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   No. 43 - Abril 1995
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No. 43 - Abril 1995

Reglamentar y controlar la ingeniería genética

Introducción Durante los últimos años, la controversia pública y la preocupación por los perjuicios potenciales de la ingeniería genética con las modernas técnicas de recombinación del ADN se han acentuado en virtud de la comercialización de alimentos producidos por la ingeniería genética. Por ejemplo, en 1994 en los Estados Unidos se aprobó la venta y el consumo masivos del tomate Flavr Savr manipulado genéticamente y de la leche producida por vacas con hormonas bovinas de crecimiento. Desde un punto de vista rigurosamente científico, gran parte de la preocupación pública por los aspectos del riesgo de la ingeniería genética tienen fundamentos válidos. Muchas de estas cuestiones planteadas todavía están por resolverse. Hace veinte años, investigadores que estaban desarrollando herramientas de ingeniería genética realizaron las primeras advertencias acerca de los graves riesgos potenciales relacionados con el surgimiento de la nueva tecnología. En 1973, un grupo de prominentes científicos llamó a suspender ciertos tipos de investigación debido a los riesgos no evaluables inherentes a la posible liberación y proliferación de organismos de laboratorio genéticamente manipulados. En 1975, en una conferencia realizada en Asilomar, Estados Unidos, científicos pertenecientes al Comité de ADN Recombinado de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (presidida por Paul Berg e integrada también por James Watson) emitieron una declaración de advertencia que expresaba que "existe gran preocupación por que algunas moléculas artificiales de ADN recombinado puedan resultar biológicamente peligrosas".

Se instó a los científicos a postergar voluntariamente ciertos experimentos relacionados con las moléculas de ADN recombinado. Posteriormente, en tanto que muchos científicos comenzaron a participar en las aplicaciones comerciales de las nuevas tecnologías y se hizo más cómodo el trabajo con organismos de laboratorio genéticamente estropeados, la autorrestricción a la que había llamado la comunidad científica poco a poco se dejó de oír.

Durante los últimos veinte años, ha habido una tremenda expansión de la investigación, comercialización, experimentos de campo en pequeña escala y cada vez más a gran escala en lo relativo a la liberación de organismos modificados genéticamente (OMGs). La publicidad también se ha prestado a afirmaciones comúnmente exageradas, que no se fundamentan en el rigor científico, de ciertos genes que supuestamente controlan enfermedades y el comportamiento, y de supuestos beneficios que la ingeniería genética puede traer para la agricultura y la medicina. La rápida expansión de la biotecnología y la cantidad distorsionante de afirmaciones sin fundamento y promesas económicas deberían ser causa de preocupación a nivel mundial, especialmente porque no concuerdan con los esfuerzos o habilidades oficiales (ya sea a nivel nacional o internacional) para evaluar, supervisar, reglamentar y controlar adecuadamente la tecnología de la ingeniería genética y sus aplicaciones.

Defectos científicos del paradigma de la ingeniería genética

Muchos científicos que trabajan en la interrelación entre genes, organismos y medio ambiente, en temas como la ecología o la evaluación de riesgos, cuestionan cada vez más la validez científica de muchas de las premisas básicas que apuntalan el paradigma de la ingeniería genética, y sienten cada vez mayor preocupación por los efectos potencialmente graves de su aplicación.

La nueva biotecnología basada en la ingeniería genética parte del supuesto de que cada rasgo específico de un organismo está codificado en uno o algunos genes estables específicos, de manera que la transferencia de estos genes tiene como resultado la transferencia de un rasgo separado. Esta forma extrema de determinismo genético ya ha sido rechazada por la mayoría de los biólogos y por los círculos intelectuales porque no tiene en cuenta las complejas interacciones entre los genes y sus ambientes celulares y extracelulares y ambientes externos que participan en el desarrollo de todos sus rasgos característicos. Además, cambiar el entorno de un gene puede producir una cascada de otros cambios imprevisibles que podrían ser perjudiciales, por ejemplo en términos de seguridad alimentaria o para el medio ambiente. Como consecuencia de la transferencia genética a un anfitrión no relacionado, los circuitos de control estabilizadores o "amortiguadores" de un gene están expuestos a perturbaciones y pueden resultar ineficaces en un nuevo anfitrión.

Ha sido entonces imposible predecir las consecuencias de transferir un gene de un tipo a otro de organismo en una gran cantidad de casos. Las limitadas posibilidades de transferir características moleculares identificables entre organismos a través de la ingeniería genética no constituyen una demostración de un sistema abarcativo y confiable para predecir todos los significativos efectos de la trasposición de genes. La dinámica ecológica exhibe toda una gama de complejos comportamientos típicos de sistemas en los que participan complicados apareamientos y respuestas entre distintos procesos.

En consecuencia, hacer predicciones es inherentemente problemático y requiere especial cuidado antes de sacar conclusiones. Además de las complejidades que existen en cualquier organismo, las predicciones se pueden frustrar porque los genomas de todas las poblaciones de organismos son inestables, es decir que están sujetos a múltiples procesos desestabilizadores, de manera que el gene transferido puede mutar, cambiar o recombinarse dentro de un genoma y hasta transferirse a otro organismo u otra especie. La estabilidad de organismos y ecosistemas puede verse interrumpida y amenazada.

Además, presenta particular preocupación la dificultad o imposibilidad de recuperar los OMGs liberados en el ambiente o que se escaparon de un confinamiento, y luego se determina que tienen efectos adversos. Algunos de estos OMGs pueden migrar, mutar y multiplicarse de manera incontrolable, con efectos potencialmente perjudiciales en algunos casos. Algunas formas transgénicas pueden "volver" posteriormente a la naturaleza por selección, aumentar su adecuación, y luego de un período (durante el cual podrían no ser identificadas) migrar y multiplicarse.

Asimismo, como la nueva biotecnología puede ahora liberar una amplia variedad de OMGs ecológicamente vigorosos en el medio ambiente a gran escala y modificar la química alimentaria, los problemas mencionados de incertidumbre son actualmente de una magnitud muy superior y pueden tener consecuencias más serias que las consideradas previamente en tiempos de la declaración de Asilomar, en 1975. Las preocupaciones expresadas en esa declaración tenían relación con los peligros de cepas genéticamente manipuladas, que eran de hecho especializadas para vivir en limitadas condiciones de laboratorio. Sin embargo, los OMGs que hoy en día son deliberadamente liberados en el medio ambiente fueron diseñados para ser robustos y fuertes, y son capaces entonces de un impacto mucho mayor. Con relación a esto, la seguridad alimentaria es también un nuevo tema de esta preocupación y merece mayor estudio.

La creciente preocupación de la opinión pública por la falta de esfuerzos o capacidad de los gobiernos para reglamentar los peligros de la ingeniería genética está por lo tanto científicamente bien fundada.

Algunas consecuencias adversas de la ingeniería genética

(a) Generales

Los efectos de la ingeniería genética, positivos o negativos, han sido objeto de mucha atención por parte de la opinión pública y de los medios de comunicación. Mientras que algunos grupos de defensa del interés público resaltan los peligros de la ingeniería genética, los propulsores de esta nueva biotecnología publicitan la opinión de que la ingeniería genética no supone riesgos significativos, o inclusive que no conlleva ningún riesgo, en tanto que sus beneficios potenciales son muchos y grandiosos. En realidad, existen serias preocupaciones científicas sobre los efectos potenciales adversos de la ingeniería genética. Estas preocupaciones por los efectos adversos ya han sido expuestas en decenas de talleres patrocinados por organismos oficiales y asociaciones científicas, y en artículos publicados en revistas especializadas en las que participan cientos de científicos.

Resulta preocupante que los artículos ya considerables y sustanciales sobre la seguridad y los aspectos ecológicos de la ingeniería genética no encuentren respuesta adecuada en la línea de conducta y programas de los gobiernos o de la industria. Esto puede deberse al temor de las partes interesadas de que al centrarse en los aspectos de seguridad se pueda enlentecer el proceso de comercialización, reducir la financiación para investigación, o crear problemas de imagen para la ingeniería genética y la industria biotecnológica. Sin embargo, los riesgos no pueden pasarse por alto.

En efecto, para satisfacer los intereses legítimos de la opinión pública y la preocupación de los científicos, la evidente y dominante "cultura del silencio" que predomina en materia de ingeniería genética debe ser sustituida por una "cultura de la seguridad". De tantos años de investigaciones y análisis realizados por la comunidad científica, se puede arribar a algunas conclusiones en materia ecológica, sanitaria y económica, relacionadas con los riesgos asociados a la ingeniería genética.

(b) Riesgos ecológicos

Una biodiversidad ordenada es la base de la estabilidad ecológica, que se ha visto seriamente minada, primariamente como resultado de la industrialización mundial, la urbanización y las prácticas agrícolas de sobre explotación. La liberación de OMGs en el medio ambiente tiene el potencial de distorsionar radicalmente el patrón dinámico de relaciones funcionales que apuntalan tanto la evolución como la estabilidad ecológicas. El agregado de nuevos rasgos adaptativos a "organismos silvestres" podría dotar a algunos de ellos de ventajas competitivas y provocar que invadan las comunidades naturales de plantas y animales, reduciendo así la biodiversidad natural. Los rasgos adaptativos nuevos en organismos silvestres pueden alterar su biología, incluyendo funciones tales como la forma en que los microorganismos o plantas participan en los ciclos químicos naturales. Los riesgos ecológicos potenciales de aplicar la ingeniería genética a la agricultura incluyen la posibilidad de que algunos cultivos transgénicos puedan transformarse en yuyos nocivos y otros podrían volverse conductos a través de los cuales nuevos genes puedan instalarse en plantas silvestres que se conviertan en yuyos. Los nuevos yuyos podrían afectar negativamente los cultivos agrícolas así como los ecosistemas naturales.

Igualmente, en ciertas condiciones, algunos peces, moluscos e insectos genéticamente modificados podrían transformarse en plagas. Uno de los peligros de la transferencia de genes a parientes silvestres de plantas de cultivo es que pueden reproducirse para transformarse en dominantes y desplazar a otros, reduciendo así la diversidad de las existencias de crías. La transferencia viral de genes entre especies superiores es conocida. Existe la posibilidad de que esto ocurra en una forma periódica, suficiente para trasladar transgenes funcionales incluso entre especies muy separadas, especialmente si los vectores virales han sido utilizados en actividades específicas de ingeniería genética.

Las plantas están siendo actualmente modificadas para que contengan partes de un virus, a efectos de volverse resistentes a los virus. Algunos científicos han planteado la posibilidad de que el uso generalizado de plantas transgénicas resistentes a los virus en la agricultura pueda conducir a nuevas cepas de virus o permitir que un virus infecte a un nuevo anfitrión. Existe la preocupación de que la creación de nuevas cepas virales y la ampliación de los anfitriones de virus pueda aumentar los riesgos de nuevas enfermedades virósicas que afecten negativamente a los cultivos y otras plantas. Se han descrito los mecanismos por los cuales las plantas genéticamente manipuladas podrían dar surgimiento a nuevas enfermedades en las plantas. Existe especial preocupación por el riesgo de que la ingeniería genética facilite un índice todavía más rápido de pérdida de agrobiodiversidad y fitobiodiversidad. Los cultivos transgénicos pueden constituir una amenaza para las plantas silvestres y para las variedades agrícolas (variedades de cultivos tradicionales) o parientes silvestres a través de transferencias de polen. La pérdida de variedades agrícolas y de parientes silvestres quitaría al mundo de algunos de los recursos más valiosos necesarios para mejorar la agricultura y para asegurar la futura seguridad alimentaria.

Los países del Tercer Mundo enfrentan riesgos ambientales todavía más importantes que los países del Norte porque, por contraste, tienen muchos cultivos parientes de variedades silvestres y por lo tanto hay más oportunidades de que surjan diversas clases de especies solitarias. Además, es en los países del Tercer Mundo donde se encuentra la mayoría de los centros de cultivos originales del mundo y la mayor diversificación; de este modo la erosión de la fitobiodiversidad y del fitogermoplasma (que son tan importantes para una agricultura sustentable) en estos países generará mayor riesgo para el futuro suministro mundial de alimentos.

Ciertos cultivos importantes de países del Norte están lejanos de los tipos silvestres, pero pueden pasar transgenes a parientes silvestres de centros de origen del Tercer Mundo a través de la hibridación, una vez que las semillas de organismos genéticamente manipulados se ponen a la venta a nivel internacional. Además, la mayoría de los países del Tercer Mundo actualmente tienen menos conocimientos científicos y capacidad legal y reglamentaria para monitorear, evaluar y controlar las actividades relacionadas con los organismos modificados genéticamente, y son todavía más vulnerables a los impactos adversos.

Existen preocupaciones serias y justificables de que las compañías biotecnológicas con fines de lucro pasen por alto estas susceptibilidades especiales y traten de beneficiarse con estas debilidades realizando gran parte de sus experimentos y procesos de ingeniería genética en el Tercer Mundo, transformando así a estos países más pobres en lugares de experimentación.

Otro riesgo ecológico es la posibilidad de que las plantas de campo y las forestales manipuladas para exprimir sustancias tóxicas como plaguicidas o drogas farmacéuticas, puedan envenenar ciertos organismos que no constituyen su objetivo y a insectos y hongos beneficiosos. Los cultivos transgénicos utilizados para fabricar medicamentos o aceites industriales y productos químicos podrían perjudicar potencialmente a animales, insectos y microorganismos del suelo.

La reciente liberación de un "supervirus" en los campos de experimentación de Oxfordshire, en el Reino Unido, constituye un ejemplo de esos riesgos. Los fitovirus genéticamente manipulados contienen un gene derivado de la toxina escorpión que fue pensada para matar la larva de la mariposa blanca del zapallo. Su efectividad agrícola no está probada, pero la gama de anfitriones es considerada amplia y comprende especies escasas protegidas de mariposas y polillas. Este experimento podría desembocar en un desastre ecológico matando especies escasas, y también estimulando indirectamente la evolución de nuevos virus más letales por la recombinación genética con otros virus de origen natural. La posible contaminación química del agua superficial y del agua subterránea por microorganismos o plantas con procesos metabólicos poco usuales o acelerados constituye una especial preocupación por la importancia crucial del agua para toda la vida. Puede ser imposible recuperar y difícil controlar los OMGs perjudiciales, especialmente los que pueden contaminar el agua subterránea. Algunas características de organismos pueden insumir decenios o períodos más largos para manifestarse. Actualmente, las observaciones de OMGs cubren solamente algunos años. Un organismo declarado "sin riesgos" en este corto plazo podría resultar finalmente peligroso. Asimismo, la selección natural va a tender a mejorar el equilibrio de genes con el tiempo, de manera que la potencia ecológica de los OMGs liberados, o especies silvestres a las cuales han pasado transgenes, puede no ser obvia por muchas generaciones. Es así que, los estudios de campo simples no brindarán respuestas "sin riesgo/de riesgo" y por consiguiente deben desarrollarse criterios sofisticados para juzgar en forma informada. Sin estos criterios sofisticados, los problemas potenciales pueden acumularse y multiplicarse hasta convertirse en "bombas de tiempo" ecológicas.

(c) Riesgos sanitarios

Algunos OMGs fueron hechos con virus o vectores transposons artificialmente ampliados para ser menos específicos de una especie. Como los virus y los vectores transposons pueden causar o inducir mutaciones, existe preocupación en el sentido de que los vectores ampliados puedan ser cancerígenos para humanos, animales domésticos y plantas silvestres. Las personas alérgicas pueden tener elementos válidos para estar preocupadas porque la ingeniería genética una vez que sea familiar en los alimentos puede resultar alergénica. Además, no podrán protegerse, si las etiquetas de los alimentos no establecen que fueron producidos de organismos genéticamente manipulados. Los efectos alergénicos podrían transmitirse con el transgene o ser estimulados por los desequilibrios en la química de la planta u organismo anfitrión.

Otro problema es que los trabajadores del campo o vecinos pueden padecer alergias a los cultivos insecticidas transgénicos. Por ejemplo, un venoma de araña expresado en caña de azúcar podría bloquear el camino metabólico solamente en insectos y no en humanos, pero los humanos pueden no obstante desarrollar serias alergias a algunos venomas. Con la ingeniería genética, algunos alimentos comunes podrían volverse metabólicamente peligrosos e inclusive tóxicos.

Aunque el transgene en sí no sea peligroso o tóxico, podría alterar las complejas redes bioquímicas y crear nuevos compuestos bioactivos o cambiar las concentraciones de los que están normalmente presentes. Además, las propiedades de las proteínas pueden cambiar en un nuevo ambiente químico porque pueden duplicarse de nuevas maneras. La muerte de docenas de personas y la grave enfermedad de otros cientos de personas provocadas por una nueva enfermedad vinculada a un producto alimentario producido a través de la ingeniería genética constituyen una advertencia temprana de los problemas sanitarios que supone esta disciplina.

Una epidemia del síndrome de mialgia eosinofílica (SME), cuyos síntomas comprenden cantidad anormalmente elevada de glóbulos blancos, surgió poco tiempo atrás en Estados Unidos y otros países. Hacia junio de 1992 se había informado de 1.512 casos con 38 muertos. Las víctimas habían tomado una cantidad de L-tryptophan sintético, un aminoácido que se encuentra en forma natural en diversos alimentos. Una cepa genéticamente manipulada de baciloamiloliquefaciens, el organismo usado para producir tryptophan, se había introducido en diciembre de 1988. Si bien la causa precisa del incidente no se ha determinado, es un ejemplo de problema de salud grave imprevisto debido a alimentos producidos a través de la ingeniería genética. En un país del Tercer Mundo, un incidente así podría no haberse detectado públicamente antes de matar o enfermar gravemente a muchas más personas, especialmente de no existir requisitos de etiquetado de alimentos para ayudar a los epidemiólogos a establecer una relación entre el consumo y la enfermedad.

(d) Riesgos financieros

La biotecnología es una inversión altamente costosa e incierta y está atrasada en muchos años en la mayoría de las promesas y proyecciones. Hay signos de que prevalece una "mentalidad de apostador": se invierten cada vez más fondos (incluidos recursos de propiedad pública) con la esperanza de cubrir pérdidas previas, aumentando así todavía más los riesgos.

Existen también muchos riesgos en la actual canalización de preciosos fondos públicos e investigación y recursos humanos financiados por el público para costosos proyectos "espectaculares" de biotecnología. Esto desvía escasos recursos de otros proyectos que podrían ser aplicados a soluciones más prácticas para problemas sociales acuciantes. Los supuestos beneficios sociales y financieros de los proyectos de investigación de la ingeniería genética deberían ser sopesados en comparación con los riesgos ambientales, sanitarios y financieros. Con frecuencia los promotores de la ingeniería genética dicen que los riesgos son hipotéticos. En realidad, los beneficios declarados son por lo general todavía más hipotéticos, mientras que hay bases más firmes para considerar los riesgos con seriedad.

(e) Dificultades para fijar normas de seguridad

La complejidad de los organismos, la naturaleza inestable de los genomas y la complejidad de las interacciones ecológicas suponen que en una gran cantidad de casos la evaluación de los riesgos requiera de un pensamiento científico extremadamente sofisticado. Hay preguntas inclusive en los países industrializados sobre si la comunidad científica y los programas de investigación pueden afrontar adecuadamente este desafío, inclusive si los organismos del gobierno usan los conocimientos y la experiencia que tienen y aun si los organizadores de proyectos eligen a los expertos apropiados para diseñar cada proyecto particular.

Los problemas para tratar de establecer normas de seguridad o crear una "cultura de la seguridad" están explicados por las enormes influencias financieras y políticas que ejercen los propulsores de la biotecnología sobre los círculos oficiales y académicos.

Asimismo, hay conflictos de intereses muy importantes entre biólogos sobre los temas del riesgo y la eficacia de los productos biológicamente modificados, debido a que muchos participan actualmente en el desarrollo de la industria.

Muchos biólogos moleculares también enfrentan dificultades para superar obstáculos en materia de riesgos, debido a la limitada capacitación con que cuentan, su aislamiento de los conocimientos actuales en otras ciencias biológicas, las inversiones financieras personales generalizadas en biotecnología, y la convicción de que la biotecnología producirá soluciones sin dificultades para resolver los problemas del mundo, según su percepción de los mismos.

Descuido por la seguridad y la necesidad de considerar una suspensión de la introducción de OMGs en el medio ambiente

(a) General

El Union of Concerned Scientists (sindicato de científicos) de Washington DC, estudió el tema de si los cultivos manipulados genéticamente deberían ser liberados para su comercialización.

El estudio que realizaron en 1993 "Peligros de la promesa", concluía, entre otros puntos, lo siguiente:

-No debería permitirse a ninguna compañía comercializar un cultivo transgénico en los Estados Unidos hasta tanto exista un estricto programa de gobierno que asegure una evaluación del riesgo y un control de todos los cultivos transgénicos y considere adecuadamente los centros de diversidad de cultivos de los Estados Unidos y de otras partes del mundo.

-La organización competente de las Naciones Unidas deberá desarrollar protocolos de bioseguridad internacional, necesarios para asegurar que los países en desarrollo, especialmente los centros que alojan diversidad genética de cultivos, puedan protegerse contra los riesgos de los cultivos genéticamente manipulados.

Este llamado a interrumpir la comercialización de OMGs debería ser tomado muy seriamente ya que parece que los círculos de la ingeniería genética y los gobiernos de los países industrializados no están generando una infraestructura de seguridad adecuada o una "cultura de la seguridad".

Una cultura de la seguridad insistiría en desarrollar la mejor ciencia posible como base para el diseño de OMGs sin riesgos y para realizar un seguimiento de los que pueden ser peligrosos para la salud humana o del medio ambiente.

En efecto, existen fundamentos para suponer que por encima de estos descuidos ha habido una línea de conducta de "ignorancia estratégica" por parte de los promotores influyentes de la ingeniería genética. Algunas consideraciones científicas se pasan por alto o se eliminan. Se ha realizado un esfuerzo por manipular las percepciones a través del control del lenguaje; y la infraestructura misma de creación de conocimiento -en los campos científicos que no se adecuan a los propulsores de la biotecnología- está amenazada de marginación y destrucción. Los siguientes son ejemplos de esta línea de conducta de descuido e ignorancia estratégica.

(b) Descuido por la seguridad

La industria y los círculos de investigación no han desarrollado normas internas para la liberación de OMGs ni normas convincentes para los alimentos derivados de OMGs. La capacitación de ingenieros genéticos tiende a limitarse a los aspectos prácticos de la biología molecular más que a los aspectos más amplios de las ciencias biológicas. Los libros de texto para ingenieros genéticos por lo general no contienen pautas razonables sobre tecnicismos de riesgo y no hacen referencia en forma adecuada al creciente material sobre temas de seguridad. Tampoco cumplen la tarea pedagógica de establecer la adquisición de conocimientos precisos dentro de un contexto intelectual más amplio.

(c) Percepciones manipuladoras a través del lenguaje

Los esfuerzos por utilizar la expresión genéticamente modificado, en vez de manipulado, o ingeniería genética en lugar de manipulación genética, así como los esfuerzos por crear la impresión de que la "nueva biotecnología" es apenas una extensión de las prácticas de cría tradicionales (y que por lo tanto no difiere básicamente de éstas), intentan ocultar el hecho de que las técnicas de recombinación tienen potenciales enormemente poderosos y por consiguiente cualiativamente diferentes de las prácticas biotecnológicas tradicionales.

Esta tentativa de usar un lenguaje que oculte los verdaderos nuevos potenciales de la ingeniería genética podrían tener consecuencias serias, por ejemplo en el diseño de orientaciones políticas nacionales sobre biotecnología y bioseguridad, así como en lo que ocurre en foros internacionales como la Convención sobre Biodiversidad que está considerando la necesidad de un protocolo internacional sobre el tema.

Algunos organismos también han afirmado que la ingeniería genética "es segura" porque ha habido cientos de "liberaciones" de OMGs en terrenos de "prueba" y que "nada peligroso ha ocurrido". El uso de un lenguaje así oculta los siguientes hechos: no han sido verdaderas "liberaciones", ya que los terrenos han estado confinados; no han sido verdaderas "pruebas" de seguridad puesto que en la gran mayoría de los casos han sido sólo estudios de las características comerciales; y casi todos los proyectos descritos no son de la categoría que hubiera causado preocupación por la seguridad en primer lugar. Además, en "pruebas" científicamente adecuadas habría habido un diseño sistemático y un monitoreo de los acontecimientos durante períodos apropiados.

Los estudios realizados por el catedrático Sukop en la Universidad de Berlín han demostrado que la introducción de nuevas plantas en un ecosistema tiene un impacto retardador de un período que oscila entre cinco y más de cien años. Esto da una idea del período científicamente necesario para monitorear liberaciones de OMGs. Concluir que no hay impactos negativos a partir de la afirmación de que "nada inesperado ocurrió" es científicamente impreciso y engañoso. No existen entonces pruebas para afirmar genéricamente que la ingeniería genética va a ser siempre segura dentro de límites aceptables.

(d) Desconsideración por el trabajo científico

Los planificadores genéticos y los organismos reglamentarios parecen basar frecuentemente sus juicios sobre seguridad en teorías biológicas limitadas y desactualizadas, más que en análisis científicos amplios que incorporen el conocimiento moderno de las diversas ramas de las ciencias biológicas.

Por ejemplo, las normas reglamentarias norteamericanas en biotecnología se basan exclusivamente en leyes diseñadas para productos químicos. No se adecuan fácilmente ni son aplicables a organismos manipulados genéticamente. Si bien se ha efectuado mucha investigación sobre seguridad en Estados Unidos y Europa y se han llevado a cabo muchos talleres científicos sobre la evaluación del riesgo, la industria en general no ha respaldado estos esfuerzos ni los ha tenido debidamente en cuenta, por temor a que puedan dar una mala imagen a la biotecnología.

En vez de reconocer las preocupaciones legítimas sobre seguridad y riesgos, los promotores de la biotecnología han continuado afirmando que estas preocupaciones son "acientíficas".

Modestos centros de estudio como los del Organismo de Protección Ambiental de Estados Unidos con sede en Gulf Breeze, Florida, y Corvallis, Oregon, y un centro establecido en la Universidad del Estado de Michigan por la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, son utilizados para tratar de asegurar a ciertos sectores informados de la comunidad científica que el gobierno reconoce que existen peligros y que está desarrollando capacidad para controlarlos. Pero los programas parecen tener poco impacto sobre los organismos gubernamentales, a nivel de conductas a alto nivel o en la industria, que continúa proyectando la imagen de que "no hay nada de qué preocuparse".

Un estudio realizado en 1992 por Wrubel Krimsky y Weltzler sobre biociencia documentaba que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (conocido por su sigla en inglés USDA) no reunía información científicamente útil para pruebas de campo comerciales en forma sistemática. En respuesta, el USDA aseguró que estaba mejorando sus procedimientos. Sin embargo, en 1994, el USDA aprobó una condición no reglamentada para zapallo genéticamente manipulado. Distinguidos científicos que tenían una posición crítica frente a esta aprobación sugirieron que no sólo era superficial, sino que el USDA carecía del personal debidamente capacitado para revisar estas propuestas.

La comunidad biotecnológica ha tendido a pasar por alto el detallado Informe de la Sociedad Ecológica de América, de 1989, sobre "La planificada introducción de organismos manipulados genéticamente", de Tiedje y otros, y ha hecho caso omiso de los fragmentos de informes producidos por la Academia Nacional de Ciencias y por el Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos, que ponían el acento en la urgente necesidad de buscar asesoramiento de la ciencia de la ecología moderna en la planificación y evaluación de proyectos de OMGs.

En la Comunidad Europea hay signos de medidas tendentes a la desreglamentación y la erosión o el abandono de soluciones precautorias. Por ejemplo, la canola resistente a herbicidas puede llegar a ser aprobada en poco tiempo por el mercado pese a la plausible hipótesis científica de que los transgenes pueden transferirse a yuyos silvestres emparentados y hacerlos más nocivos en zonas donde se aplican herbicidas. En 1994, una investigación llevada a cabo por dos instituciones científicas de Dinamarca ofreció pruebas sustanciales que respaldan esta hipótesis. Los doctores Joergensen y Andersen presentaron un documento al American Journal of Botany en el cual expusieron pruebas de un ritmo de transferencia genética entre diferentes especies de la familia brassicaceae, muy superior a lo que se había supuesto y declarado previamente en las evaluaciones oficiales del riesgo. La semilla de colza (brassica napus) resistente a los herbicidas, trasmitía su transgene a yuyos parientes (brassica rapa).

Dentro de la primera estación, una parte sustancial de la descendencia de los yuyos había tomado el gene de resistencia a los herbicidas. Tales conclusiones podrían volver obsoleto todo el concepto de cultivos resistentes a los herbicidas. Al menos demuestran la necesidad de evaluaciones críticas y la validez de las mismas.

(e) Supresión de información sobre efectos adversos

Mientras en Japón decenas de personas morían de una nueva enfermedad llamada mialgia eosinofílica, y varios cientos se enfermaban gravemente, los epidemiólogos pudieron rastrear la causa en dos lotes de L-tryptophan producido en 1988-89 con bacterias genéticamente manipuladas por Showa Denko, compañía química japonesa. Si las autoridades nacionales e internacionales y la industria hubieran estado preocupadas por la seguridad, deberían haber exigido un amplio pedido de informes sin demora. Lo que hubo, en cambio, fueron evasivas y se puso el acento en el control de la imagen.

Se intentó eclipsar el hecho de que la bacteria había sido genéticamente manipulada, denominándola "genéticamente modificada". Se efectuaron declaraciones infundadas acerca de que los lotes habían sido "contaminados" por fuentes externas misteriosas no identificadas. Se pretendió culpabilizar del desastre a una reducción del proceso de filtración del carbón vegetal.

En realidad, la lenta respuesta federal y la falta de cooperación de la compañía Showa Denko probablemente imposibilitaron hasta ahora descubrir la causa precisa del incidente.

(f) Destrucción de la infraestructura para conocimientos pertinentes

Un requisito esencial para mejorar nuestra comprensión de las modificaciones genéticas de los alimentos debe ser la capacidad de detectar tempranamente cualquier rastro de alergias u otras enfermedades o muertes. Pero la industria se ha opuesto por todos los medios al etiquetado de alimentos. Esto no sólo viola el principio de opción del consumidor, sino que hace difícil o imposible rastrear los problemas hasta sus fuentes y mejorar la base de conocimientos de la tecnología.

Los países industrializados han hecho el mínimo esfuerzo para asegurar que la investigación y la educación en ciencias biológicas continúe siendo diversa y adecuadamente equilibrada para superar los obstáculos que presentan los temas de la seguridad y la eficacia. En efecto, ha habido negociaciones entre algunos planificadores científicos con el fin de "reducir gradualmente" ramas enteras de las ciencias biológicas que carecen de potencial comercial.

En respuesta a estas señales, algunos administradores ya han reducido la diversidad de programas de ciencias biológicas en muchas universidades alemanas, norteamericanas y de otros países. La pérdida intelectual y práctica que implican estas reducciones comprende el agotamiento de la base de conocimientos para desarrollar soluciones alternativas a diversos problemas.

Canalizar una gran parte de los recursos financieros, educativos y humanos en la costosa y riesgosa investigación biotecnológica con la expectativa de que finalmente solucionará los problemas sociales y económicos equivale a dejarla librada al azar.

Sin embargo, esto es lo que ocurre actualmente y tiene como resultado el grave riesgo de que una parte significativa de estos recursos puedan finalmente no rendir resultados satisfactorios y por consiguiente resultar malgastados. Recursos que tradicionalmente se dedicaban a estimular estudios diversos sobre la vida se aplican cada vez más a subsidiar la capacidad industrial de la biología molecular. Se desvía una enorme cantidad de recursos en esta dirección pese al amplio reconocimiento de la necesidad de promover y desarrollar distintos campos y sistemas de conocimientos en las ciencias naturales.

El innecesario desmantelamiento de la infraestructura para soluciones científicas y tecnológicas más holísticas también tendrá graves secuelas sociales. Estas soluciones alternativas tratan de estudiar fuentes y encontrar respuestas a problemas sociales como el hambre y la salud mediante la consideración de factores e instrumentos diversos en forma integradora.

Estas soluciones reflejan más las realidades científicas y sociales y tienen una participación esencial y vital en el suministro de soluciones a los problemas de la alimentación, la agricultura y la atención de la salud. En contraste, por su propia naturaleza, el enfoque de la ingeniería genética es buscar "soluciones por factor". Como los grandes problemas sociales como el hambre y la enfermedad no son "problemas de factores únicos" (o problemas causados por factores aislados), la ingeniería genética está inherentemente mal equipada para lograr soluciones sustentables y realistas a complejos campos de la naturaleza y la sociedad. La actual tendencia de las ciencias biológicas a enfatizar excesivamente en la ingeniería genética está por lo tanto fuera de lugar.

(g) Conclusión

Lo expuesto nos lleva a la conclusión de que los países industrializados no están generando una "cultura de la seguridad" seria para la ingeniería genética. Es reconocido que una cantidad significativa de proyectos individuales pueden llevarse a cabo de manera que no supongan riesgo. Sin embargo se trata más de un arma de doble filo que de una solución, porque podría producir una falsa seguridad. Por lo menos resultaría extremadamente peligroso para los países en desarrollo aceptar sin crítica el asesoramiento de la industria y de los gobiernos de los países industrializados en materia de seguridad, riesgo y eficacia, pues ambos sectores están profundamente comprometidos con la obtención de ganancias de sus enormes inversiones en biotecnología, y por consiguiente caerían en la tentación de dar consejos o asesoramientos no objetivos. Existen ya suficientes pruebas científicas de los graves efectos potenciales adversos de la ingeniería genética y de los OMGs para la salud de los seres humanos y el medio ambiente.

Actualmente no existe ni ecología previsora exacta para la ingeniería genética, ni ingeniería genética que verdaderamente valga como pronóstico.

Es imperativo que se desarrolle una "cultura de la seguridad" con un amplio marco general para la evaluación del impacto, políticas de riesgo, medidas de monitoreo y cumplimiento y discusión pública consciente e informada. La ausencia de estos factores -mientras la nueva biotecnología sigue desarrollándose y expandiéndose al ritmo que lo hace en el presente- puede ser considerada un verdadero error político, de consecuencias potencialmente graves e inclusive desastrosas.

Existen argumentos serios para restringir las actividades de ingeniería genética hasta tanto se cuente con un marco de evaluación y una cultura de la seguridad satisfactoriamente aplicados. La restricción debería aplicarse especialmente donde la incertidumbre es obvia, como ocurre con los alimentos y los organismos transgénicos capaces de vivir en la naturaleza o de cruzarse con especies silvestres. La sugerencia del sindicato de científicos de suspender la comercialización de OMGs agrícolas tiene fundamentos reales. En efecto, el tema de una suspensión de la liberación al comercio merece un análisis serio. Asimismo, organismos estatales e internacionales deberían iniciar un proceso de evaluación de la necesidad de acciones nacionales e internacionales coordinadas en un contexto más amplio para una suspensión potencial de todas las liberaciones de productos y alimentos genéticamente manipulados.

Se deberán abrir espacios suficientes para la discusión pública informada en materia de seguridad y ampliar la información científica para los programas oficiales en la materia. Se deberá suministrar tiempo y recursos suficientes para pruebas verdaderas y científicamente significativas de OMGs durante períodos más extensos.

Una suspensión serviría para permitir estas condiciones, de manera que se pudieran comprender y evaluar más ampliamente los impactos de la ingeniería genética y lograr soluciones racionales de largo plazo, así como adoptar medidas políticas que equilibren en forma realista las necesidades y beneficios con los riesgos y costos.

Dimensiones sociales, económicas y éticas de la biotecnología

Los defensores de la nueva biotecnología han tratado de respaldarla frente al público y entre los científicos, realizando amplias declaraciones sin fundamento, e inclusive erróneas, acerca de que la nueva tecnología genética es la clave para alimentar al mundo y encontrar nuevas curas para muchas enfermedades. En verdad, el principio organizativo principal de la investigación para la ingeniería genética y sus aplicaciones es la ampliación del comercio y las oportunidades de inversión.

La nueva tecnología genética es impuesta al público, que está excluido de las decisiones en cuanto al rumbo, los límites y el valor deseable de la misma. Desde la perspectiva de los países en desarrollo, esta constelación de acontecimientos puede ser considerada particularmente desventajosa. Los recursos genéticos de variedades de plantas y animales seguras y estables, que representan el conocimiento acumulado de siglos de experiencia de comunidades agrícolas e indígenas, son ahora utilizados como materia prima para la industria biotecnológica.

A cambio, estas comunidades probablemente tengan que comprar en el futuro organismos genéticamente manipulados y potencialmente peligrosos a precios altísimos. Mientras los defensores de la biotecnología sostienen la promesa de mejoras para la agricultura, existe de hecho un peligro real de que los medios de subsistencia de muchos agricultores, especialmente de países en desarrollo, se vean amenazados por el uso de estas nuevas biotecnologías.

El uso de la ingeniería genética en la agricultura puede aumentar la producción (por lo menos por un tiempo) a la vez que reduce el empleo. Por ejemplo, el uso de una hormona de crecimiento bovino genéticamente manipulada en vacas puede aumentar la producción lechera, pero amenazando la subsistencia de productores lecheros debido a la sobreproducción de leche y la caída de los precios.

Además, durante las próximas décadas, muchos cultivos que crecen en forma natural pueden ser reemplazados por sustitutos producidos mediante el cultivo de tejidos y otras biotecnologías (incluyendo la ingeniería genética) en laboratorios y luego en fábricas, y/o cultivos transgénicos adaptados a nuevos ambientes, cultivados en granjas, sobre todo en los países industrializados. Esto producirá entonces una gran distorsión social. Por ejemplo, se prevé que 100.000 agricultores de países en desarrollo pierdan su medio de vida cuando la vainilla natural que exportan sea sustituida por versiones de laboratorio más baratas. Se están realizando investigaciones biotecnológicas para modificar o reemplazar el azúcar, el cacao, el café, el tabaco, el coco, el aceite de palma y otros cultivos. Esto podría provocar una tremenda pérdida de ganancias provenientes de exportaciones y empleos en los países en desarrollo productores de estos cultivos.

También es probable que los países del sur se vuelvan tecnológicamente más dependientes del norte, y que la diferencia entre países ricos y pobres aumente aún más. Asimismo, al ponerse tanto énfasis en las nuevas biotecnologías como solución hipotética para el futuro crecimiento agrícola, existe el peligro de que otras alternativas de agricultura sustentable más ecológicas y viables sean soslayadas o pasadas por alto. Si se consideran los beneficios y los costos ecológicos reales a largo plazo, muchos métodos tradicionales agrícolas basados en la biodiversidad podrían ser más productivos y eficientes de lo que se pensaba. Algunos bien podrían constituir la base de un agricultura sustentable, o por lo menos contribuir con ésta.

Los acontecimientos actuales en las nuevas tecnologías tendrán también serias repercusiones en los aspectos éticos y culturales. La ingeniería genética está provocando serios problemas éticos relacionados con la alteración, manipulación, patentación y propiedad de formas de vida. En el campo de la medicina estos hechos tendrán profundas repercusiones para los valores culturales. La infraestructura tecnológica y los imperativos económicos de la biotecnología están teniendo importantes impactos en las estructuras sociales y económicas y en las normas culturales, mientras que la opinión pública en general es excluida de una adecuada información y de decisiones sobre el rumbo, los límites e impactos que desea.

Propuestas normativas

Estas tendencias actuales de la ingeniería genética causan gran preocupación. Las siguientes propuestas son efectuadas, entonces, para alertar a las autoridades nacionales e internacionales competentes sobre la necesidad de medidas y reglamentaciones para monitorear y controlar las actividades de la ingeniería genética.

Los gobiernos y los organismos intergubernamentales pertinentes deberían considerar seria y urgentemente la necesidad y los mecanismos para una suspensión de la liberación comercial de organismos manipulados genéticamente en el medio ambiente, a efectos de crear el espacio necesario para un discurso apropiado sobre la evaluación del impacto ambiental.

Una suspensión así tendría que estar diseñada para brindar la oportunidad de examinar científicamente las consideraciones de seguridad y riesgo y las contribuciones científicas a los programas oficiales. Debería brindar asimismo tiempo para pruebas y estudios de los efectos de los organismos manipulados genéticamente en el corto, mediano y largo plazo. La suspensión tendría que estar pergeñada para conducir a una comprensión y evaluación más amplias de los impactos de la ingeniería genética, creando así las condiciones para introducir una solución y un programa racional de largo plazo hacia aspectos sociales, económicos, éticos y de riesgo.

Se deberá establecer una reglamentación internacional apropiada sobre bioseguridad legalmente obligatoria, como un Protocolo de la Convención sobre Diversidad Biológica, o una convención aparte sobre bioseguridad a efectos de asegurar una supervisión y reglamentación de las transferencias internacionales de proyectos de investigación de ingeniería genética, actividades y tecnologías comerciales, y desarrollo, transferencia y uso de organismos genéticamente manipulados. Un instrumento legal de esta envergadura debería establecer normas nacionales mínimas de seguridad para las categorías de actividad que involucran a la ingeniería genética, y brindar pautas para el desarrollo de conocimientos, programas de investigación básicos y otras infraestructuras pertinentes.

El principio precautorio ("Donde hay amenazas de perjuicio grave o irreversible, la falta de conocimiento científico cierto no deberá usarse como motivo para posponer medidas que prevengan la degradación ambiental") incorporado en la Declaración de Río de los Jefes de Estado de todo el mundo, debería aplicarse en los programas y actividades relacionados con la ingeniería genética. Se deberán poner recursos adecuados y amplios a disposición para evaluaciones científicas y objetivas de los efectos sanitarios, sociales, económicos y de seguridad de la ingeniería genética. Los organismos oficiales y la industria, así como la comunidad de investigación, deberían luchar con urgencia para adoptar una "cultura de la seguridad", en la cual se establezca como prioritarios los aspectos de seguridad y salud. Cada gobierno, y los gobiernos colectivamente a través de organismos multilaterales, deberían establecer una estructura general para evaluar el impacto, programas de seguridad, monitoreo, medidas reglamentarias y de cumplimiento, acompañados de una discusión pública e informada.

Los gobiernos deberán establecer con urgencia registros nacionales de proyectos de investigación y otras actividades en las que participe la ingeniería genética (incluidas las liberaciones al ambiente pasadas y actuales) y establecer sistemas de supervisión como parte de las medidas mínimas de seguridad.

Se deberá establecer un inventario mundial de OMGs liberados y poner esa información a disposición de los países. También se deberá crear un sistema de advertencia temprana para cualquier resultado adverso de OMGs.

Se deberá realizar una revisión de la actual inversión excesiva de recursos financieros, humanos y de infraestructura, en la investigación relacionada con la biotecnología. El actual énfasis excesivo en la ingeniería genética debería cambiarse por perspectivas más amplias, holísticas e integradoras, como soluciones que puedan contribuir con respuestas alternativas a los actuales problemas sociales.

Los gobiernos y organismos intergubernamentales (entre ellos las Naciones Unidas) deberán prestar especial atención a las repercusiones de las nuevas biotecnologías en el medio ambiente, la salud y los aspectos socioeconómicos de los países en desarrollo. Se deberán adoptar medidas para evitar los impactos negativos, en particular en las comunidades rurales. También se deberán adoptar medidas para proteger y promover la biodiversidad agrícola en países en desarrollo, y estudiar el potencial de las prácticas tradicionales para contribuir a la sustentabilidad de la agricultura.

Fuente: Red del Tercer Mundo


El siguiente documento fue elaborado por científicos naturales, entre ellos genetistas moleculares, microbiólogos, biólogos teóricos, biofísicos, ecologistas y científicos agrícolas, que participan en el estudio de las consecuencias e impactos de la ingeniería genética.

Algunos de estos científicos se reunieron en una Conferencia Internacional sobre la "Redefinición de las Ciencias Biológicas", organizada por la Red del Tercer Mundo en Penang, Malasia, del 7 al 10 de julio de 1994.

Una causa particular de preocupación de la opinión pública es el hecho de que las autoridades no asesoren, supervisen, reglamenten y controlen adecuadamente la tecnología de la ingeniería genética. Los científicos afirman que la preocupación del público por esta nueva tecnología se justifica cuando los adelantos de la industria biotecnológica son considerados en su conjunto. También señalan que muchas de las afirmaciones acerca de los beneficios de la ingeniería genética son exagerados y que muchos científicos cuestionan cada vez más la validez científica de las premisas básicas del paradigma de la ingeniería genética.

Este documento finaliza con un llamado a los gobiernos y a los organismos intergubernamentales competentes para que consideren seriamente una suspensión de la comercialización de organismos modificados genéticamente; y establece otra serie de propuestas para alertar a las autoridades nacionales e internacionales acerca de la necesidad de pautas y reglamentaciones para monitorear y controlar las actividades de la ingeniería genética.




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