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   No. 40/41 - Enero/Febrero 1995
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No. 40/41 - Enero/Febrero 1995

GREENPEACE CONO SUR

Apoyar la acción local, sin gestos hegemónicos

El paso por Montevideo del barco "M/V Greenpeace", de la organización ecologista internacional, sirvió para acercarnos a la acción de este grupo, cuyas campañas incluyen al Cono Sur. El siguiente es el diálogo mantenido por la "Revista del Sur" con Pablo Bergel, director ejecutivo de Greenpeace Cono Sur (Argentina, Uruguay y Paraguay):

-¿Cuándo comenzó a funcionar Greenpeace Cono Sur y cuáles son sus objetivos? -La oficina Cono Sur funciona hace unos tres años, luego de que Greenpeace definiera el proyecto América Latina, con cinco sub-zonas, una de las cuales es Cono Sur. Greenpeace tiene presencia en 30 países y toma temas que puedan desarrollarse en el conjunto de esos países. Actualmente existe una campaña de tóxicos, por ejemplo, una campaña antinuclear y de energías alternativas; existe la campaña de ozono y atmósfera y una campaña de defensa de bosques y florestas tropicales, así como una campaña de ecología oceánica. Estas son campañas internacionales. Además hay campañas locales con desarrollos específicos de los temas internacionales en la problemática local. En Argentina, por ejemplo, hicimos una campaña importante durante el proceso de la reforma de la Constitución. GP fue la única organización que presentó un proyecto propio para la reforma constitucional y lo acompañó con 30 mil firmas, proponiendo una serie de medidas para ser incorporadas a la Constitución. Se logró incluir en el texto definitivo la prohibición constitucional de importación de desechos tóxicos. Esa es una campaña local; la que se estuvo haciendo aquí en articulación con la Red Uruguaya de ONGs ambientalistas forma parte de la campaña internacional de tóxicos.

-¿En esa política de apoyo a las acciones locales se sitúa la iniciativa de reunir a las ONGs ambientalistas del Mercosur?

-La idea de hacer esta conferencia sobre "Mercosur, medio ambiente y ciudadanía" es justamente para complementar esfuerzos y hacer una red de ONGs del Mercosur. Por ejemplo, hay muchos grupos que están trabajando sobre temas como la hidrovía y el eje vial, así como sobre el puente Colonia-Buenos Aires. Sé de la preocupación que estos temas están provocando en varias organizaciones. Pero son temas en los que GP no trabaja. Por eso, en estas áreas, quienes han trabajado e investigado tienen la voz cantante.

-¿Cuáles son las expectativas sobre el resultado de la conferencia? ¿Qué repercusión esperan tener?

-El proceso del Mercosur está lanzado. Empieza a funcionar el 1º de enero de 1995. El tema del medio ambiente puede convertirse en una variable de ajuste, como una víctima en la búsqueda de la competitividad.

-Un poco lo que pasa con el Merconorte...

-Lo que fuertemente pasa con el Merconorte. Hay dos variables de ajuste en los procesos de integración: el medio ambiente y las condiciones laborales. Son los dos sectores sobre los que se ajusta, donde hay intereses para igualar al nivel más bajo y donde las organizaciones sindicales, o en este caso ambientalistas, tenemos que tratar de que se instaure la norma más rígida en defensa del medio ambiente. Es decir que se tome como parámetro la legislación más avanzada que encontremos en cada tema ambiental y en cada país. No se trata de trabar ningún proceso de integración. Nosotros, como principio, no queremos trabar la industria. No estamos en contra de la industrialización. Muchas veces se trata de caricaturizar a Grennpeace y al ambientalismo en general como un movimiento premoderno, preindustrial. No se trata de eso, sino de impulsar lo que todos conocemos por desarrollo sustentable. El desarrollo sustentable es posible. Es más costoso y no se puede regir por las leyes del mercado. Necesita del monitoreo de las organizaciones sociales y del estado; no de los intereses privados, sino de la sociedad.

El neoliberalismo quiere dejar todo librado a la suerte del mercado. Por eso la idea del desarrollo sustentable no entra en ese esquema. Debemos entonces convertirnos en un interlocutor válido, importante y legítimo, para enfrentar a los gobiernos en este proceso de integración. Una integración bien hecha puede ser potenciadora de nuestras sociedades e inclusive de la protección del medio ambiente. Depende de cómo se haga.

-¿No empezó un poco tarde esta iniciativa de las ONGs?

-Todos empezamos un poco tarde. No sólo los ambientalistas. En general los grupos llamados de alternativa tuvieron primero una actitud prejuiciosa frente al proceso de integración, de puro rechazo. Entonces el proceso empezó igual sin nosotros. Y ahora estamos quizás un poquito atrasados. Pero de todos modos no es tan tarde. Estamos bien a tiempo. Lo importante es no hacer un rechazo en bloque, ni una aceptación en bloque. El tema de la integración supone un escenario nuevo. Si hasta ahora trabajábamos en escenarios nacionales ahora deberemos hacerlo en escenarios regionales, donde operan nuevas fuerzas, distintas a las que estábamos acostumbrados en los espacios nacionales. Por eso debemos crear redes regionales.

-¿Cómo valoran ustedes la participación de la gente, lo que se llama la sociedad civil, en este proceso?

-Es un fenómeno que está en crecimiento. Todavía le falta mucho, en algunos países más que en otros. Uruguay es un país con más tradición de participación ciudadana. Tengo la impresión de que hay una cultura ciudadana bastante destacable en Uruguay. Mientras que en Argentina y en otros países de América Latina hay una cultura más populista, caudillista, donde de alguna manera el individuo cede sus derechos y los transfiere a un caudillo, un líder, para que en su nombre los ejecute. Hay menos tradición de acción ciudadana autónoma y directa. Sin embargo, como todo ese esquema populista y estatista entró en crisis en la última década, los ciudadanos no tienen más remedio que asumirse como tales para defender sus intereses. Ya no tienen el estado paternalista que los defienda. Los sindicatos paternales también están en crisis; no queda más remedio que empezar a asumir en sus propias manos la solución de sus problemas. Todavía estamos lejos de otros países donde hay una tradición de la sociedad civil más desarrollada, una cultura del contribuyente, que paga sus impuestos y exige en consecuencia.

-En ese sentido, la participación de Greenpeace en la formación de esta red le garantiza buena repercusión.

-Es una responsabilidad de Greenpeace, -consciente del prestigio que tiene, un prestigio que no es regalado, que ha sido ganado muy duramente- usar ese prestigio y esa fuerza en favor de apoyar, sin hegemonizar, a las organizaciones ambientalistas de las zonas donde nos toca estar, articulando con los grupos locales. Es una forma de enfocar la visión y la lógica globalistas de Greenpeace con la lógica local que impulsan las ONGs de cada lugar.






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