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No. 43 - Abril 1995

MUJER HONDURAS

Ecologista asesinada

por Thelma Mejía

El aire puro y la belleza de Punta Sal, una de las 77 reservas ecológicas de Honduras, fue la magia que sedujo a la ecologista Janeth Kawas, una insobornable mujer que murió por defender el medio ambiente.

El pasado 6 de febrero dos desconocidos dispararon a la ecologista hondureña Janeth Kawas en la cabeza mientras, revisaba la contabilidad de la Fundación Ecologista que presidía. El hecho se produjo en Tela, una de las principales ciudades de Honduras, ubicada en el litoral atlántico, a 450 kilómetros de Tegucigalpa, la capital. Punta Sal está a 10 kilómetros de Tela y tiene una extensión de 800 kilómetros cuadrados.

Dos días antes de su muerte, Janeth Kawas había encabezado una manifestación de protesta contra la intención estatal de otorgar títulos de propiedad a algunos campesinos y empresarios agrícolas en la reserva de Punta Sal. En las llanuras del litoral se ubican las plantaciones bananeras más extensas de Centroamérica.

Durante la manifestación, la dirigente habría dicho que estos grupos estarían interesados en obtener las tierras para venderlas posteriormente a inversionistas extranjeros que pensaban explotar la zona.

Kawas mantuvo un enfrentamiento frontal con los campesinos de la organización Unión Nacional Campesina (UNC) y los empresarios agrícolas de la compañía Hondupalma, productora de aceite de palma africana.

Tanto la UNC como Hondupalma iban a recibir del gobierno 15.000 hectáreas de tierra ubicadas en Punta de Sal. Esa operación se canceló luego de la muerte de la dirigente.

Algunos ecologistas dijeron que "Kawas tuvo que entregar su vida y sellar con su sangre el destino de la ecología para que la decisión del gobierno se revocara".

Policía Civil encargada de la investigación

Si bien los labriegos de la UNC y la gente de Hondupalma niegan cualquier participación en el asesinato, la Policía sostuvo que no puede descartarlos como sospechosos sobre todo por el antecedente de enfrentamiento.

La muerte de Kawas fue la primera prueba para la recién constituida Policía Civil de Honduras, que destacó a sus agentes más especializados para investigar este caso.

La Policía Civil pertenece a la Dirección de Investigación Criminal (DIC) y es la primera que tiene el país. Anteriormente los efectivos de esta área estaban controlados por los militares.

Saúl Bueso, subdirector de la DIC, dijo que la muerte de la ecologista "ha sido un hecho que ha impactado en la sociedad, dado su vínculo por defender el ambiente y frenar a los depredadores".

"Por ahora las pistas de los asesinos son vagas pero se confía en encontrarlos pronto, ya que el gobierno ha dado instrucciones de resolver el caso rápidamente", agregó Bueso.

Cenizas al mar

Quienes conocieron a Kawas contaron que su amor por la naturaleza lo manifestó desde que era una niña. "Cuando tenía 10 años vio a un hombre vendiendo dos monos, se indignó tanto que se los quitó y promovió una campaña para evitar el comercio de animales", dijo Raúl Meraz, un hombre de 60 años.

Meraz agregó que conoció a Janeth Kawas desde "cipota" (niña) y la vio crecer. La consideró una mujer "decidida, insobornable e incapaz de hacer daño a alguien".

Sus familiares expresaron que la dirigente -de 49 años- había presentido su muerte unas semanas antes de que ocurriera. Su hermano, Jacobo Kawas, afirmó mientras las lágrimas se le escurrían por las mejillas que Janeth les había pedido que cuando muriera quería ser incinerada y que sus cenizas las lanzaran al mar para no perder el contacto con la naturaleza.

"Nosotros sabíamos, desde que se involucró en el movimiento ambientalista hace más de cinco años, que mi hermana recibía amenazas anónimas de muerte, pero nunca les hizo caso porque era una mujer valiente. Sólo pudieron callarla matándola vilmente", agregó Jacobo.

El deseo de Kawas de ser incinerada no se pudo cumplir por impedimentos legales, pero el pueblo de Tela le rindió un hermoso tributo en su sepelio. Una carroza adornada con flores y tirada por dos caballos blancos llevó su féretro.

Para decirle adiós se reunieron cientos de personas, humildes campesinos, niños, estudiantes, dirigentes de los grupos ambientalistas, representantes de organismos internacionales y de las etnias que habitan en el litoral atlántico del país.

Territorio agredido y ecologistas bajo amenaza

El presidente de Honduras, Carlos Roberto Reina, calificó de "sicarios" a quienes mataron a Kawas y expresó el interés de su gobierno en esclarecer el caso.

La muerte de Kawas estremeció a la sociedad hondureña debido a que es el primer acontecimiento de esta naturaleza que se produce desde que el movimiento ambientalista tomó fuerza en los últimos tres años.

Elías Romero, de la Asociación de Periodistas Ambientalistas y Agroforestales de Honduras, manifestó a SEM que "la muerte de la ecologista es un llamado de advertencia de gente poderosa que intenta silenciar su labor".

Indicó que la pelea que dio Kawas por la reserva de Punta Sal es apenas el inicio de una lucha que se viene dando por preservar los recursos naturales del país.

Honduras es el segundo país de Centroamérica en extensión con más de 112.000 kilómetros cuadrados. El 25% de su territorio tiene potencial para uso agrícola y pecuario y el 66% está cubierto de zonas montañosas y forestales, el resto son manglares y zonas urbanas.

Por lo menos siete millones de hectáreas están cubiertas de pinos y caobas. Sin embargo, la deforestación está arrasando con el territorio boscoso en forma acelerada. Fuentes oficiales estiman que cada año se pierden 20.000 héctareas del bosque.

Esa situación hizo surgir el movimiento ambientalista hondureño cuyo propósito en controlar la explotación del bosque, y que sean declarados reserva y patrimonio ecológico los sitios donde se concentran las 700 especies de animales del país, muchas de ellas en peligro de extinción.

Una de las zonas más deforestadas de Honduras se encuentra al sur, en el Golfo de Fonseca, cuya costa supera los 160 kilómetros. Allí se han perdido cerca de 61.000 hectáreas de humedales debido a la acción de los camaroneros, los salineros y el resto de los pobladores que han cortado los manglares.

El último paraíso

Los ecologistas cercanos a Kawas afirmaron que los responsables de este crimen podrían ser cazadores de animales en extinción o quienes se oponen a un proyecto ecoturístico que piensa promover el gobierno en esa zona.

El proyecto, conocido como Bahía Turística de Tela, incluye las zonas que protege Prolansate y es considerado uno de los más ambiciosos debido a la riqueza natural de la región.

En una de sus intervenciones, Kawas manifestó que "antes de que se diera a conocer la Bahía Turística de Tela, nadie se preocupaba por lo que había en Punta Sal, una zona exquisitamente bella y pura".

"De repente, Punta Sal se ha convertido en la novia más codiciada de Tela, y no podemos permitir que gente sin escrúpulos intente arruinar un plan de manejo de ecosistemas y promoción del turismo", dijo la ecologista en su última manifestación.

En Punta Sal se encuentra una gran diversidad de especies marinas, flora y fauna, muchas de ellas en extinción. Es una de las pocas regiones vírgenes de Honduras, su clima es cálido y agradable.

La brisa marina de Punta Sal se combina con diversas especies de pájaros y unas 300 clases de animales silvestres. Los helechos, las lianas y los bejucos enredados en las copas de los árboles convierten el lugar en un paraíso. La belleza de la región motivó a Kawas para preservar ese hábitat y defender lo que consideró una "joya codiciada por grupos inescrupulosos".

A su tumba se acercan diariamente niños a dejarle flores, ancianos a lamentar su deceso o sus parientes a reivindicar el compromiso de proteger el ambiente de Tela.

Mientras tanto, en la capital hondureña se continúa con la investigación del crimen y se propone decretar el 6 de febrero como el Día Nacional del Ambiente, en honor a la primera mujer que pagó caro su osadía de defender la naturaleza.

Fuente: SEM






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