No. 147/148 - Enero/Febrero 2004
Para los países del Tercer Mundo, la búsqueda de una vía rápida hacia la condición de países desarrollados es una obsesión.
Para los países del Tercer Mundo, la búsqueda de una vía rápida hacia la condición de países desarrollados es una obsesión. Lamentablemente, así como los curanderos atraen a los enfermos desesperados, supuestos expertos en desarrollo, en especial del Norte industrial, seducen a los gobiernos de esos países con presuntas panaceas. Entre esas presuntas panaceas figuran las políticas económicas neoliberales, aunque en muchos casos fueron impuestas a los países del Sur -bajo la forma de condiciones de créditos de las instituciones de Bretton Woods- y no adoptadas voluntariamente por éstos. Otras, ofrecidas con más persistencia, son ciertas tecnologías, como la informática y la ingeniería genética.
Los gobiernos del Sur son llevados a creer que la inversión en estas nuevas tecnologías les ofrece las mejores posibilidades de saltar hacia el desarrollo. Como para convencer a los escépticos, los promotores de esas tecnologías destacan la experiencia de ciertos países (por ejemplo India en el área de la informática) como modelos a emular.
No obstante, cuando se analizan a fondo esas supuestas historias de éxito, se descubre un panorama muy complejo. El promocionado éxito de India como centro de tecnología de la información, por ejemplo, es más aparente que real. Aunque sin duda ese país ha tenido éxitos impresionantes en esa área, su crecimiento se concentró en los programas de computación (software), a expensas de los equipos (hardware). La ansiedad por desarrollar el sector del software llevó a la liberalización del sector del hardware, y como resultado, el mercado indio de los equipos de computación está completamente dominado por las empresas multinacionales.
Más importante, la difusión dentro de India de los beneficios del desarrollo de la informática ha sido limitada, no sólo porque las exportaciones representan más de 60 por ciento de los ingresos del sector, sino porque las ventas al exterior de los parques tecnológicos representan 70 por ciento del total de las exportaciones de software. El desarrollo del sector se concentra entonces en esos enclaves y tiene mínimos efectos en el país. La situación se agrava por la dominación del sector privado en la inversión y el gasto en tecnología de la información. Todo eso pone en duda la sustentabilidad a largo plazo del crecimiento del sector en India.
En cuanto a otras tecnologías, la cuestión es si los países en desarrollo deberían invertir en ellas si su seguridad ha sido seriamente cuestionada. Un ejemplo claro es el de la biotecnología . Crecientes pruebas de los riesgos de esta tecnología -incluso de estudios realizados bajo los auspicios del gobierno británico- y la preocupación pública por los peligros de los alimentos transgénicos han obligado a multinacionales como Monsanto a reestructurar sus inversiones en el área. El riesgo de invertir en biotecnología es que se trata de una tecnología inestable, con un mercado volátil. Además, los centros de biotecnología tienen un alto costo que no es compensado por el retorno de la inversión, como reveló un estudio de la Institución Brookings.
Finalmente, los beneficios potenciales de la biotecnología en el área de la agricultura se caracterizan por la exageración. Estudios de casos en Africa y Argentina han demostrado que esta tecnología no es una panacea, sino una amenaza para la seguridad alimentaria.
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