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   No. 46 - Julio 1995
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Forestación


No. 46 - Julio 1995

FORESTACIÓN

Más espejitos de colores

por Ricardo Carrere

La plantación de grandes masas de monocultivos de eucaliptos y pinos continúa realizándose a ritmo creciente en numerosos países del Tercer Mundo. Su objetivo central es el de abastecer a la industria del papel y en menor escala a la industria del aserrío. Desde esferas gubernamentales se nos dice que esto es muy bueno para el país y su gente. Sin embargo, la realidad está mostrando, cada vez con mayor claridad, que nuevamente se nos están vendiendo espejitos de colores.

A nivel oficial se habla de desarrollo forestal, de implantación de bosques, de reforestación. Esta terminología confunde a la opinión pública, que habiendo asumido que la deforestación es uno de los problemas ambientales que afectan a la Humanidad en la actualidad, está en principio predispuesta a aceptar como positiva la plantación de árboles, sin tener en cuenta que las especies utilizadas sean indígenas o exóticas y la escala del emprendimiento.

Una serie de engaños

El primer engaño radica entonces en la confusión entre un cultivo -el forestal- con un bosque. Este cultivo implica un conjunto de impactos sobre el agua, los suelos, la flora y la fauna, que nada tienen que ver con las funciones de un bosque nativo el cual, al formar parte del ambiente, interactúa con éste en forma equilibrada.

El segundo aspecto de la propaganda oficial es el que se refiere a las ventajas que este cultivo tiene para el país en materia de generación de empleos. Sin embargo, la experiencia señala que, en países donde este desarrollo ha tenido lugar a gran escala, se ha constituido en un factor de expulsión de población rural. En este sentido, un caso claro es el de Chile, donde las comunas forestales han expulsado mucha más gente que aquellas donde se dio otro tipo de producción. A ello se suman las malas condiciones de trabajo predominantes en la mayoría de las plantaciones: bajos salarios, trabajo temporal, deficientes condiciones de vida, elevado número de accidentes, etc. En el área industrial, la predominancia de la producción de celulosa frente a otras actividades madereras (aserrado, madera en chapas o laminada, muebles y productos de madera), hace que la generación de empleo sea muy escasa en relación con el capital invertido. Una planta moderna de celulosa apenas emplea algo más de 1000 trabajadores, con el agravante de que, debido al grado de especialización necesaria, muchos de ellos provienen de otras regiones, por lo que a nivel local los empleos generados resultan escasos y mal remunerados.

Finalmente, la propaganda oficial destaca el papel del sector como generador de divisas por exportaciones. Sin embargo, los cálculos simplistas que resultan de sumar el total de exportaciones madereras no toman en cuenta los costos pagados por la sociedad en su conjunto para lograr dicha exportación. Subsidios, maquinaria forestal, maquinaria industrial, flota de camiones, caminería, líneas férreas, puertos, transporte marítimo, etc., son todos elementos que deben ser tomados en consideración al analizar las supuestas ventajas del cultivo forestal en cada país.

Remando contra la corriente

En la mayor parte de las regiones del mundo han surgido voces que cuestionan con fundamento este tipo de desarrollo forestal, en general enfrentadas a poderosos intereses económicos y políticos, tanto nacionales como internacionales. Entre los opositores a este modelo de desarrollo forestal, las ONGs han jugado un papel fundamental.

Con escasos recursos y mucho esfuerzo, han logrado realizar investigaciones serias sobre la amplia gama de impactos, ambientales y socioecómicos de este tipo de desarrollo. Un conjunto de ONGs de la India, Malasia, Filipinas, Tailandia, Nueva Zelandia, Sudáfrica, Chile, Brasil, Uruguay, Colombia, España, Portugal, etc. han llevado a cabo trabajos teóricos y prácticos, que en algunos casos han logrado modificar en parte la visión predominante sobre el desarrollo forestal.

Sin embargo, aún resta mucho camino por recorrer -remando contra la corriente- puesto que los enormes intereses en juego no parecen estar dispuestos a ceder en su estrategia. El Banco Mundial, los bancos regionales de desarrollo (BID, BAfD, BAD), la gran industria papelera del Norte, las empresas fabricantes de maquinaria industrial y forestal, las consultoras internacionales, los terratenientes, industriales y comerciantes locales, los políticos vinculados a estos últimos, el propio gobierno nacional e incluso muchos gobiernos locales, están interesados en continuar impulsando esta política, que sirve a sus propios intereses. De ahí que el camino sea largo y difícil.

Hacer un alto en el camino

Además de los impactos ambientales y sociales negativos, los grandes plantíos de eucaliptos y pinos están dando lugar a una reforma agraria...pero al revés! En efecto, las grandes empresas forestales acumulan cientos de miles de hectáreas de suelos fértiles robadas o compradas (según los casos) a los pequeños campesinos locales. El campo se convierte así en un desierto, poblado por extensas masas de árboles sin gente.

Parece claro entonces que este tipo de desarrollo forestal no sirve a los intereses de las grandes mayorías de nuestros pueblos ni a los de la Nación en su conjunto y sólo es viable para un pequeño grupo de inversionistas gracias al conjunto de subsidios -abiertos y encubiertos- que recibe.

Se impone entonces una revisión de este modelo y para ello es necesario hacer un alto en el camino, que pasa fundamentalmente por: 1) la suspensión inmediata de todos los subsidios que los estados canalizan hacia el sector forestal; y 2) la suspensión de las plantaciones hasta que no se realice una evaluación de los impactos que genera este tipo de desarrollo sobre el ambiente y la sociedad.

Dicha evaluación deberá contar necesariamente con la participación de las comunidades locales, puesto que el tema forestal -como cualquier otro que implique una modificación sustancial de los ecosistemas- requiere que éstas asuman un rol protagónico. Esto implica poner a disposición de aquellas la información adecuada, que muestre los distintos aspectos positivos y negativos de tal actividad.

En este sentido, las ya abundantes publicaciones de las ONGs latinoamericanas resulta de invalorable ayuda, puesto que sirve de contrapeso a la literatura oficial, que oscila entre la propaganda abierta y la ocultación de la información. En este número de la Revista del Sur se presentan dos nuevas publicaciones, que se suman al esfuerzo del resto de la región contra un modelo forestal insustentable en lo ambiental y que sirve a intereses ajenos a los de nuestros países y nuestros pueblos.


Uruguay (Fray Bentos)

Posibles impactos

La promoción de la forestación llevada a cabo por el gobierno uruguayo ha llevado a que amplias áreas del país estén siendo plantadas con eucaliptos y pinos. Los posibles impactos de estos cultivos no han sido analizados en forma oficial y las denuncias de las ONGs han caído en oídos sordos.

En este contexto, despiertan gran interés los resultados de una evaluación de impacto ambiental elaborada por la consultora INYPSA para la empresa Transpapel SRL, que proyecta instalar una planta de pulpa y papel en la ciudad de Fray Bentos.

Impactos sobre el agua

El informe de INYPSA sostiene que "es abundante la investigación realizada a nivel internacional relativa a este tema, existiendo también estudios en América Latina, no sucediendo lo mismo en Uruguay. Esta investigación (...) concluye que la implantación de un bosque suficientemente extenso, en un lugar donde no existía previamente, modifica el ciclo hidrológico. (...) todas las especies arbóreas reducen la producción de agua en mayor proporción que el rastrojo y el pasto".

Impactos sobre el suelo

Según el informe referido, "los suelos bajo forestación sufren modificaciones físicas y químicas (como) cambios en la estructura, materia orgánica, equilibrio y cuantía de bases, fósforo y nitrógeno, siendo de difícil reversión". A ello se agrega "la degradación del recurso suelo durante el período en que se realiza la tala del bosque".

A continuación, dice que "los géneros más utilizados en cultivos forestales en Uruguay no permiten casi el desarrollo de sotobosque, por ser productores de sustancias alelopáticas y fuertes competidores por luz y humedad. Por esta razón, la vegetación existente (...) prácticamente desaparecerá, principalmente las especies componentes de pasturas".

Matriz de evaluación

En la matriz de evaluación presentada en el informe, el impacto sobre el agua no fue analizado, porque se lo cataloga como débil y en ésta sólo se toman en cuenta los impactos medios y fuertes. La magnitud de los impactos se califica como débil, medio o fuerte; el grado de importancia se mide por una escala creciente de 1 a 3; el tipo de impacto como positivo o negativo; la durabilidad del impacto como temporal o permanente y el grado de mitigabilidad de 1 a 3, donde 1 es no mitigable y 3 totalmente mitigable.


 

Magnitud

Importancia

Tipo

Duración

Mitigabilidad

Suelo

Fuerte 3

Negativo

Perm.

2

Flora

Fuerte 3

Negativo

Perm.

2

Fauna

Fuerte 2

Negativo

Perm.

2



Entre las propuestas que efectuó la consultoría para evitar los daños señalados, destacamos las siguientes:
-Monitoreo de los comportamientos hídricos de las microcuencas.
-Evitar plantar eucaliptos en zonas de concentración de escorrentía.
-Conservar relictos de vegetación típica, para evitar la pérdida genética de especies forrajeras valiosas.
-Evitar prácticas de manejo de bosques como la quema de residuos.
-Sistematizar la tala del monte para evitar fenómenos erosivos, compactación y daños a las raíces.

(Fuente: "INYPSA.- Informe ambiental resumen, Fábrica de papel - Transpapel S.R.L., Fray Bentos-Depto. de Río Negro, marzo 1995")
 





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