Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
|
|
No. 141/142 - Julio/Agosto 2003
Chile: campaña contra proyecto canadiense de aluminio
por
Flavia Liberona
La Patagonia chilena actualmente se encuentra amenazada por un mega proyecto de la transnacional canadiense Noranda Inc., empresa minera de larga trayectoria que se propone construir una de las plantas reductoras de aluminio mas grandes del mundo en la prístina región de Aysén.
Para dimensionar el daño que provocaría la materialización de esta planta de aluminio, cuyo nombre es "Alumysa", es importante describir la zona donde pretende instalarse esta planta y obras anexas. Aysén es una de las 13 regiones de Chile y tiene una superficie de más de 10 millones de hectáreas (108.494,4 km²), de las cuales 4,8 millones corresponden a bosques nativos, 1,1 millones a humedales y 1,8 millones a nieves y glaciares. Es importante destacar que es la región de Chile con más bosque nativo.
La población humana de esta región es de 86.697 habitantes, según el último censo realizado en 2002, lo que implica una densidad de 0,8 habitantes por km². Los habitantes de la región de Aysén se concentran en algunos centros urbanos, siendo las ciudades más importantes Coyhaique y Puerto Aysén, ésta última muy cercana a donde pretende instalarse la planta reductora.
Este pedazo de Chile se destaca por mantener características que hoy en día son escasas en el mundo: miles de hectáreas de bosques y ecosistemas vírgenes con especies de fauna y flora únicas en el planeta, cielos limpios y aire puro, lagos y ríos no contaminados. Además de las riquezas naturales de flora y fauna, es en esta región donde se encuentran numerosos glaciares, como el de la laguna San Rafael y Campos de Hielos, considerado una de las mayores reservas de agua dulce del planeta.
Sin duda la región se caracteriza por su enorme belleza natural, lo que hace que año a año aumente el número de turistas nacionales y extranjeros que llegan en busca de paisajes y lugares únicos en el mundo. También es importante destacar que los habitantes de esta región valoran el patrimonio natural de su territorio y es por eso que la denominan "Reserva de Vida".
Es en ese contexto que se pretende instalar el megaproyecto denominado "Alumysa". El proyecto actualmente sometido a evaluación de impacto ambiental implica a lo menos la construcción de una planta reductora de aluminio, la construcción de tres centrales hidroeléctricas y seis represas para abastecer de energía eléctrica a la planta (central hidroeléctrica Río Cuervo, central hidroeléctrica lago Cóndor y central hidroeléctrica Río Blanco), un puerto en Bahía Chacabuco y un embarcadero y muelle flotante. Por si esto fuera poco, el proyecto también incluye una planta para la fabricación de ánodos y cátodos, 79 kilómetros de líneas de transmisión eléctrica desde las centrales a la planta y 95 kilómetros de caminos y lagunas de decantación para efluentes líquidos.
El proyecto Alumysa, propiedad de Alumysa Joint Venture y Noranda Holding Limited, domiciliados en las Islas Caimán, propone una inversión que alcanzaría los 2.750 millones de dólares, lo que lo sitúa como la mayor inversión extranjera, puesta de una vez en la historia de Chile, para un proyecto con una vida útil de 50 años.
Lo increíble es que sólo 101 millones de dólares del proyecto se utilizarían en la construcción de obras civiles y 350 millones serían usados en mano de obra; la mayoría de los restantes 2.200 millones de dólares se usarían en la compra de maquinarias para el funcionamiento de la planta. Esto resulta más curioso si consideramos que en Chile existen leyes especiales para las regiones extremas (entre las que se encuentra Aysén), que facilitan la importación de maquinaria con aranceles muy bajos.
Si a esto sumamos que las empresas catalogadas como mineras en Chile no pagan impuestos, ya que existen mecanismos de incentivo a la instalación de este tipo de empresas que viene de la dictadura militar, podemos llegar fácilmente a la conclusión de que esto es un estupendo negocio para esta trasnacional y un nuevo atentado ecológico y económico a un país del Tercer Mundo.
Otros antecedentes importantes de aportar, y que dan cuenta del atentado económico y ecológico, son que:
* Chile no posee la materia prima necesaria para la producción de aluminio (será importada). Durante la etapa de operación, la producción anual alcanzaría las 440.000 toneladas de aluminio, para lo que se requerirá la importación de aproximadamente 846.000 toneladas de alúmina, 146.000 toneladas de coque calcinado y 43.500 toneladas de alquitrán, traídas de países como Australia, Brasil o Jamaica.
* El proceso de producción de aluminio requiere de gran cantidad de energía eléctrica y la abundancia de recursos hídricos existentes en la región de Aysén permite la generación de electricidad a muy bajo costo, ya que el código de aguas nacional entrega los recursos gratuitamente, lo que no ocurre en el primer mundo.
* Para producir 440.000 toneladas de aluminio anuales, Alumysa requiere importar 1,1 millones de toneladas de insumos, tanto para el proceso de producción como para la fabricación de ánodos y cátodos. Una simple resta permite apreciar que quedaría un mínimo de 660.000 toneladas/año de desechos o basura en la región.
* Además, durante los 365 días del año se producirán emisiones masivas y continuas de gases tóxicos como fluoruro particulado sedimentado, material particulado orgánico (altamente cancerígeno), gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, perfluorocarbono), gases sulfurosos que provocan lluvia ácida, monóxido de carbono y gran cantidad de efluentes líquidos industriales.
* Al producir 440.000 toneladas de aluminio al año se generarían 980.000 toneladas de dióxido de carbono; por tanto, durante 50 años éstos alcanzarían las 49 millones de toneladas de CO2, a lo que se suma los gases del tipo perfluorocarbonos que son altamente peligrosos por su duración y efecto contaminante, aumentando el efecto invernadero y el calentamiento global del planeta.
* A esto se agrega una cantidad no evaluada de metano y CO2 producidos en los embalses al inundar casi 10.000 hectáreas de terrenos con materia orgánica.
En resumen:
* Chile tiene ventajas comparativas para la inversión extranjera por su débil legislación, en cuanto a las bajas exigencias ambientales, laborales y tributarias, ya que en este caso sólo un 15 por ciento iría al fisco chileno.
* Los costos ambientales, sociales y económicos para la región son enormes. Alumysa implica la destrucción de ecosistemas únicos en Chile y el planeta. La producción de aluminio genera emisión de fluoruros al aire y agua, poniendo en riesgo la biodiversidad de la zona, la fauna y flora terrestre y acuática, así como a la salud humana.
* Los bosques de la región son ecosistemas únicos en el planeta y se caracterizan por tener numerosas especies endémicas, varias de las cuales se encuentran amenazadas. En Chile, la mayoría de las especies de peces de agua dulce son endémicas y se encuentran con un grado de amenaza de conservación y el proyecto Alumysa aumenta este riesgo.
* Esta región sería usada como un corredor en la producción de aluminio y un basurero en la región, pues se importa materia prima para realizar un proceso de producción altamente contaminante, se llevan las ganancias y se deja la basura, incluyendo desechos tóxicos y emisiones altamente contaminantes en el aire y las aguas.
* Es decir, estamos claramente frente a un caso de maquila minera donde un país del Primer Mundo utiliza los beneficios de una economía abierta como la de Chile. Y todo esto ocurre con la aprobación, el beneplácito e incluso el claro apoyo de destacados políticos chilenos, entre los cuales cabe mencionar al ministro de Economía.
Por esto, organizaciones ambientales y ciudadanas de Chile han conformado la Alianza Aysén Reserva de Vida para decir: ¿Alumysa?... ¡No gracias!
|