No. 47 - Agosto 1995

Difícilmente pasa un día sin que tengamos novedades sobre la expansión de las transmisiones de televisión vía satélite hacia nuevas regiones del Tercer Mundo o sobre el rápido desarrollo de los "multi-media" a través de las computadoras y de la "Super-Autopista de la Información".

La tecnología de las comunicaciones se expande a través del mundo y, en la medida que lo hace más rápidamente, penetra en casi todos los rincones del Sur. Esto ha generado nuevas preocupaciones en torno al viejo tema del control y el dominio de la industria de las comunicaciones mundiales por unas pocas corporaciones y figuras de negocios originarios del Norte.

Difícilmente pasa un día sin que tengamos novedades sobre la expansión de las transmisiones de televisión vía satélite hacia nuevas regiones del Tercer Mundo o sobre el rápido desarrollo de los "multi-media" a través de las computadoras y de la "Super-Autopista de la Información".

La tecnología de las comunicaciones se expande a través del mundo y, en la medida que lo hace más rápidamente, penetra en casi todos los rincones del Sur. Esto ha generado nuevas preocupaciones en torno al viejo tema del control y el dominio de la industria de las comunicaciones mundiales por unas pocas corporaciones y figuras de negocios originarios del Norte.

Estos problemas adquieren enorme importancia ante recientes tendencias tales como la digitalización y otros rápidos desarrollos tecnológicos, la creciente desreglamentación y privatización de las políticas de comunicación, la fusión de grandes firmas y la concentración del poder en la industria de las comunicaciones, junto con la creciente internacionalización de la cultura.

En los años 70, la preocupación por las desigualdades entre el Norte y el Sur llevó a los países del Tercer Mundo a proponer la idea de un Nuevo Orden Informativo Internacional (NOII). Planteada en el marco de la UNESCO, esta idea provocó una reacción virulenta del Norte, que culminó con la retirada de aquella organización de Estados Unidos, en 1984, seguido por el Reino Unido en 1985. El Norte se aseguró así que la idea abortara antes de nacer.

Pero los reales problemas planteados en los años 70 han adquirido hoy mayor relevancia aún. Por eso el tema de tapa de este número está dedicado al impacto de las comunicaciones sobre los pueblos del Sur.

Un artículo del editor asiático Chin Saik Yoon sobre las tendencias en curso en la industria nos brinda un amplio panorama sobre el estado actual del sistema internacional de comunicaciones. El autor concluye que el control monopólico de las comunicaciones por el Norte -acelerado por los últimos cambios tecnológicos- ha echado por la borda todos los requisitos necesarios para el funcionamiento de un apropiado sistema mundial de comunicaciones.

La dimensión de las disparidades existentes entre el Norte y el Sur en este campo son documentadas lúcidamente en el artículo del Doctor Cees Hamlink, extraído de su reciente estudio denominado "Tendencias en las Comunicaciones Mundiales. Sobre la pérdida y la auto-afirmación del poder". Hamlink señala que en los años 60 había una creencia generalizada de que la respuesta a la "sed de información" del Sur era la importación desde el Norte de las últimas tecnologías en materia de comunicaciones. A fines de los 70, en cambio, estaba claro que esto era una ilusión. Lejos de resolver el problema del subdesarrollo, creó una dependencia aún mayor del Norte y fue un obstáculo para la afirmación de la independencia y el desarrollo de las naciones del Sur.

"Los ciudadanos del Tercer Mundo son en muchos sentidos los lisiados de la "aldea mundial", enfrentan más dificultades que el resto para acceder a la información o para participar en los procesos decisorios", dice nuestro editor Roberto Bissio, quien señala no obstante que el uso del correo electrónico se puede convertir en un instrumento poderoso para las sociedades del Sur , como lo es para las personas discapacitadas en todas partes.

Con la finalidad de mostrar algunas de las innumerables posibilidades que han abierto las redes telemáticas a nuestras sociedades, recogimos las opiniones de científicos y académicos uruguayos que se encuentran trabajando en distintas partes del mundo. Los entrevistados son unánimes en destacar la enorme utilidad de esta tecnología y las posibilidades de acceso a la misma con relativamente pequeños recursos. Sin embargo, la situación de nuestros países, en particular de sus medios universitarios, es de estar tomando conciencia de la potencialidad de este recurso, mientras que las compañías nacionales de telecomunicaciones se adaptan con gran lentitud a la dinámica de los hechos.

Por último, un artículo de Adolfo Casari, extractado de la revista de Internet, muestra un panorama de la situación existente en América Latina y otras regiones con respecto al acceso a las comunicaciones electrónicas. Casari advierte que, si América Latina no apresura el paso para colocarse en la línea, "será para siempre un espectador distante de la Era de la Información".