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No. 48 - Setiembre 1995

BRASIL

Nueva ley de patentes continúa sin definición

por Carlos Tautz (*), desde Rio de Janeiro

La sanción de una nueva ley de patentes en Brasil, que atendiera las persistentes presiones del gobierno de Estados Unidos y de las trasnacionales farmacéuticas, ha enfrentado una resistencia creciente, al punto de equilibrar la correlación de fuerzas existente en el Congreso y estar generando divergencias en el seno del gobierno.

Es indefinido el rumbo que seguirá de aquí en más -estamos en agosto- el proyecto de nueva Ley de Propiedad Intelectual, conocida como Ley de Patentes, que se encuentra a discusión en el Senado brasileño.

A pesar de temer represalias comerciales de Estados Unidos, el presidente Fernando Henrique Cardoso debe enviar a la Comisión de Asuntos Económicos (CAE) de la Cámara Alta un conjunto de propuestas que alteran justamente los aspectos más polémicos del proyecto en discusión.

En los hechos, esta posición del gobierno brasileño haría que la sanción de la nueva ley sufra nuevos atrasos -el proyecto original fue enviado a la Cámara de Diputados en 1991, durante la gestión del ex-presidente Fernando Collor de Mello.

Una trayectoria sinuosa

Otro factor dificulta un análisis más preciso de la situación, según el economista David Hathaway. "No se conoce la posición del relator del proyecto en la CAE, el senador Fernando Bezerra, que será decisiva en la definición del perfil del proyecto. Bezerra es candidato a la Presidencia de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) y, para ser electo, necesita los votos tanto de grandes como de pequeños empresarios, que muchas veces tienen posiciones nacionalistas".

En la Constituyente de 1988, los representantes de la CNI votaron con la izquierda en varias oportunidades porque tenían intereses conflictivos con el capital internacional. Para Hathaway, asesor del Forum Brasileño de ONGs para el Medio Ambiente y el Desarrollo Sustentable y uno de los mayores especialistas en el tema de patentes en Brasil, las entidades contrarias al proyecto tienen cierto poder de negociación en aquellos temas que movilizan a sectores de la sociedad.

Por otra parte, el proyecto de nueva ley estaría generando divergencias en el equipo del gobierno de Cardoso quien, al igual que Collor, se comprometió en la defensa del proyecto que favorece principalmente a la industria farmacéutica estadounidense, en detrimento de la soberanía brasileña.

En 1992, actuando como Canciller durante la presidencia de Itamar Franco, Cardoso se comprometió ante el gobierno de Estados Unidos a utilizar todo su prestigio con el fin de que Brasil adoptase una legislación favorable a los laboratorios farmacéuticos trasnacionales. Este sector es, a su vez, el que ha ejercido mayores presiones sobre el Congreso brasileño para aprobar esa ley.

Los laboratorios farmacéuticos, encabezados por las firmas estadounidenses, crearon hace pocos años la sección brasileña de Interfarma, un poderoso grupo de presión internacional dirigido en Brasil por Francisco Teixeira. Con facilidad de palabra, atento con la prensa, Teixeira organiza viajes internacionales para los legisladores brasileños y les suministra informaciones en apoyo de la posición que afirma la necesidad de una nueva Ley de Patentes en el país.

Obstáculos parlamentarios

Existe también, aunque parece remota, la posibilidad de que el Congreso no considere el proyecto hasta fines de 1996. En la segunda mitad de este año, el Parlamento debe abocarse a discutir las propuestas de reformas fiscal, tributaria y previsional, en las que ni los aliados más fuertes de Cardoso consiguen entenderse, lo cual debe atrasar la discusión de todos los demás asuntos.

En la misma línea de razonamiento, se considera que 1996 será un año difícil para que el Parlamento consiga quórum en un gran número de sesiones. Es que deberán realizarse elecciones municipales y, según cálculos preliminares, por lo menos 60% de los actuales 563 diputados y senadores dejarán sus bancas legislativas para poder postularse al cargo de Prefecto. Y sus eventuales suplentes no cuentan con legitimidad política para votar una ley tan importante.

Desde el comienzo de su gestión, el 1º de enero de este año, Fernando Henrique Cardoso hizo todo lo posible para apresurar la consideración del proyecto. Varios funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores se incorporaron a los grupos de presión en favor del proyecto con el argumento de es necesario insertar al Brasil en la economía globalizada.

La intención de Cardoso era llevar la noticia de la aprobación de la nueva ley en su visita, en febrero, al presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Sin embargo, ese objetivo no fue alcanzado y, en los meses siguientes, comenzaron a manifestarse divergencias en el equipo de Cardoso.

Vacilaciones en el gobierno

Un indicador externo de los conflictos gubernamentales en torno a la nueva ley fue el anuncio, a comienzos de julio último, de que el Ejecutivo patrocinaría propuestas modificadoras del proyecto aprobado en la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) del Senado, que cambió algunos items del proyecto original. La consideración de esas propuestas atrasaría el proyecto y, según fuentes del gobierno, prácticamente llevaría la cuestión a las discusiones iniciales.

Mientras tanto, Cardoso ha exigido públicamente a los líderes del gobierno en el Congreso la aprobación inmediata del proyecto, porque Estados Unidos ha amenazado con represalias comerciales si la nueva Ley de Patentes no estuviera en vigor a partir del próximo mes de octubre.

En su edición del 7 de julio, la "Gazeta Mercantil" de San Pablo, un diario especializado en temas económicos, las principales propuestas del gobierno serían:

- Plazo de Transición. El proyecto de la CCJ, fase anterior de la actual CAE, preveía la entrada en vigor de la exigencia de patentes inmediatamente después de la sanción de la ley (con excepciones para algunos casos, como las de los productos químicos, farmacéuticos y biotecnológicos). El gobierno propone un año en todos los casos.

- Procedimiento. El proyecto de la CCJ proponía otorgar derechos de comercialización exclusiva a partir de enero pasado, fecha de entrada en vigor del acuerdo de la Ronda Uruguay del GATT sobre los TRIPs. Cardoso desea patentes específicas en este caso.

- Microorganismos Transgénicos. La idea de la CCJ era postergar la definición de qué serían microorganismos transgénicos para una ley posterior, abriendo brechas muy amplias para el registro de patentes de varios tipos de microorganismos. El gobierno quiere definir ahora qué son los microorganismos.

Las posturas nacionalistas

David Hathaway cree que estas nuevas propuestas del gobierno pueden ser fruto de la presión ejercida por los sectores progresistas y del hecho de que finalmente los senadores comienzan a tener un conocimiento mayor del problema.

Para Hathaway, que se queja de la falta de una mejor coordinación entre los sectores progresistas contrarios a la nueva ley, casi todos los senadores contactados por el grupo de presión nacionalista se mostraron sensibles al argumento de que, si es aprobada, la ley significará una dependencia extrema con respecto a los centros de decisión internacionales.

Dante Alario, presidente de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Nacionales (que representan menos de 20% del mercado de medicamentos en el país) calcula que en su sector perderían el empleo unos 40.000 trabajadores. Según Alario, este sería el efecto inmediato del virtual monopolio de las trasnacionales, que importarían de sus matrices la totalidad de los productos farmacéuticos vendidos en Brasil.

La otra consecuencia inmediata sería la pérdida total de los escasos progresos científicos alcanzados por el país hasta hoy. A pesar de contar con menos de 1% del Producto Interno Bruto (PIB) aplicado en ciencia y tecnología, Brasil ha obtenido avances sorprendentes en las áreas de prospección de petróleo, telecomunicaciones, desarrollo de fibras ópticas, biotecnología, etc.

Además, David Hathaway opina que la investigación de la riquísima y poco conocida biodiversidad brasileña será dominada completamente por los grupos extranjeros, los únicos que conseguirían disponer de los enormes aportes de capital necesarios para la investigación básica, el desarrollo de productos y su distribución masiva.

Amplio espectro opositor

No obstante, Hathaway se muestra confiado inclusive en la posibilidad de coordinar a sectores conservadores en la lucha contra la nueva ley. Entre estos sectores están los grandes hacendados, que cuentan con la mayor bancada del Congreso, los llamados diputados ruralistas.

Representantes del capitalismo agrícola, los ruralistas pueden ser atraídos hacia la oposición al proyecto porque saldrían perdiendo mucho en caso de que las semillas sean patentadas. Por el proyecto de nueva ley de patentes, si un productor compra semillas para plantar, las mismas no podrán ser utilizadas en las zafras siguientes. Y si los agricultores decidieran hacerlo, serían obligados a pagar una especie de "royalty" a las compañías internacionales fabricantes de semillas.

Otro caso de sector dispuesto a oponerse a la Ley de Patentes es la Iglesia Católica, que mantiene gran influencia sobre buena parte del Congreso. Recientemente, el ultra-conservador Don Lucas Moreira Neves, presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), se pronunció contra el registro de patentes de microorganismos porque esto significaría inclusive, en una perspectiva radical, la posibilidad de patentar seres humanos.

Asimismo, una importante movilización de masas dio más ánimo a los que luchan contra las patentes. En julio último, cerca de tres mil trabajadores rurales sin tierra, que realizaban un congreso en Brasilia (capital federal), manifestaron frente a la sede del gobierno y también de la embajada de Estados Unidos, exigiendo el retiro del proyecto del Congreso. Incluso sin poseer tierra para trabajar, los campesinos saben que una nueva ley de patentes, en los términos de la que está siendo discutida hoy por el Parlamento, vuelve inviable a la pequeña propiedad agrícola.

De cierta manera, estos movimientos están equilibrando la aparente tendencia a la aprobación del proyecto, ya que el gobierno cuenta con el apoyo formal de 65% del Congreso. En este marco, la pluralidad de intereses en juego y las incertidumbres en el propio equipo del presidente Cardoso, convierten hoy en una gran incógnita la suerte del proyecto de nueva Ley de Patentes en Brasil.

(*) Periodista brasileño, colaboración exclusiva para la Revista del Sur.






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