No. 43 - Abril 1995
TRADICIÓN
Los referenciales del ser humano
por
Entrevista a José Luis Padilla
- Desde distintas culturas se dice que estaríamos en el final de un gran ciclo histórico. Desde su punto de vista, ¿cómo visualiza Usted esta etapa que está viviendo la Humanidad?
- Yo creo que, más que un final, se está viviendo una etapa de transformación. Esta etapa es consecuencia del desarrollo del método científico, que, bajo ciertos presupuestos, ha llevado al hombre a la consumación de su capacidad de fuerza y de su capacidad de poder, y lo ha llevado en consecuencia a autocontemplarse desde el punto de vista espiritual. En esa misma medida, el hombre ha ido perdiendo cada vez más otras referencias y se está encontrando con un techo, del que no puede salir. Podemos decir que se encuentra atrapado y van produciéndose en él mecanismos de auto-agresión, pues no ve cumplido su proyecto vital. De ahí que aparezcan enfermedades auto-agresivas con cada vez mayor predominio e incluso que se encuentren mecanismos auto-agresivos en enfermedades que antes no se sospechaban como tales. Esta visión es más la sensación pragmática de una clínica cotidiana, del contacto con los enfermos, que podía ser apoyada por elementos ecológicos, que demuestran más o menos ese camino. Pero esta respuesta va más apoyada por la contemplación de cómo los hombres están viviendo la enfermedad en los últimos 30 a 35 años. que muestra esa desesperación en cuanto a la vivencia de su enfermedad y esa auto-agresión, solapada a veces, muy oculta, pero muy evidente, sea cual sea la enfermedad que padecen. Creo que el mejor barómetro para ver eso es el hombre enfermo, más que el hombre sano.
El paradigma científico
- ¿Cuáles serían los presupuestos de la ciencia actual que han llevado al ser humano a esta situación?
- Los presupuestos fundamentales son, en primer lugar, aquellos que exigen que toda realidad sea verificable y fácilmente reproducible bajo cualquier condición o condiciones establecidas. Y la realidad nos demuestra, si ampliamos el criterio de realidad y no lo dejamos sujeto a lo formal, que hay determinados acontecimientos que no son reproducibles. Entonces creo que el fundamento más certero que está llevando a ese techo es que la ciencia considera a la realidad como aquellos procesos que solamente son fenomenológicos, mesurables y cuantificables en el tiempo y en el espacio. Si la ciencia abriera esa óptica y considerara la realidad como un acontecimiento mucho más amplio, que va más allá de lo mesurable y cuantificable, entonces es cuando entraríamos realmente en otra etapa.
- ¿Cómo se manifiestan los padecimientos que ha estado viviendo el ser humano en las últimas tres décadas?, ¿en cuáles enfermedades y problemas?
- Antes de llegar a la enfermedad, el primer elemento que hace posible que ésta aparezca son todos los utensilios que el hombre va creando y que le van haciendo cada vez más dependiente de su propia obra. No es dependiente de esa estación, de ese clima, de esa lluvia, no, ahora es dependiente de su propio confort, de sus propias herramientas como muletillas. Ya no se puede vivir sin teléfono, no se puede vivir sin televisión, sin grabadora, no se puede vivir sin computadora, sin información ... Entonces sus necesidades de vida se han ido reduciendo en pos de sus propios inventos, de sus propias creaciones, y eso es lo que termina por ahogarle, termina por situarle en eso que en los países civilizados se denomina el stress. Creo que ahí es donde empieza el verdadero núcleo de la auto-agresión, cuando el stress supera el dintel de creatividad es cuando el sujeto se vuelve inoperante, se vuelve absolutamente dependiente de su propia creación. Es ahí donde empiezan a generarse toda esa serie de patologías auto-agresivas o no auto-agresivas, pero consecuencia del confort al que él se ha visto sometido.
Cambio del paradigma actual
- ¿Cual sería el camino para cambiar ese paradigma y cuál la perspectiva que se le abre al ser humano?
- Sobre eso, claro, hay muchos criterios y, por supuesto, multitud de opiniones, desde la misma ciencia hasta las religiones, siguiendo por las filosofías y continuando con los criterios ecológicos, ahora tan en boga (que muchas veces son producto del mismo sistema, para mantener su propia operatividad). Pero tratando de unificar a todos ellos y, quizás, añadiendo una pincelada original, creo que la posibilidad de escape de ese hombre cultural al que aludíamos está en la vivencia de su experiencia como pensamiento, sentimiento y acción en una misma línea. En este sentido, podríamos enumerar algunos criterios:
- Primero, el rescate de la sinceridad. Esto me parece que es extremadamente importante y que nunca se le valora. Digamos que es una práctica en desuso.
- Segundo, recuperar al hombre religioso. No de religión (ya sabemos lo que han dado de si a lo largo de la historia), sino el hombre religioso con una realidad que se reconoce absolutamente dependiente e interdependiente de las condiciones del Universo y que asume la realidad y la evidencia de que existe una serie de fuerzas que acontecen en una determinada manera y que permiten su existencia.
- Y, en tercer lugar, diríamos que es asumir su realidad de amor como una vía de liberación y no como una vía de exclusivo placer, manipulación y reproducción.
Quizás estos elementos, compaginados adecuadamente y sin -por ello- desechar los "avances" que el hombre haya podido alcanzar en su opción tecnológica, hagan posible que el uso de aquellos medios que él disfruta, por así decirlo, sean utilizados como medios, no como fines. Porque el problema de esos medios que él ha creado es que se convirtieron en un fin y no en un medio para crecer. No produce y se desarrolla para ser más, sino que produce y se desarrolla para tener más. Eso es lo que podría constituir la vía de escape, la vía de cambio.
- Sería el crecimiento o la liberación ¿hacia adonde?
- En dirección a constituirse la Humanidad como comunidades no independientes -es decir, derribar las fronteras- y comunidades no dependientes del mercado de valor -en ese sentido, una reforma del sistema económico-monetario. Tendiente también a hacer de la Humanidad un sistema no de leyes escritas, sino de referenciales válidos para las comunidades en los diferentes lugares del planeta. Referenciales en cuanto a abolir aquellas fuerzas o tendencias que pretenden hacer de la Humanidad un único sistema y una única forma de vivir, como ocurre con los movimientos políticos, ahora a través de la democracia. Y sobre todo darle utilidad a instituciones que en principio nacieron bajo los auspicios de una perspectiva de futuro válido, como pueden ser la ONU, por ejemplo. Un cambio cualitativo que, en definitiva, estaría abocado a un sistema de valores en el que esté contemplada la libertad de cada uno y en donde ésta se realice en la medida que cada uno conserva el valor y la identidad de su propio ser.
La fuerza del espíritu
- ¿Y cuál sería el referencial de las personas para participar en ese proceso?
- El referencial de las personas estriba en saberse, cada individuo por si mismo, como portador de todos esos valores que acabamos de enunciar, sin aguardar en ningún momento que los poderes establecidos, ya sean claros u oscuros, tengan la iniciativa de generar esa situación. Para ello es indispensable que el individuo, amen de descubrir sus valores intrínsecos en él, vaya perdiendo paulatinamente el miedo. En esa medida, el referencial es el mismo, en cuanto a los valores que hemos citado antes, y él inicia su propia revolución, en su casa, en su calle, en su barrio, en su trabajo, como individuo aislado que sabe que el potencial de su fuerza liberadora va a ser comunicativo, va a ser compartido por el otro que a su vez tiene el mismo valor.
Creo que entramos en el tiempo de la posibilitancia -por lo menos, así lo intuyo-, la posibilitancia de que la revolución se constituya individuo por individuo, ser por ser, sin que se aguarde -no porque sea inoperante, sino porque los propios mecanismos de poder lo impiden- que el poderoso, el dignatario, dirija el clan humano hacia un sentido liberador. Porque la comunidad humana está constituida en base a poderes y, como decía Herbert Marcuse,: "el poder corrompe". En la medida que se ejerce el poder, se ejerce corrupción. Por tanto, no se puede esperar la liberación a través del poder, se debe esperar a través de la fuerza liberadora del espíritu de cada uno. Ahí sí hay una posibilidad, pero esperarlo a través del poder es esperar una nueva forma de corrupción.
- Esa revolución en el plano espiritual, ¿tiene algún asentamiento institucional? Porque también en el plano espiritual o religioso ha habido formas de corrupción, de desvío de un camino de liberación ...
- Sin duda alguna, los hombres del planeta están, en alguna medida, adscriptos a determinado pensamiento religioso -llámese islam, catolicismo o cristianismo, para englobar a todos los cristianos, llámese budismo, llámese judaísmo. Todas las grandes religiones creo que tienen en definitiva un soporte común, lo que ocurre es que el poder de los hombres también se ha metido en las religiones y éstas se han estructurado como sistema de poder. De hecho, a través de la historia hemos visto cómo las religiones han evolucionado como poder.
- Desde distintas culturas se dice que estaríamos en el final de un gran ciclo histórico. Desde su punto de vista, ¿cómo visualiza Usted esta etapa que está viviendo la Humanidad?
- Yo creo que, más que un final, se está viviendo una etapa de transformación. Esta etapa es consecuencia del desarrollo del método científico, que, bajo ciertos presupuestos, ha llevado al hombre a la consumación de su capacidad de fuerza y de su capacidad de poder, y lo ha llevado en consecuencia a autocontemplarse desde el punto de vista espiritual. En esa misma medida, el hombre ha ido perdiendo cada vez más otras referencias y se está encontrando con un techo, del que no puede salir. Podemos decir que se encuentra atrapado y van produciéndose en él mecanismos de auto-agresión, pues no ve cumplido su proyecto vital. De ahí que aparezcan enfermedades auto-agresivas con cada vez mayor predominio e incluso que se encuentren mecanismos auto-agresivos en enfermedades que antes no se sospechaban como tales. Esta visión es más la sensación pragmática de una clínica cotidiana, del contacto con los enfermos, que podía ser apoyada por elementos ecológicos, que demuestran más o menos ese camino. Pero esta respuesta va más apoyada por la contemplación de cómo los hombres están viviendo la enfermedad en los últimos 30 a 35 años. que muestra esa desesperación en cuanto a la vivencia de su enfermedad y esa auto-agresión, solapada a veces, muy oculta, pero muy evidente, sea cual sea la enfermedad que padecen. Creo que el mejor barómetro para ver eso es el hombre enfermo, más que el hombre sano.
El paradigma científico
- ¿Cuáles serían los presupuestos de la ciencia actual que han llevado al ser humano a esta situación?
- Los presupuestos fundamentales son, en primer lugar, aquellos que exigen que toda realidad sea verificable y fácilmente reproducible bajo cualquier condición o condiciones establecidas. Y la realidad nos demuestra, si ampliamos el criterio de realidad y no lo dejamos sujeto a lo formal, que hay determinados acontecimientos que no son reproducibles. Entonces creo que el fundamento más certero que está llevando a ese techo es que la ciencia considera a la realidad como aquellos procesos que solamente son fenomenológicos, mesurables y cuantificables en el tiempo y en el espacio. Si la ciencia abriera esa óptica y considerara la realidad como un acontecimiento mucho más amplio, que va más allá de lo mesurable y cuantificable, entonces es cuando entraríamos realmente en otra etapa.
- ¿Cómo se manifiestan los padecimientos que ha estado viviendo el ser humano en las últimas tres décadas?, ¿en cuáles enfermedades y problemas?
- Antes de llegar a la enfermedad, el primer elemento que hace posible que ésta aparezca son todos los utensilios que el hombre va creando y que le van haciendo cada vez más dependiente de su propia obra. No es dependiente de esa estación, de ese clima, de esa lluvia, no, ahora es dependiente de su propio confort, de sus propias herramientas como muletillas. Ya no se puede vivir sin teléfono, no se puede vivir sin televisión, sin grabadora, no se puede vivir sin computadora, sin información ... Entonces sus necesidades de vida se han ido reduciendo en pos de sus propios inventos, de sus propias creaciones, y eso es lo que termina por ahogarle, termina por situarle en eso que en los países civilizados se denomina el stress. Creo que ahí es donde empieza el verdadero núcleo de la auto-agresión, cuando el stress supera el dintel de creatividad es cuando el sujeto se vuelve inoperante, se vuelve absolutamente dependiente de su propia creación. Es ahí donde empiezan a generarse toda esa serie de patologías auto-agresivas o no auto-agresivas, pero consecuencia del confort al que él se ha visto sometido.
Cambio del paradigma actual
- ¿Cual sería el camino para cambiar ese paradigma y cuál la perspectiva que se le abre al ser humano?
- Sobre eso, claro, hay muchos criterios y, por supuesto, multitud de opiniones, desde la misma ciencia hasta las religiones, siguiendo por las filosofías y continuando con los criterios ecológicos, ahora tan en boga (que muchas veces son producto del mismo sistema, para mantener su propia operatividad). Pero tratando de unificar a todos ellos y, quizás, añadiendo una pincelada original, creo que la posibilidad de escape de ese hombre cultural al que aludíamos está en la vivencia de su experiencia como pensamiento, sentimiento y acción en una misma línea. En este sentido, podríamos enumerar algunos criterios:
- Primero, el rescate de la sinceridad. Esto me parece que es extremadamente importante y que nunca se le valora. Digamos que es una práctica en desuso.
- Segundo, recuperar al hombre religioso. No de religión (ya sabemos lo que han dado de si a lo largo de la historia), sino el hombre religioso con una realidad que se reconoce absolutamente dependiente e interdependiente de las condiciones del Universo y que asume la realidad y la evidencia de que existe una serie de fuerzas que acontecen en una determinada manera y que permiten su existencia.
- Y, en tercer lugar, diríamos que es asumir su realidad de amor como una vía de liberación y no como una vía de exclusivo placer, manipulación y reproducción.
Quizás estos elementos, compaginados adecuadamente y sin -por ello- desechar los "avances" que el hombre haya podido alcanzar en su opción tecnológica, hagan posible que el uso de aquellos medios que él disfruta, por así decirlo, sean utilizados como medios, no como fines. Porque el problema de esos medios que él ha creado es que se convirtieron en un fin y no en un medio para crecer. No produce y se desarrolla para ser más, sino que produce y se desarrolla para tener más. Eso es lo que podría constituir la vía de escape, la vía de cambio.
- Sería el crecimiento o la liberación ¿hacia adonde?
- En dirección a constituirse la Humanidad como comunidades no independientes -es decir, derribar las fronteras- y comunidades no dependientes del mercado de valor -en ese sentido, una reforma del sistema económico-monetario. Tendiente también a hacer de la Humanidad un sistema no de leyes escritas, sino de referenciales válidos para las comunidades en los diferentes lugares del planeta. Referenciales en cuanto a abolir aquellas fuerzas o tendencias que pretenden hacer de la Humanidad un único sistema y una única forma de vivir, como ocurre con los movimientos políticos, ahora a través de la democracia. Y sobre todo darle utilidad a instituciones que en principio nacieron bajo los auspicios de una perspectiva de futuro válido, como pueden ser la ONU, por ejemplo. Un cambio cualitativo que, en definitiva, estaría abocado a un sistema de valores en el que esté contemplada la libertad de cada uno y en donde ésta se realice en la medida que cada uno conserva el valor y la identidad de su propio ser.
La fuerza del espíritu
- ¿Y cuál sería el referencial de las personas para participar en ese proceso?
- El referencial de las personas estriba en saberse, cada individuo por si mismo, como portador de todos esos valores que acabamos de enunciar, sin aguardar en ningún momento que los poderes establecidos, ya sean claros u oscuros, tengan la iniciativa de generar esa situación. Para ello es indispensable que el individuo, amen de descubrir sus valores intrínsecos en él, vaya perdiendo paulatinamente el miedo. En esa medida, el referencial es el mismo, en cuanto a los valores que hemos citado antes, y él inicia su propia revolución, en su casa, en su calle, en su barrio, en su trabajo, como individuo aislado que sabe que el potencial de su fuerza liberadora va a ser comunicativo, va a ser compartido por el otro que a su vez tiene el mismo valor.
Creo que entramos en el tiempo de la posibilitancia -por lo menos, así lo intuyo-, la posibilitancia de que la revolución se constituya individuo por individuo, ser por ser, sin que se aguarde -no porque sea inoperante, sino porque los propios mecanismos de poder lo impiden- que el poderoso, el dignatario, dirija el clan humano hacia un sentido liberador. Porque la comunidad humana está constituida en base a poderes y, como decía Herbert Marcuse,: "el poder corrompe". En la medida que se ejerce el poder, se ejerce corrupción. Por tanto, no se puede esperar la liberación a través del poder, se debe esperar a través de la fuerza liberadora del espíritu de cada uno. Ahí sí hay una posibilidad, pero esperarlo a través del poder es esperar una nueva forma de corrupción.
- Esa revolución en el plano espiritual, ¿tiene algún asentamiento institucional? Porque también en el plano espiritual o religioso ha habido formas de corrupción, de desvío de un camino de liberación ...
- Sin duda alguna, los hombres del planeta están, en alguna medida, adscriptos a determinado pensamiento religioso -llámese islam, catolicismo o cristianismo, para englobar a todos los cristianos, llámese budismo, llámese judaísmo. Todas las grandes religiones creo que tienen en definitiva un soporte común, lo que ocurre es que el poder de los hombres también se ha metido en las religiones y éstas se han estructurado como sistema de poder. De hecho, a través de la historia hemos visto cómo las religiones han evolucionado como poder. |
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Encuentro
Nosotros en la Escuela Neijing estamos promocionando un encuentro de los principales líderes religiosos del planeta, en concreto del islam, del judaísmo, del budismo, del lamaísmo, del catolicismo y del cristianismo en general, con dos premisas fundamentales. Por una parte, reunir a esas personalidades para elaborar un documento conjunto que resuma los presupuestos espirituales de carácter universal. Y, segundo, la elaboración de una oración, recuperar la fuerza sanadora y liberadora de la oración, conseguir que todos esos líderes se pongan de acuerdo en una oración, no importa que sea corta o larga, que igualmente se lea en una mezquita, en una catedral o en una sinagoga.
De conseguir realizar ese proyecto, que en principio tenemos pensado para 1997, en nuestra escuela, en Tien, España, podríamos dar un pasito para lograr esa reconciliación en el plano espiritual y para que, en alguna medida, esas religiones, que han querido servir como vínculo del hombre religioso, pierdan ese poder y se conviertan realmente en una fuerza que pueda ayudar al hombre a recuperar su sentido espiritual. |
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