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Tema de tapa


No. 47 - Agosto 1995

Se agrava desequilibrio informativo Norte-Sur

por Chin Saik Yoon (*)

Contrariamente a la visión que evoca la generalizada metáfora "aldea global", no existe un libre flujo de información, diversidad de opiniones, participación popular ni justo acceso a la información en la industria de las comunicaciones.

Las comunicaciones son vitales para el funcionamiento efectivo de todos los procesos sociales, internacionales y nacionales. La creación de naciones, la educación, el desarrollo rural, la solución de conflictos, la conservación cultural, la promoción comercial prosperan cuando se nutren de comunicaciones que las respaldan. También se marchitan y distorsionan cuando los sistemas de comunicación padecen alguna disfunción.

Las comunicaciones saludables se caracterizan por cuatro condiciones fácilmente identificadas: * Flujo de información y de opiniones libre y equilibrado.
* Libertad de participación.
* Justo acceso a todos los canales de comunicación.
* Preservación y presentación de una diversidad de perspectivas.

La conocida metáfora de la "aldea global" que se emplea hoy en todo el mundo sugiere que el estado de las comunicaciones del mundo nunca ha sido más intenso ni más abarcativo en la historia de la humanidad. ¿Hay algo de cierto en esto? ¿O se trata simplemente de un mito? ¿El moderno sistema de comunicaciones ha podido en realidad generar con éxito esta feliz aldea?

Tendencias

Según Cees Hamelink, cuatro tendencias han emergido de la transformación del sistema de comunicaciones durante las dos últimas décadas: digitalización, consolidación, liberalización y mundialización.

La digitalización se produjo a través de la adopción universal de un código binario como lenguaje común para procesar y trasmitir la información. El lenguaje digital ha facilitado la convergencia de tecnologías de comunicación claves: tecnologías de emisión, de telecomunicaciones, de computación, de administración y audiovisuales de consumo . Esta innovación nos ha ofrecido una mayor velocidad, flexibilidad, confiabilidad, y, a veces, costos más bajos.

La capacidad técnica de converger las tecnologías de comunicación claves también ha hecho posible la consolidación de su propiedad. El sector de las comunicaciones se ha vuelto uno de los más activos durante la "Etapa de la Consolidación". A comienzos de los noventa las "megafusiones" entre editoriales y periódicos, estudios de televisión y cinematográficos, redes de telecomunicaciones y cable crearon algunas de las compañías más grandes e influyentes del mundo.

A su vez, la liberalización hizo posibles las megafusiones, gracias a la tendencia mundial paralela hacia la privatización y liberalización dentro de muchos países. La principal estrategia adoptada en la revisión de las estructuras nacionales de comunicación e información fue despojar el control del estado y pasarlo al mercado.

La mundialización, por último, fue el resultado acumulativo de las tres primeras tendencias. Un puñado de empresas gigantes surgidas de megafusiones pasaron a dominar la industria de las comunicaciones en todo el mundo. Todas las personas miran las mismas noticias en la televisión, los adolescentes aspiran a los mismos modelos de roles y los niños se encaprichan con las mismas estrellas. La mundialización nos dio iconos de medios de comunicación universales y los consiguientes estilos de vida que son instantáneamente reconocibles en cualquier lado.

Según algunas previsiones, se estima que ocho grandes empresas acabarán por ser las propietarias de la mayoría de los medios de comunicación internacional en el mundo.

Impactos

La digitalización ha hecho al mundo más vulnerable que antes. Buena parte de las computadoras personales operan con programas cuyo origen es una única fuente -Microsoft Corporation- que pertenece mayoritariamente a una persona. La inquietud desencadenada por esta situación hizo que la US Federal Trade Commission lanzara una investigación a comienzos de 1991 "... para examinar las afirmaciones de que Microsoft Corporation estaba monopolizando o intentando monopolizar el mercado de los sistemas operativos, los ambientes operativos, los programas de computadoras y los accesorios de computadoras personales". Al mismo tiempo los programadores independientes comenzaron a vociferar quejas de larga data acerca de las tácticas usadas para consolidar y preservar la posición dominante de Microsoft en el mercado.

Consolidación, liberalización y mundialización han creado un puñado de megaconglomerados de los medios de comunicación que ejercen un grado asombroso de influencia en la forma en que nos percibimos a nosotros mismos en el mundo.

Casi todas las noticias extranjeras para los periódicos del mundo pasan por el filtro de apenas tres servicios de noticias: Associated Press, Reuters y Agence France Presse. En televisión sólo dos grandes agencias brindan información extranjera a las salas de noticias del mundo. Son Reuters Television (ex Visnews) y World Television Network (WTN). Reuters suministra noticias de televisión a más de 400 emisoras de 85 países, con una audiencia de casi quinientos millones de hogares. WTN brinda secuencias de noticias a 200 emisoras de 85 países y alcanza a un público estimado de tres mil millones de personas.

En 1993, se llegó a especular con que Reuters estaba planificando adquirir WTN; si esto hubiera ocurrido el mundo estaría limitado a mirar noticias televisadas extranjeras de una única fuente. Como consecuencia, la televisión -uno de los más influyentes medios de comunicación- estaría restringida a presentar una única visión y análisis de los asuntos del mundo actual en todo el planeta. Comparativamente, CNN y el Servicio Mundial de la BBC están en segundo lugar en producción y distribución de noticias para la televisión internacional.

Coberturas sesgadas

Pese a esto, la CNN mantuvo al mundo pendiente con su cobertura de la Guerra del Golfo. Presidentes y primeros ministros que habían comprometido a sus ejércitos y armamento en el conflicto veían la guerra casi en simultáneo en CNN al igual que cientos de millones de otros espectadores. Si bien la CNN no era la única fuente de noticias sobre la guerra, fue la fuente dominante que moldeó la perspectiva de la mayoría de las personas sobre el conflicto.

¿En qué medida el servicio satelital cumplió con sus responsabilidades? Un estudio efectuado en el Reino Unido sobre la cobertura televisiva de la Guerra del Golfo informó que los televidentes consideraban que la CNN era el canal satelital que con más probabilidad brindaba información sesgada. Continuaba concluyendo que: "Este hecho no es sorprendente, puesto que el estilo de Estados Unidos de editar las noticias está bien consolidado y forma parte integral del enfoque propio de la CNN". El estudio señalaba que la guerra -el acontecimiento en sí- inundó las noticias, en desmedro de la discusión de la perspectiva histórica. Como resultado la mayoría de los espectadores tuvieron "poca captación de la situación y de las relaciones políticas más amplias que daban sentido a los acontecimientos que traían las noticias". Además de la desconexión, los investigadores encontraron que los documentales carecían de referencias de la opinión pública sobre la guerra.

Asimismo la preocupación de la televisión con la guerra desplazó a otras noticias. El estudio observaba que "el desarrollo de los acontecimientos en los Estados Bálticos, que tenía repercusiones a largo plazo para la estructura de las cuestiones europeas e inclusive mundiales, no recibió el destaque que tal vez merecía" durante este período. Muchas organizaciones de medios de comunicación demostraron ser vulnerables a la manipulación por parte de intereses creados durante la guerra. La empresa de relaciones públicas Hill y Knowlton tuvo éxito en manipular muchas estaciones de televisión para emitir documentales de video producidos con fines propagandísticos en una campaña de 10 millones de dólares conducida por el gobierno de Bush.

En otros campos de la industria, los megaconglomerados tuvieron la intención de combinar la producción de programas (desde seriales de televisión hasta bibliotecas digitalizadas), la fabricación y operación de sistemas de distribución (desde los satélites hasta los botones digitales), y la construcción de equipos para la recepción y el procesamiento de la información (desde aparatos de TV hasta teléfonos). SONY es un buen ejemplo: ya había alcanzado el éxito en el sector de equipos cuando adquirió Columbia Pictures y CBS Records. Las adquisiciones le dieron a la compañía libre acceso al contenido de la programación.

El impacto de las megafusiones ya se está sintiendo en términos de calidad y diversidad de la información comunicada y la marginación de muchas culturas nativas en los medios de comunicación a través de la comercialización masiva de una perspectiva dominante. Esto es evidente en el grupo de empresas News Corporation. Rupert Murdoch, su fundador y principal accionista, luego de edificar un formidable imperio de medios de comunicación que abarca importantes revistas, periódicos y redes de televisión australianos, norteamericanos y británicos (entre ellos el canal satelital Sky) adquirió recientemente la TV satelital Star de Asia. Las huellas de Star TV van a eclipsar a más de la mitad de la población mundial desde Japón hasta el Oriente Medio.

Murdoch es bien conocido por su estilo gerencial práctico de remodelar las nuevas adquisiciones a su fórmula editorial y comercial preferida. Una biografía de Murdoch según William Shawcross cita una idea que el magnate de los medios repite tan a menudo que parece formar el sustento de su vida y ser el centro de su filosofía: "Mientras el mundo se moderniza, también se norteamericaniza".

La programación de sus propiedades actualiza su filosofía con generosas dosis de producciones hollywoodenses. Uno de los gerentes favoritos de Murdoch es Kelvin MacKenzie, editor de Sun, tabloide británico de importante circulación. Shawcross recuerda un incidente en el cual un joven escritor recién contratado dijo a MacKenzie que planificaba una serie de artículos para ayudar al Tercer Mundo. Se dice que MacKenzie reaccionó con una amenaza a la idea: "Sácate esa m... de la cabeza. A nadie le importa un c... el Tercer Mundo".

Svendsen, investigador de medios de la Universidad Estatal de Pensilvania, descubrió que lo que los medios de comunicación exhiben incide indudablemente en la cultura y las percepciones, especialmente cuando las comunicaciones son reforzadas por la educación y otros esfuerzos con fines de cambio. Señala que: "La dominación de los medios de comunicación occidentales es tal vez el arma más efectiva que tienen los gobiernos occidentales cuando tratan de persuadir a los países no capitalistas a que se sumen al comercialismo, al consumismo y a la democracia capitalista de estilo occidental. Las tres "C" son vendidas a través de la programación y de los anuncios comerciales. Estos países también son alcanzados por los gobiernos occidentales, el Banco Mundial, el GATT y otras organizaciones que están utilizando programas de ayuda para obligar al cambio. La combinación de presiones políticas y económicas es efectiva."

Conclusión

Las comunicaciones internacionales se encuentran en una situación desigual. Este deplorable estado de cosas continúa empeorando y merece urgente atención y un cambio con medidas de recuperación. Svendsen concluye que: La corriente de la legislación internacional vigente en materia de comunicaciones garantiza el derecho de los individuos a la expresión. Sin embargo, la realidad de las comunicaciones modernas es que ese acceso a las comunicaciones masivas es restringido por obstáculos económicos y políticos. Ni las personas, ni los estados soberanos son iguales en el mundo de las comunicaciones. Si se ha de desarrollar un concepto general de derecho a la comunicación, debe incluir la forma de eliminar o sortear los impedimentos estructurales a las comunicaciones.

Según los cuatro criterios principales, el siguiente es el estado actual de las comunicaciones:

No existe una afluencia de información y opinión pública libre y equilibrada en los programas de las organizaciones de medios de comunicación internacionales dominantes. Los programas de noticias y espectáculos son producidos en el Norte con una perspectiva del Norte y de acuerdo con un programa del Norte. Por otra parte, la información privada sobre detalles personales de individuos contenidas en bases de datos son libremente vendidos en el mercado de la información.

No existe libertad de participación. La propiedad de las organizaciones de medios de comunicación internacionales pertenece casi enteramente al Norte, y en particular a Estados Unidos de América. La programación de estas organizaciones es decidida por un grupo extremadamente pequeño de gerentes, productores y editores que fundamentan su producción en consideraciones de carácter comercial, dirigidas a maximizar las ganancias. Informan solamente a los dueños de los medios que no tienen mandato válido del pueblo para dirigir el sistema de comunicaciones del mundo. Las noticias y la información difundida dentro de este sistema totalmente comercializado son altamente propensas a la censura para salvaguardar intereses comerciales creados. Por otra parte, la producción de computadoras y software es controlada por un grupo de grandes compañías. En el caso de los programas para computadoras personales, el mundo está enfrentado a un caso casi monopólico donde una gran compañía es titular de la propiedad intelectual de todos los programas y sistemas operativos de uso más frecuente.

No se está brindando a pueblos y gobiernos un acceso justo a los canales de comunicación internacional. Los guardianes de los medios de comunicación, con frecuencia ubicados a grandes distancias de las personas, adoptan decisiones arbitrarias sobre la programación que son frecuentemente distorsionantes para los entornos culturales y las condiciones sociopolíticas. Las comunidades de los países en desarrollo sufren los peores efectos de los medios de comunicación internacional; su ya frágil legado cultural está siendo silenciosa, pero efectivamente debilitado por importaciones culturales. El cambio de valores resultante ha comenzado a infligir fracturas permanentes en estas culturas de frágil equilibrio. Las sociedades se desintegran rápidamente en ausencia de los lazos culturales que las unen, perdiendo sus últimas oportunidades de desarrollarse como grupo.

Todos los medios de comunicación internacionales tienden a aplicar fórmulas comerciales y estrategias similares en sus operaciones. Esto ha tenido como consecuencia variaciones en los propios enfoques de la producción norteamericana y en el contenido de lo que se ofrece a las personas en todo el mundo. Esta programación genérica ha reducido seriamente la diversidad de culturas y perspectivas del mundo.

Medidas

Con el objeto de poner freno a la degradación del sistema de comunicaciones internacional, es posible adoptar algunas medidas.

En primer lugar, las comunicaciones deben ser reconocidas como un proceso social vital que pertenece a todos los pueblos y estados. No se trata de un producto de consumo para el comercio ni de un artículo de servicios a ser vendido al mejor postor. La comercialización de los sistemas de comunicaciones conducirá a la privatización de los procesos democráticos.

En segundo lugar, la tendencia hacia la desreglamentación debería ser detenida para engendrar una propiedad más amplia de los medios de comunicación, los sistemas de comunicaciones y los medios de procesamiento de la información. Se deberían adoptar reglamentaciones internacionales para bloquear las situaciones monopólicas u oligopólicas emergentes dentro de los sectores de la comunicación y la información y dentro de toda nación o región. Estas reglamentaciones deberían apuntar a conservar la rica diversidad cultural de todos los pueblos del mundo. Tales disposiciones deben dirigirse asimismo a preservar la privacidad de los individuos y a reglamentar la recopilación y difusión de datos personales contenidos en bancos de datos.

En tercer término, los organismos multilaterales que determinan las emisiones directas por satélite deberían requerir a las emisoras internacionales que tienen acceso directo a los hogares de las personas, que otorguen justo acceso a los miembros de la audiencia. Las emisoras internacionales deberían reservar por lo menos la tercera parte del tiempo que están en el aire para distribuirlo equitativamente en programas de interés público a ser producidos con la dirección de una Comisión Internacional para las Comunicaciones Populares a formarse con ese propósito.

En cuarto lugar, se debería llevar a cabo una investigación evaluativa en cada país por parte de equipos de investigadores nacionales para determinar la medida de la degradación sufrida por el sistema de comunicaciones de cada país como resultado de la programación de compañías de medios de comunicación internacionales. Los resultados de la investigación deberían ser cotejados por la Comisión Internacional para una revisión por parte de reguladores y dirigentes políticos.

(*) Chin Saik Yoon es el editor de Southbound, una editorial especializada en temas de desarrollo. Participa activamente en una cantidad de iniciativas de comunicaciones de base en el mundo en desarrollo. También ha conducido investigaciones de usuarios sobre la introducción de nuevas tecnologías de información en países del Tercer Mundo.






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