No. 44 - Mayo 1995
SOCIEDAD TV Y JUGUETES DE EEUU
Vendiendo violencia y agresión cultural
por
Suganthi Singarayar
La reciente Cumbre Mundial sobre Televisión e Infancia analizó el impacto negativo ejercido en la población infantil por los programas de TV y los juguetes de origen estadounidense que se distribuyen actualmente en todo el mundo.
Muchos programas y juegos de TV occidentales son inadecuados para los niños malasios porque promueven la violencia y amenazan los valores tradicionales y la identidad nacional, sostiene un grupo de consumidores malasio.
Mary Assunta, investigadora de la Asociación de Consumidores de Penang (CAP por su sigla en inglés), afirma que programas de televisión muy aceptados por el público como Mighty Morphin Power Rangers y Teenage Mutant Ninja Turtles (las Tortugas Ninja) estimulan a los niños a jugar en forma violenta.
Nunca asustan demasiado
Niños delegados que participaron en la reciente "Cumbre Mundial sobre Televisión e Infancia", realizada en Melbourne, Australia, estuvieron de acuerdo en que hay mucha violencia en la televisión pero dijeron que sólo podían apagar la televisión o abandonar la habitación si se asustaban demasiado.
Sin embargo, psiquiatras y grupos ciudadanos de todo el mundo afirman que los programas de televisión violentos son psicológicamente perjudiciales para los niños y promueven una "cultura de la agresión". La Coalición Internacional contra los Espectáculos Violentos (CIEV), con miembros en más de diez países, sostiene que programas como las Tortugas Ninja glorifican la brutalidad mostrando a los héroes ganar reiteradamente a través de la coerción y presentando a la violencia como la mejor y única manera de lograr los objetivos. "Resulta trágico que pese a que existen pruebas contundentes que demuestran los efectos nocivos de la violencia fantástica en niños normales, nuestra cultura normal continúe produciendo y vendiendo esa violencia", dijo Joseph Strayhorn, psiquiatra de la Universidad de Pittsburg.
Muchos de los avisos exhibidos a los niños durante los programas "promueven un estilo de vida muy malo para la salud", afirma Assunta, refiriéndose a avisos comerciales como los de comidas rápidas y golosinas. También sugieren mensajes poderosos pero sutiles que "dicen a los niños que deben consumir cierto tipo de productos para ser más sanos, felices, divertirse y estar 'en onda", agrega.
El peligro de unos ojos azules
Assunta, una de las oradoras en la reunión de Melbourne, criticó otro producto occidental infantil -las muñecas Barbie- favoritas de millones de niñas en todo el mundo. La CAP pidió en febrero, que tales muñecas se prohíban en Malasia.
Assunta cita a un psicólogo malasio que dijo que jugar con esas muñecas anula la creatividad infantil, a diferencia de los juegos malasios tradicionales, que requieren habilidad, desarrollan destrezas psicomotrices y estimulan la imaginación. "Si los niños juegan con muñecos, deberían decidir qué hacer con los muñecos y dónde jugar con ellos. De eso se trata la creatividad, no decirle a los niños que lleven a los muñecos de compras, o a bucear", dijo Assunta.
Agregó que la muñeca Barbie es un juego de género, generalmente desarrollado dentro de la casa y solamente entre una o dos niñas. Los juegos tradicionales, por su parte, son más comunitarios, pueden participar grupos grandes tanto de niñas como de varones, y se puede jugar en cualquier parte sin necesidad de gastos.
Otro aspecto, además de los ojos celestes y el pelo rubio de las muñecas Barbie, que CAP encuentra distorsionante, es el poco realismo que sólo refuerza estereotipos de atractivo físico. La silueta de una Barbie, llevada a escala real, sería 99 cm. de busto, 46 cm. de cintura y 86 cm. de cadera, piernas muy largas y una posición de pies que sólo le permite usar tacos altos. "Un padre me dijo que su hija se quería teñir el pelo de rubio. Va en detrimento de la identidad malasia promocionar que es más bello ser rubio y de ojos celestes", afirmó Assunta.
Pero inclusive si Barbie tuviera pelo negro y ojos marrones, agregó, tampoco sería un juguete recomendable porque es "un producto muy norteamericano y no refleja al malasio medio".
Consumiendo guerras
Assunta es asimismo muy crítica de los juguetes para varones, como G.I. Joe, las Tortugas Ninja y los Transformers, cuya función primordial es entregarse a la batalla. El hecho de que sean comercializados sólo en serie "promueve que cuantos más juguetes coleccionen los niños, mejor. De manera que los niños empiezan a comparar sus juguetes con los de sus amigos e insisten a los padres para que les compren los siguientes de la serie, que no son para nada baratos", sostiene Assunta.
Uno de los niños que intervino en la Cumbre de Melbourne estuvo de acuerdo en que la presión es también muy fuerte en los niños de edad pre-escolar. Assunta dice que los programas televisivos occidentales han provocado el surgimiento de una cultura consumista en una sociedad malasia multiétnica. "Seamos malasios, chinos o indios, a todos nos gusta ir a McDonalds y probar numerosos productos (occidentales) del mercado". La cultura consumista, afirma, no sólo ejerce presión en el ingreso de las familias malasias sino que recae también en el medio ambiente debido al uso de envases descartables.
Por otra parte, las fuertes influencias occidentales amenazan la identidad de los malasios. "Malasia es un país joven y estamos en un proceso de industrialización. ¿Qué tipo de identidad queremos para nosotros? ¿Queremos ser otro Estados Unidos o queremos ser exclusivamente malasios?".
Agrega Assunta: "No podemos separar el consumo de esto último, porque lo que consumimos y cómo lo consumimos afecta también nuestra identidad. Si elegimos comer hamburguesas y frankfurters y utilizar productos de marca, entonces la identidad que estamos promoviendo y reflejando no es una identidad verdadera y exclusivamente malasia".
Fuente: SUNS/IPS
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