes de concentrarse en otras áreas.
Por lo tanto, el salto de India de la última década, con la producción de software, no ha sido tan espectacular como parece. Se trata sobre todo de la exportación de software y servicios que utilizan las TIC, gracias a la disponibilidad de mano de obra especializada y barata. Y se trata, en buena medida, de una extensión -con ayuda de la tecnología- de las anteriores corrientes migratorias de proveedores de servicios de diversas áreas: médicos, enfermeras y trabajadores profesionales de varios sectores. Una expansión de ese tipo no puede ser autosustentable.
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C. P. Chandrasekhar es profesor del Centro de Estudios Económicos y de Planeamiento de la Universidad Jawaharlal Nehru, Nueva Delhi.
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