No. 141/142 - Julio/Agosto 2003
Desafío para el Mercosur
por
Emir Sader
La decisión del nuevo gobierno argentino de tasar los capitales especulativos que permanezcan menos de 180 días en el país introduce un elemento nuevo que puede comenzar a dar forma al nuevo Mercosur propuesto originalmente por Brasil.
A pesar de haber declarado la moratoria del pago de sus deudas, Argentina también fue contemplada para una gran entrada de capitales, como resultado de las tasas de interés muy bajas en los países centrales del capitalismo, comenzando por Estados Unidos. Se mantiene bajo control la cotización del peso, se reduce la capacidad exportadora del país y afecta su balanza de pagos. De ahí la decisión del presidente argentino Néstor Kirchner.
Una medida similar existía en Chile antes de la crisis brasileña de 1999, sin embargo, tuvo que ser suspendida porque los países vecinos marchaban en dirección opuesta, creando cada vez más facilidades para el ingreso del capital financiero. Una medida de ese orden se torna inviable si los países vecinos mantienen la oferta de altas tasas de interés sin ningún tipo de fiscalización.
La medida del gobierno argentino coloca a Brasil en el desafío de aplicar algo similar o renunciar al proyecto de construcción de un Mercosur fortalecido, que incluya un parlamento y una moneda común. Sin coordinación de sus políticas cambiarias, poco o nada se podrá avanzar.
No obstante, en este momento Brasil asume, al finalizar el primer semestre del nuevo gobierno, una postura liberal ante la política cambiaria y nada hace prever que este país acompañe ahora a Argentina. Con todo, al no hacerlo, a pesar de decir que apoya la medida de Kirchner, en realidad estaría saboteándola, por las altas tasas de interés real -más altas que hace dos meses- y por la disposición del gobierno brasileño de seguir atrayendo capitales especulativos.
La situación coloca al Mercosur ante el desafío inesperado de tener que pronunciarse sobre una medida que hoy divide al bloque. Lo que podría cambiar la situación seria una cambio de rumbo en la política económica del gobierno Lula, en el pasaje anunciado de lo que sería su segunda fase. En ese caso, se combinaría y reconquistaría el desarrollo y la desestimulación al capital especulativo.
Pero, para entonces el gobierno de Lula tendrá que abandonar su pretensión actual de retomar el desarrollo en el marco de las políticas microeconómicas, sin sacudir los pilares de la política macroeconómica. Al no hacerlo, estará, en la practica inviabilizando la medida argentina y abriendo un foso entre los dos miembros mayores del Mercosur. (ALAI).
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