No. 139/140 - Mayo/Junio 2003
Los orígenes del Tercer Mundo
por
T. Rajamoorthy
Late Victorian Holocausts: El Niño Famines and the Making of the Third World. Mike Davis. Londres y Nueva York, Verso, 2001 |
El tema del libro de Mike Davis Late Victorian Holocausts: El Niño Famines and the Making of the Third World (Los holocaustos del final de la era victoriana: Las hambrunas de El Niño y la formación del Tercer Mundo), es "la historia secreta del siglo XIX" o, más específicamente, del último cuarto del siglo, que junto con la primera década del siglo XX fue llamado "La era dorada del capitalismo liberal". Casi todas las historias de este período, escritas desde una perspectiva metropolitana, ignoran el hecho de que, para millones de personas del Tercer Mundo, éste fue un período de muerte, destrucción y sufrimiento indescriptibles. Unos 50 millones de personas del Sur perecieron como resultado de tres períodos de sequía y hambruna (1876-79, 1889-91 y 1896-1902) durante esa "era dorada".
En su libro, Mike Davis intenta llenar las páginas en blanco de la historia del siglo XIX. El resultado es un relato gráfico y angustioso de cómo comunidades rurales enteras de los trópicos y del norte de China fueron diezmadas por un fenómeno climático cuyos misterios sólo se develaron recientemente: la Oscilación del Sur o El Niño. Pero lo que distingue a este libro de las historias ambientalistas es que trasciende la ecología y busca otra explicación para la catástrofe.
Aunque el fenómeno de El Niño provocó la ausencia de monzones, escasez de agua y ruina de cosechas, por sí mismo no puede explicar todo el desastre producido. Algunos países del Tercer Mundo, por ejemplo China, poseían graneros estatales y locales para asistir a los damnificados en tales contingencias. Un eficiente manejo hidráulico también aseguraba una movilización eficiente para el alivio del hambre en esos sistemas, mientras en otros, como en India, se habían diseñado sistemas de irrigación para conservar agua por si faltaban las lluvias.
Por lo tanto, El Niño por sí mismo no explica los masivos desastres humanos causados. Fue la combinación de este fenómeno climático con la ideología del liberalismo económico -que gobernaba una economía mundial centrada en Londres, a la que se incorporó el Tercer Mundo- y el Nuevo Imperialismo lo que convirtió a la falta de las lluvias monzónicas en holocaustos.
Con el triunfo del liberalismo económico y la integración de economías agrarias locales al mercado mundial, cuestiones de vida o muerte para millones del Sur quedaron sujetas a los mercados de productos básicos, los especuladores y los gobiernos con un enfoque laissez faire hacia el alivio del hambre. Este proceso debilitó la tradicional seguridad alimentaria, y cuando fue acompañado por un grave deterioro del índice de comercio exterior, los resultados fueron catastróficos.
El Nuevo Imperialismo provocó el abandono de los tradicionales medios institucionales, sociales y técnicos de combatir las hambrunas, en particular en lo concerniente a inversiones en conservación del agua e irrigación. El alivio del hambre bajo la égida de un estado colonial atado al dogma del liberalismo económico era cualquier cosa menos humanitario. Los virreyes británicos permitían gigantescas exportaciones de granos a Inglaterra en medio de la hambruna generalizada en India.
En una palabra, millones murieron en y por el proceso de su integración al sistema económico moderno. Fue el mismo proceso que dio nacimiento al Tercer Mundo tal como lo conocemos hoy. Uno de los postulados clave del libro es que "el Tercer Mundo es fruto de la desigualdad de ingresos –la famosa ‘brecha de desarrollo’– formada de manera más decisiva en el último cuarto del siglo XIX, cuando las grandes masas campesinas no europeas fueron integradas inicialmente a la economía mundial".
Esta tesis no es nueva, pero es abordada desde la perspectiva muy particular de la "ecología política", es decir que "adopta el punto de vista de la historia ambiental y también de la economía política marxista". Aunque se refiere a una parte del siglo XIX, pocos libros tienen tanta vigencia como éste. No sólo explica el mundo en que vivimos, sino que también ilumina y enriquece nuestra comprensión de cuestiones críticas discutidas en la actualidad. Se trata de una lectura obligatoria para cualquier activista que desee participar del actual debate sobre la globalización, el liberalismo o neoliberalismo económico, el libre comercio, la seguridad alimentaria, la tecnología indígena, el desarrollo y el subdesarrollo, y el cambio climático.
Sobre todo, la obra representa un juicio al imperialismo y el colonialismo en tiempos en que se ha vuelto moda en algunos círculos justificar las nuevas aventuras imperiales de Occidente (como la invasión de Irak) alegando que los imperios del pasado fueron benignos y beneficiosos para sus súbditos.
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T. Rajamoorthy es miembro de la Asociación de Abogados de Malasia y uno de los editores de Third World Resurgence.
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