No. 44 - Mayo 1995
INDÍGENAS
A pesar de todo avanzamos
por
Rigoberta Menchú Tum
Gran promotora del Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas, Rigoberta Menchú analiza los objetivos del Proyecto de Declaración que será sometido a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y los problemas que afectan a las poblaciones indígenas en el mundo.
El Decenio Internacional proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas representa una oportunidad para encontrar soluciones viables a los problemas ancestrales de marginación, exclusión y racismo que seguimos viviendo los pueblos indígenas en la mayoría de los países del planeta.
A las puertas del tercer milenio podemos constatar con profunda tristeza que continúan las graves y sistemáticas violaciones a los derechos inalienables de los pueblos indígenas, incluyendo los de sus derechos humanos básicos.
En algunos países, las comunidades y pueblos indígenas están incluso en peligro de extinción, y en otros, viven el impacto doloroso de los conflictos armados como una expresión más de la persistente intolerancia.
Asimismo, hay pueblos indígenas que padecen hambruna, lo cual implica también un atentado violento a sus derechos, y en la mayoría de los casos están excluidos de los programas nacionales de desarrollo.
Ante esta condición vergonzosa se requiere que la comunidad internacional admita que esta situación representa un estado de emergencia que requiere acciones contundentes para garantizar que estos pueblos no sean exterminados antes de finalizar el presente siglo.
Prevenir la desaparición de nuestras culturas milenarias, por lo tanto de los pueblos indígenas, es una contribución a la paz y una contribución concreta a la propia vida de la humanidad.
Iniciativas que dan frutos
Es imprescindible reconocer que en algunos países los pueblos indígenas están florecientes de vida. Constituyen la mayoría de la población local y, a pesar de las condiciones de marginación, segregación, racismo y persistencia de conflictos bélicos, cuentan con notables avances en la afirmación de sus derechos económicos, políticos, sociales y culturales.
A través de los años han sembrado múltiples iniciativas que hoy dan frutos en valiosas experiencias hacia un futuro multiétnico, pluricultural y plurilingüe, que será la garantía de una convivencia pacífica de esas sociedades plurales.
Guatemala, mi país, vive más de 34 años de guerra con el consecuente derramamiento de sangre de los nuestros, el dolor de las madres, de las viudas, de los niños y de todo un pueblo; constituye una deuda moral irreparable en la historia de los pueblos del mundo y, a pesar de ello, es hoy testimonio de diálogo y negociación para arribar a una solución política, con la esperanza de que ese proceso se traduzca en la vigencia plena de la identidad y los derechos de los pueblos indígenas.
Para que los avances alcanzados en la vida de estos pueblos no retrocedan, es fundamental acompañar y fortalecer sus experiencias organizativas, sus instituciones como tales y, en general, propiciar las condiciones para que sean parte plena y activa en la edificación del futuro de sus pueblos.
A pesar de las enormes dificultades y del largo y doloroso camino que nos queda por recorrer para hacer efectivos nuestros derechos, un logro evidente de los últimos tiempos es la mayor difusión de la información a la opinión pública nacional e internacional sobre los derechos y valores de los pueblos indígenas.
Asimismo, en un número importante de países se han dado algunos avances constitucionales que reconocen la diversidad lingüística y cultural de sus pueblos.
Cada vez más se fomenta el respeto mutuo entre indígenas y no indígenas, haciendo uso de los conocimientos técnicos y científicos de los pueblos indígenas al servicio de la sociedad en su conjunto.
Estos hechos esperanzadores demuestran que la presencia de pueblos indígenas en un país no es necesariamente sinónimo de conflictos; más bien es fuente de una riqueza de identidad nacional y puntal de un desarrollo integral de la humanidad.
Conflictos que exigen respuestas urgentes
En Chiapas, México, asistimos a un nuevo conflicto armado en una zona habitada mayoritariamente por indígenas -en particular del pueblo maya- que nos plantea el desafío de erradicar las causas que dieron origen a ese conflicto.
En este sentido, se torna imprescindible retomar el camino del diálogo y la solución política, teniendo en cuenta la plena participación de los pueblos indígenas.
Asimismo, la zona fronteriza de Perú y Ecuador ha sido escenario de una guerra que afecta directamente a los pueblos indígenas. Es urgente dar término a esa guerra y reparar los daños causados a la población en general y en particular a los indígenas.
En todos los casos es necesario evaluar el impacto que los conflictos armados han dejado a los pueblos indígenas, por lo que se vuelve indispensable establecer un mecanismo de monitoreo preciso de las violaciones a sus derechos y encontrar soluciones pacíficas a tales conflictos.
Iniciativa Indígena Por la Paz
Con toda firmeza creo que el respeto a la diversidad es un pilar fundamental en la erradicación del racismo, de la xenofobia y de la intolerancia.
No hay excusa alguna para evadir la responsabilidad de encontrar el camino más conveniente para eliminar cualquier expresión de discriminación hacia los pueblos indígenas.
Del 13 al 17 del pasado mes de febrero, 55 personalidades indígenas provenientes de 25 países del mundo celebramos la II Asamblea de la Iniciativa Indígena Por la Paz (IIPP), en la sede de la UNESCO en París, Francia.
Allí se establecieron tres objetivos centrales para aprovechar la oportunidad histórica que representa el Decenio Internacional.
El primer objetivo es "promover el establecimiento de un nuevo orden en las relaciones entre los pueblos indígenas, los gobiernos y la sociedad en general, basadas en el respeto mutuo y el reconocimiento y promoción de los derechos de los pueblos indígenas, tanto en el plano nacional como internacional".
Para el cumplimiento de este objetivo consideramos conveniente establecer y homologar los instrumentos de verificación de los derechos indígenas y de violaciones a los mismos, de tal forma que el lenguaje sea universal.
Es preciso asegurar los derechos de los pueblos indígenas a través de la modificación y del efectivo cumplimiento de las constituciones nacionales, así como el respeto de los tratados, convenios y otros instrumentos internacionales en esta materia.
Pero además, es necesario elaborar propuestas sobre políticas sociales para impulsar modelos de convivencia plural basados en el desarrollo de los pueblos indígenas, a la vez que establecer relaciones de igualdad con las organizaciones no gubernamentales y agencias de cooperación internacionales para eliminar todas las expresiones colonialistas, autoritarias y paternalistas que todavía subsisten.
El segundo objetivo es "respaldar el progreso y desarrollo material y espiritual de los pueblos indígenas, rescatando y potenciando sus propios valores culturales y tradiciones, así como promoviendo la solidaridad y comunicación entre ellos y entre las diversas culturas, tanto a nivel nacional como internacional".
Para esto es necesario coadyuvar al fortalecimiento del desarrollo y consolidación de las organizaciones indígenas en todos los niveles, así como a la comunicación entre las personas, comunidades, organizaciones y pueblos del mundo, teniendo presente que buscamos romper el silencio y dar a conocer nuestros valores y conocimientos milenarios, a fin de contribuir a la construcción de una nueva ética que oriente esa relación entre los elementos indígenas y no indígenas en las sociedades plurales, y aportar a las soluciones de problemas mundiales.
El tercer objetivo es "contribuir a la prevención de conflictos que involucren a los pueblos indígenas, así como promover soluciones pacíficas a los mismos en cualquier parte del mundo".
Para ello es fundamental ejercer una vigilancia especial, integrando comisiones de verificación y mediación en los casos que se requieran y hacer custodia para prevenir que no se desate la violación de los derechos humanos en zonas potencialmente conflictivas.
Y, obviamente, resulta indispensable elaborar propuestas para el tratamiento adecuado de la problemática fronteriza entre diversos estados, que afecta a los pueblos indígenas asentados en dichas zonas.
Las personalidades indígenas que de manera voluntaria y a título personal nos hemos congregado en la Iniciativa Indígena Por la Paz, hacemos el compromiso de contribuir a la promoción del Decenio Internacional, así como a la hermandad entre todas las culturas de nuestro planeta.
Proyecto de Declaración
A solicitud de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas ha concluido la labor de doce años de investigación, deliberación cuidadosa y comprensiva, recomendando normas de promoción y protección de los derechos de los pueblos indígenas, en lo que conocemos como Proyecto de Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, que ha sido aprobado por la Subcomisión de Prevención contra la Discriminación y Protección a las Minorías y que ahora se presenta ante la mencionada Comisión para ser aprobado.
El derecho a la autodeterminación es la parte fundamental del Proyecto de Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas y constituye el pre-requisito para el respeto de todos los demás derechos.
Entre los esenciales derivados de la autodeterminación está el derecho al desarrollo.
Hoy en día, los pueblos indígenas del mundo se ven enfrentados a un sinnúmero de problemas provocados por la aplicación de modelos de desarrollo ajenos a su visión del mundo, a sus valores y procesos de autogestión.
La mayoría de los conflictos que se producen en los territorios donde habitan pueblos indígenas son, en realidad, luchas por el control de recursos naturales, como la madera, los minerales, el petróleo y la biodiversidad.
Autodeterminación y desarrollo sólo son dos de las normas internacionales que deben entrar en práctica para que los pueblos indígenas puedan arribar a condiciones de vida dignas.
El proyecto de Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas es el resultado de muchos años de trabajo, de consulta a gobiernos, agencias de Naciones Unidas, a organizaciones intergubernamentales; a comunidades, a pueblos, a organizaciones y personalidades indígenas, para quienes existe una estrecha relación entre derechos humanos, paz y desarrollo.
Para alcanzar la paz, el impulso del desarrollo debe armonizar el factor económico con la dimensión social, política, ambiental y cultural y el respeto efectivo al derecho a la autodeterminación, la justicia y la libertad.
No se puede hablar de desarrollo cuando el pueblo es analfabeto, desnutrido o incluso muere de hambre.
No puede haber paz cuando aún persiste y se incrementa el racismo.
De la Comisión de Derechos Humanos, esperamos su respaldo a dicho proyecto de Declaración como una de las primeras medidas en el Decenio Internacional.
Este proyecto es el producto de discusiones y debates entre pueblos indígenas, gobiernos y expertos, siguiendo la práctica de plena participación. Toda esta práctica nos ha demostrado que una amplia cooperación de todas las partes puede ayudar en la búsqueda de soluciones.
Espero que se tenga en cuenta la necesidad de continuar esta tradición, tanto en la Comisión como en los demás órganos gubernamentales en los que se analizará el Proyecto, y que tomen, en cada uno de ellos, los pasos procesales necesarios para hacer efectiva la plena participación de los pueblos, organizaciones y personalidades indígenas en la consolidación de este documento.
Asimismo, conviene reafirmar la importancia del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas como la única posibilidad actual para que los pueblos indígenas se manifiesten e intercambien sus ideas con otros pueblos y gobiernos.
Este Grupo de Trabajo podría reforzarse, por lo cual encuentro interesante la idea de algunas delegaciones que han sugerido que en él se incluya a representantes de pueblos indígenas. Hace algunos meses comenzaron las discusiones del Foro Permanente, que considero una importante iniciativa. Tengo entendido que muchos hermanos y hermanas se interesan en desarrollar un foro con igualdad de participación que los gobiernos.
Fuente: ALAI
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