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No. 40/41 - Enero/Febrero 1995

URUGUAY

Prohibir el ingreso de residuos tóxicos

Gracias a la difusión y la movilización de algunas organizaciones, en Uruguay se recolectan firmas para que una ley impida la invasión de desechos peligrosos provenientes del Norte. En la historia no falta nada: desde ofertas de falsos fertilizantes hasta amenazas e intimidación.

En julio de 1994, la revista uruguaya Tierra Amiga difundió la noticia de que Uruguay podía iniciar la importación de desechos tóxicos bajo la forma de fertilizantes. En efecto, se trataba de un cargamento de 7.200.000 toneladas de lodos cloacales y sanitarios provenientes de Estados Unidos.
Inmediatamente, la Red Uruguaya de ONGs Ambientalistas y la organización internacional Greenpeace iniciaron una campaña conjunta que logró detener el proyecto, cuando el 26 de octubre el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente resolvió prohibir el ingreso de los desechos.

Dicha campaña tuvo otros ecos. Después de la resolución ministerial, José Luis Cogorno, coordinador de la Red Uruguaya, recibió amenazas telefónicas contra él y su familia si persistía en la campaña contra el ingreso de materiales tóxicos. "Esta situación es un caldo de cultivo para que proliferen los intentos de soborno e intimidación física a dirigentes ambientalistas y funcionarios públicos", dijo Cogorno a la prensa.

Reciclaje sucio

Si bien ese intento se evitó, no ha sido el único. "Otro de los mecanismos de introducción de residuos es la utilización de empresas que se crean con un objetivo específico y luego desaparecen. Estas firmas depositan los desechos en contenedores en las zonas francas, como ocurrió hace tres años en el departamento de Colonia. La Intendencia de Colonia no supo qué hacer con los desechos y en acuerdo con la Intendencia de Montevideo lo trasladó a la capital. La comuna capitalina, equivocadamente, quemó los residuos. El problema es que quemar desechos de esa naturaleza produce nuevos componentes, mucho más peligrosos de los originales", continuó Cogorno.

Actualmente las leyes uruguayas permiten la importación de estos residuos si se destinan al reciclaje. Además, un proyecto de ley que ya cuenta con la aprobación del Senado permite el ingreso de desechos "reciclables" Pero "el reciclaje de residuos tóxicos es un mito, porque acarrea serios riesgos para la salud de los trabajadores y la población expuesta a ellos", afirman los ecologistas de la Red. Por otra parte, los países en desarrollo como Uruguay carecen de la tecnología adecuada para la reutilización de esos materiales reciclados.

"Además hay que tener en cuenta que el producto final, aunque la tecnología fuera la correcta, siempre tiene un residuo; y éste es un producto final mucho más concentrado y más tóxico que el original, que está más diluido", sostuvo Cogorno.

Ley sobre importación de desechos peligrosos

Por eso el 2 de diciembre, coincidiendo con el arribo del buque "M/V Greenpeace" a Montevideo, ambas organizaciones entregaron a los legisladores uruguayos un proyecto de ley sobre importación de residuos peligrosos y lanzaron una campaña de recolección de firmas en apoyo al proyecto.

Adriana Odriozola, de Greenpeace, afirmó que "los países industrializados, en un esfuerzo por librarse de los riesgos que suponen los desechos peligrosos que generan, los disfrazan de propuestas atractivas para el país importador". Es común que los embarques vengan acompañados de incentivos tales como inversiones para plantas incineradoras, subvenciones, inversiones en reforestación, etcétera.

Convenio de Basilea

Actualmente, más de cien países han prohibido la importación de desechos peligrosos. El Convenio de Basilea, elaborado en 1989 con el auspicio del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, intentó ser una respuesta al creciente comercio internacional de residuos tóxicos.

Pero si bien el Convenio intentaba controlar el movimiento transfronterizo, resultó insuficiente para prevenir los perjuicios sociales y ambientales en los países que importaban tales desechos.

Po eso -a instancias del Grupo de los 77 países en desarrollo- en marzo de 1994 los miembros del Convenio adoptaron la decisión de prohibir las exportaciones de residuos desde los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hacia terceros países.

Sin embargo, dicha prohibición entrará en vigor en enero de 1998. En este contexto, los países pobres que aún no han adoptado una legislación que los proteja se vuelven cada día más vulnerables.


Greenpeace

Cómo empezó todo

Greenpeace tuvo su origen en 1970, cuando dos canadienses y un norteamericano crearon una organización ecologista con ese nombre y se opusieron por medio de su presencia directa en el lugar a una explosión nuclear en Alaska. Este acto marcó todo el accionar del grupo: las acciones directas pacíficas.

La inspiración para aquella primera iniciativa fue tomada de una protesta efectuada por un grupo de cuáqueros que en 1958 trataron de llegar navegando hasta el atolón de Bikini para protestar contra las pruebas de la Bomba H. El dinero para pagar el primer barco alquilado por Greenpeace, fue obtenido gracias a un recital de Joni Mitchell y James Taylor.

Frecuentemente los activistas de Greenpeace han enfrentado el rechazo de los gobiernos y de algunas empresas a sus acciones. Pero dicho rechazo nunca llegó tan lejos como en 1985, cuando una pareja de espías del gobierno francés se infiltró en la organización e hizo explotar el buque "Rainbow Warrior" en las costas de Nueva Zelanda. En el atentado murió el fotógrafo Fernando Pereyra.

Hoy Greenpeace cuenta con 53 oficinas en 29 países. Todo ese despliegue se sostiene gracias a la colaboración de unos 4,5 millones de adherentes en todo el mundo, que aportan una cuota personal no mayor a los 10 dólares mensuales. Existen también miembros voluntarios que hacen desde tareas administrativas hasta acciones concretas en diferentes misiones.

En Holanda, por ejemplo, el 10 por ciento de la población está afiliada a Greenpeace, mientras que en Estados Unidos unos 500 mil adherentes se retiraron de la organización cuando ésta se opuso a la Guerra del Golfo contra Irak. Esto provocó dificultades económicas. Pero el presupuesto de Greenpeace para 1995 es de 29 millones de dólares.

(Fuente: Revista Viva)




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